La cazadora de superheroínas

Una inexperta heroína cae en manos de su enemigo. Pronto la chica descubrirá que en ese mundo hay ciertas reglas.

Una noche lluviosa cualquiera, En un callejón de una gran ciudad

Mindstorm corría como una desesperada por los estrechos callejones de la ciudad. Su corazón latía tan fuerte que parecía a punto de salir por su pecho. Varias veces estuvo a punto de resbalar pero la confiable suela de sus botas se adhirió bien en el suelo empapado por el agua de la lluvia.

Mientras corría, perseguida por cinco individuos pensaba si no había sido un error desde el inicio intentar ser una superheroína. Desde pequeña siempre tuvo cierto “don” que muchas veces le causó más problemas que ventajas. Ella podía mover objetos con su mente. Cuando lloraba, o cuando reía, se movían diversos objetos a su alrededor de forma totalmente incontrolable. Hasta su adolescencia, no vio esa habilidad como algo positivo, intentó concentrarse en ello y poco a poco logró controlar su poder, empezando a mover los objetos de acuerdo a su voluntad y no a su estado de ánimo. Cuando cumplió 18 años decidió que usaría sus poderes para proteger a otras personas, quería convertirse en una superheroína, imitar a su tan admiradas Supergirl, Batgirl o Wonder Woman entre otras. Su habitación estaba llena de pósteres de sus heroínas favoritas.

Los grandes superhéroes, Superman, Batman… siempre estaban ocupados en esa cruzada a la que llamaban “Liga de la Justicia”, ello les impedía ocuparse de otros asuntos que consideraban “menores” pero que realmente eran las principales preocupaciones del día día de los ciudadanos. Robos, asaltos, bandas callejeras, asesinatos, violaciones, supervillanos que no amenazaban con destruir el mundo pero que suponían un auténtico quebradero de cabeza a los ciudadanos… cossa así quedaban en manos de sus compañeras femeninas: las superheroínas. Pronto los ciudadanos empezaron a ver a esas chicas como sus auténticas salvadoras, y no tardaron en convertirse en auténticos ídolos. Sus compañeros masculinos, pese a ocuparse de salvar, literalmente, al mundo, quedaban en segundo plano en los telediarios.

Mindstorm se confeccionó un traje de resistente tejido, que no fuera demasiado revelador, pero que tampoco le cubriera demasiado. No tenía suficiente confianza para ir tan provocativa como Supergirl pero tampoco le gustaba el estilo de Batgirl. Así que adoptó algo intermedio. Vestía un bodi ajustado de tela oscuro y manga corta. Aunque el bodi cubría bien su trasero, ella lo complementaba con una falda que le llevaba justo hasta las rodillas. Así gozaba de libertad para mover sus piernas sin miedo a revelar más piel de la deseada. El bodi cerraba alrededor de su cuello de forma que tampoco mostraba escote. La única piel que revelaba su uniforme eran unas bonitas y redondeadas piernas y sus brazos. Complementaba el conjunto con unas botas altas que no le llegaban a la rodilla y unos guantes con tela anticorte. Un oscuro antifaz cubría su rostro, y, como la mayoría de sus admiradas superheroínas, complementaba su atuendo con una capa.

Únicamente rompía el color negro de su uniforme una gran espiral plateada que ella había dibujado en su barriga así como en su capa y en la máscara, justo en su frente. Así era como ella se imaginaba que funcionaba su habilidad, unas ondas en forma de espiral que su mente proyectaba hacia diversos objetos. Le costó bastante escoger su nombre, demasiadas superheroínas en el mundo, casi todos los nombres que le venían a la mente ya estaban cogidos. Al final se decantó por algo que fuera fácil de recordar pero a la vez sonara poderoso: Mindstorm, sí, sonaba bien.

Ahora, a sus 20 años, después de dos años como heroína, había logrado hacerse un nombre en el mundo de los superhéroes. No era tan conocida como otras, pero de vez en cuando ella ocupaba la portada de algún periódico y salía en los noticieros. Sus principales objetivos eran los criminales que vagaban en los bajos fondos de la ciudad, pandilleros, traficantes, violadores… De hecho en alguna ocasión había coincidido con algunas de las más célebres heroínas. Al inicio de su carrera había tenido la suerte de coincidir en una misión con Batgirl, aunque su perspectiva sobre esa heroína cambió un poco. Mindstorm encontró a la mujer murciélago algo prepotente y estirada. Cuando ella sacó a relucir que ambas eran las únicas heroínas pelirrojas, Batgirl la miró con desprecio, como si se sintiera “destronada” al dejar de ser la única pelirroja en el club. O tal vez fuera porque, en el fondo, Batgirl siente cierto complejo de inferioridad al no gozar de superpoderes como Mindstorm, una heroína que consideraba “de segunda”.

Su experiencia con Supergirl por el contrario fue gratamente positiva. Fue hacía poco menos de un año. Durante una misión la ayudó a derrotar a un poderoso supervillano. Mindstorm simplemente fue el cebo para atraerlo y Supergirl se ocupó del resto. Pero luego ante las cámaras, Supergirl no hizo sino alabar la participación y ayuda de la poco conocida Mindstorm, cosa que hizo que la novata recibiera cierto renombre.

Y esta noche, Mindstorm había cometido su primer error, que podría resultarle fatal. Pese a las horas dedicadas poniendo a prueba su resistencia y su habilidad, había sobrevalorado su poder.

Pese a ser un día lluvioso y con poca actividad, en un callejón había visto como cinco tipos intentaban abusar de una indefensa chica. Para llamar su atención e intimidarlos, decidió levantar un enorme contenedor de basura por encima de sus cabezas. En un principio aquella maniobra funcionó, los asustados individuos soltaron a la chica e intentaron escapar. Entonces fue cuando ella cometió su error. Decidió lanzar el contenedor sobre ellos, estrellándose justo delante suyo, cerrándoles el paso. Ella, con aire de superioridad se acercó a ellos, creyendo teniéndolos acorralados. Mientras la chica a la que había salvado ser perdía por la calle, ella se encaró con los cinco individuos.

Uno de los tipos, en un gesto desesperado, se arrojó sobre ella blandiendo un tubo de hierro. Mindstorm, como acostumbraba, se concentró en detener al hombre con su mente. Lo que no contaba era que arrojar el contenedor sobre aquellos individuos la había dejado totalmente agotada. En lugar de detener al individuo que se acercaba a ella, tan sólo lo pudo ralentizar lo justo como para esquivar el tubo de hierro que se dirigía a su cabeza. Su expresión de sorpresa al ver que por primera vez su poder había flaqueado en una situación comprometida, no pasó desapercibida a los otros cuatro individuos que se arrojaron como hienas encima suyo.

Tuvo que recurrir a sus últimas fuerzas para quitárselos de encima usando todo su poder mental. Y allí estaba ella ahora, corriendo bajo la lluvia huyendo de aquellos cinco violadores a los que minutos antes creía tener en sus manos.

Mientras corría seguía intentando que sus poderes acudieran a ella, pero no llegaban. Su fuerza mental se había agotado en el sobre esfuerzo por mover el contenedor. En otras ocasiones había movido objetos pesados, como un coche, sin problema. Pero no había contado con que ese contenedor, en una zona de obras, estaría lleno de runa y otros objetos, haciéndolo mucho más pesado de lo que en un inicio parecía. En una maniobra estéril había agotado su energía y ahora se veía corriendo como una chica asustada.

Mientras creía dejarlos atrás, su capa se enredó con una varilla de hierro que sobresalía de una pared medio derruida, viéndose repentinamente de bruces al suelo. Presa del pánico, intentó levantarse mientras escuchaba como unos pasos se acercaban rápidamente a ella.

  • ¡Ya es nuestra!.- Dijo una voz mientras notaba como tiraban de su capa mientras ella intentaba levantarse, viéndose de nuevo de bruces al suelo.

Alguien puso su rodilla en su espalda impidiendo que pudiera incorporarse, notó como enrollaban su capa alrededor de su cuello y apretaban. Intentó resistir, patalear, luchar mientras tosía ante la falta de aire. Nunca llegó a pensar que su capa pudiera jugarle tan mala pasada. Simplemente la llevaba porque parecía una moda entre las heroínas, y la verdad le gustaba como quedaba, ondeando al viento mientras se enfrentaba a los villanos. Las imágenes que circulaban de ella en internet, enfrentándose a varios individuos con su oscura capa ondeando eran francamente buenas.

