La cena está servida
No quise ser el postre
-¿Cuál es tu comida favorita? - Pregunto para romper el incómodo silencio, mientras me arrepiento de haber dicho "comida" en lugar de "plato". Se inclina sobre mí inspirando profundamente y noto violentas palpitaciones en mi cuello. Quiero correr, YA.
-¿Tú que crees?- contesta mientras sonríe pícaramente y me lanza una mirada desafiante. Un instante después dirige la mirada a su abultada entrepierna. Yo también. Mis mejillas experimentan la combustión espontánea. Se acerca un poco más y lame mi cara lentamente de abajo arriba. WHAT?!
-Estás ardiendo - Me mira y vuelve a la carga con mi cuello, evidenciando mi acelerado pulso. Me susurra algo que no entiendo al oído, respiro descontroladamente, no puedo pensar, todo me da vueltas. No sé qué ha dicho, pero la forma en que lo dice me excita. No pienso preguntar. Siento que voy a perder la consciencia de un momento a otro.
Introduce su mano entre mis muslos y es más de lo que puedo soportar en este momento. Me inclino sobre él, que me observa entre sorprendido y divertido, lo empujo y con el peso de mi cuerpo hago que su espalda toque el suelo. Me las arreglo para sujetar sus muñecas al mástil de la tienda de campaña con una de las cuerdas que hace pocas horas sujetaba mi bici a la baca del coche. Después de todo no ha sido mala idea venir a este camping. Me siento a horcajadas sobre mi presa. La cena está servida.