La casa rural

Ese viaje prometía nuevas experiencias, pero ninguno creía que nuestras fantasías se convertirían en realidad.

LA CASA RURAL

Ese viaje prometía nuevas experiencias, pero ninguno creía que nuestras fantasías se convertirían en realidad.

Todo esto que les voy a contar sucedió en junio del último curso del instituto, tenía entonces 21 años, ya que había hecho formación profesional antes de iniciar la carrera. Como era el último curso, un grupo de gente de la clase, los que éramos más amigos decidimos irnos un fin de semana a una casa rural para celebrar que habíamos aprobado. Íbamos 7 personas, 3 chicos y 4 chicas.

Antes de llegar pactamos que ocurriera lo que ocurriera allí nadie contaría nada de nada.

Llegamos a primera hora del viernes, el lugar era precioso, la casa estaba en una aldea dentro de un valle rocoso, muy distinto al lugar de donde veníamos. La casa también era muy bonita y muy acogedora, había dos habitaciones dobles, una de matrimonio y una individual, de manera que decidimos que dormiríamos de dos en dos y un chico solo. Echamos a suertes la habitación de matrimonio y nos tocó a otra chica (Nuria) y a mí, no nos importaba dormir en la misma cama ya que otras muchas veces habíamos dormido juntas, nuestra habitación estaba en el piso de arriba, junto con la habitación doble de los chicos, el resto estaba en el piso de abajo.

Después de organizar la casa y la comida salimos a dar un paseo hasta un río que había cerca, como ya hacía buen tiempo los chicos comenzaron a tirarse y a decirnos que nos metiéramos, pero los bikinis estaban en la casa y quedaba lejos, así que nos animaron a que nos metiéramos en ropa interior, al fin y al cabo era lo mismo. Aunque yo tenía mis reservas respecto a uno de los chicos, éramos muy buenos amigos, pero la última vez que habíamos salido de marcha el ambiente se caldeó un poco de más y no llegamos a la cama de milagro, ya que tengo novio y las conciencias de ambos nos echaron para atrás. Yo llevaba un conjunto muy pequeño y Luis, que así se llama no paraba de mirarme y de cogerme por todos lados en el agua como si fuera un juego, no quería ser malpensada pero parecía que lo de la otra vez no había terminado ahí, quería continuar lo que dejamos pendiente, aún así no ocurrió nada, volvimos a la casa para comer y pasamos la tarde jugando a las cartas y a varios juegos de mesa, hasta la hora de la cena.

Después de cenar preparamos unos cóckteles y nos salimos a la terraza a charlar, beber, reir y pasárnoslo bien, era una de las últimas juergas que nos pegábamos como compañeros de clase y queríamos disfrutarlas, Luis no paraba de mirarme y yo la verdad sea dicha, me calentaba viendo como me miraba, en cierto momento dije que iba a tomarme una ducha porque estaba un poco mareada de beber. Subí al baño que había para las dos habitaciones, la de los chicos y la nuestra, me metí en la ducha, abrí los grifos y dejé que corriera el agua por mi cuerpo, con el calentón que tenía, el alcohol y el agua acariciándome sentí la necesidad de masturbarme, empecé tocando mi clítoris con una mano mientras me pellizcaba con la otra los pezones, cogí un bote de champú que había con forma cilíndrica y lo introduje en mi coño, comencé a hacer movimientos cuando oí un ruido en el baño, miré y me fijé que tras la mampara había alguien mirándome, era Luis, quise parar y que no me viera masturbándome, pero cuanto más pensaba que me veía más me calentaba y más necesitaba tocarme, comencé a gemir un poco más alto para que me oyera y vi como se sacaba la poya del pantalón y se masturbaba, los demás seguían abajo sin saber que ocurría alli, estallé en un orgasmo y él, al escuchar mis gemidos derramó su leche sobre el lavabo, cerré los grifos del agua para salir y él se fue sigilosamente, limpié el lavabo para que nadie se diera cuenta, me vestí y volví a bajar con los demás.

Cuando bajé habían puesto música y estaban bailando, Luis me cogió por la cintura y comenzó a bailar muy pegado a mi, de vez en cuando se acercaba a mi oreja y me susurraba algo, como que estaba muy guapa, que olía muy bien mi pelo y cosas así, mientras tanto podía notar como su verga crecía otra vez pegada a mi. Le dije que parara, que yo tenía novio y que ya había sido suficiente por hoy, aunque me dejó muy caliente por todo lo ocurrido, aún así era muy tarde y decidimos irnos a la cama y Nuria, Luis, Tomás y yo, nos despedimos del resto y nos subimos al piso de arriba cada uno a nuestras habitaciones. Ellos dos a la suya y nosotras a la nuestra.

