La cena
Patricia es invitada a una cena con final inesperado
El verano iba bastante bien, Patricia había encontrado en África una buena amistad con la que pasar el tiempo. Las visitas de África a la piscina se habían sucedido tras su primer encuentro y en los momentos en los que no disfrutaban de sus cuerpos charlaban, se habían dado cuenta de que tenían bastantes cosas en común, lo que hacía que el tiempo se le pasase rapidísimo estando juntas.
Esa mañana, como hacía últimamente había hecho las tareas cotidianas temprano por la mañana, para así poder tener tiempo de sobra para disfrutar de la piscina, pasar tiempo con África y poder descansar, dicho sea de paso.
Su cuerpo empezaba a tener un moreno uniforme, perdiendo las marcas que la ropa había dejado en la primavera. Se miraba en el espejo y le gustaba, pero le ponía más aún saber como lo estaba consiguiendo.
Al ir acercándose a casa de África la vio cargando una bolsas que traía en el coche. Llevaba un vestido vaporoso con varias capas, tenía que mirarlo muy detenidamente para saber si transparentaba o no, seguro que había llamado la atención en el supermercado.
- Buenos días guapa, espera que te ayudo.
-Buenos días Patricia. Te lo agradecería mucho, creo que me he pasado haciendo la compra.
Se agachó para coger una de las bolsas y vio que no llevaba bragas, lo cual, hizo que comenzara a excitarse, le gustaba la idea de que fuera a hacer las tareas de la vida cotidiana así de fresca.
-¡Ya te digo! - Dijo Patricia asomándose al maletero del coche y aprovechando para acariciarle el culo- Traes aquí suministros para unos días.
África respondió a sus caricias meneando el trasero, acompañando el movimiento de su mano.
-Venga, vamos para adentro.
Las dos cargaron con las bolsas hasta dentro de la casa. Durante esos días Patricia y África sólo habían pasado tiempo en la casa de la piscina y era la primera vez que entraba en esa casa. Estaba decorada de forma sencilla, pero con elegancia. El salón ocupaba casi toda la planta baja, dejando a un lado un baño completo y una cocina que recorría un lateral, hasta el jardín.
Soltaron las bolsas y África volvió a agacharse para a guardar alguna de las cosas que había guardado dejando ver su coñito completamente depilado..
-Me encanta que no lleves ropa interior -Dijo Patricia dándole una palmada en el cachete.
África sonrió y meneó el culo como pidiendo más.
-Es algo que descubrí hace algún tiempo, me siento más libre, cómoda y además me gusta como me miran hombres y mujeres por la calle. Al principio lo había de vez en cuando, pero ahora lo hago habitualmente. He dejado la ropa interior para momentos especiales, -dijo guiñando un ojo- momentos que lo merezcan.
Dicho esto se incorporó y tiró del vestido hacia arriba, hasta quitárselo, dejando ver sus tetas con sus pezones rosados, volvió a sonreír y le dio un beso mientras metía la mano por debajo de la camiseta de Patricia, apretando uno de sus pezones.
-A mí también me gusta que no lleves ropa interior.
-Ha sido un descubrimiento de este verano
-Menudo verano llevas, ¡eh!
Las dos se rieron. África tiró de su camiseta para quitársela por completo, al mismo tiempo que Patricia dejaba caer los pantalones que llevaba. Desnuda como estaba cogió de la bolsa algo para guardarlo en el armario que se había quedado abierto, poniéndose en pompa y meneando el culo. África no tardó en darle un azote que resonó en toda la planta baja, y los vellos se le pusieron de punta.
-¡Mmmsiii!
-¿Te gusta que te azote?
-Si, nunca hubiera pensado que me gustaría, pero me pone a mil.
-Pues si te gusta…
África repitió la operación, ahora en el cachete contrario
-Mmm, ¡vaya!
Le siguieron una buena tanda de azotes a cada cual iban excitándola más, estaba muy mojada tanto que notaba como sus flujos se escurrían por sus muslos. Notó como la mano de África se desplazaba por su culo bajando hacia su coño, sus dedos entraros sin ningún problema y empezaron a acariciarla de adelante a atrás.
-Estás bien mojada. Ponte mejor para que pueda comértelo bien
Patricia se apoyó en la encimera y separó bien las piernas, con una mano bajó hacia su clítoris para que no descendiese la excitación mientras África se agachaba detrás suya y comenzaba a lamerle el coño, primero en círculos por los labios y luego introduciendo su lengua en él.