Mientras veía como esa prenda la asfixiaba sin remedio, una duda cruzó su mente “¿a Huntress o a Supergirl también les habría jugado una mala pasada esa prenda?”.

Finalmente, entre risas, aflojaron la presión contra su cuello permitiéndole tomar una bocanada de aire.

  • ¿Qué pasa, no te sientes tan “super” ahora?- Dijo uno haciendo estallar en carcajadas a los otros.

  • ¿Sabes? Siempre me pregunté qué obsesión tenéis las heroínas con eso de llevar capas. ¿No veis que es una prenda incómoda y que se puede enredar en cualquier sitio… incluso alrededor de un hermoso cuello?- Dijo otra voz.

Mindstorm no dijo nada, intentando quitarse de encima al que la sujetaba con su rodilla. Lo cierto es que usar capa había sido una idea nefasta, se reprimía por dentro por no haber pensado en los inconvenientes de esa prenda.

La chica soltó un grito, asustada, al notar unas manos palpar sus muslos y subir por su falda.

  • Vaya, qué decepción.- Escuchó una voz a su espalda.- Así que no eres de las que le gusta mostrar culete bajo la falda.

El individuo parecía decepcionado al encontrar bajo su falda la parte inferior del bodi que cubría totalmente su trasero. Mindstorm soltó otro grito de sorpresa y temor a la vez que el hombre que manoseaba su culo soltaba una carcajada. Había tirado de su tela, haciendo que el bodi se enterrara en su trasero, como si de un tanga se tratara. Ahora contemplaba el pálido y redondo trasero de la chica.

  • Mucho mejor así.- Dijo satisfecho.- Chicos venid aquí, mirad que hermoso culito tiene nuestra presa. ¿Qué os parece? Creo que es mucho mejor que la que se nos ha escapado.

Mindstorm nunca había estado tan asustada. Nunca se había visto tan impotente, a merced de sus enemigos. Hasta ahora, nunca se había visto en ninguna situación tan desesperada. Y mucho menos había sido derrotada, únicamente había tenido un par de sustos, de los que afortunadamente pudo salir vencedora. Pero ahora era distinto. Sin su energía no podía hacer nada para quitarse de encima esos tipos. Cómo último recurso, empezó a chillar auxilio, como la chica asustada que ahora mismo se sentía.

  • Calla o vas a despertar a todo el vecindario.- Dijo uno de los tipos mientras la cogía fuertemente del pelo y enterraba su cabeza en el charco de agua en el que había caído.

Aquél gesto brusco sorprendió a Mindstorm, que intentó gritar, pero su sonido quedó ahogado en el agua, desesperada vio como el agua mezclada con barro penetraba en su boca. Impotente notó como un tipo le sujetaba fuertemente los brazos a su espalda mientras otro intentaba quitarle su bodi por los hombros. Aquellos tipos iban a desnudarla y violarla y no había nada que ella pudiera hacer para impedirlo. Sus lágrimas se mezclaban con la turbia agua mientras se preguntaba si iba a morir así, ahogada en un sucio charco mientras era violada.

Ella luchaba por llenar sus pulmones de aire y notaba como pese a su forcejeo, su traje se iba deslizando por su cuerpo, llegando a su cintura, sin que pudiera hacer nada para impedirlo. De repente, notó como la presión sobre su cabeza se aflojaba y un fardo caía enfrente suyo en un ruido sordo. Notó como los fuertes brazos que la sujetaban la liberaban y la presión de la rodilla sobre su espalda desaparecía. Mindstorm finalmente logró sacar la cabeza del charco y aspirar el tan anhelado oxígeno. Su pelo y su cara estaban sucios y llenos de barro. A su alrededor, inmóviles, estaban los cinco individuos tumbados en el suelo. Ella se recostó en contra la pared, tosiendo, mientras recuperaba aire. Su respiración y su corazón estaban totalmente acelerados y a un ritmo frenético. La chica aún no se había recuperado del susto. Hasta el punto que su mente era incapaz de asimilar que lo que fluía alrededor de los cinco tipos no era agua ni barro sino sangre diluida en el agua de la lluvia.

Al cabo de unos instantes de shock, sin poder moverse, Mindstorm se incorporó mientras se volvía a colocar su uniforme, volviendo a cubrir sus pechos y recolocándose la parte inferior del bodi, que habían enterrado en su trasero. Tan absorta estaba que no escuchó unos pasos que se acercaban.

  • ¿No vas a darme las gracias?- Dijo una voz femenina con acento extranjero que se acercó a ella con una humeante pistola con silenciador en su mano. Al verla, la chica se asustó.- Tranquila, soy tu salvadora. Se puede decir que es tu día de suerte, no tolero violadores en mis dominios.

Un poco más tranquila, Mindstorm alzó la vista y contempló a su rescatadora. Frente a ella había una chica joven, tal vez de unos 30 años, aunque era difícil precisar su edad. Medía un palmo más que ella y vestía una especie de mono de licra de color negro que, con el agua de lluvia, se había quedado demasiado arrapado a su cuerpo, sin disimular en absoluto sus formas femeninas. Aunque aquello no parecía importar a su salvadora. Sus manos y su cara, las únicas partes de su cuerpo que no cubría, tenían un tono pálido. Su rostro tenía rasgos asiáticos y su pelo era totalmente blanco, pero no canoso. La tonalidad incolora de sus ojos bajo la luz de las farolas le dijo a Mindstorm que la recién llegada era albina.

Mindstorm enseguida supo quién era su rescatadora. Y eso no la tranquilizó. Por lo que sabía, la asiática se hacía llamar Kitsune, aunque nadie conocía su verdadero nombre. Las heroínas con las que Mindstorm había tenido contacto sospechaban que Kitsune regentaba varios negocios ilegales, principalmente locales de prostitución y regía una amplia red criminal. Pero nunca habían encontrado ningún indicio contra ella, pese a haber desmantelado varios de sus negocios. Ella siempre aparecía limpia de toda actividad ilegal. Cómo lo lograba era un quebradero de cabeza para las heroínas que intentaban meterla entre rejas.

Y esa chica había disparado fríamente contra cinco tipos para salvarla. Mindstorm ni siquiera era consciente que en su huida desesperada había entrado dentro del territorio de Kitsune. Pese a que no hacía frío, la joven heroína temblaba, la mera presencia de la villana la intimidaba. Y el hecho que aún sujetara la pistola no la tranquilizaba.

Kitsune se acercó a ella y con un movimiento tranquilizador la cogió por el cuello.

  • Tranquila… estás asustada.- Dijo mientras guardaba el arma en una funda sujeta a su pierna.- No hace falta que digas nada… ahora estás a salvo… ven conmigo.

Mindstorm no entendía qué sucedía, pero de repente, el abrazo de Kitsune, sus palabras, empezaron a tranquilizarla. Su respiración se fue pausando, su cuerpo se relajó y dejó de temblar. Sin saber porque, se apoyó en el cuerpo de su salvadora. Notó como el agotamiento de las horas previas le caía encima, las piernas dejaron de sostenerla, notaba sus brazos pesados. Si la asiática no la hubiera sujetado, Mindstorm se habría visto de bruces contra el suelo. Sin poder hacer nada para impedirlo, los ojos de la joven heroína se cerraron.

  • Bien pequeña… eso es… duerme.- Susurró Kitsune a la oreja de la inconsciente heroína.- Es hora de ir a casa… tengo planes para tí. Siempre quise capturar una superheroína pero nunca pensé que me encontraría una caída del cielo.

Horas más tarde. Guarida de Kitsune

Mindstorm se despertó con un sobresalto. Examinó a su alrededor y no reconoció el lugar en el que estaba. Una estancia de unos diez metros cuadrados con las paredes y el suelo acolchadas. Una luz se filtraba por una claraboya en el techo. ¿La luz del sol? ¿Cuántas horas llevaba inconsciente?.

