La Cena

Intercambio de parejas, con un compañero de trabajo.

LA CENA

Las relaciones están plagadas de altibajos. A uno siempre le gustaría que fuese como cuando eres novio o novia. Te preocupas de las cosas justas y una de esas es la de estar siempre follando con tu pareja, ya que siempre accedía o estaba dispuesta y si no follabas, sacabas alguna paja o mamada. El tiempo va pasando y con el también las ganas de esos escarceos amorosos de los que tanto te gustaba disfrutar.

La diferencia entre hombres y mujeres, es que los tíos siempre pensamos en el sexo y siempre estamos dispuestos a follar con cualquiera, a cualquier hora del día y en cualquier parte.

Con mi mujer llevo casado diez años y me gusta seguir follando con ella, pero de cierto tiempo a esta parte cada día fantaseo más con la posibilidad de hacer un trío, lo que mas me gustaría sería ver a mi mujer follando con otro delante de mí. Si, es cierto, me gustaría ser cornudo no lo puedo evitar, llevo fantaseando con ello cierto tiempo pero en estos últimos tiempos estoy más decidido a hacerlo, de una manera u otra. Aunque también me gustaría participar en un trío con una pareja, ya sea siendo el "partenaire" de ella o él, ya que tengo cierto toque bisex.

Hace poco en el trabajo entró una nueva persona a formar parte de mi equipo, es un tío mayor que yo ronda la cincuentena y está casado, agradable y bien parecido físicamente.

Por motivos profesionales hemos ido teniendo bastante contacto ya que he tenido que enseñarle ciertas cosas en el ámbito profesional. Al haber tenido más trato, la verdad que hemos descubierto que nos caemos bastante bien y hemos congeniado. Una noche que acabamos tarde le acerqué a casa y me invitó a tomar algo, tuve la oportunidad de conocer a su mujer. Ella es atractiva en su conjunto, tiene unos pechos generosos, piernas estilizadas a pesar de la edad, ojos marrones expresivos, pelo corto y liso y labios gruesos. Cierto es que me sorprendió gratamente pero no soy el típico baboso de turno que acosa al marido con comentarios soeces y fuera de lugar. Ante todo es un compañero de trabajo y hay que respetarse.

Unos días más tarde mi compañero me comento que mi mujer y yo podríamos ir a cenar una noche a su casa ya que le había causado una buena impresión a su mujer y quería conocer también a mi esposa. Gustoso acepté, cuando le dije que si me di cuenta que tenía una buena erección, solo de pensar en la mujer de mi compañero me había empalmado. Se lo comenté a mi mujer y me dijo que sí.

El día de la cena estaba nervioso y excitado, tenía ganas de volver as ver a aquella hembra que me tenía hipnotizado. Mi mujer por su parte se metió en un vestido que le quedaba de fábula con un generoso escote el cual dejaba entrever sus bonitos pechos. Cuando estábamos saliendo de casa me dijo que no la había dicho lo guapa que estaba, la eche la mano al culo y noté que no llevaba bragas, experimenté una buena erección, intenté agarrarla y meterla en casa para follarmela, pero me dijo que debía portarme bien, y que al volver a lo mejor me dejaba degustar aquello. Al llegar a casa de mi compañero, el y su mujer nos abrieron la puerta, el iba muy elegante a la vez que juvenil, agarró a mi mujer por la cadera y la estampó un beso en la mejilla, creo que notó que no llevaba bragas ya que la sonrió abiertamente y mi mujer también sonrío con picardía. La mujer de mi compañero también estaba espectacular, llevaba un escote de lo más sugerente y una falda que dejaba ver sus bonitas piernas. Nos sentamos en el salón y tomamos un pequeño aperitivo, la verdad que charlábamos animadamente, estábamos muy entretenidos hasta que la anfitriona dijo que nos sentáramos a la mesa para cenar. Me ofrecí para ayudarla a llevar las cosas a la mesa y ella me lo agradeció.