África quitó la mano de Patricia y comenzó a succionar el clítoris con sus labios, mientras usaba su lengua para recorrerlo con movimientos eléctricos.
-¡Joder! Menuda lengua tienes
Con su mano derecha África iba introduciendo dos dedos en su coño, al principio lentamente y luego rítmicamente mientras seguía lamiendo su clítoris. Patricia iba gimiendo cada vez mas alto, gritando de vez en cuando.
-¡Ahh! ¡Sigue, sigue que me corro!
Según decía esto, África sacaba la mano de su coño y con metía un dedo en su culo aprovechando la lubricación.
-Siii! Buuufff!
A Patricia las piernas le temblaban y se dejó caer completamente sobre la encimera.
-Ha sido increíble, gracias.
África le dio un azote.
-No des las gracias, ha sido un placer.
-Perdona…
Recibió otro azote, este un poco mas fuerte.
-Mmmm
-Ya veo que querías recibir otro azote -Dijo África sonriendo
-Si, me has pillado.
Una sonrisa inundó la cara de Patricia.
-Oye Patricia, ¿Qué te parece cenar hoy aquí?
-Pues me encantaría, ¿Quieres que traiga algo?
-No te preocupes, he comprado hoy suficiente, solo ponte guapa. ¿Nos vamos a la piscina?
-Ok.
Las dos pasaron el día disfrutando como habitualmente, tomaron el sol, charlando a ratos y metiéndose mano, dándose placer…. Por la tarde, a las 7 decidieron irse a sus casas para asearse y estar listas para la cena.
Ya en su casa Patricia decidió pegar una cabezada puesto que intuía que la noche podía alargarse un poco, sobre todo conociendo a África. Tras una hora de sueño reponedor se dio una buena ducha y se dispuso a elegir un vestido para la noche. Escogió un vestido veraniego con un escote cerrado por un cordel con el que podía decidir si sostener mucho sus tetas o bien dejarlas sueltas. Como no iba a usar ropa interior apretó el cordel bastante, haciendo que sus tetas pareciera que iban a rebosar.
A la hora de la cena cogió el camino hacia la casa, a medio camino se encontró con los chicos del pueblo que le pegaron un repaso de arriba abajo, cuando ya se alejaba escuchó a lo lejos:
-A esa dejaba yo que me follase.
Al principio se escandalizó un poco, pero luego, pensándolo mejor lo tomó con un halago y siguió su camino con una sonrisa en la cara.
Llegó a la casa donde pasaba los días África y llamó al timbre. Se sorprendió un poco cuando un hombre abrió la puerta.
-Hola, eres Patricia, supongo. Soy David
-Esto. Eh…. Hola.
Ahora caía Patricia en que no había preguntado si asistiría alguien más a la cena. David debía de tener entre 30 y 35 años, bien vestido, no mas alto de 1.75 y se dio cuenta de que igual que ella lo estaba mirando con curiosidad, el también la miraba de la misma manera. Al poco salió África de la cocina con un trapo en las manos, se veía que estaba ajetreada preparando las cosas de la cena. Llevaba puesto una falda muy corta con una blusa muy entallada en la que quedaban recogidas su pecho, tenía los botones superiores desabrochados, por lo quedaba libertada para que, con cada movimiento pareciese que iban a salir de un momento a otro. Completaban el conjunto unos zapatos de tacón que realzaban mas si cabe su tremendo culo.
-¡Bueno chicos, ya veo que os conocéis!
-Bueno, acaba de abrirme la puerta, solo.
-Pues no se diga más hacemos la presentación oficial. David, esta es Patricia, y Patricia este es David.
-Encantado de conocerte, Patricia, África me ha hablado muy bien de ti.
Patricia notaba como se estaba poniendo colorada por momentos, miraba a África y la veía con una sonrisa apoyada en el quicio de la puerta. ¿Cuanto le habría contado África? ¿Que sabría de sus costumbres?
-Hola David, encantada -Y acto seguido se dieron dos besos.
David la miraba fijamente, con una sonrisa perfecta. Se dio cuenta de que únicamente llevaba el vestido, que no llevaba ropa interior, y que el vestido realzaba increíblemente sus tetas. Había salido vestida como si fuese la única invitada a la cena y, bueno, bastante ropa llevaba puesta para lo que acostumbraba a llevar con África.
