La cena de las vecinas. (1 de 15)

A una finca llegan unos nuevos vecinos, aunque nada presagia que la vida de todos cambiara radicalmente. Contiene Amor Filial, Control Mental, Interracial, Bisexuales, Dominación, Orgias.

A una finca llegan unos nuevos vecinos, aunque nada presagia que la vida de todos cambiara radicalmente. Contiene Amor Filial, Control Mental, Interracial, Bisexuales, Dominación, Orgias.

1.- La cena de las vecinas.

Después de mucho hablar y planear, las cuatro vecinas andaban por fin de cena. Un montón de veces maría, la más joven de grupo les había emplazado a salir un día solas, sin maridos ni hijos, y después de muchos aplazamientos y escusas habían podido cuadrar sus quehaceres para salir una noche.

Todas vivían en una pequeña finca de seis viviendas en el centro de la ciudad. Era antigua, pero bien conservada. Sus antiguos y gruesos muros guardaban todas las últimas comodidades de la vida moderna. El barrio donde estaba ubicada, era de lo mejor de la ciudad, y las familias que allí residían tenían un alto nivel de ingresos.

María a sus 29 años, ya había recorrido mucho camino, carrera terminada, máster en estados unidos pagado pos sus padres y boda de alto postín con un rico heredero, al que adoraba, guapo, amable, atento, cualquier adjetivo que se le pasara por la cabeza le hacían su hombre ideal, con el cual ya habría tenido un hijo, pero él quería esperar, decía que había tiempo para todo. Su vida no había cambiado gran cosa con la boda, el disponer de una interna que se ocupaba de casi todas las tareas incomodas era una ventaja, y después de casarse no tardo en volver a sus rutinas habituales de compras, cenas y amigos.

le había costado pero al final convenció a sus padres para que les dejaran el piso familiar donde se había criado, además allí tenia a las amigas de su madre, a las que conocía muy bien, Elena y Vanesa, y sus hijas, que eran amigas suyas.

Un vestido blanco, escotado y ceñido, fue su elección para la reunión, después eso si de un sinfín de descartes, como decía su marido, era más difícil vestir la que llegar a la luna.

Elena acabo por decidirse por una falda y camisa conjuntada, nada especial, una cena y una copa tampoco necesitaba de nada pomposo, a sus 47 años se veía muy bien, claro que su vida no había sido ningún suplicio, y ahora con sus hijos ya casi criados, disfrutaba de mucha tranquilidad. Tener a Mario y Carla en la universidad hacia que el día lo dedicara casi exclusivamente a su gran afición, la pintura, pero tampoco rehuía las interminables tertulias con amigas. Andaba retocándose en el baño cuando sonó el timbre de la puerta.

Vanesa esperaba ante la puerta de Elena revisando su vestuario, un vestido de tirantes floreado, informal como le habían dicho. No tenía la cabeza para muchas fiestas, en su placida vida había aparecido un lunar incomodo, su hija se había encaprichado de un indeseable, y lo que en principio dejo pasar pensando que el tiempo pondría las cosas en sus sitio, se había convertido en un problema. Ya había entrado en casa un par de veces desplegando sus malos modos, claro que de él poco más se podía esperar. Lo que no entendía es como lisa había podido llegar a ese extremo. Había citado a Gero, el amigo de su hija para el día siguiente para finiquitar la relación por las buenas o por las malas.

Vanesa - hola Elena, ¿ya estás? - dijo al ver abrirse la puerta

Elena - sí, cojo el bolso y voy, que guapa - dijo sonriendo

Vanesa - calla, calla

No tardaron en salir hacia el piso de maría, bajando por las escaleras.

María oyó el timbre y abrió la puerta

María - hola guapas, ¿no viene con vosotras teresa?

Vanesa - no

María - ahora la llamo

Y rápidamente llamo con el móvil

María - ¿bajas? que ya estamos

María - venga, te esperamos en la puerta, no tardes.

María salió de su casa, y las tres comenzaron su habitual letanía de elogios que sistemáticamente desmentía, así llegaron al patio. Luis sentado en su pequeña recepción las saludo con educación, allí estaban aquellas zorras malcriadas y ricachas No siempre las había visto así, de hecho hasta que su mujer le dejo le eran indiferentes, pero la abstinencia le hacía tener frecuentes desahogos solitarios, que en la mayoría de los casos tenían a las mujeres que tenía enfrente como parte de la fantasía que los alentaba.

