La cazadora
Una mujer sale de caza
Laura, recién duchada, se miraba en el espejo de cuerpo entero que tenía en el dormitorio. A sus 29 años estaba sensacional, claro que le costaba horas de gim. Lucía una melena castaña acorde con su estatura, un poco superior a la media. Bonitos pechos naturales con grandes pezones y unas largas piernas. Se coloco una peluca rubia de pelo corto, unas lentillas de color azul sobre sus pupilas negra. Se puso un mini tanga negro, medias con ligas incorporadas, un vestido ajustado de cuero y zapatos de tacón. Volvió a mirarse en el espejo, estaba guapa.
-¡Que buena estas, Laura! –se dijo-
Era viernes por la noche, momento ideal para salir de caza.
Lo que buscaba seguramente lo encontraría fácil si iba a los sitios adecuados, pero le gustaba que la pieza tuviera otras preferencias.
Fue a un local de moda. En la barra pido una copa y comenzó a observar lentamente al personal, buscando una chica que fuera adecuada para sus deseos. Quería una chica heterosexual por lo que se fijo en varios grupos mixtos de jóvenes. Mientras tanto rechazo a varios hombres que trataron de entablar contacto. Se dio cuenta que había una jovencita que no la quitaba ojo de encima, como mínimo seria bisexual si no era lesbiana y eso no es lo que buscaba, aunque se dijo que un aperitivo no sería desagradable.
Se decidió por cuatro posibles candidatas. Las miraba discretamente aunque si sus miradas se cruzaban no apartaba la vista. Iba a ser lento, eso no era problema, ya que tenía mucha paciencia hasta que surgía la oportunidad de cazar.
La jovencita no dejaba de mirarla y vio que le hacia alguna discreta seña. Estaba excitada, salir a cazar la ponía así, pensó que un relax no la vendría mal. Se encamino hacia los servicios. Se demoro en los lavabos hasta que por el espejo vio a la jovencita, sonrió. Entró en la cabina del fondo. Al momento la chica estaba en la puerta, la invito a entrar. Cerró y sin decir nada comenzó a besarla poniéndola contra la pared. Le saco los pechos, lamiéndolos y dándoles pequeños pellizcos. Luego se subió el vestido, aparto el tanga y le dijo lame. La joven se arrodillo paso sus dedos por los labios y comprobó que su nueva amiga esta mojada. Le metió un dedo en la vagina y comenzó a lamer el clítoris.
Fue rápido, Laura se corrió y compuso su ropa. Abrió la puerta y antes de salir la chica le dijo que ella también quería. A lo que respondió:
-Si quieres, hazte un dedo, puta.
Se marcho cerrando la puerta.
Volvió a barra. Estaban su cuatro candidatas a sus rollos y con sus amigos. Paciencia Laura, se dijo.
Eran más de las dos de la mañana cuando uno de los grupos se disponía a irse. La cazadora salió tras ellos. Vio que su elegida, una chica morena, menuda, pero atractiva se subió a un coche que ella conducía con una pareja. El resto se marcharon en otro vehículo. Se dio prisa en llegar a su coche y siguió a la morena. Primero dejo a la chica. Luego continuo la marcha. Al poco paro de nuevo y como despedida se morreo con el joven. Eso le gusto a Laura, parecía confirmarse su intuición de que era heterosexual.
Cuando la joven reanudo la marcha, Laura se aproximo al coche. Espero un poco y le dio un pequeño golpe por detrás. Se bajaron las dos, una con cara de pocos amigos y la otra pidiendo disculpas. Comprueban que no ha habido daños y en un momento la cazadora pasa a la acción. Le pone un pañuelo con un poco cloroformo. Cae inmediatamente en un sopor. Laura introduce a la víctima en el maletero de su vehículo. La cazadora estaciona su coche y se marcha en el de la chica con la pieza cazada.
Cuando llega a su casa, aparca en el garaje. Baja su trofeo. La desnuda y ata en forma de X en una mesa. Comienza a despertar a la chica. Cuando esta casi consciente vierte un cubo de agua fría sobre su cara. Comienza a chillar. Aprieta sus carrillos con fuerza al tiempo que la manda callar.
