La cena de empresa

Se queda pensando mientras le sigo besando “¿Por qué no? Mi jefe es un hombre muy atractivo, y además me estas poniendo como una moto ¡¿Desde cuándo hace que no echo un polvo?! ¡Joder ni me acuerdo! Tener un novio entre China y España es como no tener nada” su cabeza carbura de manera rápida...

Hoy es viernes, son las ocho de la tarde y aún no había salido del trabajo, hubo que quedarse preparando unos papeles como acostumbraba ese día. Cuando ya estaba terminando, se abre la puerta del ascensor y aparece el jefe, es un hombre de unos 45 años, de metro ochenta, ojos azules y muy bien cuidado, un hombre bastante atractivo e imponente.

– Hola Vanesa ¿aún por aquí?

– Buenas tardes señor, sí tenía que terminar unos papeles, ya me iba.

– ¿Tienes algún plan?

– No señor.

– ¿Te apetece tomar una copa en mi despacho? Me haría bien un poco de compañía.

Le sorprende su invitación, nunca antes lo había hecho de esa manera en los cinco meses que llevaba trabajando para él, lo piensa un segundo y entonces le responde…

– Sí, claro.

– Perfecto, pasa a mi despacho entonces.

Espera a que el jefe pase delante de ella y le sigue, parece cansado.

– Toma asiento. – le dice mientras le señala el sofá ubicado frente a la ventana. Toma asiento y observa la ciudad por el gran ventanal mientras su jefe prepara dos copas.

– Es mi lugar favorito para pensar. – mira a su jefe con cara de duda, sin saber de qué le habla.

– El sofá, me gusta sentarme ahí cuando tengo que pensar.

– ¿A eso venía esta noche? ¿A pensar?

– Si, a eso y a intentar retrasar el regreso a casa, no me apetecía para nada volver.

Se acerca la copa y se sienta a su lado, se queda mirando sus ojos, ella bebe de la copa mientras intenta adivinar que piensa.

– Tu novio debe estar encantado de tener a una mujer tan hermosa como tú.

– No tengo “novio” que me espere señor, pero muchas gracias.

– No me llames señor, ya has terminado tu jornada laboral.

– ¿Y quiere que lo llame?

– Alex o Alejandro, como te guste más, así me llaman todos cuando tienen confianza conmigo.

Repite su nombre en su cabeza, “Alejandro Irrazabal, ese es mi jefe…mi jefe”.

– Bueno pues… No tengo novio al tenga que rendir cuentas, Alex…

Alejandro sonríe ante su respuesta, y ella vuelve a beber con la mala suerte de que unas gotas caen sobre el vestido.

– Maldición. – se queja mientras busca su bolso para poder coger algo con que limpiarse, pero su jefe saca rápidamente un pañuelo de tela de su bolsillo y se lo da.

– Toma, límpialo antes de que cale en la tela.

Coge el pañuelo y frota la mancha del escote mientras él la mira, de repente se acerca a ella y le agarra la mano.

– Eres preciosa, tu ojos verdes, tu pelo moreno… tus labios gruesos y carnosos…

Se fija en la manera con que la mira, tiene fuego en los ojos.

– Al final me lo voy a creer señor. – le respondo mientras le devuelvo el pañuelo.

Se acerca aún más, con sus brazos la atrae hacia él y acerca su nariz a su cuello.

– Mmm hueles muy bien .

No retira su cara de su cuello, y empieza a darle pequeños besos, ella se estremece pero no se retira, le gusta esa sensación varonil de ser agasajada por un macho en celo.

– Señor, que está… – su jefe pone un dedo en su boca para silenciarme y se acerca a mi oído.

– Eres tan hermosa, tan delicada, tan apetitosa…

Muerde su oreja y seguidamente pone su boca frente a la de ella. Se miran fielmente a los ojos y después ella mira sus labios a milímetros de los suyos.

– ¿Quieres besarme preciosa?

Pasan los segundos y tarda en contestar, tan solo siente su respiración con la de ella.

– Señor no deberíamos… usted… está casado, tiene hijos… no deberíamos .

El jefe agarra su cara suavemente y la besa, primero muy lentamente y después más pasional. Se separan, lo mira por unos instantes y ahora es ella quien se abalanza sobre él y lo besa, metiendo la lengua entre sus labios para encontrarse con la de él y juguetear ambas.

– Llevaba tiempo imaginando esto, me gustas preciosa, te deseo desde la primera entrevista.

Se vuelve a abalanzar sobre él y ahora se sienta sobre sus muslos, mientras, rodea su cuello con ambas manos y lo besa.

– ¿De verdad me deseas? Le pregunta casi sin dejar de besarlo.

– Si preciosa, deseo recorrer tu delicado cuerpo con mi boca.

