La ceremonia del Té de A

Una forma diferente y mas placentera de tomar el té

La ceremonia del Té.  Es una de mis favoritas, debo decir que uno la oriental y otras en función del nivel de en el que nos encontremos. Debo confesar, que el té no es una de mis bebidas favoritas.  El Cha No-yu debe proporcionar armonía a la pareja, respeto ante su señor, un sumo cuidado por los detalles hasta alcanzar la perfección,  y la paz con lo que os rodea, atrás deben quedar los problemas del resto del mundo, ese tiempo es solo para los dos.

La finalidad, es inculcarle, disciplina, respeto, perseverancia, paciencia.

Empezaremos porque vamos a necesitar.

Te en polvo,  yo por lo general uso te verde en polvo.

Varios cuencos de cerámica, uno con tapadera  y profundo para el agua desechada. Otro más pequeño de la circunferencia de dos manos en forma de cuenco, donde se servirá el té.

Un cazo. Con un taco de madera que nos servirá para depositar el cazo con el agua caliente.

Un hornillo de camping.

Una cuchara de bambú, y una espumillera de bambú, se puede comprar en supermercados orientales, junto con un  junto con un cacillo, de madera, en esos supermercados los encontrareis de bambú. Con forma de taza con una larga maneta.

Una esterilla de paja.

Unas cuerdas de algodón,  tiras de seda roja con un cascabel, 6,  y una regla de madera o fusta.

Con todos los elementos, se le muestra a la sumisa como deben ir colocados.  Una vez instruida.  Se colocan a un lado. Menos el  hornillo al que a fuego lento se le deja un cazo con medio litro de agua hasta que alcance el punto de ebullición.

Se pone la música adecuada, antes colocaba un cd de gagaku, que para los q no lo sepan y ojo yo lo sé por q quien me lo regalo años ha tuvo el detalle de contármelo, es la música de la corte oriental nipona, ahora y uso música ambiental japonesa que podréis comprar en cualquier tienda o centro de yoga.

Hasta aquí. Lo que vais a necesitar en plan programa de cocina. Paso a relatar cómo he vivido y practicado dicha ceremonia.

La primera vez siempre es especial, después de aleccionarla, puedes observar como su cabeza trata de recordar, cada una de las cosas que le has explica cado y mostrado, como en miradas casi imperceptibles y fugaces recorren los elementos que hay a un lado, y va a aprender a colocar.

Como su cuerpo se agita cuando tus manos lo recorren, quitándole lentamente cada una de las piezas de ropa que la cubren.   Podría hacerlo ella, podría desnudarse como tantas veces para ti, pero quieres que su mente luche. Que luche por recordar y que luche por sentir tu tacto despojándola de la ropa.

Desnuda sin nada que la cubra, con las manos y brazos hacia atrás, el pecho erguido, las piernas separadas, deslizas la punta de la regla de madera por su piel del cuello a la entrepierna, provocando a cada paso un suave y delicioso temblor,  notas esa lucha, ese escalofrió y sonríes tranquilizándola. El agua está casi lista el ruido del agua agitada es un rubor sobre la melodiosa música. Puedes notar como ella se está dando cuenta que esta apunto de hervir, notas su mirada suplicante que quiere avisarte. Y  acaricias con la mano desnuda su piel, notas la fragancia de su piel, el calor de su rostro.  Con paso tranquilo te alejas, aun le que queda unos minutos al agua. Y unos minutos a tu hermosa obediente y dócil perra. Sacas un chaleco corto que le arrojas y le ordenas que se pongan, sin brusquedad, en un tono, neutro, sin movimientos rápidos. Y la observas como al ponérselo quedan al descubierto sus ya erectos pezones.  Bajas el fuego, hasta solo dejar una fina línea azul de ese fuego azulado que hasta hace poco devoraba el cazo con el agua ya hirviendo. Como las burbujas parecen dejar de luchar para salir de él,  y como la respiración de ella se apacigua al ritmo que descienden las burbujas, Tiempo, ese es tu secreto, el tiempo ya no le pertenece, como todo de ella, es tuyo, saboréalo, deja que su respiración se amanse.  Que su imaginación divague y que su memoria le falle.

Deja que sus miedos, el miedo a equivocarse fluya en ella.  Con voz suave le ordenas que ponga la esterilla como le has mostrado antes,  y obsérvala, como se agacha, como por un momento duda cuando la desenrolla, como se esmera en que quede recta, mientras su cuerpo desnudo  te es regalado.