Nerviosa se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero de repente una fuerza detuvo su avance. Aturdida, se dio cuenta de que sus manos y sus pies estaban sujetos a la pared mediante una gruesa y corta cadena de hierro. Contempló unos instantes los grilletes que la inmovilizaban.

Pese a que podía mover y levantar objetos pesados, no pudo romper la cadena. Nunca había logrado entrenar su habilidad para poder romper cosas, podía levantarlas y moverlas pero no ejercer suficiente fuerza como para romper un objeto con su mente. Tampoco tenía la suficiente precisión con su habilidad como para mover los diminutos mecanismos del cierre de los grilletes y liberarse. Pese a que lo había intentado en varias ocasiones, nunca había logrado abrir una cerradura con su mente. En otras palabras, estaba atrapada.

Kitsune entró al cabo de un rato de contemplar a su prisionera. Llevaba un plato con algo de comida y brick de zumo, todo de plástico. La villana había diseñado esa estancia para otras heroínas mucho más peligrosas, pero era la primera vez que la usaba. “Casi mejor empezar por una presa más manejable” pensó para sus adentros.

Kitsune tenía en sus archivos análisis detallados de todas las heroínas de la ciudad, sus poderes y habilidades y sus posibles debilidades así como sus enemigos más recurrentes. Llevaba tiempo planeando una caza de heroínas, esas malditas chicas cada vez se lo ponían más difícil para sus actividades delictivas y ya le habían hecho perder demasiado dinero. Además de otros motivos más “personales”. Pero nunca se había atrevido con una. Pese a tener un pequeño ejército de matones a su servicio, algunos con ciertas habilidades, nunca los había visto capaces de poder tumbar a una Superheroína.

Mindstorm nunca había interferido en sus actividades, pero ya que le había llegado como un regalo, no iba a desaprovechar esa oportunidad de oro para someter a su primera heroína.

Había estudiado atentamente sus habilidades. Según había analizado, se trataba de una jovencita, novata, sin ninguna derrota en su corta carrera. Por lo tanto aún inexperta en según que situaciones. Sabía que su principal poder era poder mover cosas con la mente. La puerta estaba altamente reforzada y las cadenas eran de una fuerte aleación de metales. Había diseñado la habitación para resistir a heroínas más poderosas, tal vez no a Supergirl o Wonder Woman, pero estaba segura que podría mantener allí encerradas a chicas como Zatanna, Black Canary, Starfire o Raven entre otras. Si Mindstorm intentaba lanzarla por los aires, Kitsune contaba en que las paredes acolchadas amortiguaran el golpe. Apretando un botón o a una orden verbal suya, los conductos de ventilación llenarían la sala de gas tranquilizante. Un último recurso en caso que la situación se descontrolara. A través de una cámara oculta había contemplado a su prisionera desde que se había despertado. Si a estas alturas no había roto las cadenas que la sujetaban ni había logrado liberarse es que no podía hacerlo. Con cautela abrió la puerta.

  • Buenos días princesa, ¿qué tal has dormido?

La heroína la contempló extrañada. Kitsune la examinó unos instantes, todo su cuerpo le transmitía una sola sensación: temor. Sus ojos estaban vidriosos, la chica hacía auténticos esfuerzos para no llorar, las piernas le temblaban, el corazón le latía a toda velocidad, sus dientes castañeaban. Era obvio que la chica le tenía miedo. La examinó una segunda vez, sólo temor, no había ira ni resistencia. Al parecer aquello sería más fácil de lo que había previsto.

Kitsune tenía también su habilidad, una bastante útil aunque no suficiente para enfrentarse cara a cara con las tan odiadas superheroínas. Su cuerpo al nacer había sufrido una especie de “mutación genética”, su piel carecía de pigmentación alguna, lo que hacía que tuviera que tener mucho cuidado con la luz solar. Pero a cambio había ganado otras habilidades. Podía percibir los estados de ánimo de la gente a través de las feromonas que segregaban sus cuerpos. Podía percibir si estaban cansadas, tristes, eufóricas, excitadas, felices, hiperactivas… como si de un libro abierto se tratara. Y tenía además otra habilidad, su cuerpo podía exudar feromonas para cambiar el estado de ánimo de quien tuviera alrededor. Podría hacer llorar de tristeza a una persona que acababa de ganar la lotería, hacer que una chica se sintiera altamente excitada por un chico poco atractivo, dar ímpetu a un hombre asustado, calmar a alguien furioso… Una habilidad francamente útil, sobretodo para el tipo de vida que Kitsune llevaba. Con facilidad podía hacer que una persona se sintiera receptiva a cerrar un trato que no le convenía o que alguien se sintiera favorable a cumplir sus órdenes.

La habilidad de Kitsune tenía varios inconvenientes que la hacían sentirse inferior a muchas otras chicas con poderes. El primero era que la vestimenta era un incordio para su habilidad. Las feromonas las exudaba su cuerpo a través de los poros de la piel, como si de sudor se tratara. De forma que cuanto más cubriera su cuerpo con ropa, menos efecto tenían. Es por ello que se había resignado a andar siempre desnuda, disimulando su desnudez con un bodipainting que simulara un vestido de malla apretado. Cualquier otra chica se moriría de vergüenza al tener que mostrarse de esa forma ante alguien, pero gracias a sus feromonas, podía reducir la libido de quien tuviera delante, haciendo que hablara con naturalidad ante la desnuda chica. O al contrario, si le interesaba, incrementar su libido haciendo que se sintiera turbado ante la desnudez de la villana.

El otro inconveniente era que sus feromonas tenían un alcance efectivo de pocos metros y no tenían eficacia inmediata. Necesitaban unos minutos para penetrar y hacer efecto, a través de la respiración o de los poros de la piel, en el cuerpo de quien tuviera alrededor. Es por ello que en una situación de combate, poca utilidad tenía. En cambio, si conseguía engatusar a un enemigo en una conversación, la villana allí tenía todas las de ganar. Unos minutos de charla eran suficientes para que su habilidad inclinara la balanza a su favor. Es por ello que utilizaba sobretodo su habilidad en los negocios y buscaba el diálogo en lugar de la confrontación. En la pequeña celda dónde tenía encerrada a Mindstorm, sus feromonas podían fluir sin inconveniente, penetrando en el cuerpo de la indefensa heroína.

  • ¿Qué… qué vas a hacerme?- Preguntó la chica con un hilillo de voz temblorosa.

Aunque nunca se había metido en los asuntos de Kitsune, lo que había escuchado de ella a través de otras de sus compañeras, era más que suficiente para asustar a la novata heroína. Nunca antes había sido capturada y el miedo, sobretodo la duda a lo que iba a sucederle, la atemorizaba.

  • ¿Qué crees qué voy a hacerte?- Respondió la villana con voz quieta.- De momento llevarte el desayuno. Estoy segura que estarás hambrienta. Adelante, come, te aseguro que no está envenenado.

Como prueba de ello, Kitsune agarró un bollo y lo mordió, y dio un sorbo al zumo. Contempló satisfecha como sus feromonas iban haciendo efecto, tranquilizando, únicamente lo justo, a la asustada heroína.

Mindstorm notó como su cuerpo se relajaba un poco, seguía sintiéndose asustada pero ver como la villana le tendía la comida la tranquilizó un poco. Sin dejar de contemplar a su captora, temiendo que hiciera algo contra ella, empezó a comer los bollos que le había traído. Primero con desconfianza, pero a medida que el hambre hacía rugir su estómago, se los comió vorazmente.

La chica se recostó en el suelo y contempló a la villana. Por primera vez se fijó que lo que en la oscuridad de la noche había interpretado como un vestido de malla apretado contra su cuerpo por el agua de la lluvia, no era sino simple pintura corporal. Kitsune había estado totalmente desnuda ante aquellos hombres, y lo estaba ahora ante ella. Aquello la ruborizó un poco, haciéndola sentirse incómoda.

  • ¿Me tienes miedo?- Preguntó la villana con una sonrisa. Pese a que la heroína negó con la cabeza, ella pudo percibir la verdad en su cuerpo, estaba totalmente asustada.

  • Supongo que tus amigas más veteranas te habrán explicado las normas, ¿verdad?- Le preguntó la villana.

