La casa del placer y la depravación 4
La depravación continúa y continúa. Ahora los elfos han sido repelidos, Ava y Elia quieren agradecérselo a su amo. Al día siguiente algunas de las esclavas reciben un regalo de una divinidad
Aquel ejército elfo llegó a las puertas del prostíbulo, y exigieron verse conmigo. Salió Dirm, y yo detrás de él.
–Soy Eldrian, exijo llevarme a Elia para ser ejecutada por sus crímenes.
–¿Por sus crímenes o por qué no te ha comido suficientes veces la polla?
–No juegues conmigo, tengo un ejército que no dudaré en usar para matarte a ti y tus putas asquerosas–detrás, Dirm apretaba su puño con fuerza, sus palabras le habían enfadado.
Eldrian y Dirm se fulminaron con la mirada. Dos soldados fueron hacia él, pero los mató a los dos con mortal facilidad. Ambos soldados, con sus espadas en sus cuellos cayeron muertos. Retrocedí un par de pasos, y me topé con la princesa.
–¿Que ocurre aquí?–gritó Tinuviel
–Majestad, la justicia elfa exige que nos llevemos a Elia.
–La justicia de Hizunia también dice, que sí el criminal es esclavo de alguien fuera de hizunia, no se puede reclamar su presencia, poseé inmunidad.
–Pero sus crímenes siguen vigentes
–En nombre de mis derechos de sucesión sobre la corona, perdono los crímenes de Elia. ¿También vas a pasar sobre mi o esto te basta?
Con Tinuviel no se atrevió a sacar la espada, se dio la vuelta con el rostros henchido de ira, y se llevó a sus hombres. Me permití suspirar de alivio.
–Gracias, majestad y gracias Dirm, por echarme una mano.
–¿El no era tu pretendiente? Hay muchos rumores que dicen que él maltrataba y acabó por asesinar a su esposa.
–Su único hijo desapareció sin dejar rastro, lo más probable es que huyera.
Ava salió y me abrazó feliz porque todo quedase solucionado. Me dió muchos besos.
–¿Y nuestros trabajadores?–preguntó a Ava
–Se les pasará el susto–respondió ella
Le abracé a él que me ayudó cuando fácilmente podría haberme entregado a las fuerzas de mi gente y también a la princesa.
–Amo, me gustaría agradecerte esto de alguna forma, cual sea.
–Y yo también
–Vamos a mi despacho
Fuimos a su despacho de la mano, de alguna forma que solo sabemos tenemos que agradecer su protección. Su despacho estaba vacío, y no encontré a las guardaespaldas de Tinuviel por ningún lado. Cerró la puerta con llave.
Nos desvestimos por completo y nos acercamos al amo. Entonces nos colocamos de rodillas en su mesa y le quitamos el pantalón. Ava y yo nos repartimos su miembro, lo pasábamos por nuestras bocas. Su miembro cobró una erección en poco tiempo. Ava se sentó sobre él, y clavó su polla en su coño.
–¿Y si te pido hacerlo analmente?–Ava miró hacia otro lado
–Amo, sabes que no puedo–Dirm acarició el rostro de Ava
–Hagamos una cosa, lo haces analmente, pero cuando quieras parar paramos. No dejes que el cabrón que te hizo daño, domine tu vida.
Ava me miró buscando mi aprobación, yo asentí, y bese sus labios.
–Tu puedes, Ava. Vamos
Se levantó y Dirm se echó hacia atrás. Ava se apoyó en la mesa, y antes de que Dirm la penetrase metí mi cara en sus glúteos, y le lamí el ano, y se lo relajé. Además Dirm trajo un aceite lubricante que le unté a Ava. Besé su mejilla y me quedé observando en la silla de Dirm.
Él entró lentamente en su culo, ella gimió pues habíamos preparado su culo para le entrada de nuestro amo. La penetró lentamente. Viendo que ella no se quejaba siguió dentro de ella.
–¿Te gusta, Ava?–pregunté a Ava mientras ésta era sodomizada
–Si, pero…
Dirm agarró los pechos de Ava, que eran casi tan grandes como los míos y la penetró más fuerte. Ava gemía sin parar, desde luego no parecía sentirse obligada.