África se volvió a meter hacia la cocina, y salió con los primeros platos de la cena. Tomaron asiento en la mesa del salón. David y Patricia quedaron sentados uno frente al otro y África se sentó en un extremo de la mesa, mas cerca de la cocina. Durante los aperitivos estuvieron charlando distendidamente. David trabajaba en una empresa de publicidad y, aparentemente tenía bastante éxito, se encargaba de crear campañas para grandes empresas y ello le permitía viajar bastante, gracias al trabajo había recorrido medio mundo. Aunque tenía la oficina en la capital, la mayor parte del tiempo la pasaba de viaje, debido a reuniones, presentaciones, grabaciones y demás
La verdad es que parecía un tío bastante resuelto, tenía facilidad para hablar de forma elocuente y una forma de mirar que captaba la atención de Patricia. De vez en cuando, y sin ningún tipo de vergüenza miraba su escote durante unos segundos, mientras seguía con la conversación tranquilamente.
Durante la conversación África acariciaba la pierna de Patricia bajo la mesa de forma suave. En una ocasión fue subiendo la mano por debajo del vestido y al llegar a la altura de la cadera, justo donde cabría encontrar unas braguitas realizó una exploración y le dedicó una amplia sonrisa. Las caricias hacían su efecto y su coño estaba empezando a mojarse.
África iba yendo y viniendo a la cocina durante toda la cena, había preparado un asado y no paraba de levantarse para echarle un vistazo. Durante una de esas veces David le dijo:
-Patricia, África me ha contado las buenas sesiones de piscina que estáis disfrutando este verano. Ya me gustaría poder pasar un día así con vosotras.
Esto pilló un poco a Patricia en fuera de juego, puesto que seguía teniendo la duda de hasta que punto África lo tenía al tanto de sus actividades veraniegas. Se puso bastante colorada y contestó.
-Bueno, unos días agradables, si. -Y tirando de hospitalidad añadió- Quedas invitado, si puedes pasarte, claro.
David y África le contaron que mantenían una relación un poco especial. Llevaban juntos unos 6 años y se consideraban pareja, pero debido al tiempo que pasaba David de viaje se habían dado ciertas libertades en cuanto a exclusividad. Ninguno de los dos ponía trabas para que pudiese disfrutar plenamente cuando el otro se encontraba lejos. Este hecho hizo dispararse la imaginación de Patricia que intentó adivinar con cuanta gente habían estado en esos periodos en los que no estaban juntos, unos pensamientos que hicieron que su entrepierna pasase de húmeda a empapada.
Fue pasando la cena y decidieron tomarse una copa, cambiando la mesa por los sofás, para estar más cómodos. Se levantaron para recoger la mesa y en uno de los últimos viajes se quedaron África y Patricia solas en la cocina.
-Hoy te has puesto guapísima. -África la empujó contra la encimera y le dio un morreo en toda regla.
-Sabes, pensé que íbamos a estar solas tu y yo… no se me ocurrió preguntarte si venía alguien mas.
-Quería darte una sorpresa -su mano se deslizó por debajo del vuelo del vestido comprobando que estaba muy mojada- Y por lo que veo, ha sido una sorpresa agradable.
-La verdad es que me ha sorprendido un poco, pero para bien.
Las dos se miraron y se sonrieron. África terminó de amontonar los cacharros y dándole una sonora palmada en el culo dijo:
-Vamos, que todavía puedes sorprenderte más.
Cuando volvieron David estaba preparando unas copas, las dos tomaron asiento en uno de los sofás, una mano de África acariciaba su espalda, desde los hombros a las caderas.
-Ya verás, David tiene muy buena mano haciendo combinados, es uno de sus múltiples... talentos.
-África, no la condiciones, deja que ella opine. -Se acercaba ya con sus copas en la mano.
Charlaron durante un rato, David estaba interesado en el vida de Patricia, y la vida en el pueblo, su vida era tan ajetreada, que la sencillez le llamaba la atención. Patricia fue contándole cosas mientras iban bebiendo. Cada vez se sentía mas tranquila y en confianza, era una persona que escuchaba con atención y luego capaz de realizar preguntas interesantes que enlazasen con otros temas. Llegados a la segunda copa de repente cambió el semblante y dejando el vaso sobre la mesita dijo.