La chica sorprendida ante aquella pregunta, la miró extrañada. ¿A qué se refería? ¿Qué “normas”? Ninguna de las heroínas con quién había interactuado a lo largo de su corta pero intensa carrera le había dicho nada de unas normas. Kitsune leyó la respuesta sin necesidad que dijera nada.

  • Vaya vaya, ¿así que no te han dicho nada? Menudas compañeras están hechas. Hay una regla de oro que toda heroína debería saber. Me sorprende que no te hayan dicho nada al respecto. Verás, como te lo explico… Por lo general, si una heroína captura a un delincuente, este es entregado a las autoridades y va a la cárcel. Supongo que hasta aquí llegas.- Mindstorm asintió intrigada, la villana prosiguió.- Pero ¿nunca te han dicho lo que sucede si uno de los “malos” logra capturar a una heroína?

La villana dejó la pregunta en el aire y con un gesto quieto, entre curiosidad y temor, la novata le indicó que prosiguiera. Le daba miedo la posible respuesta, pero la intriga podía con ella.

  • Bien, pues si alguien logra vencer y capturar a una heroína, puede disponer de ella a placer. Hacer suyo su cuerpo el tiempo que desee, hasta que se canse de ella o otras heroínas la rescaten. Esas son las reglas desde hace años, simples y claras. Y cuando digo que puede hacer cualquier cosa con la heroína, me refiero exactamente a eso, absolutamente cualquier cosa que pase por su perversa mente. Al fin y al cabo, no todo el mundo puede capturar una heroína, el riesgo es enorme y por lo tanto, la recompensa debe estar a la par.

Mindstorm abrió la boca intentando decir algo pero la villana la hizo callar con un gesto brusco.

  • Sí, en este mundo hay ciertas normas. No es ético ni correcto abusar de un rehén indefenso, un simple civil que ha tenido la mala suerte de tropezarse con quien no debía. Incluso una agente de policía, al fin y al cabo no hacen más que su trabajo y muchas veces se enfrentan con valor a situaciones que les superan. Pero con las superheroínas es distinto. ¿Qué excusa tenéis vosotras? No estáis obligadas a hacer de justicieras, si lo hacéis es porque queréis. Y además con vuestras habilidades normalmente estáis muy por encima de vuestros rivales. ¿Qué opción nos queda a los “malos” para haceros bajar esos aires de superioridad? Sólo nos queda recurrir a vuestra principal debilidad: la dignidad. Humillaros de tal modo que no queráis saber nada más de nosotros, que prefiráis salir de circulación antes de veros expuestas ante el público que tanto os adora. Esas son las normas “del juego” y todas aceptan el riesgo. Tenéis fama y notoriedad, gozáis del agradecimiento de la gente por enfrentaros con valor a situaciones que superan a cualquiera y conseguir lo imposible. Sois mucho más celebres que una estrella del Rock. Pero eso viene con un precio, el precio que deberéis pagar en caso de ser derrotadas... ¿No te habían dicho nada de eso antes de iniciarte en tu carrera como heroína? ¿Nadie te contó los riesgos de esa profesión? ¿El precio de la fama?

La heroína la miraba con el rostro totalmente desencajado. Evidentemente nadie le había dicho nada de ello y ahora mismo se sentía totalmente impotente, indefensa y asustada. ¿Qué significaba aquello de que Kitsune podría hacer lo que quisiera con ella? ¿Qué tendría en mente la villana? En su mente había un brillo de esperanza, seguro que las otras heroínas no dejarían que nada malo le sucediera. Seguro que velarían por ella, la encontrarían y la rescatarían. Pero ese pequeño brillo pronto se apagó ¿Quién sabía que ella estaba allí encerrada? NADIE. Kitsune la contemplaba con una sonrisa triunfal en la cara, podía entrever lo que pasaba por la mente de la chica con total claridad.

  • Por… por favor...- Mindstorm no sabía muy bien que decir, a diferencia de antes, esta vez la villana no le indicó que callara, al contrario, la apremió para que continuara- Lo… lo siento… siento mucho si te he molestado… si te ha molestado que entrara en tu territorio… te juro que yo no sabía… lo siento no era mi intención yo… yo no tengo nada contra tí… por favor… no me hagas daño… yo… yo solo quiero volver a casa… te prometo que no diré nada a nadie de ese encuentro.

Kitsune contemplaba a la joven heroína mientras balbuceaba una disculpa ¿a propósito de qué? Cierto era que ella no le había hecho nada, simplemente había tenido la mala fortuna de caer en sus manos. Se agachó junto a ella y le acarició la cabeza, tranquilizándola.

  • Shht, tranquila.- La villana recostó la cabeza de la chica entre sus pechos.- Afortunadamente para tí, yo no soy un monstruo. A otros les gustaría verte chillar de dolor, torturarte hasta lo indecible… Por suerte yo soy distinta.

Aquellas palabras tranquilizaron un poco a Mindstorm.

  • ¿De… de verdad no vas a hacerme daño?- Le preguntó asustada.

  • Claro que no pequeña.- Le susurró al oído.- De hecho puede que lo que te haga te guste tanto como a mí. ¿Si te quito los grilletes… vas a intentar alguna locura? No querría lastimarte por tu actitud violenta.

La chica negó con la cabeza. Kitsune sonrió para sus adentros, claro que no iba a intentar nada, la superheroína estaba demasiado asustada para ello. Y Kitsune se encargaría de que mantuviera ese miedo. Cuando le retiró los grilletes, la chica se masajeó sus muñecas y sus tobillos sin comprender nada.

  • ¿Puedo irme a casa? - Le preguntó tímidamente.- Te prometo que no diré nada a nadie.

La villana no pudo evitar una carcajada al escuchar aquello.

  • No jovencita, no. No te he liberado de las cadenas para soltarte. ¿Es que no has entendido nada de lo que te he dicho? Si te he quitado las cadenas ha sido para una única razón, para que puedas quitarte ese estúpido uniforme que llevas. ¡venga, desnúdate para mí preciosa!

La chica, de rodillas, la miró con ojos vidriosos, suplicantes. Tuvo que hacer un sobreesfuerzo para no llorar de desesperación. ¿En serio iba a tener que desnudarse? Mindstorm podría luchar contra la villana, usar su poder, y seguramente podría vencerla. Pero estaba demasiado asustada para intentar nada. El miedo atenazaba su mente, no tenía voluntad de luchar, temía que su captora le hiciera daño de verdad. Abrió la boca para intentar implorar algo, pero Kitsune selló sus labios poniendo su pie en ellos.

  • No quiero escuchar tus súplicas inútiles. Mira chica, tienes dos opciones, o te quitas tu misma ese absurdo traje o te lo arranco yo misma y luego te llevo a rastras hasta mis perros y dejo que hagan lo que quieran contigo. Creo que hoy no les he dado de comer.

La villana tuvo que hacer un esfuerzo para reprimir una risita. La mención a esos imaginarios perros había causado el efecto esperado. Mindstorm se quitó la capa y doblándola, la dejó a sus pies, casi como una ofrenda. Luego se desprendió de los guantes y las botas, que dejó encima de la capa. Kitsune contempló los pequeños y bonitos pies de la chica. Mindstorm se quitó la falda, quedando vestida solamente con su bodi oscuro de una pieza. Antes de proseguir, la villana con un gesto le indicó que se levantara y que se diera una vuelta.

La chica se puso en pie y, lentamente, para deleite de la villana, se volteó, para que su captora pudiera contemplar sus formas femeninas, poco disimuladas por la flexibilidad del tejido. La heroína no tenía demasiado pecho, seguramente su talla sería una 90 especuló la villana. Pero tenía un culito envidiable. Seguramente fruto de horas de ejercicio cardiovascular. La villana la apremió a que siguiera desnudándose. La chica la miró, abrió la boca intentando implorar algo aunque se detuvo en el último momento. La amenaza de los perros aún retumbaba en su mente. Al final, obedientemente, dirigió sus manos a los hombros y empezó a quitarse el bodi. Sacó sus brazos por las mangas y dio la espalda a la villana antes de empezar a bajar la prenda por su cuerpo.

