La casa rural (2)

Un juego desata la experiencia más increíble que unos jóvenes pensaban poder vivir.

LA CASA RURAL II

Para los lectores que no sepan de la existencia de mi anterior relato les contaré que siete compañeros de clase nos fuimos de viaje a una casa rural. Durante la primera noche se desarrolló una aventura entre Luis, Tomás, Nuria y yo, que soy Ariadnna, durante esta noche Nuria y yo terminamos practicando sexo mientras Luis y Tomás nos veían uniéndose finalmente a la orgía. La noche terminó con tranquilidad relativa, yo terminé durmiendo en una habitación con Luis y Nuria con Tomás en otra.

A la mañana siguiente cuando nos reunimos a desayunar con el resto de nuestros amigos todo aconteció con normalidad, nadie habló del tema y suponíamos que nadie sospechaba lo que había ocurrido la noche anterior.

Pasamos el día disfrutando del lugar y sin que ocurriera nada destacable, el problema vino por la noche, hacía calor por lo que andábamos ligeros de ropa, las chicas sobretodo, llevábamos un vestido corto de estos deportivos y tomando unas copas el ambiente se caldeó.

Comenzamos el típico juego de las prendas, pero el pacto era chicas contra chicos, si una chica perdía todas tendríamos que quitarnos una prenda y si era un chico lo harían todos los chicos. La primera partida la perdieron los chicos, los cuales se desprendieron de la camiseta, en la siguiente nosotras perdimos, salimos del salón para deliberar qué nos quitábamos y una de nosotras propuso caldear aún más el ambiente quitándonos el tanga, no se nos vería nada, pero cuando los chicos vieran que les dábamos nuestra ropa interior se excitarían muchísimo. Así que, ni cortas ni perezosas, volvimos a entrar al salón con nuestros tangas en la mano, los chicos alucinaron cuando vieron que se los arrojábamos, nos volvimos a sentar en el suelo y dijimos que continuara el juego, aunque sabíamos que se habían desconcentrado por completo, perdieron la siguiente partida y la prenda elegida fue el pantalón, nosotras no parábamos de mirarnos y sonreir al verles ahí parados delante de nosotras, no podían disimular la enorme erección que tenían, sobre todo porque durante la partida Ana y yo, previo acuerdo, habíamos abierto las piernas varias veces para que vieran nuestros coños, lo hacíamos como quien no quiere la cosa, como si no nos diéramos cuenta, pero sabíamos que no paraban de mirarnos y eso nos estaba calentando a nosotras mucho más.

La siguiente partida, apostamos que quien perdiera se quitaría todas las prendas, la perdimos nostras así que como buenas jugadoras nos desnudamos por completo, ellos parecían no creerse lo que estaba sucediendo ni sabían imaginar como acabaría esto, nos veían demasiado lanzadas.

Para la siguiente partida, nosotras no podíamos apostar prendas, así que los chicos decidieron quitarse la poca ropa que les quedaba proponiendo que quien perdiera tendría que someterse a las órdenes del otro grupo, esta vez el castigo sería individual, aunque todo el grupo lo impusiera. Perdí yo y los chicos comenzaron a deliberar imponiéndome como castigo que tenía que hacer una mamada a quien las chicas decidieran, éstas, que sabían que con el único con quien no había habido sexo era con Adrián, así que decidieron que fuera con él con quien cumpliera mi castigo.

Me levanté, me dirigí hacia el, le di un beso en los labios, muy corto pero muy húmedo, agarré su verga, que estaba dura como un mástil y, probablemente, más grande de lo que había estado nunca. Comencé primero subiendo y bajando mi mano, después me acerqué con la boca, lamí sus testículos y comencé a recorrer con la lengua todo el grueso tronco.

Miré a los demás que estaban atónitos mirando la escena, pensaban que iba a decir que no haría eso y ahora estaban sorprendidos de la escena que estaban presenciando.

Cuando hube acabado de ensalivar toda la extensión de ese tronco, la agarré con la mano y dirigí mis labios hacia la punta, comencé a chuparlo con fuerza mientras volvía a realizar el movimiento de la masturbación con la mano, que ahora corría hacia arriba y hacia abajo con más facilidad debido a lo mojada que estaba, apretaba con mis labios el glande, lo aprisionaba, realizaba un movimiento como si quisiera absorverla, la cara de Adrián era todo un poema, estaba disfrutando, noté como el pene se ponía más rígido aún, sentí que pronto se iba a correr y decidí hacer que terminara en mí. Tardó muy poco en hacerlo, estaba excitado al límite, al igual que yo, sobretodo porque cuando me quise dar cuenta todos estaban absortos en una orgía en la cual yo nunca me hubiera esperado estar involucrada y, mucho menos, haberla provocado.

Mientras Adrián se corría sobre mi noté como Luis se había puesto debajo de mi y estaba comenzando a comerme el coño, mis flujos resbalaban por su cara.

La imagen era cuanto menos sorprendente, siete personas en una habitación, haciendo el amor como locos, Laura y Nuria haciendo un sesenta y nueve, Tomás penetraba a Ana, Luis me comía el coño y yo tenía la poya de Adrián en la boca… al final todos probamos el sexo con todos, hubo penetraciones, masturbaciones, los chicos probaron el sexo anal y practicamos todo lo que se podía practicar en aquella situación.

Jamás olvidaré aquel viaje, cuando llegó la hora de marcharnos hicimos el pacto de que jamás saldría de aquel lugar lo que había ocurrido, ya que, entre otras cosas, algunos teníamos pareja y prometimos que, pese a haber terminado nuestra etapa de estudiantes juntos repetiríamos aquella experiencia algún día.

Ariadnna.

Espero que lo disfrutéis como yo he disfrutado relatándooslo. Un beso.

ariadnna_mm@yahoo.es