–No ahh tener...el control–intentó decir mientras Dirm le estaba dando una buena follada–Me hace sentir lo que soy, una esclava. Amo, por favor
La polla de Dirm entraba y salía del culo de Ava ya sin esfuerzo. Ava tuvo un orgasmo, Dirm siguió penetrándola hasta que él también terminó. Se derrumbó sobre la mesa y me sonrió satisfecha.
–Amo, toma a mi amada ahora–dijo con sumisión
–Los seres chupasangre del norte combaten entre sí para decidirse por el liderazgo del clan. Al montar a Ava, ella ha reconocido su sumisión. Sobre todo al hacerlo voluntariamente–me explicó Dirm mientras yo me ponía también en posición–Ava, ¿me equivoco?
–No, amo Dirm. A diferencia del que me hizo daño, tú lo has hecho de una forma justa y yo soy tuya. Desde que llegué aquí.
–Sois mías
Mi culo no necesitó lubricación. Entró tan fácil como siempre entraban en mi culo.
–Mi culito es tuyo amo, toma mi culito sumiso–le dije con una sonrisa–Todos los generales que me follaron, erraron en creer que sería su zorrita por haberles comido la polla. Mi corazón pertenece a Ava, pero mi cuerpo te pertenece a ti.
Ava se masturbaba mientras Dirm me tomaba a mi. A los chupasangre del norte algunos los llaman vampiros, otros los llamaban alyvir. Las costumbres y las leyes de su gente son algo simples pero efectivas. Ella ha reconocido su sumisión y se dejó montar, pero creo que esa posición sólo será capaz de hacerla con nuestro amo. Él acabó en mi culo, me habría gustado ser Ava, y recordar cómo fue mi primera follada. Él nos pidió que nos quedaramos sentadas desnudas, y que esperasemos a que él
recuperase el vigor. Ella me enseñó su culo y lo limpié de semen, y ella hizo lo mismo con el mío. Después nos besamos de nuevo en el sillón, nuestros cuerpos se juntaron, y rozamos nuestros pechos.
–Una pena que tú seas estéril–dijo Ava–¿Que gracia tiene pedirme ser una hermafrodita si no me puedes dar tus hijos?
–Podría llamar a una sacerdotisa, hay una esclava hermafrodita llamada Semen Divino, es capaz de curar la esterilidad.
–Amo, ¿no le molesta el hermafroditismo?
–No, para nada.
Por la puerta entraron las zorras que trajo Tinuviel, y Dirm decidió despedirnos. Nos fuimos a nuestra cama, y terminamos de saciar nuestra calentura. Después nos dormimos.
Un grito me despertó, era Ava. Yo tarde en recobrar la consciencia y despertar completamente. Ava levantó la sábana y abrí los ojos sorprendida, tenía una polla, una de verdad. Ava estaba asustada por aquel nuevo miembro. Abrieron la puerta, era Dirm.
–Jana, pasa.
La sorpresa fue aún mayor cuando Jana apareció también con una polla. Inspeccioné aún más a fondo a Ava, era una hermafrodita.
–¿Os ha visitado en sueños una chica?–les preguntó Dirm
–Si–respondió Ava–me dijo que me gustaría mi regalo, pero que tenía que buscar a la Luna para no someter a mis amantes.
–Se referirá a mí–dije
–Cuando llegó, yo deseé poder tomarla como un hombre. Es hermosa, ahora podré hacerlo así.
Se oyó la voz de la princesa a lo lejos, lo que hizo huir a Jana. ¿Por qué ella también ha recibido el hermafroditismo? Volvió sola, pues sus chicas trabajaban como putas.
–A Carin le ha aparecido una... polla.
–¿Y qué has hecho?
–Hemos follado, y luego le he dado una mamada. Dice que no le haga esperar mucho. Tranquilos soy inmune a la influencia hermafrodita. Elia, creo que ya tienes trabajo que hacer, ¿no?