Se queda pensando mientras le sigo besando “¿Por qué no? Mi jefe es un hombre muy atractivo, y además me estas poniendo como una moto ¡¿Desde cuándo hace que no echo un polvo?! ¡Joder ni me acuerdo! Tener un novio entre China y España es como no tener nada” su cabeza carbura de manera rápida, apasionada y sin control. Se levanta y se sitúa frente a él, se lleva las manos a la espalda y baja la cremallera de su vestido dejándolo caer en el suelo. Él la mira con cara de sorpresa y al mismo tiempo de deseo.

– Pues adelante. Le dice mientras se acerca lentamente hacia él.

– Ven aquí cariño, agarra su mano y le hace caer sobre el sofá, su jefe se sitúa sobre ella y empieza a besarle el cuello mientras acaricia el muslo…, ella acaricia el pelo de él y se deja hacer. De repente siente como su mano toca el exterior de sus bragas, su jefe sonríe y dice…

– Estas muy cachonda preciosa ¿Esta humedad es normal en ti?

– Puedo llegar a estarlo mucho más , dice con una sonrisa pícara.

Vuelve a besarla y mete su mano por dentro del tanga, con sus dedos busca el clítoris y lo acaricia con el pulgar mientras Vanesa se eriza de placer.

– Te voy a dar lo que quieres chiquilla, te voy a hacer gritar de placer.

Ella lo besa y él ahora penetra su coñito con dos dedos mientras con otros dos aprieta y acaricia el clítoris. Siente como la temperatura le va subiendo y empieza a gemir con el mete saca de los dedos. Saca su mano del tanga y de un solo movimiento se lo quita dejando al descubierto el coñito totalmente mojado, se lleva el tanga a la nariz y lo huele impregnándose del aroma de su empleada, después lo deja a un lado y observa el chocho totalmente abierto para él.

– Delicioso. Dice mientras pone sus piernas sobre sus hombros y empieza a lamer el coño con mucha suavidad. Ella empieza a gemir y él comienza a penetrarla con su lengua.

Después de un rato de sexo oral, se levanta y se baja el pantalón, puede ver su erección a través del calzoncillo, aquel bulto atraviesa la entrepierna con una buena erección. En un solo gesto de sacrificio de contrición se pone de rodillas ante él.

– Déjame verlo. – espeta deseando ver el mostrenco del jefe.

Saca su polla y la pone ante ella totalmente dura y húmeda. La observa con detenimiento, no es demasiado grande, pero sí muy gruesa…, sus venas hinchadas jalonan todo el tronco, le parece una verga preciosa, limpia y descapullada con todo el prepucio recogido confundido en el tronco. Después de unos segundos pasa su lengua por el glande hasta acabar metiéndosela en la boca, como era de imaginar no le cabe entera, no obstante de siempre le encanta el sabor de las pollas, sobre todo este tipo tan recias y pulcras, alineadas con una curva que las hace mirar al cielo… le encanta cómo  llena la boca al límite de la asfixia. Empieza a mamar el gordo pilón sonorizando la oficina… con el roce de la punta con su garganta le hace aumentar la intensidad, su jefe está mirando expectante cómo le come todo el mazo mientras produce unos gemiditos.

– Oh si nena, que rico, sigue.

Vanesa como buena empleada sigue mamando el robusto falo del jefe al mismo tiempo que masajea sus testículos, voluptuosos que apenas caben en la mano. Parece que él tiene otros planes y le aparta la cabeza aun apeteciéndole seguir chupando…se la vuelve a meter en la boca glotona.

– ¿Te gusta mamarla preciosa? ¿Quieres seguir comiéndote mi polla, zorra?

Ella no dice nada y sigue chupando. Ahora la agarra del pelo y le hace incorporarme hasta ponerla de pie.

– Quiero follarte nena, quiero que tu otra boca…tu coñito, se coma mi polla.

La apresa en brazos sentándola sobre la mesa, le abre las piernas y le da un par de palmaditas en su raja, tira de las bragas y las saca no con poco dificultad por los tacones…, después acerca su polla refregándola sobre su raja babeante, la abre con su duro capullo entreteniéndose en pajearme el clítoris con él…le electriza todo el cuerpo. Vuelve a bajar a su bocana enfilando el ariete y se la mete lentamente.

– Tienes el coño muy caliente princesa ¡¿Cuánto hace que nadie te lo folla?! Pregunta capciosa.

– ¿Te gusta? Pregunta con ganas de que empiece a follarla ya.

– Me encanta.

Moviendo solo su cadera realiza un impecable mete saca lento y suave. Le saca sus tetas por encima de sujetador y le pellizca un pezón, eso le hace dar un grito de placer y Alex pone cara de satisfacción.

– ¿Quieres más perra?

– Sí… ¡Fóllame duro!

