La cena de Navidad
La cena de Navidad dio lugar a una follada morbosa con mi compañera de trabajo
La cena de Navidad
Llegó el día de la cena de navidad de nuestro bufete. Como somos pocos, siempre solemos hacerlo acompañados de nuestras parejas e incluso de los hijos e hijas de cada uno.
Ya estábamos sentados cada uno en su sitio. Yo a mitad de la mesa y Alicia, mi compañera en la parte de enfrente de la mesa pero a un extremo. Nuestras miradas se cruzaban más de lo que era conveniente. En sus ojos veía deseo, como también ella lo vería en los míos.
Hacía poco más de una semana que Alicia y yo no habíamos follado y la verdad es que lo necesitaba tanto o más que el comer. No dejaba de intentar transmitirle con la mirada que la necesitaba y que teníamos que buscar el momento para dar riendas sueltas a nuestra lujuria.
Estaba excitado, el morbo subido y más teniendo en cuenta que estábamos con nuestras familias.
Finalizado el postre y mientras nos traían los cafés e infusiones, Alicia se levanta y poniéndose su chaquetón salió a fumar fuera del restaurante que estaba a orillas del mar. Hacía una noche no fría, pero si muy húmeda. Nuestras miradas se cruzaron y no lo dudé un instante, alegando un ligero dolor de cabeza dije que quería salir a dar un pequeño paseo para despejarme un poco.
Salgo y me encuentro a Alicia fumando, la agarro de la mano y tiro de ella que se quejaba diciendo que estaba loco y que nos iban a descubrir. Calla, le dije y seguí tirando de ella hasta una caseta de la Cruz Roja que estaba a unos 20 metros. La llevo hasta la parte de la caseta que daba a la playa para ocultarnos de la vista de cualquiera que saliera del restaurante.
Seguía quejándose diciendo que era una locura. La callé apoderándome de su boca y besándola. Cuando despegué mis labios de los suyos, ya no protestaba, al contrario, llevó su mano a mi entrepierna y me acarició mi polla por encima del pantalón. Como no había mucho tiempo, le dí la vuelta y la empujé contra la pared de la caseta, apoyando sus manos en ella y dándome su espalda.
Le dije que me la iba a follar, subí su chaquetón por encima de su cintura y también alcé su vestido, para tener acceso a su coño. Joder, lo tenía completamente empapado. Le bajé sus bragas por debajo de sus rodillas y sin más preámbulos bajando mis pantalones y cogiendo mi polla la penetré con desesperación obteniendo toda su colaboración pues a su gemido de placer, al notarme dentro, se unió como siempre sus frases de insulto. Si hijo de puta, si, fóllame, me dijo, me tienes toda la noche caliente, fóllame, como si te fuera la vida en ello, pero hazlo rápido que nos van a descubrir. Oíamos a lo lejos que alguien hablaba. Joder, José, es Toni, reconociendo ella la voz de su marido. Le dije calla y folla pedazo de puta, que no has hecho más que calentarme toda la noche. Diosss que morbo, follando a Alicia y su marido a escasos metros.
Nosotros nos centramos en follar lo más rápido que pudimos. Yo no paraba de follarla rápido y fuerte desde atrás, notando su culo contra mi vientre y deslizando una mano hasta su clítoris que estaba duro como un garbanzo. Cabrón, mas deprisa, joder necesito correrme. Le dí dos nalgadas fuertes mientras no paraba de insultarme y pedirme más. Pedazo de guarra, le dije, nos vamos a correr aquí casi delante de todos, pero te vas a acordar de este polvo toda tu puta vida. Siiii, joder José, como me pones, cabrón, sigue, sigue, como me gusta, me voy a correr, pedazo de hijo de puta, córrete conmigo por favor, venga, venga, que me corroooo, dijo sin dejar de echar su culo hacía atrás. Noté como me empapaba la polla y seguí dándole fuerte y ahora tirándola del pelo, hasta que logré correrme llenándole el coño de semen. Ufff que gusto me daba follarme a Alicia. Era de lo mejor que me había pasado últimamente y los polvos con ella eran siempre polvos salvajes y guarros, de los que ambos disfrutábamos enormemente. Este polvo no había durado más de diez minutos, pero había sido apoteósico.
Sacando, de su bolso que aún lo tenía colgado y cruzado de su pecho, pañuelos de papel, se limpió como pudo. Yo me asomé a ver quien estaba en la puerta del restaurante y viendo a Pedro (otro compañero) que estaba fumando, salí desde atrás de la caseta, como si viniera de la orilla de la playa y cuando llegué a la puerta, le dije, Pedro, hace frío, ¿entras?. Si me dijo y entramos juntos. Al entrar, Toni me preguntó si había visto a Alicia y le dije que si, que yo me había ido a la orilla a despejarme un poco y que ella, cuando salí, estaba en la puerta fumando, pero que al regresar solo estaba Pedro.
Pasaron unos minutos y entró Alicia que puso como excusa que había ido a dar un par de vueltas a la manzana mientras fumaba un par de cigarros, porque en la puerta hacía mucho aire.
La noche siguió con nuestras miradas furtivas de vez en cuando y con sonrisas de complicidad. Luego nos fuimos a tomar una copas a un disco-pub y allí mientras bailábamos y y excitado de nuevo, le propuse irnos a los aseos e echar otro polvo y ya no se atrevió. Eso sí, nos citamos para el día siguiente, sábado, para volver a follar dada las ganas que aún teníamos, pero eso será ya otra historia.
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