Al llegar a la cocina, ella, me soltó que la apetecía mucho follarme, cosa que dejo helado ya que no me esperaba semejante proposición. Sentí como la polla se me empezaba a endurecer, me quedé sin saber que hacer, pero la agarré de la nuca la ataje hacia a mi y la besé, nuestras lenguas se entrelazaban mientras ambos nos sobabamos, nos separamos de golpe recompusimos nuestras ropas y fuimos al salón.

Al entrar en el salón me quedé de piedra al ver la escena que tenía delante de mí, mi mujer tenía las tetas al aire, la falda remangada, estaba subida a horcajadas encima de mi compañero, el cual además de tenerla empalada, la estaba lamiendo sus tetas, mordisqueaba también sus pezones tiesos y duros, ella no tiene unos pechos muy grandes, pero si bien puestas y cuando se excita sus pezones parecen querer salirse de ellas. La estaba comiendo sin ningún pudor, mi mujer me miró y me dijo que me parecía, siempre has querido ser un cornudo y ya lo eres. El me dijo con una amplia sonrisa que la estaba dando lo que le había pedido, mientras ella seguía cabalgando su polla. Sin tiempo a reaccionar la mujer de mi amigo se había arrodillado delante de mi y desabrochaba el pantalón con avidez, cuando tuvo mi polla en sus manos no dudó en metérsela en la boca y comenzar a degustarla, sus labios buscaban mi glande, tenía una buena erección al haber visto a mi mujer follando pero con esto ya la tenía dura. Mi mujer seguía cabalgando aquella polla, ahora gemía con más intensidad, estaba gozando y a punto de correrse la muy zorra, por mi arte seguía siendo bien atendido por la mujer de mi compañero. Mi mujer salio de la polla, la agarró y empezó a chuparla y lamerla, ella tiró del pellejo hacia atrás dejando ver un generoso y brillante glande que mi mujer se encargaba de sacar más lustre en cada una de sus pasadas, a la vez que acariciaba sus huevos llenos de crema, el la dijo que se iba a correr, cual fue mi sorpresa que ella se metió la polla entera y tragó toda la descarga de leche que el soltó, ella conmigo nunca lo había hecho. Dejó de tragar y lamió la polla hasta dejarla limpia sin rastro de leche, se acercó a mi y me dio un beso en la boca, aún sabía a el, no daba crédito a lo que veía y sentía la mamada que me hacia la mujer de el, mi mujer se agachó junto a ella y la dijo que quería su parte de polla, la echo a un lado, me tumbó en la alfombra y se metió ahora mi polla de un golpe en su coño húmedo y ya dilatado mientras la mujer de mi compañero se quitó las bragas y se puso en cima de mi cara, mi lengua comenzó a lamer aquel coño y sus jugos calientes caían por mis mejillas, las embestidas de mi mujer se hacían cada vez más fuertes.

Por mis pierna note que alguien me rozaba, era mi compañero que se unía a la fiesta después de algo de descanso, se colocó detrás de mi mujer y comenzó a follarla por el culo, mi mujer gritó e incluso intentó salir de la follada pero no pudo porque el la sujeto con fuerza, mi mujer gemía al ser follada por dos pollas, mientras yo seguía moviendo la lengua dando placer a la mujer de mi compañero. Ella gimió y le dio como un calambre, me di cuenta de que se había corrido, y yo estaba a punto de hacerlo, salí de mi mujer, se inclinó hacia mi polla y comenzó a comerla mientras el otro la seguía partiendo el culo sin ningún tipo de reparo, las embestidas de el se hacían más fuertes y mi mujer se tragaba mi polla entera, le solté un chorro de semen que debió llegarla muy adentro ya que le dieron arcadas, con la boca llena de leche, mi compañero seguía dándola sin piedad. La mujer de mi compañero se me acercó y lamió los restos de leche que había en mi polla. Mi compañero salio de mi mujer la giró y se corrió en sus tetas, ella se esparció la leche por el cuerpo.

Menuda cena habíamos tenido.