  • No no, date la vuelta, quiero que me mires mientras te lo quitas.- Dijo Kitsune autoritariamente.

La chica obedeció y mirándola, notando como sus mejillas se sonrojaban y ardían de vergüenza, empezó a desprenderse de la prenda y bajarla por su cuerpo. Antes de que llegara a su ombligo la villana soltó una exclamación.

  • Vaya vaya, ¿No usas sujetador?- Le preguntó burlona. No era una pregunta para la que esperara respuesta, así que se sorprendió al ver como la heroína respondía.

  • La tela es suficientemente ceñida y resistente como para que no me haga falta. De hecho si uso sujetador o top es más incómodo, me aprieta demasiado en el pecho y me molesta un poco al respirar cuando mi cuerpo está en tensión.

  • Ya, y estoy seguro que los delincuentes a los que derrotas están agradecidos de ello. Seguro que con el esfuerzo de la lucha y el sudor tus pezones se marcan a través de la tela. ¿No te avergüenza eso?

La chica calló, nunca había parado a pensar en ello. Lo cierto es que cuando se probaba el uniforme no se le marcaba nada. Aunque cierto era que cuando se lo ponía ella estaba tranquila y en la comodidad de su casa. Nunca se había planteado la posibilidad que en el frío de la noche o con su cuerpo acelerado y sudando durante una pelea, la tela pudiera traicionarla de ese modo. Si lograba salir de allí, tendría que pensar en ello. La villana interrumpió sus pensamientos apremiándola a continuar.

  • ¡Venga! Quiero ver si debajo de ese uniforme usas algo de ropa.

Mindstorm continuó bajando la prenda, revelando un pequeño ombligo y un vientre plano. La villana no pudo sino admirar las finas caderas de la chica. Estaba segura que muchos chicos de su clase se peleaban por las atenciones de su prisionera. La chica bajó el uniforme por su cintura, revelando unas bragas deportivas de color oscuro y continuó bajando hasta quitarse su uniforme por los pies. La chica se cubrió los pechos con sus brazos y contempló asustada a Kitsune. A un gesto suyo, ella se dio la vuelta, escuchando silbar de admiración a su captora al mostrarle el corte brasileño de su braga, que dejaba la mitad de su culo al descubierto. No es que con ello pretendiera seducir a nadie, simplemente se sentía cómoda con esa prenda, ni se le metía entre los glúteos como un tanga, ni le rozaba en exceso la piel cuando corría. Además, su falda impedía que nadie pudiera adivinar qué tipo de ropa interior usaba. Y no quería dar explicaciones al respecto a Kitsune.

  • Aún veo ropa.- Dijo la villana divertida.

De espaldas a ella, Mindstorm terminó de quitarse su última prenda, quedando totalmente desnuda, puso sus manos detrás, intentando cubrir sus glúteos, avergonzada al notar la penetrante mirada de la asiática en su espalda. Pocas personas la habían contemplado de ese modo, y desde luego, ninguna la había hecho sentir tan avergonzada de estar desnuda.

  • ¡Date la vuelta! Quiero contemplar tu super-cuerpo en todo su esplendor. Y por supuesto, nada de hacerte la recatada. Al fin y al cabo estás con una chica. ¿En el vestuario también te haces la tímida?

“Para tí es muy fácil decir eso, que directamente vas desnuda sin reparo alguno” pensó molesta la heroína mientras se volteaba, con sus brazos apoyados en sus caderas. La forma en que Kitsune la miraba no auguraba nada bueno para ella. La villana volvió al silbar al fijar la mirada en el pubis de la chica, totalmente rasurado excepto una fina línea de vello pelirrojo.

  • ¿Contenta?- Dijo cohibida- ¿Puedo irme ya?

La villana, divertida, negó con la cabeza. Era su primera superheroína y quería disfrutarlo al máximo. Exprimirla como una fruta jugosa.

  • Te he dicho que te desnudaras. Y aún no estás desnuda. No me hagas insistir de nuevo o lo vas a lamentar.

Mindstorm por unos instantes la miró sin entender nada, ya estaba totalmente desnuda. Al cabo de unos segundos entendió a lo que se refería y le entró un temblor en sus piernas.

  • No… por favor no… eso no… haré todo lo que me pidas menos eso...

La villana la cortó tajante.

  • ¡Por supuesto que harás todo lo que yo quiera! Incluido ¡esto! Venga chica, seguro que no es para tanto… ¿quién eres, una influencer, una deportista de élite, una actriz famosa, la dulce hijita de algún político? ¿Tienes miedo de que después de conocer tu identidad ataque a tu familia o algo? Venga chica soy mala pero no tanto. Ese no es mi estilo. Si fuera así, directamente te habría quitado la máscara mientras estabas inconsciente. Me da igual quien sea tu familia o tus amigos, no es por eso por lo que te ordeno que te la quites… Es por algo más simple, reafirmar mi autoridad sobre tí. Dime… ¿vas a desobedecerme?… prefieres conservar tu máscara a cambio de…

Mindstorm no la dejó terminar. Llegado a este punto lo cierto es que poco importaba ya. Se había desnudado totalmente ante Kitsune, tampoco tenía ninguna garantía de que ella se la hubiera retirado mientras estaba inconsciente. Mostrar su rostro o afrentarse a una consecuencia probablemente peor. La inexperta heroína rápidamente escogió. Con un rápido gesto se quitó el oscuro antifaz y lo dejó caer al suelo, a sus pies. Cerró los ojos, no quería ver la expresión de la villana al revelarle su identidad. Una fría carcajada al cabo de unos instantes le hizo abrirlos de nuevo.

  • Pero menuda decepción.- Dijo divertida Kitsune.- Yo me esperaba encontrar alguna celebridad, alguien conocido, y me encuentro con… ¿se puede saber quién eres? Como heroína eres una don nadie, una segundona. Pero es que bajo la máscara sigues sin ser nadie. Me esperaba algo más de mi primera superheroína. En fin… la próxima vez tendré que apuntar más alto.

Un sentimiento extraño de adueñó de Mindstorm. Que la villana se burlara de ella de esa forma, era la peor de las humillaciones posibles. Ante las otras heroínas siempre había sentido cierto complejo de inferioridad, era la menos conocida, la que menos golpes notorios hacía, la que se ocupaba de los criminales de poca monta, los que las otras enmascaradas despreciaban. Y que además se burlara también de su identidad, que se sintiera “decepcionada” por su rostro… Fue como un jarro de agua fría para ella.

  • ¿Y qué esperabas?- Replicó molesta. Era la primera vez que Mindstorm usaba ese tono en Kitsune, aquello sorprendió a la villana.- ¿Es que hace falta ser “alguien” para ser una superheroína? ¿Una chica humilde, estudiante de universidad, como yo no puede enfrentarse al crimen? ¿Des de cuando hay unas normas sobre quién puede y quién no puede ser una heroína? Batgirl, Huntress, Supergirl… ¿Acaso sabes si son famosas sin sus trajes?

Kitsune empezó a notar pequeñas ondas de fuerza en el ambiente que la empezaban a impulsar hacia atrás. Las cadenas tintineaban. La chica tenía su carácter, al parecer había tocado un tema sensible. Tuvo que recurrir a sus feromonas con intensidad para calmar a la chica.

  • Tranquila, tranquila. A mi no me debes ninguna explicación.- Dijo con una sonrisa en el rostro.- Ya veo que tienes tu carácter. Hoy por hoy puede que no seas muy conocida, pero quién sabe, tal vez te pueda ayudar a hacerte famosa.

Mindstorm notó como su cuerpo se iba tranquilizando con las palabras de la villana. No llegó a entender sus últimas palabras, la sonrisa con que las había pronunciado la dejaba inquieta. A un gesto, le indicó que la siguiera fuera de la celda. Era un gran riesgo pero Kitsune estaba dispuesta a asumirlo, creía tener a la joven heroína bajo su control. Al ver el gesto de la chica, le indicó bruscamente que dejara su ropa allí dónde estaba. Ella obedeció, esta vez sin rechistar. ¿Ya estaba, todo había terminado, iba a salir de allí tal como vino al mundo? Para su sorpresa, en lugar de conducirla a la salida, la villana la condujo hacia abajo por unas escaleras. Mientras la seguía, ella se empezó a sentir extraña, su respiración se hacía más profunda, su desnudez cada vez la incomodaba menos y no podía apartar su mirada de las caderas y el culo de Kitsune. Lo que no podía saber ella era que la villana en todo el recorrido no había dejado de segregar feromonas para estimular sexualmente a la joven heroína. Aún tenía planes para ella.