Como era el mes de junio y ya hacía calor, nos metimos en la cama casi desnudas, solo llevábamos un tanga cada una. Una vez acostadas Nuria me preguntó que qué me ocurría con Luis, que había notado como me miraba y como me tocaba bailando y que se había dado cuenta que él había desaparecido cuando me había ido a la ducha. Le dije que no ocurría nada y ella, ni corta ni perezosa, me dijo que no se lo creía, que sabía que yo estaba caliente. Le pregunté que en qué se basaba para decir eso y llevó una mano a mi pecho, tocando mi pezón duro. Nunca había ocurrido nada con Nuria, ni siquiera me había planteado intentarlo, pero al parecer ella estaba más caliente que yo

Le pregunté si había hecho algo con alguna mujer y me dijo que no, que era la primera y que si quería ayudarle a descubrir esto, yo, por supuesto le dije que sí, que para mi no era la primera vez y que lo deseaba. Nuria es rubia, blanca de piel, con unos pechos muy grandes, de pezones sensibles y duros como garbanzos, es muy guapa y aunque está un poco rellenita, tiene un cuerpo muy bonito. Al igual que yo, siempre llevaba el coño depilado completamente, tenía los labios grandes, sobresalían notablemente y, según me contaba normalmente se mojaba con mucha facilidad. Encendimos una pequeña lámpara, quería ver su cara cuando le iba haciendo cosas.

La abracé apretando mis pechos contra los suyos, los míos eran mucho más pequeños, con el roce se pusieron más duros aún de lo que estaban, comencé a pasar mis manos por su espalda, fui bajando despacito con las yemas de los dedos hasta sus nalgas, tenía la piel erizada, llevé una mano a su concha, su humedad se notaba por encima del tanga, la tumbé boca arriba y me puse sobre ella, comencé a besarla en la boca, fui descendiendo por su cuello y sus hombros y me puse sobre sus maravillosas tetas, era todo un placer lamer esos pezones y esos pechos, mientras me dedicaba a un pecho amasaba el otro con la mano, ella jadeaba suavemente para que no nos oyeran los chicos que estaban al lado. Seguí descendiendo sin dejar de acariciarla con la boca por el ombligo y llegué a su tanga, era rosa, de hilo, lo cogí con los dientes y comencé a bajarlo, cuando intentaba hacerlo mi nariz rozaba su sexo y se calentaba más aún. Ella sentía mi aliento en el coño y jadeaba más fuerte y eso que aún no la había tocado, terminé de quitarle el tanga con las manos, cuando se abrió la puerta, era Luis, había oído ruidos raros y había venido por si nos pasaba algo, y claro que nos pasaba, estábamos más cachondas que nunca.

Él estaba solo con unos boxer y automáticamente vi como su poya creció, se quedó cortado sin saber que hacer, no esperaba encontrar eso, pero al parecer le puso a mil. Nos preguntó que si se podía quedar y le dije que sí, pero que solo quería que mirara, me encantaba que alguien me estuviera observando mientras practicaba sexo. Yo comencé a comerle el coño a Nuria con furia, lamía desde el ano hasta la punta del clítoris, ella se agarraba al respaldo de la cama para no gritar más y que los de abajo se enteraran, pero sus gemidos aumentaron un poco el volumen y Tomás también entró al oirlos y ver que Luis no volvía, también iba en ropa interior, se quedó alucinado. Imaginar la estampa. Nuria completamente desnuda gimiendo, yo con la cabeza metida entre sus piernas con tan solo un tanga y Luis frente a nosotras con la poya fuera masturbándose. Entró, cerró la puerta y se quitó también el slip para masturbarse sin decirnos nada, yo seguí con Nuria lamiéndole el coño y metiéndole de dedos hasta que rompió en un orgasmo intenso.

Nuria se levantó y comenzó a besarme quería devolverme el favor que le había hecho, pero Tomás se acercó a mi, metió su mano por debajo de mi tanga y empezó a acariciarme, me tumbó sobre la cama, me quitó el tanga y directamente metió un dedo en mi coño, que emanaba flujos sin parar. Nuria seguía besándome por los hombros y pechos y noté que se estaba calentando otra vez.

Llamé a Luis, seguía aún sentado enfrente sin participar, le dije que quería que me penetrara, que llevaba mucho tiempo deseando sentir esa verga dentro de mí. Tomás se retiró y Nuria empezó a hacerle una mamada espectacular, mientras que Luis me introdujo su gran poya de un golpe, sin más preámbulos, me hizo sentir como nunca, jamás me habían follado con tanta fuerza y con tanto deseo. Me hizo correrme dos veces, en la última se retiró de mí y soltó toda su leche sobre mi cuerpo.

Tras todo aquello me fui con Luis a su habitación, dejando a Nuria y Tomás en la mía, lo que ocurrió después en sendas habitaciones nunca salió de allí, pero fue una de las noches más especiales de nuestras vidas.

Lo más emocionante del viaje… fue cuando los demás se enteraron de que había ocurrido algo entre nosotros cuatro, se desataron fantasías y nuevas experiencias para todos… pero eso lo dejo para el siguiente relato.

Ariadnna.

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