Una vez en silencio la dice:
-Puedes gritar todo lo que quieras, nadie te oirá. Esta completamente insonorizado. Habla solo cuando te pregunte algo. ¿Entiendes?
La joven calla. Laura le abofetea mientras que le dice te he hecho una pregunta.
-Entiendo –dice ella-
La cazadora se desnuda. Comienza a acariciar a su presa. Esta comienza a moverse, como queriendo huir de las caricias. La un par de pellizcos en los costados. Parece entender y se queda quieta. Laura sigue con las caricias, con suavidad. Alaba la suave piel, sus dedos tocan los pezones de chica, ésta da un respingo y comienza a decir en un susurro, no, no, no. Laura pone un dedo sobre los labios de la joven, como diciéndole que calle.
Nunca has estado con una mujer, pregunta. La presa niega con la cabeza, pues hoy será la primera le dice la cazadora. La chica dice nooooooooo, gritando. Laura la abofetea diciéndole que calle.
Se sube sobre la pieza, ahora me vas a lamer, le dice. Pone su coño junto a la boca. En un arrebato de rebeldía la pieza, trata de morder los labios vaginales. Laura reacciona y le retuerce un pezón con toda su fuerza. El aullido de dolor de la pieza fue tremendo.
La cazadora coge una fusta. Con la punta recorre el cuerpo de su prisionera, mientras que le dice que como es mala recibirá un castigo. La cara de angustia es notable pero no se atreve a pedir clemencia. Laura castiga los pezones de la chica. Una, dos, tres, pierde la cuenta, pero le da igual. La presa, llora, grita y pide perdón, que no la pegue mas. La ofrece un trato, le cambia el resto del castigo por tres fustazos en la vagina. Ella no lo sabe pero ese era el final que iba aplicarle la cazadora, pero la excita mucho más si la chica se lo pide. Asienta con la cabeza, Laura sigue dándole fustazos en los pechos mientras le dice que no la oye.
-Acepto –dice la presa-
-Pidelo por favor –responde Laura, parando el castigo-
-Por favor, acepto el traro.
-¿Qué trato? –Pregunta-
-El castigo por tres azotes en mi coño –responde-
La cazadora le da otro fustazo y le dice que se le olvida algo.
-El castigo por tres azotes en mi coño, por favor.
Como respuesta la cazadora, le aplica el primer azote, no muy fuerte. En su ingenuidad la presa piensa que ha salido ganando con el cambio. Cuando recibió el segundo, supo que no había ganado nada y con el tercero tuvo la certeza de que había perdido. Su vagina ardía y el clítoris la dolía mucho, ya que el tercer fustazo fue fuerte, muy fuerte en su botón de placer.
La mujer vuelve a ponerse sobre su presa, pero esta vez de espaldas. La dice, ahora me vas a lamer y le pone el coño en la boca. Siente los labios y la lengua de la chica y como torpemente lo hace. Eso excita mas a la cazadora, por eso le gustan las heterosexuales. Va moviéndose hasta que sus nalgas y culo quedan en la boca de la pieza. No la tiene que decir nada. Se lo lame.
Comienza a suspirar, nota como empieza a oler la vagina de la presa, pasa los dedos, húmedos. Genial, piensa, la zorra se está excitando y ella mucho más. No tarda en correrse en la boca de su prisionera, esta sigue lamiéndola. Cuando se recupera, la cazadora comienza a jugar con sus dedos en los labios vaginales de la pieza. Mete un dedo, luego otro. La chica se agita, pero sigue comiéndola más rápido. Cuando toma un momento de respiro, la cazadora lanza su legua sobre el clítoris, con dulzura. La joven mueve la vagina para facilitar la caricia mientras que sigue lamiendo a su cazadora. No tarda mucho en llegar al orgasmo la presa, al poco la cazadora tiene el segundo.
Descansa unos minutos.
De una pared coge dos cordeles que pasan por poleas que están en el techo y tienen en las puntas, unas pinzas. Pinza los pezones de la presa, esta grita y suplica.
-No me hagas daño, hare lo que quieras.
-Eso ya lo sé zorra, seré buena contigo, pero me pone mucho oír tus gritos.
Le estira los pechos todo lo que puede.