Sorprendida, Mindstorm vio como entraba en una amplia estancia decorada con mosaicos. Pese a estar un nivel por debajo de su celda, una claraboya con cristales de colores dotaba la sala de un caleidoscopio de colores luminosos. En el centro había un amplio jacuzzi, en un lateral un banco con distintas toallas y en el otro extremo una ducha de hidromasaje provista de varios jabones y fragancias. Un intenso olor a eucalipto llenaba el ambiente, penetrando en los pulmones de ambas chicas. Aquella era la sala favorita de Kitsune, allí ella pasaba horas, relajada, meditando sobre sus planes. Mindstorm era la primera visitante que entraba allí.

La heroína contempló fascinada cuanto la rodeaba. Nada faltaba en esa lujosa sala de baños. Kitsune, que se había acercado a la ducha, tuvo que llamarle la atención para que se acercara. Le tendió una esponja y le ordenó que enjabonara y limpiara su cuerpo, cubierto aún por la oscura pintura. La chica contempló unos instantes la esponja sin saber qué hacer. Contempló también la multitud de productos de aseo que había a su alrededor. Ella en su baño no tenía ni una décima parte y no terminaba de entender la utilidad de muchos de ellos. Kitsune la apremió.

Mindstorm cogió la esponja y abrió un pote de aromático jabón. Ya lo había entregado todo a la villana, su ropa, su identidad, su dignidad… Qué más daba lo que le sucediera ahora. Tan sólo quería evitar que le hiciera daño y volver a su casa lo más pronto posible. Si se contentaba con que limpiara su cuerpo, ella lo haría, por un instante se había temido algo peor.

Kitsune, de espaldas a la heroína, no pudo evitar un pequeño gemido placentero al notar como la esponja recorría su cuerpo, frotando con suavidad la piel de su espalda. Tenía que reconocer que su cautiva ponía todo su empeño en ello, sus manos no eran ni demasiado bruscas ni demasiado flojas. Los hábiles dedos de la heroína enjabonaban sus hombros, relajando sus músculos, para luego frotar su piel y eliminar la pintura, que poco a poco fue bajando por sus brazos, axilas, espalda…

En más de una ocasión Mindstorm tuvo que reprimir el impulso de meterse de lleno en la ducha con la villana. ¿Qué le sucedía a su cuerpo? Pensaba. Cuando más enjabonaba y frotaba la piel de la villana, más ganas tenía de seguir haciéndolo, de no parar. La pintura corporal de Kitsune era especial, preparada para aguantar la fría agua de la lluvia, pero se disolvía con facilidad ante la cálida agua de la ducha. A medida que el agua y el jabón diluían la pintura, ella entendió el porque del apodo de su captora. Tatuado en su pálida espalda, había una enorme y detallada figura: el zorro de nueve colas de la mitología japonesa. El animal tenía las patas traseras y la cola apoyadas justo encima del culo de la asiática, y se mantenía erguido, con sus patas delanteras rozando sus omóplatos, y su boca abierta terminando junto a su cuello. Pese a que la heroína no era aficionada a los tatuajes, no pudo sino admirar la belleza y el detalle de esa obra.

Cuando tuvo que ocuparse del trasero de la villana, una extraña sensación la ruborizó. La villana separó un poco las piernas y ella, instintivamente, deslizó la esponja entre ellas, causando un intenso gemido a su enemiga. La villana, con una sonrisa en el rostro se dio la vuelta. Los chorros de agua caliente diluían la pintura sobre sus pechos, pero aún así, ella aplicó la esponja en esos firmes senos, algo más grandes que los suyos y mucho más definidos y firmes. Mientras enjabonaba su barriga, Kitsune dio un paso hacia adelante. Ahora Minstorm notaba sus labios casi pegados a los suyos, su respiración, tan pesada como la suya, sus ojos vidriosos. La villana le arrebató la esponja de la mano y la arrojó al suelo. Agarró la mano de la heroína y la acercó a su entrepierna apretándola contra sus labios vaginales.

La heroína se sorprendió ante esa reacción por parte de la villana, y sobretodo por notar la humedad en la pálida chica. Al parecer Kitsune estaba tan excitada como ella ¿habría algo mezclado en el vapor perfumado de la sala? Por unos instantes, Mindstorm dejó de pensar en que estaba en la guarida de su enemiga, que minutos antes aquella atractiva chica la tenía asustada, que tal vez debería aprovechar y escapar de allí. A partir de ese instante, el placer saturó la mente de la joven heroína, y su mano, casi automáticamente empezó a acariciar el sexo de Kitsune mientras sus labios rozaban los de la villana. ¡Diantre! A ella ni tan siquiera le gustaban las chicas en lo más mínimo, siempre había sido totalmente heterosexual, pero esa asiática albina tenía algo que la volvía totalmente loca.

Kitsune dio un paso atrás, recostándose en la pared de la ducha y Mindstorm se metió de lleno en el cálido chorro. Sus labios se encontraron con los de ella mientras su mano no dejaba de moverse por su sexo. Kitsune estaba tan excitada que tardó unos segundos en percatarse de algo. Aunque su cautiva le ponía ganas, era obvio que no tenía ninguna experiencia con su mismo sexo. Movía su mano torpemente sin saber muy bien que zonas estimular más.

  • Shht.- Le susurró al oído mientras le mordía la oreja.- No lo haces mal, pero deja que te guíe, haz lo que te hago.

La villana rodeó a Mindstorm con un brazo mientras el otro lo acercaba a la entrepierna de la heroína. Con los tres dedos centrales de su mano, acarició suavemente los labios vaginales de la chica, para luego centrarse poco a poco en su clítoris, buscando humedecerla al máximo. Cuando notó los primeros gemidos en su oreja, la villana hábilmente introdujo uno de sus dedos en la vagina de la chica, causándole otro intenso gemido. Poco a poco fue estimulando esa zona y al cabo de unos segundos más introdujo un segundo dedo, y luego el tercero. Ahora la joven heroína jadeaba de placer en su oreja y, imitándola, conseguía que Kitsune también gimiera. Sí, ahora la inexperta chica lo hacía mucho mejor. Ambas chicas se besaban apasionadamente bajo la cálida agua de la ducha.

La villana, hábilmente negaba en el último instante el orgasmo en la heroína, frustrándola constantemente. La chica no sabía a qué obedecía tal actitud pero sus protestas se veían interrumpidas cuando la albina volvía a estimularla de nuevo. Pese a su inexperiencia, no tardó en provocar un intenso orgasmo en Kitsune, aunque la pelirroja aún estaba insatisfecha.

Con una sonrisa en el rostro, Kitsune cerró el agua de la ducha y empujó a la heroína hasta el jacuzzi, hasta que la chica cayó de espaldas en la tibia y perfumada agua.

El súbito contacto del agua de la piscina, no tan cálida como la de la ducha, provocó un escalofrío en el cuerpo de Mindstorm, sus pezones se endurecieron hasta parecer pequeñas bolitas. La albina entró poco a poco, acercándose a ella y, súbitamente, mordió traviesa uno de sus pezones.

Aquella reacción, lejos de causarle dolor, estimuló aún más a la heroína, que rodeó con sus muslos las caderas de la villana, buscando de nuevo el placer frustrado. La villana no se hizo rogar, y, cambiando de postura, introdujo su pierna entre los muslos de Mindstorm, frotando su vagina con suavidad.

La pelirroja se recostó en el borde del jacuzzi, colocándose justo encima de un chorro de burbujas, buscando el máximo estímulo sobre su vagina. La villana, con una sonrisa captó el gesto de la heroína pero no dijo nada. Únicamente se recostó encima de ella, buscando en el muslo de Mindstorm el mismo placer que el suyo le causaba a ella.

