La cena de empresa
Una cena de empresa puede parecer aburrida, aunque con ciertas complicidades, no tanto...
Todos sabemos lo pesadas que son las cenas de Navidad de las empresas. Confraternizar con gente que no tragas y sonreír a jefes que te putean todo el año. Aunque tienen sus pequeñas compensaciones: En mi empresa te pagan la cena y ves a gente que si te apetece ver.
Mi compañera de despacho se llama C… Es una morena con media melena de 44 años. Casada con dos hijos. Pero me parece una mujer muy atractiva. Tiene unos labios muy sensuales. Delgadita aunque tiene unas tetas enormes, muy bien puestas que realza con unos escotes abismales. El único pero que le pongo es que quizá, para mi gusto tiene poco culo. Pero como os digo, me parece muy sensual y atractiva.
Entendedme. Ni se me ha ocurrido engañar a mi mujer con ella. Más que compañera es amiga; la quiero mucho como tal pero… ¡Que cojones!... Me parece atractiva y con mucho morbo.
Para la cena me acompañó mi mujer M… Otra morena muy guapa, con curvas rotundas. Para la cena llevaba una camiseta de cuello cisne que realzaba su busto y una minifalda un par de dedos sobre la rodilla con unas botas negras. C…, que iba acompañada por su marido, F…, me sorprendió. No es amiga de faldas pero llevaba otra minifalda de tablas, también por encima de la rodilla, con unas medias negras y una blusa de raso rojo con un escote vertiginoso que dejaba atisbar un encaje rojo. Después de los piropos pertinentes, nos sentamos a la mesa. C.. a mi lado y mi mujer y F…, enfrente nuestro.
Pasada una hora la cena estaba en plena efervescencia: Copas, conversaciones a voces y cruzadas…
No sé si fue el vino, el calor o qué pero casi os puedo asegurar que fue fortuito. De esas veces que piensas que tienes al lado a tu pareja y actúas en un puro acto reflejo. Lo cierto es que sin darme cuenta y mientras hablaba con alguien, posé mi mano en la rodilla de C… Tardé un microsegundo en darme cuenta que esa rodilla no era la de mi mujer y otro microsegundo en decidir, no sé por qué en dejar la mano. C… parece que no le dio importancia a la situación porque seguía cenando y hablando. Tampoco me la estaba follando, a fin de cuentas…
A partir de este momento y siguiendo un impulso que todavía no acierto a explicar, realicé una serie de actos que me llevaron a descubrir una serie de sorpresas esa noche.
De repente, deslice mi mano de su rodilla al interior de la por la parte interior de su muslo, suavemente, con toda la mano extendida notando la dureza de su muslo y la suavidad de la licra de su media.
SORPRESA Nº1 : C…, al notar el contacto de mi mano pegó un pequeño respingo, abrió los ojos como platos, respiró de manera tan honda que parecía que iba a reventar la blusa , me dirigió una mirada de sorpresa que apenas duró medio segundo, cubrió sus piernas con el mantel, para seguir cenando como si nada. No hay como las mujeres para disimular. Puesto que nos habíamos vuelto locos, C… no lo impedía y nadie se daba cuenta, continué acariciando su pierna.
SORPRESA Nº2: Quién lo diría… Jamás había imaginado a mi compañera en ropa interior o cosas así. De manera que me sorprendí gratamente al seguir acariciando, muslo arriba, note un suave encaje. Mi compañera no llevaba pantys si no medias de verdad, de las de encaje con silicona. Mi erección empezaba a resultar molesta pero C… no dejaba traslucir nada de la exploración que estaba llevando a cabo.
La liga daba paso a la suave y cálida piel de la parte interior de su muslo, firme como os he dicho, a pesar de ser más delgados que los de mi mujer y de haber tenido dos hijos. No tenía nada fofo ahí abajo.
Con mi mano libre vacié una copa de vino, observé con mi mujer y el marido de C… charlaban animadamente y como nadie parecía darse cuenta y de perdidos al rio, seguí subiendo la mano…
SORPRESA Nº3: C… sin descomponer el gesto o trabarse en la conversación, me facilitó la maniobra abriendo suavemente las piernas. En ese momento, creo que con que me hubieran soplado en una oreja me hubiera corrido.
SORPRESA Nº4: Toda la ropa interior de C… debía limitarse al sujetador de encaje rojo y las medias porque como comprobé inmediatamente, en absoluto llevaba bragas…
SORPRESA Nº5: ¿Y quien dice que la depilación es cosa del verano? Porque C…, como comprobé al tacto, debía lucir un pubis completamente afeitado, sin un pelo, suave como toda la piel de su muslo.
En ese momento C… me dirigió una mirada y una sonrisa maravillosa, completamente inocente para quién la viera y en el contexto normal de la situación. Lo único que la traicionaba era el rubor de sus mejillas y las respiraciones profundas que hacían subir y bajar sus maravillosas tetas. “¿Te gusta la cena?”, me preguntó. Lo que me llevó a la …
SORPRESA Nº5: Esta situación debía habernos calentado mucho a los dos, a ella también ya que su fisiología no mentía. Mi dedo corazón se deslizó de su pubis al capuchón de su clítoris y sus labios vaginales: Húmedos, resbaladizos y calientes. Casi podía decir que rezumaban.
Un suspiro casi inaudible se escapó de sus labios mientras cerraba por un momento los ojos y abría un poco más las piernas, lo suficiente para que mi palma se apoyara en su pubis y mi dedo se deslizara sin oposición en su ya chorreante vagina hasta casi que casi note el cuello de su útero.
Pero lo que en ese momento me hizo casi olvidarme de todo fue para mí con seguridad la…
SORPRESA Nº6: Cuando de repente enfrente de mí, mi mujer pegó un pequeño respingo, abrió los ojos como platos, respiró de manera tan honda que parecía que iba a reventar la blusa, dirigió una mirada de sorpresa al marido de C… que apenas duró medio segundo, cubrió sus piernas con el mantel y siguió cenando como si nada. No hay como las mujeres para disimular…