Con la esterilla bien puesta, es el momento de prepararla a ella de verdad. Hasta ahora pequeña, solo ha sido  un juego.  Un juego de tiempos, pero un juego. Con ella aun de pie en esa posición que tan familiar le resulta, te aproximas con las tiras de seda con el ligero tintineo de los cascabeles,  las cuerdas en el bolsillo y la regla en el cinturón, esa misma regla que hace poco recorría su piel  hasta su sexo. Levanto una de sus manos y ato con fuerza alrededor de su muñeca la primera cinta, dejando el cascabel hacia abajo, repito la misma operación con la otra mano. La ordeno que se tumbe boca arriba en el suelo, y le pido que levante una pierna, ato una nueva cinta a su tobillo, luego en el otro. Aun no ha terminado de comprender, el propósito de los cascabeles,, quizás sea como en esa novela de la esclava de gorg que hace poco le di a leer, ya lo  harás mi pequeña, muy pronto lo comprenderás todo, mi obediente perra.   Con un susurro le ordeno que levante de nuevo las dos piernas, y saco las cuerdas que ato con cuidado a un tobillo, luego al otro, dejando sus piernas bien unidas  por la suave, Cuerda.la ordeno ponerse de rodillas,  con sus nalgas sobre las rodillas, sobre la esterilla y ato en el nudo de la cuerda una nueva cinta con cascabel,  tomándola de sus brazos desnudos hago que los alce,  así de rodilla y yo tras de ella, el agua ya dejo de preocuparle. La música para ella en ese momento dejo de sonar, y acaricio con mis manos su vientre desnudo, quiero notar una vez más como se estremece al contacto de mis manos que se deslizan por él con fuerza y firmeza, pero sin apretarla, solo dejando que la sienta,  un momento mágico, saco una nueva cuerda la más larga que ato a su cintura bien anudada en la espalda, fijo la última cinta con un cascabel, sobre su ombligo. Solo queda una cuerda. Solo una mas y mi dulce perra estará lista.

Deslizo un cabo de esa cuerda, por la que tiene atada en la cintura y lo ato bien a ella, y sigo bajando la cuerda hasta el nudo que une sus tobillos,  doblo la cuerda sobre él y de nueva su cintura, así una y otra vez cada vez tensándola algo mas,  ya esta lista MI perra, lista para aprender.

Arrodillada  con los pies clavados en sus nalgas, coloco el cazo de agua caliente sobre el taco de madera. Para que no se queme. Y le indico el propósito de los cascabeles. Los de las muñecas algo más grandes y pesados,  esos dos podrán sonar con moderación. Cada vez que suene uno de los otras cuatro deberá dejar lo que esté haciendo y estirar las manos que golpeare con la regla por cada tintineo. Cada vez que se equivoque la reprenderé con firmeza.

El cuenco donde servirá el té a la derecha, en su interior la cuchara de bambú y la espumillera, (semejante a una broncha de afeitar)  a la izquierda el cuenco, para el agua desechada. Frente a ella la cazuela con agua y el cazo. Su memoria no lo traiciona y complacido observo como con las dos manos coge el cuenco del te  provocando un libero tintineo del cascabel del tobillo. Mientras dejo que piense que solo ella lo  escuchado complacido, por sus movimientos dejo que prosiga.

Desplego la servilleta. Como le enseñe hacer unos minutos antes, y limpia con esmero y mimo la  cuchara, deja la servilleta a un lado y la cuchara y la espumillera a la derecha.

Al ir por el cazo de nuevo suena el cascabel más agudo de su tobillo, esta vez, sabe que lo escuche y a mi orden manos  tensa  la espalda y me muestra sus manos desnudas con las palmas hacia arriba. Recibe cuatro golpes secos en la palma de la mano, advirtiéndola de que la próxima vez que oculte un ruido, le doblare los golpes por cinco. Con el rojo de la regla aun en sus palmas,  continua,  de nuevo un nuevo tintino de los tobillos, esta vez no hace falta orden, sin decir nada extiende las manos prestas al castigo. Tan solo un golpe en ellas. Con sumo cuidado recoge el cazo llenándolo de agua caliente y lo vierte en el cuenco. Deja el cazo con cuidado, ya comprendió el propósito de los cascabeles, su sentido, con las dos manos bajo el cuenco, empieza a balancearlo con suavidad en el sentido de las agujas del reloj hasta tres veces antes de verter su contenido, en el cuenco del agua desechada. Tras  eso, con una gasa que permeancia en su interior limpia bien su interior y lo bordes. Deja la gasa en el cuenco de agua desechada a su izquierda junto al cuenco, se encuentra el té en polvo, con la cuchara de bambú, coloca el te dos cucharadas como le gusta a su amo, en el fondo del cuenco. Y repite la operación que llenar el cuenco con el cazo, eta vez solo suena una vez el cascabel y con l un nuevo castigo.  Llena el cuenco de agua apenas  cubre el fondo y deja el agua sobrante en el otro cuenco. Con cuidado, de no producir nuevos sonidos que interrumpan ese momento. Recoge la espumillera y con cuidado la gira en el interior del cuenco, hasta mezclar bien el té con el agua y crear una suave espuma. Deposita la espumillera a la derecha y  da cuatro vuelvas al cuenco, antes de dárselo a su Amo y señor. (Que este bebe sin dejar nada, y ojo odio el te pero, lo bebes en señal de respeto al trabajo realizado por tu perra).

Tras dárselo, de nuevo. Ella vuelve a realizar los movimientos para limpiarlo.

El propósito de esta escena, es enseñarle  disciplina, respeto, autocontrol.

Cada maestrillo tiene su librillo, y hasta aquí cuento, ahora podéis los dos hacer las variantes que queráis.