Alejandro acata la orden de la damisela y, empieza a aumentar la intensidad, con cada envestida le hace gemir, casi gritar. No esperaba para nada tener esto con su jefe a esas horas, no imaginó que estuviera tan bien armado ni que supiera follar tan bien.

– Más duro, dame más. Le dice totalmente sedienta de un sexo salvaje.

Él le agarra la cara y le dice… – ¿Quieres más golfa?

– Sí, quiero mucho más.

Él la coge sin sacar su polla del coño y la pega a la pared con sus piernas totalmente sujetadas a cada lado por sus brazos, empieza de nuevo el mete saca pero esta vez mucho más duro, a Vanesa le encanta esa fuerza en un macho… la hace gritar mucho más ¡La sumisión a un buen semental siempre la hace más humana, más mujer… más hembra!

– ¿Te gusta así puta?

Ella no responde, está viendo las estrellas con esta tremenda follada, y él comienza a clavar su polla hasta el fondo con dureza, ella grita aún más fuerte que de costumbre. No es una verga larga que le llegue a las entrañas, sin embargo el gran calibre le produce mucho más placer.

– Si, grita perra, grita.

Después de un rato la baja.

– Ponte a cuatro patas en el sillón, de cara a la ventana.

Sumisa obedece y se sube al sillón, su jefe la abre de piernas y se pone de rodillas para ahora morderme el clítoris, se levanta y le da una nalgada.

– ¿Se siente bien pensar que alguien puede ver desde otra ventana como te follo?

Ella no había caído en eso pero el simple hecho de pensarlo le eriza la piel, de repente le mete la polla en el coño y empieza a follarla con brutalidad, con cada embestida su cara queda a centímetros del cristal.

– Fóllate mi polla preciosa.

Empieza a menear el culo sobre ese duro falo, menea sus caderas hacia delante y hacia atrás y siente como entra y sale el trabuco venoso y increíblemente duro para un hombre cuarentón. Sus horas de gimnasio se reflejan en el ritmo avasallador de Vanesa empotrándose el cuerno abigarrado del señor Alejandro Irrazabal.

– Que rico nena ¡¡Ya no recuerdo cuando me follé un coño tan apretado!! De su sobrina quizás.

Ella continua moviéndome cada vez con más rapidez, con cada movimiento ambos gimen, ella comienza a notar como su respiración se acelera.

– Nena no puedo más, me voy a correr.

– Córrete dentro de mí… ¡Vamos cabrón, dame hasta la última gota de lefa! ¡Hoy es mía!

– Eres una perra, le espeta su jefe clavándola con dureza.

Ella sube la intensidad para que se corra, de repente el semental no puede prolongar más la follada y ella nota un chorro caliente dentro del fondo de su coño y los latidos de la polla eyaculando…se la clava más a fondo y allí contornea sus caderas frotando el glande entre sus paredes vaginales, jugando son sus músculos pélvicos. Va notando como se encadenan los chorros de leche dentro de su útero. Se siente bien cercana a una diosa del Olimpo, hoy alguien le ha hecho sentirse viva, mujer y hembra. Después de la última gota derramada de su maravilloso cipote, Alex lo extrae del angosto coño y sin dejarle que se mueva del lugar…

– Espera un momento.

Se acerca a su escritorio y agarra un pisa papeles con forma alargada, casi tanto como su polla, se lo acerca a la boca y le dice…

– Chupa.

Lo mete en su boca hasta el fondo y después lo saca.

– Ahora te toca a ti.

Su jefe mete el objeto en su coño, se podría decir que lo mete totalmente y empieza masturbarla con él mientras con la otra mano aprieta y acaricia el clítoris. La masturba muy fuerte con el pisapapeles y siente como si le llegara hasta las entrañas, grita de placer.

– Córrete perra, vamos córrete.

No tardó ni cinco minutos en llegar al orgasmo que viene acompañado de un fuerte grito.

– Así es preciosa. ¿Rico verdad?

Alejandro saca el objeto de su coño y ve como escurre los fluidos de ambos, por sus bellos y estilizados muslos. Le da una palmada en el culo.

– Demasiado rico señor.

– Llámame Alex preciosa, llámame Alex nada más.

Javier el vigilante y yo visualizábamos estupefactos aquella grabación, le pedí una copia por si me hiciera falta en algún momento, nunca se sabe. Trabajo desde los 22 años en esta empresa familiar de tamaño relativamente grande (300 empleados). Se acercaban las vacaciones de verano en TRAGSA, donde existe la tradición de celebrar una cena de empresa antes de despedirnos por el veraneo.

Este año Alejandro Irrazabal, el gran jefe… que así llamamos al propietario, había decidido reunirnos en una finca junto a un pueblo algo aislado, a unos 35 kilómetros de la ciudad. Hubo un cierto disgusto entre los trabajadores, porque eso nos obligaba bien a no beber alcohol, o bien a no poder llevar nuestro propio coche.

CONTINÚA...