La cena de despedida

Cuenta como Juan, invita a unas amigas, para despedirse de ellas para siempre, de una manera muy especial

El día esperado había llegado , ya era tarde, no había marcha atrás, 12 años habían pasado, quizás como pasan los reactores, los huracanes… ahora, sólo sentía la necesidad de despedirme de ellos, mejor dicho, de ellas.

Lo primero que hice, fue preguntarle a Lola si podíamos utilizar su nueva casa para la cena, Lola es una rubia treintañera ,casada y lo que más me impresiona de su cuerpo es, su mirada de miel marrón y el pelo rubio natural, ella es una de esas chicas que, en vez de presumir de sus delanteras, las va escondiendo, dice que como se desarrolló pronto, los chicos se reían de ella y lo que pasa se acomplejó de sus encantadoras medidas.

Pensé invitar a Majo, es una morena de veinte y pocos, con un cuerpo estilizado, lo que resalta más de ella es que, tiene los labios de Angelina Jolie, ella es atrevida y recién casada. Parece que le gusten los juegos morbosos, donde haya un riesgo y un placer, la conozco menos, no sé cómo reaccionará a la invitación. Tiene una relación cordial con Naira, separada y atractiva, un cuerpo que muchas jovencitas les gustaría tener, ella es impulsiva y bondadosa, sensible y tiene una visión romántica del mundo.

La que rechazó la invitación sin leer el sobre por compromisos sociales, que no me creí, fue Julia, será porque tiene que darle la teta a su hijita Juli, yo sé que la prefiere a ella que a mí, no sé que hubiera pasado si la despelotada de Julia hubiera aceptado. Por cierto en el sobre ponía:

TE ESPERO EN CASA DE LOLA, ESTE VIERNES, A LAS 9,PARA UNA CENA- DESPEDIDA, SI ESTÁS DISPUESTA A TODO,VEN

Yo llegue a las nueve menos cuarto, claro, me abrió Lola, nos saludamos, me dio un beso en la comisura y se rió. Llevaba un vestido a lo Marilyn, pero con flores, le pedí con una sonrisa que se quitara el sujetador y lo guardase.

La primera en llegar fue Naira, que llevaba unos vaqueros ajustados con botas negras y una blusa rosa ajustada. La llamé a un rincón y le pedí que anduviera descalza por la casa toda la noche, así la humillaba, haciéndole parecer más baja que las demás.

Ring, ring sonó el timbre era Majo que venía con unos pantalones negros y una blusa oscura,

_ ¿Qué tal Majo? Fue mi saludo, nos dimos un beso y le pedí. Que se acercara al baño que tenía que decirle una cosa.

-Me gustaría que llevases esta noche estas bolas chinas dentro de ti. Las había comprado el día anterior, y ella las estrenó, como no podía ser menos.

-Tío, de que vas, eso te lo metes tú. Me contestó, al ver que lo que tenía que hacer era como un juego, se disculpó y acepto.

Un vino excelente sacó la anfitriona, la cena la había preparado una chica del este y se había ido a su casa, ya no volvería hasta el lunes.

Majo pregunto, porque no se quitaban los zapatos las demás, a lo que Lola le respondió

-Cuando te quites la ropa interior, me quito los zapatos. Se rieron las tres, a lo que Majo replico, -parece que soy la más alegre de la noche, tengo los labios mojados y no he probado el agua. Pasada una hora y media íbamos alegres, con más de un punto de alcohol.

Lola y yo fuimos a la cocina a por el café y allí la bese apasionadamente y le acaricié los pechos un momento. La compañera parecía un miura y yo, ya estaba en tensión, había crecido mi amigo… Acto seguido nos acercamos al comedor, allí seguro se dieron cuenta las demás de mí, mejor, de nuestra situación.

-Armándome de valor les dije a las tres:

-Es difícil que nos veamos otra vez, pero lo podemos arreglar, sabéis que los 4 juntos no volverá a ocurrir, sí que me gustaría que lo que os pida lo hagáis, así como yo realizaré aquello que me exijáis, pero

Las tres se rieron era el momento de los chupitos, y a la tercera ronda íbamos los cuatro un poco pedos y le pedí a todas que se sentasen en el sofá.

-Majo, me gustaría que te desnudases de cintura para abajo y nos enseñes esas bolas que te has puesto desde que has entrado, pero se las tienes que pasar a uno de los tres que estamos aquí. Le dije. Como vergüenza tiene poca puso musiquita sensual y se las quitó lentamente, se las volvió a poner ,hizo movimientos sexis de vaivén, metió el dedo por la anilla y se las acercó a la boca de Lola, esta se rió y dijo .

-Lo hago por ti, Juan, por lo vivido y lo que pudiéramos haber hecho. Se levantó el vestido floreado, se despidió del tanga i voilà, las 3 dentro. Se volvió a poner el tanga blanco.

-Ahora sólo falta que las lleves un día, ja, ja,ja y sabes que el sábado por la mañana paseas. Y nos reímos todos.

Le tocaba el turno a ella, con las bolas dentro le pedí que me diera un masaje con su cuerpo desnudo, con la única condición de que no podía acercar su concha a mi boca más de un minuto. Ella sabe que para mí era una tortura , deseaba, acariciar, lamer, chupar su encantador tesoro dorado, pero con las ganas , seguro que ese sentimiento me duraría toda la vida.

-Ponte en pelota picada y acuéstate encima de la cama, me dijo ella ,ella se quedó con las bolas y el tanga, cogió aceite de masajear y de untó sus domingas muy bien, sus pachos rozaban los míos, fue bajando y metió el miembro entre las dos tetas y empezó con las manos a presionármelo, y danzó hasta que me corrí entre sus pechos aceitosos.

–Contaremos 59 me dijo. Se quitó el tanga se sentó encima de mi boca y las 3 iban cantando como una canción de las tablas: uno, dos, tres… cincuenta y siete, cincuenta y ocho y ja está. Retiró su sabroso coño de mi boca.

-Ya nunca más lo cantarás, sinvergüenza.

Me levante y me di una ducha para no pringar toda la casa, la verdad es que nos la dimos juntos, fue maravilloso poder enjabonarnos los dos mutuamente. Ella se vistió con un camisón azul sin nada debajo y yo me puse en medio del salón desnudo.

Bueno, sabrás que ahora te voy a pedir una cosa, Naira, ella me miró recelosa. Siempre me has tratado bien, quero que cojas el cinturón marrón que llevo en los vaqueros y me azotes del cuello para abajo más de veinte veces, al menos 5 deben de ser en mis partes, yo me pondré en la posición que tú me pidas.

-Otras, me dijo ella, cabrón sabes que no me gusta eso...

Yo iba contándolas, una, dos, tres… la séptima fue directo a mis testículos que estaban al aire ya que yo había retirado el pene con mis manos … recuerdo la 17,18 que fueron al glande y al miembro de manera maestra y longitudinal

Muy escocido pero excitado, Majo me dijo es nuestro momento, o nuestra noche.

-Tienes que comerme el coño a mí hasta que me corra, mientras te iré dando palmadas en el culo, si no pones interés te las daré en donde tú ya sabes.

Así fue como empecé a comer me ese moreno coñito

Puede que continúe. Si quieren hacer algún comentario a:juandosamo@live.com