Desata los tobillos y baja parte de la mesa, vuelve a atar los pies a las patas de la mesa, con lo que el coño de la presa queda muy accesible.
Laura coge un arnés doble de unos 18 cms de largo y otro más pequeño que introduce en su vagina, tiene una protuberancia para el clítoris. Se acerca a la presa. Le abre las nalgas.
-Tienes el culo cerradito –dice- con poco uso o virgen.
-No, por favor –suplica la presa- por ahí noooo, soy virgen.
La cazadora se acerca a la cabeza de la chica y le ofrece el pene de goma. Esta niega con la cabeza mientras que dice:
-No, no, no.
-Sabes que lo vas hacer –dice Laura, mientras que acaricia el pelo de la pieza-
Comienza a lamer el arnés. Cuando considera que esta bien mojado se pone entre las piernas de la chica, juega un poco pasando el pene por la vagina. Se va relajando la joven.
La cazadora apoya la punta en la entrada de la vagina y de un golpe seco lo mete entero. Grita, más por la sorpresa que por dolor.
Comienza a moverse, a follarla, lentamente. Se van excitando las dos mujeres. La presa mueve el culo, acompañando a la cazadora. Casi se corren a la vez, pero la chica llega un poco antes.
-Sabes lo que viene ahora –pregunta la cazadora-
-No –contesta la presa- Hazme lo que quieras, pero hazme gozar como antes.
Laura rie y da un beso en los labios a la chica, otra que había claudicado. Por ello decidió coger un frasco de lubricante.
Abrió las nalgas de la joven. Vertió un poco del gel sobre el ano y sus dedos. Le metió uno, la pieza dio un respingo, pero no dijo nada. Luego otro y finalmente un tercero, los movía como si la follara con ellos. Hecho un poco mas de lubrificante y siguió con sus dedos. Con la otra mano la iba masturbando.
Al rato saco los dedos, aplico gel al arnés y un poco más en el culo de la presa. Apunto al ano y comenzó a presionar. Le costaba avanzar, pero los gritos de la joven, la incitaban a seguir. Estaba muy excitada.
Por fin consiguió meter todo el arnés. Paro un poco para que el ano se acostumbrara a lo que acababa de entrar. Se movió lentamente, no quería que la presa sufriera innecesariamente además ella también disfrutaba más. Fue largo y muy agradable.
Para la joven fue eterno, al principio le dolió, y mucho. Grito y lloro, pidiendo que parara, que no aguantaba pero la cazadora siguió penetrándole el culo por primera vez sin piedad, pero con cuidado. El dolor fue pasando y su ano se acomodo. Se excito mucho, estaba como loca, rogaba otro orgasmo.
Cuando por fin la cazadora llego al final, fue una sinfonía de jadeos y la presa pidiendo más. Se desabrocho el arnés, dejándolo clavado en la chica. Comenzó a lamerle el coño mientras que con la mano siguió penetrándola. El estadillo fue bestial, la presa quedo jadeante.
Cuando se recuperaron, Laura, le dijo que le había gustado su primera vez con una mujer. La joven asintió mientras decía que si.
La cazadora le dio un beso en los labios, la pieza abrió la boca y sus lenguas se juntaron por primera vez.
-Suelta mis manos y bésame –pidió la joven-
Laura la desato y la beso. La presa abrazo el cuello de su cazadora fundiéndose en un apasionado beso.
-Así me gustan los besos –dijo-
La cazadora cogió el móvil de la chica y se hizo una llamada perdida, buscó en su bolso y apunto su nombre y dirección. A continuación le pregunto por su mail, se lo dio. Esto es por si te ocurre denunciar lo sucedido, se quién eres, donde vives, le dijo.
La joven le dijo que le había gustado, que quería repetir por lo que no iba a decir nada.
-Te voy a soltar, quiero que te vistas –respondió la cazadora-
Laura no contesto. Se aproximo por detrás y le aplico el pañuelo con cloroformo para dormirla. La metió en el coche.
Salieron de la casa. La dejo montada en el vehículo de la chica.
Cuando regresaba a su domicilio pensó que había sido una buena partida de caza y que la presa había estado francamente bien.
estado francamente bien.