La cena esta caliente

Una cena muy especial y alguien que la pasó muy intensamente de mi mano.

La cena está caliente

Hoy, caminando por la calle Corrientes, me vino a la memoria un momento muy intenso vivido hace poco con una amiga. Pasé por delante de la puerta del bar y una sonrisa se me dibujó en la cara.

Lo que les voy a contar es absolutamente real, sucedió, y fue una de las mejores cosas que he vivido en el último tiempo. Espero que la disfruten al leerla tanto como yo al recordarla, pero no tanto como cuando la viví (I'm so sorry, you have to try it to know how it feels).

Nos encontramos en el mismo bar de siempre. Un bar cualquiera, no importa el nombre... podria estar ubicado en Villa Crespo, Almagro u Once, da lo mismo. Era tarde, y decidimos cenar. Charlamos un rato mientras venía la cena. Yo acababa de pasar por el local de "juguetitos" y había comprado el chiche que hacía tiempo tenía ganas. Se trata de un pequeño vibrador plateado con un cable en un extremo. Al final de ese extremo esta el portapilas y el regulador de velocidad. Lo había probado en mi mano y no había podido reprimir la sonrisa al sentir lo fuerte que vibraba. El vibrador en uno de los extremos del cable era pequeño, del tamaño de la parte de plastico que guarda los juguetes en los huevos Kinder, de no mas de 2cms de diametro y no mas de 4 de largo.

La velada comenzó como cualquier otra, pero algo en mí hizo click y sin preguntarle nada abrí mi maletin y saqué el juguetito fuera dejándolo sobre la mesa. Los ojos de ella se sorprendieron en un primer momento, pero luego brillaron con picardía. No hubo muchas palabras, pero las miradas lo dijeron todo. Ella lo tomó entre sus dedos y comenzó a mirarlo.

-¿Queres probarlo? - le pregunté

Hubo un silencio del otro lado, pero la sonrisa aun permanecía. Entonces ya no dudé y dí la orden. Le indiqué que debería ir al baño a colocárselo y debería volver sin encenderlo. Ella se levantó y obedientemente volvió con el vibrador colocado. Para quienes no lo imaginen, voy a ser mas explícito... el vibrador se coloca dentro de la vagina femenina. El cable salía por el borde superior de su pollera (supongo que tambien el de su bombacha) y se veía muy poco de él, ya que ella había guardado el control remoto en su bolsillo.

Cuando llegó a la mesa y se sentó me miró a los ojos y me dijo "ya está". Le pedí el control remoto, que ella depositó sobre el medio de la mesa del restaurant. Ahí, a la vista de todos los comensales alrededor nuestro, lo encendí. El rostro de ella se transformó de inmediato. Sus ojos abiertos de par en par, su boca entreabierta, sus manos tomandose de la mesa y un suave gemido que se escapó de su boca.

Jugamos un rato mas mientras yo encendia, apagaba y variaba velocidades desde el control. El rostro de ella era una delicia y yo no apartaba la vista de el espectáculo. Al rato, estando el control apagado, vino el mozo hasta la mesa a atendernos. Yo tapé el control con la servilleta del restaurant, y le pedí que por favor ordenara ella la comida. Cuando ella no se lo esperaba, y mientras ella hablaba con el mozo, encendí de repente el control. El rostro de ella se puso rojo de verguenza mientras hablaba lo mejor que podía con su respiración agitada y observaba al mozo como anotaba nuestros pedidos.

La dulce tortura se repitió muchas veces durante la cena, mientras comía, mientras bebía agua, mientras me hablaba, y yo disfrutaba mas y mas cada reacción de ella. Por momentos pensé que iba a levantar el mantel de la mesa, ya que sus manos se habían aferrado de él con desesperación en algunas ocasiones.

Terminamos tranquilamente de comer (al menos yo tranquilamente... je je je) y nos dispusimos a caminar por la calle Corrientes. Era una noche espléndida, cálida y sin mucha gente en la calle. Caminamos mientras yo la tomaba de la mano con el control entre mis dedos. Varias veces lo encendí. Algunas tuve que apagarlo por miedo a que ella se me derrumbara. Las piernas le temblaban, las manos le transpiraban y a veces se tropezaba. Había poca gente en la calle, pero la que acertaba a pasar al lado nuestro no dejaban de mirarnos.

Finalmente, le tuve piedad. Me detuve en un lugar tranquilo y le pedí que me tomara del cuello mientras yo sostenía su cintura. Allí, sin mas, subí el control al máximo y lo dejé un rato largo. Pude sentir su cuerpo temblando en mis brazos, su aliento caliente en mi cuello, sus gemidos en mi oido, su deseo de llegar... y de repente sentí como las rodillas la habían abandonado. Sostuve su cuerpo con fuerza contra el mío mientras ella tuvo un orgasmo dulcisimo. Se lo había ganado y la sostuve un buen rato hasta que ella pudo reaccionar entre jadeos y besarme.

Es un momento que nunca voy a olvidar, que quedó en mi memoria por siempre, y que espero que Uds. tambien disfruten.