-Bueno, ya se acabó la cháchara, África, levántate y dame tus bragas.
África se levantó muy dispuesta, se subió la falda un poco y tirando con los pulgares hacia abajo se deshizo de un minúsculo tanga negro que dejó caer al suelo. Patricia estaba perpleja, no se esperaba este giro en los acontecimientos. África parecía de lo mas natural ante esta situación, cosa que la tranquilizaba un poco. Recordó también la conversación con África sobre la ropa interior, este debía de ser uno de esos momentos especiales.
-Ahora tu, Patricia, levántate y acércate, -dijo David con tono firme-
Patricia estaba petrificada en su asiento, aunque había sentido confianza durante la noche con David no sentía ese tipo de confianza. Por un lado notaba una excitación y por otro un poco de miedo, mas que miedo respeto de hacia donde la llevaba esta situación.
-No tengas miedo, he dicho que te levantes y te acerques.
Quizá fuese el alcohol tomado durante la noche, o quizá el vínculo con África y los cambios que había experimentado esos días pero se levantó y se acercó lentamente hacia David, miró la cara de África y esta expresaba una mezcla de picardía un punto de satisfacción al ver como se desarrollaba la escena. Una vez que estuvo delante de David este le dio un buen repaso de arriba a abajo ofreciéndole una sonrisa de satisfacción.
-Date la vuelta y quítate las bragas.
-No puedo.
-Harás lo que yo diga, date la vuelta.
Patricia se fue dando la vuelta despacio mientras notaba como David se levantaba, un instante después sintió un azote, un escalofrío recorrió su espalda de arriba a abajo. Las manos de David recorrían sus piernas hacia arriba, buscando su cadera…
-Te he dicho que te quites las brag… - David había llegado al lugar que debían ocupar la ropa interior de Patricia, y se había dado cuenta de que no llevaba nada- Vale, no me esperaba esto, pero me agrada saber que vas fresca. No debes incumplir mis ordenes, es por esto que vas a recibir tu debido castigo. Apoya tus manos sobre las rodillas.
Patricia obedeció, notaba como David subía la el vestido hacia su cadera, esta vez le dio un par de azotes, uno en cada cachete. En vez de sentirse castigada, la sensación de recibir esas dos palmadas la excitaba, estaba cada vez mas cachonda. Ahora se dirigió a África.
-Quítate la blusa.
África obedeció de inmediato dejando ver sus rozados pezones y su piel ligeramente morena.
-Patricia, lámele los pezones.
Esta vez no se lo pensó mucho y se abalanzó sobre África, cumpliendo con su misión, al cabo de un instante notó como sus pezones comenzaban a erizarse fruto de la excitación.
-Bien, así me gusta. África, quítale el vestido.
En un segundo, las manos de África habían cogido los extremos del cordón que sostenía el el pecho de Patricia y lo habían liberado. Luego retiró los tirantes y fue bajando el vestido hacia su cadera, dejándolo en sus pies con un último tirón. Las manos de David se acercaron a su culo y comenzó a masajearlo.
-Ahora, Patricia, quítale la falda y cómele bien el coño, que está deseándolo.
Le retiró la falda de un buen tirón y África se sentó en el borde del sofá con las piernas bien abiertas. Patricia se agachó hacia adelante para realizar su misión. África estaba completamente empapada, era agradable recorrer sus labios y sentir sus sabores. Empezaban a escucharse gemidos de placer en el salón. Decidió centrarse ahora en el clítoris recorriéndolo en círculos primero y luego realizando pequeñas succiones. De repente notó la polla de David en la entrada de su coño, por instinto paró y miró para ver la situación. Recibió otro azote.
-No pares, lo estás haciendo muy bien.
Acto seguido volvió a tener el miembro de en su posición anterior. Sintió como empujaba con firmeza y llegaba hasta el final, tenía que ser un buen pollón, notaba como inundaba todo su inundado coño. Las manos de África se fueron entonces a su cabeza presionando contra ella para que siguiese su labor. David fue moviéndose rítmicamente y cada vez que llegaba hasta el final hacía que su cara se incrustase en el coño de África, a lo que esta respondía con un gemido.
-¡Siiii! ¡Sigue comiendo así, sigueee!