Los firmes pechos de la albina se frotaban contra su rostro, pero a Mindstorm aquello no le importaba. Sin saber porque, empezó a lamer los rosados pezones de la chica. La tibieza del cuerpo de Kitsune la estaba volviendo loca ¿o era sólo el estímulo sobre su vagina? Ella no podía precisarlo, únicamente sabía que nunca antes había estado tan excitada. Con sus brazos rodeó el cuerpo de la villana, apretándolo contra si mismo. Como si quisiera exprimir su fragancia corporal. Lo que no sabía ella era que haciendo eso, provocaba que las feromonas penetraran aún más fácilmente por los poros de su piel, ya dilatados por el cálido vapor que impregnaba la sala. Ambas chicas no tardaron en fundirse en un intenso orgasmo.

Cuando Kitsune alcanzó su segundo clímax, se tumbó en el agua, al lado de la heroína, con su brazo sobre sus hombros, jugando con su pelirrojo pelo. La villana estaba agotada, había exprimido su poder al máximo. Pero todo le indicaba que estaba fuera de peligro. Mindstorm estaba tan relajada como ella, su cuerpo no tenía el mínimo indicio de agresividad, al contrario, era un remanso de paz y erotismo.

La heroína se quedó unos instantes asimilando lo que había sucedido, contemplando el juego de luces que los cristales de la claraboya generaban en la sala. Minutos después giró la cabeza y contempló a la que en teoría era su enemiga. ¿Seguía siendo su enemiga después de aquello? Su mente era un amasijo de pensamientos confusos. Contempló el cuerpo de la villana. Sus azules venas se marcaban por toda su pálida piel. Era la primera vez que veía a una persona albina, y la tonalidad de su piel le pareció hermosa. Su vello púbico era tan blanco que parecía inexistente, al igual que sus cejas.

  • ¿Qué va a suceder conmigo? ¿Vas a dejar que me marche a casa?

La villana giró el rostro hacia ella con una intrigante sonrisa.

  • Tuviste que romper ese momento de paz con esa pregunta. Dime, ¿qué crees que voy a hacer contigo? ¿Qué será de tí?

Mindstorm la miró intrigada sin saber muy bien que decir, sin entender a qué se refería.

  • Es obvio que no te voy a dejar escapar, no inmediatamente. Pero si te portas bien tampoco te haré daño. Shht déjame terminar. Sí, vas a pasar un tiempo conmigo, aún tienes mucho que aprender de este mundo. Podría dejarte salir ahora, pero sería malo para tí, aún no has aprendido la lección. ¿Crees que todos tus enemigos serán tan complacientes contigo como yo?

Ella se incorporó y volvió a protestar, le dijo que no podía retenerla indefinidamente, que su familia se preocuparía por ella, que las otras heroínas no lo permitirían, que darían con ella, que la rescatarían. Kitsune la silenció poniendo los dedos en sus labios.

  • Dime pequeña, ¿cómo te llamas?

La chica, aún aturdida, dijo su nombre sin pensar en las consecuencias, sin tan siquiera intentar inventarse una identidad.

  • Ash… Ashley Sinclair, soy estudiante de enfermería en la universidad.

  • Bien Ashley Sinclair, estudiante de enfermería. Hagamos una apuesta. Tu estás convencida de que tus amigas no te dejarán tirada, que vendrán a por ti, que moverán cielo y tierra buscándote. Yo digo que no, que no les importas nada. Hagamos una cosa, acepta libremente ser mi huésped durante un mes. Un mes en el que serás mi prisionera. Si en este tiempo tus compañeras superheroínas logran dar contigo y te rescatan, mejor para tí y peor para mi.

  • ¿Y si no logran dar conmigo?- Preguntó asustada. La villana sonrió ante esa pregunta, la heroína estaba entrando en su juego.

  • Si no logran dar contigo, no te preocupes, te soltaré igualmente. Si lo deseas claro. No te mantendré aquí en contra de tu voluntad por más de un mes. Lo único que te pido es que no hagas ninguna locura, no intentes escapar ni luchar conmigo. A cambio yo tampoco te haré daño. Ya ves que si te portas bien, puede ser hasta placentero y todo.

  • Pero ¿mi familia…?- Preguntó con un hilo de voz.

  • Tranquila.- La interrumpió Kitsune.- No quiero que tu familia sufra por tí. Dejaré que hables con ellos, diles que estarás una temporada fuera, que te vas de viaje con unas amigas, o que te has echado novio, lo que quieras. Dejaré que hables a menudo con ellos, para que no se preocupen. Eso sí, no intentes decirles que estás encerrada en contra de tu voluntad ni ninguna estupidez similar. No querría tener que castigarte por ello. ¿Qué me dices?

La heroína no supo qué responder. Tenía tantas dudas en la cabeza que su mente estaba totalmente bloqueada. Kitsune respondió por ella.

  • O, si no quieres aceptar, siempre puedo actuar como haría cualquier otro villano. Te vuelvo a encadenar y te azoto y te maltrato a gusto para luego arrojarte desnuda en un lugar público, tal vez un centro comercial, o tu universidad, atada con tu propio disfraz y con la palabra “PUTA” tatuada en tu frente y…

  • Basta.- La interrumpió la heroína. La mera mención de aquellas palabras la había asustado.- Acepto. Vendrán a por mi, ya lo verás. Las heroínas cuidamos las unas de las otras. No me dejaran a la estacada, cuando vean que no aparezco en varios días sabrán que algo me ha sucedido, me buscarán y darán contigo.

  • Claro, claro.- Dijo Kitsune mientras salía del agua. En ese momento Ashley se percató de un detalle que hasta entonces había pasado desapercibido a su atención. En la espalda de la villana, parcialmente oculto por el tatuaje, se apreciaban unas marcas alargadas de un color rosa pálido. “¿Latigazos?” fue lo que pensó la heroína al verlos. Aunque no dijo nada al respecto, daba toda la sensación de ser algo sensible para ella si se había hecho ese enorme tatuaje para ocultar esas marcas.

Kitsune le tendió una toalla y volvió a acompañar a la heroína hacia arriba, de nuevo hasta su celda. Antes de cerrar la puerta le tendió un teléfono a la chica. La chica marcó un número y la villana escuchaba como hablaba con una persona que parecía su madre. La villana paró atención a las feromonas de la chica, detectando al detalle cuando mentía y cuando decía la verdad. Sonrió al cerciorarse de que hablaba con su madre auténtica, que no se la intentaba jugar. Le decía que iba a pasar unas semanas con una amiga que había roto con su novio para consolarla. Según Kitsune dedujo de la conversación, al parecer la chica vivía en un apartamento en la residencia de estudiantes, sola. Y tenía a su familia en otra ciudad. Mucho mejor, no le interesaba que nadie se preocupara por la ausencia de Ashley Sinclair, de hecho la impulsó a mandar un mensaje a sus amigos. En cambio, se moría de ganas por averiguar si alguien notaba la ausencia de Mindstorm.

Un mes después

Aún no eran las cinco de la mañana cuando un movimiento despertó a Kitsune. La villana, adormecida abrió los ojos. A su lado, Ashley, se movía entre las sábanas de la amplia cama, situándose entre las piernas de la villana.

  • ¿No crees que es algo temprano para eso?- Masculló, perezosa, la albina al darse cuenta de las intenciones de la pelirroja.

Por toda respuesta, notó como unas hábiles manos bajaban sus braguitas de encaje con las que dormía y una suave y hábil lengua empezaba a recorrer su sexo.

La villana emitió un suave gemido, abrió las piernas y cerró los ojos, buscando disfrutar del momento.

Hacía ya poco más de una semana que Mindstorm no dormía en su celda. Someterla había sido fácil a la par que placentero. La heroína pasados los primeros diez días se había vuelto totalmente solícita con ella, y la villana no temía que intentara nada contra ella. Sabía determinar cuando alguien fingía o estaba totalmente dominado.