A sus 55 años, Luis había perdido bastante desde que su mujer le dejara por otro, desapareciendo sin más contacto que alguna carta y fotos a su hija, con la que hablaba muy de cuando en cuando por teléfono Su aspecto en otro tiempo impecable, había dejado paso a una dejadez que era visible tanto en su higiene personal y en su vestuario. Al menos había mantenido dentro de lo normal su trabajo tanto en la recepción como en el mantenimiento del edificio.

Allí estaba embobado observando los culos de Elena y Vanesa, o las tetas de maría que estaba de frente a él, cuando Elena se acercó.

Elena - se me olvidaba Luis, la parte de abajo del fregadero gotea, ¿mañana puedes subir a mirarme lo?

Luis - claro señora - dijo Luis, pensando que el si le iba a dejar la parte de abajo goteando, mientras su pene crecía dentro del pantalón Presionándolo con disimulo estaba, cuando apareció teresa, la vecina del tercero, la última adquisición de la finca.

Teresa - hola chicas

Teresa tenía 35 años, y hacía dos años que se había instalado con su marido en la finca. Su marido era arquitecto y ella tenía una empresa de publicidad, motivo por el cual solía ir  a la última, a ninguna de las féminas que la esperaban les sorprendió el vestido corto dejando un hombro al aire y ciñéndose a las curvas de su hermoso cuerpo.

María - ala que guapa

Teresa - que va, venga vayámonos, y dejad de decir tonterías.

Todas rieron y fueron saliendo por la puerta del garaje despidiéndose de Luis, que en cuanto salieron, se levantó y con su tremenda erección se dirigió al servicio. Aquel día tenia material reciente para una buena corrida. Estaba casi en la puerta cuando sonó el teléfono

Luis - ¿Si?, Si claro, ahora subo. - dijo, maldiciendo sus suerte, el trabajo era lo primero, ya tendría tiempo después de aliviarse adecuadamente, el nuevo inquilino le requería. Al subir por la escalera se cruzó con Gero, el novio de lisa bajando del tercer piso, y se extrañó porque a ella la había visto salir a media tarde, además de que vivía en el segundo, pero no quiso enfrentarse a aquel niñato, tenía cosas que hacer, “que lo aguante quien corresponda” pensó.

Al salir de casa, como era pronto, se dirigieron a una terraza, donde tomaron unas copas hasta la hora de cenar, hablando y riendo con frivolidades. Allí estuvieron cerca de hora y media antes de ir al restaurante, tampoco tenían ninguna prisa, ya que su nuevo vecino, les había dado entradas para su espectáculo de magia que comenzaba a las once de la noche.

María – le habéis visto

Teresa – yo lo vi ayer

María - ¿negro?

Teresa – como la noche

Vanesa – pues dicen que es un mago excelente

Elena – ayer estuve mirando las entradas y están agotadas desde hace días, habrá que agradecerle el detalle de regalarnos las nuestras.

María – sí, ha sido un detalle

Teresa – me dijo Luis que lo había alquilado para 6 meses, no le gustaban los hoteles, y prefería disponer de una casa propia en las estancias largas.

Vanesa - ¿tiene familia?

Teresa – dos hijos, pero yo no los he visto. De todas formas me dijo que eran muy correctos y serios, y se comprometieron a no organizar ningún evento público en el apartamento, así que no creo que den problemas.

María – esperemos

Después del cotilleo no tardaron en dirigirse al restaurante donde habían reservado, donde degustaron una cena deliciosa  que les llevo a la hora de dirigirse al espectáculo casi sin darse cuenta. El local donde actuaban era una sala de fiestas que conocían sobradamente, ya que era un punto de encuentro habitual de la alta sociedad, y fueron miradas con ojos de envidia cuando las sentaron a pie de escenario.

María – es una ventaja ser vecinas del jefe – y todas rieron la ocurrencia.