David fue acompañando la penetración con azotes. Notaba como África ya se había corrido una vez y que si seguía así se iba a correr de nuevo, tenía flujo por toda la cara debido a los empellones que estaba recibiendo. Y como siguiese así ella no tardaría en correrse. David paró de golpe y ordenó.
-Ahora las dos vais a comérmela un rato.
David se sentó en el sofá, África se levantó rápidamente para cumplir la orden y Patricia se dio la vuelta para descubrir que David tenía un buen miembro, como había deducido. África ya estaba lamiendo desde los huevos hasta la punta. Ella no quería ser menos y durante un rato estuvieron las dos a cada lado chupando con avidez.
-Ahora vas a metértela bien profundo en la boca mientras África te come bien ese coñito empapado que tienes.
Ella se puso de rodillas lateralmente en el sofá y se metió la polla de David en la boca. La verdad es que tanta polla no cabía por completo en la boca de Patricia, pero hizo todo lo posible por metérsela bien profundo, notó como David empezaba a suspirar, de modo que entendió que lo estaba haciendo bien. Mientras África por detrás usaba su lengua con habilidad mientras le metía un par de dedos con facilidad gracias a lo mojada que estaba. Se corrió un par de veces mientras seguía comiéndole la polla a David que de repente notó tensa y comenzó a correrse en su boca. Patricia la sacó y parte de la corrida acabo en su cara.
-No te he dicho que te la sacases. La próxima vez trágatelo todo. África, ven aquí y limpia a tu amiga.
África dejó su labor y le quitó los restos de semen a lametazos, mientras lo hacía David le estaba acariciando el coño desde atrás.
-Ven aquí Patricia, termina de limpiar mi polla.
Se levantó y agarro la polla todavía erguida y se la metió en la boca, dejándola sin una gota de semen.
-Buena chica, veo que vas aprendiendo. Ahora haced un 69, África, quédate abajo.
Las dos chicas obedecieron al instante. Y comenzaron a darse placer, no llevaban ni dos minutos cuando Patricia notó como David se acercaba por detrás poniendo su miembro otra vez erecto en su culo.
-Vamos a ver como se deja follar este culo.
Patricia hizo un mínimo gesto de desaprobación, pero ya estaba recibiendo otro azote. Entre el placer que le estaba proporcionando África y la lección aprendida de antes no opuso resistencia y notó como la polla iba entrando poco a poco, mientras que su culo se iba acomodando. No tardó mucho en estar dentro hasta los huevos y David comenzó a follársela. Ahora eran sus gemidos los que se escuchaban. Ella cada vez prestaba menos atención a África, pero esta seguía a lo suyo provocándole otro orgasmo y siguiendo con su tarea. De vez en cuando David le daba un azote y le recordaba que debía comerle el coño a África, a lo que obedecía. Iba por el cuarto orgasmo cuando David aumentó el rimo, clavándosela bien hasta el fondo haciendo que se estremeciese.
-Te voy a llenar bien.
Dijo David agarrándola con fuerza por las caderas. Notó como su corrida la inundaba y después de unos azotes David retiró su polla. Quería dejarse caer, estaba exhausta, pero las manos de África la sujetaban ahora fuerte hacia ella. Estaba al borde de otro orgasmo.
-Voy a limpiarme un poco, vosotras seguid con lo vuestro.
África le dedicó un recital de lametazos y chupetones haciendo que se corriese otra vez. Había perdido la cuenta. Se levantó y se dio la vuelta para darle un beso a África, que aun sabía a su corrida.
-Oh! Vaya noche.
-¿Te ha gustado David?
-Al principio con las ordenes estaba un poco asustada, pero luego lo he disfrutado.
-Lo he notado, si.
David volvía del baño con la polla en reposo. Hasta en reposo tenía un buen tamaño. Las dos fueron al baño y se metieron en la ducha al rato África estaba metiéndole mano mientras ella le mordía los pezones. Debian de estar tardando mucho porque entró David a ver como iban y vio la escena, se metió en la ducha con ellas y comenzó a metérsela a África mientras Patricia jugaba con la lengua al rededor de su clítoris, David terminó corriéndose dentro de África y Patricia corrió a dar cuenta del semen que iba goteando.
Después de la ducha se sentaron un rato a charlar y se quedó dormida. Había sido mucha actividad durante ese fantástico día.