En todo momento mantuvo a su cautiva informada acerca de lo que se comentaba sobre ella. Pasada la primera semana, en las redes sociales alguien ya empezó a preguntarse por la ausencia de Mindstorm, que no solía estar inactiva más de dos o tres días. Al cabo de una diez días eran varios los usuarios que publicaban mensajes preguntándose si alguien la había visto aparecer. A las dos semanas, en un vídeo, Supergirl lanzó un mensaje a la ciudadanía, aunque era pronto para especular nada, la conocida heroína agradecía cualquier tipo de información que alguien pudiera facilitar acerca de Mindstorm. Aquello llenó a Ashley de esperanza, sus compañeras estaban preocupadas por ella. Vale, no era una celebridad como heroína, pero eso no implicaba que las otras superheroínas la dejaran a su suerte. Seguro que la estarían buscando.

Pero para su decepción, pasaron los días y Supergirl no volvió a pedir información acerca de ella. La gente dejó de preocuparse por ella, y otros temas coparon las redes sociales. Era como si Mindstorm hubiera desaparecido del pensamiento de todos. Le preguntó a la villana si había tenido algo que ver al respecto. Por toda respuesta Kitsune negó con la cabeza “son así pequeña, cuando estás en la cúspide te adoran, pero ya ves lo rápido que caes en el olvido.” le dijo por toda respuesta.

La villana incluso le dejó crear un blog “¿Dónde está Mindstorm?” se titulaba y en él la chica hacía especulaciones acerca de la dramática situación en la que se encontraba su alter ego. ¿La habrían capturado? ¿La estarían torturando? ¿Se encontraría en uno de los ocultos burdeles de la ciudad? Kitsune tenía suficiente pericia informática como para evitar que nadie pudiera rastrear la IP ni cualquiera de las comunicaciones de su cautiva. Durante los primeros días, las interacciones del blog en redes sociales fueron numerosas.

Pasada la tercera semana las interacciones con el blog habían decaído drásticamente, pero ella aún mantuvo la esperanza. Aunque cada vez se sentía más unida a su captora. Kitsune no la trataba mal, comían juntas, mantenían conversaciones interesantes, procuraba que hiciera ejercicio y mantuviera su mente activa. Y sí, también gozaban juntas, ya fuera en el enorme jacuzzi o en la amplia cama de la villana. Una vez al día, dejaba que Ashley hablara con su familia y sus amigos para decirles que estaba bien. Y así, poco a poco, había transcurrido ese mes.

Kitsune hacía días que no tenía que recurrir a sus feromonas. Mindstorm se había vuelto totalmente complaciente de forma voluntaria y disfrutaba haciendo gozar a la villana y se excitaba sola sin necesidad de que la albina usara sus poderes.

La hábil lengua de Ashley causó un intenso orgasmo en la asiática. No hacía falta tener superpoderes para ver que la pelirroja se encontraba excitada e insatisfecha. Con una pícara mirada en el rostro, la heroína se incorporó y se tumbó en la cama, mordiéndose el labio mientras jugaba con sus piernas. Sin que Kitsune le dijera nada, ella sola sujetó sus muñecas a las esposas que colgaban del cabecero de la cama. Una medida de protección que había terminado convirtiéndose en un juguete sexual. Quién lo iba a decir que a la inexperta Mindstorm le terminaría encantando sentirse esposada e indefensa, a merced de la chica que semanas antes la había llenado de pavor.

Mindstorm abrió las piernas y la villana contempló lo que se le ofrecía antes de darle lo que quería, se acercó al cálido y suave cuerpo de la heroína, introduciendo su muslo por entre las piernas, frotando suavemente su vagina, notando su humedad. La prisionera cerró los ojos, recreándose en el momento. Kitsune acercó su rostro a su oreja.

  • ¿Te acuerdas que te dije que te mantendría aquí durante un mes?- La pelirroja asintió entre gemidos.- Ya ha pasado ese tiempo. ¿Dime, ha sido tan malo estar conmigo?

La chica negó con la cabeza mientras movía su cuerpo, buscando el roce de su clítoris con el muslo de la albina.

  • ¿No deseas que te libere? ¿No quieres salir de aquí, volver con tus amigos?

La chica volvió a negar con la cabeza

  • ¿No?- Preguntó la villana sorprendida mientras incrementaba el estímulo contra el clítoris de la chica.- ¿Quieres quedarte aquí para siempre?

En el éxtasis del momento, Mindstorm asintió, no quería para nada del mundo que la villana interrumpiera ese momento. De hecho se había acostumbrado a ella, después de esas semanas no le apetecía demasiado volver a su pequeño apartamento de estudiantes, a su rutina, a sus compañeros que, siendo sinceros, tampoco es que hubieran mostrado demasiado interés en cómo le iban las cosas a ella durante esas semanas. Lo cierto es que Ashley había empezado a sentir cierta atracción hacia Kitsune y no quería despegarse de ella. Un escalofrío por todo el cuerpo interrumpió sus pensamientos.

Kitsune iba descendiendo su lengua por el cuerpo de la chica, deteniéndose en su entrepierna, lamiendo la humedad de la chica, jugando con ella, buscando estimularla al máximo.

  • Sí que soy pésima como villana.- Masculló Kitsune, interrumpiendo el orgasmo de Ashley.- Te tengo como prisionera durante un mes y ahora que puedes ser libre prefieres seguir siendo mi cautiva.

La heroína no dijo nada, centrada como estaba en la lengua de Kitsune, que había vuelto a prestar atención a su vagina. Esta vez la villana no se detuvo, Mindstorm sintió que se fundía por dentro en un intenso orgasmo matutino.

Alcanzado el clímax, Kitsune se tumbó al lado de Ashley, recorriendo el sudado cuerpo de la chica con los dedos, acariciando su pelo, viendo como respiraba. No le quitó las esposas, tampoco ella se lo pidió.

  • ¿Y bien? ¿Qué voy a hacer contigo ahora?

La heroína giró la cara y contempló a su captora sin saber muy bien qué decir.

  • Tus amigas heroínas te han olvidado. Tus amigos y tu familia tampoco es que se los viera muy interesados por ti. A unos les dices que te vas de viaje unos días y ni tan siquiera te preguntan si lo pasas bien ni te piden que le mandes fotos. Y tu madre, en todo ese mes no ha insistido en verte…

Kitsune dejó caer el comentario, ambas chicas estuvieron unos minutos en silencio hasta que la heroína tomó la palabra.

  • Mi madre tiene un trabajo muy duro y vive lejos. Casi nunca ha tenido tiempo por mí, tampoco conocí a mi padre. En cuanto a mis amigos, ser una heroína tiene sus inconvenientes, uno de ellos es que no tienes tiempo para profundizar en las relaciones personales. Y sobre las otras superheroínas, no tengo palabras, pensaba que nos apoyábamos unas con otras… En fin, ¡que les den!

La villana sonrió al escuchar aquellas palabras. La situación era mejor de lo esperada. Una chica lejos de su familia, sin amistades cercanas… Mucho mejor para lo que tenía previsto.

  • Las heroínas son todas unas engreídas egoístas. Créeme sé de lo que hablo.

Ashley asintió, decepcionada. Kitsune observó atentamente su reacción, llevaba semanas queriendo hacerle una proposición, y había llegado el momento.

  • ¿Sabes? Creo que necesitarían un castigo, que alguien les haga bajar esos humos. Creo que alguien debería darles una lección. Dejar tirada a una compañera, no preocuparse por si está bien o no, es de lo más despreciable.

Ashley volvió a asentir. Y Kitsune decidió lanzar lo que quería decirle.

  • ¿Me ayudarás a capturar alguna de ellas? ¿A darles una buena lección?

Llevaba semanas urdiendo un plan en su mente, y para ello necesitaría la imprescindible colaboración de Mindstorm. Kitsune sabía que su habilidad no podía compararse a la de las superheroínas, que nunca tendría ninguna posibilidad ante chicas como Supergirl o Wonder Woman. Ni tan siquiera estaba convencida de poder capturar por si misma a Batgirl. Pero con la ayuda de Mindstorm, se abría todo un abanico de posibilidades. Nunca sospecharían de otra superheroína. Kitsune llevaba años planeando cómo hacer caer a las grandes heroínas de la ciudad. Tenía ciertos asuntos “personales” contra ellas, pero hasta ahora, su plan había sido una utopía. Con Mindstorm a su lado, podía materializarse.

Cuando Ashley asintió a su propuesta, Kitsune no pudo dominar su euforia.

CONTINUARA