No tardaron mucho en apagarse las luces del local y de la nada apareció Ketu, el mago, y en perfecto castellano comenzó a hablar, con un tono de voz que centró la atención de todo el público, y dio pie los primeros trucos.

La gente estaba entregada con el espectáculo, del hábil juego de mano y cartas, pasaron a todo el repertorio de llamativos números que en su gran mayoría contaban con las típicas peticiones de voluntarios que se prestaban a participar sin ningún reparo. En el escenario otras dos personas ayudaban en el trasiego del equipo del escenario, presentados por Ketu como sus hijos.

María miro su reloj, casi sin darse cuenta llevaban casi dos horas de función, y pensó que era realmente bueno.

Ketu – y para terminar, voy a escoger a cuatro voluntarias para el número final – buscando con sus profundos ojos entre el público se posó en ellas – señoras, ¿me hacen el favor? - y ninguna tardo en levantarse para acceder al escenario. Las hizo ponerse en fila, a una pequeña distancia la una de la otra y cada vez que situaba a una en su lugar, posaba la mano sobre su cabeza y la instaba a quedarse quieta.

Un espectador habría visto como cada una de las mujeres que estaban en el escenario desaparecía de la vista con un chasquido de los dedos de Ketu, y volvían a aparecer diferentes posiciones del escenario. Las muestras de admiración iban creciendo con cada combinación de desapariciones y apariciones.

Un tremendo estruendo las acompañaba ahora, el público de pie aplaudía a rabiar mientras Ketu les daba las gracias y ellas sin más se iban hacia su mesa. El número había estado genial y ellas mismas aplaudían a rabiar.

Acaloradas salieron de la función, como todo el mundo, hablando animadamente sobre el gran espectáculo que acababan de presenciar, y más aun de su participación en el número final, del que solo comentaban eso, que había sido genial.

En el camerino Ketu y sus hijos se despojaban de la vestimenta con aire tranquilo, todo había salido bien y el público, como siempre les había correspondido

Ketu – Creo que aquí nos ira bien, venga, que nos hemos merecido una buena cena.

Y salieron en dirección al apartamento, a donde llegaron casi una hora más tarde que sus vecinas, entraron sin hacer ruido ni hablar, no querían ser irrespetuosos ni molestar.


Personajes:

(1º A) María (Ama de casa 29) Y German (Empresario 33)

(1º B) Francisco (Bróker 32) (novia Dunia 26, medico)

(2º A)  Vanesa (Ama de Casa 43) y Juan (Empresario 51)     Hija: Lisa (estudiante 19) (novio Gero 19  estudiante)  (Leo 19, Haziz 18, Ahmed 20 amigos)

(2º B) Elena (Ama de Casa 47) y Fabio (Empresario 52)  Hija: Carla (estudiante 21)  Mario (estudiante 23)  (novia Cris 18, estudiante)

(3º A) Teresa (Empresaria 34) y Fernando (Empresario 39)   (Familia Teresa Madre: Concha 55, hermana Carmen 30)

(3º B)  Ketu Ngo (Mago 52)  Hijo: Mbe 30 Hijo: Yembe 33 (ayudantes espectáculo)

(Portería) Luis (Portero 48) Hija: Isabel  (estudiante 20)

Capítulos:

1.- Jueves Noche. La cena de las vecinas

2.- Viernes Mañana. Vanesa ejerciendo de madre (2ºA)

3.-Viernes Mañana.María de negocios (1ºB)

4.-Viernes Mañana.Las reparaciones de Elena (2ºB)

5.-Viernes Tarde.Isabel estrena trabajo (3ºB)

6.-Viernes Tarde.Invitación Inesperada (3ºB)

7.-Viernes Noche.Cena de agradecimiento de Teresa (3º A)

8.-Viernes Noche. Velada familiar en la portería (Portería)

9.-Viernes Noche. Los chicos se divierten (2º B)

10.- Sábado Mañana. Limpieza general (1º A)

11.-Sábado Mañana. Invirtiendo en el porvenir (1º B)

12.-Sábado Mañana. Comida de agradecimiento de Elena (2º A)

13.-Sábado Noche. Cena de agradecimiento de Vanesa (2º A)

14.-Sábado Noche. Teresa y su familia (3º A)

15.- Domingo mañana. Fin y Principio.