TINUVIEL
Cuando alguien llama la atención de la diosa que dio luz a las hermafroditas, suele notarse su paso. Estaría viendo de antemano nuestro espectáculo y al ver que alguien le pedía su don, no se quedó en una sola. Carin, aquella muchacha elfa oscura, me gustaba. Seguramente esa fuera la razón por la que recibió el hermafroditismo, para fornicar y montar a la princesa. Al recibir el hermafroditismo decidió relegar los masajes a otra persona. Se encontraba en su habitación, comiendo frutas, un plátano específicamente. Mientras comía el plátano, agarró el suyo. Me puse de rodillas y me comí el suyo. La cara de Carin mientras le hacía la mamada era impagable. Lo que me encanta de su nuevo don es que ahora puedo jugar con ella. Ponerme de rodillas, y ser yo la que la obligue a suplicar por una mamada más. La metía y la sacaba de mi boca, la masturbaba, y la lamía. Entonces me detuve en seco y la miré.
–No pares, por favor.
–¿Cómo se pide?
–Por favor, majestad–sonreí y me metí de nuevo su miembro en mi boca
Me la metí toda en la garganta, y ella arqueó la cabeza, lo estaba gozando. Se abrió la puerta, pero yo seguí. Era Haiye, que traía comida y bebidas. Dejó lo que traía para nosotras y se quedó mirando. Entonces sentí como se corría en toda mi boca, me lo tragué todo.
–Buena mamada majestad–dijo Haiye–Me ha gustado, y para ser una reciente hermafrodita parece que lo disfruta mucho.
–Estaba deseando poseer los dones de una hermafrodita, supongo que esto valdrá.
–Haiye, ¿sabes ya si estás embarazada?
–¿Cómo sabes que…
–Hablé con Dirm
–De eso quería hablar contigo, en privado.
–Os dejaré solas, hasta otra, Tinuviel.–me besó
–Que bien sabe mi polla
–Anda lárgate–dije
Haiye esperó a que Carin hubiera dejado la habitación. Entonces se echó a mis brazos, y enterró su cabeza en mis pechos. Acaricié su cabello, y respondí a su abrazo.
–Tinuviel, tu eres madre de tres hijos, ¿cómo es eso?
–Cuando eres reina, tus sirvientes se encargan de limpiarle las cacas, pero éramos mi esposo y yo los que continuamente consolabamos a nuestros hijos, y yo siempre le daba de pecho. Aparte de eso, si es deseado es una experiencia bella.
–No estoy segura, pero tengo motivos para creer que estoy embarazada. Aquel hombre me tomó como quiso.
–Te violó, Haiye, llama a las cosas por su nombre.
–Por una parte no soy capaz de bueno...ya sabes...pero no quiero tener un bebé fruto de algo horrible. Siento que no le podré dar el amor que se merece.
–Yo he recurrido a magia anticonceptiva, o magia para abortar cuando lo he necesitado. Yo lo considero algo normal. A veces he deseado ser un hombre por esa razón, no tener que preocuparse por tener un hijo mientras fornicas. Supongo que algunas no tenemos tanta suerte.
–¿Tú que crees que debería hacer?
–Si fuera yo decidiría no tener el bebé, pero siento que es tu decisión y no la mía. Cuando hayas tomado una decisión me la comunicas.
–De acuerdo, Tinuviel.
Se fue de allí, Carin estaba allí y volvió a entrar cuando Haiye dejó la sala. Me sonrió coqueta, todavía tenía ganas de más caña. Detrás suya, estaban mis guardaespaldas, que de momento dejaron de serlo, hasta que ellas tomasen una decisión. Esa vida les estaba gustando.
–¿Qué quieres hacer con ellas?
–¿No puedo disfrutar de unas buenas elfas de piel blanca?
–Ya me tienes a mi para eso.
–Quiero tener sexo hasta no poder más.
–Yo me voy por el momento ya he tenido mucho sexo, no dejes preñadas a mis chicas.
Si es que no me toca usar la magia a mi. Cuentan muchas historias sobre la diosa de las hermafroditas, es de la que más Interviene en asuntos mortales. Normalmente para obtener entretenimiento, y ver el comportamiento de sus súbditos al recibir su don. A mí me va la sumisión, en la cama por supuesto pero soy inmune a la magia de control mental. Otras no lo son, a saber cómo acaban mis chicas de aquí a un año. Me vestí y salí de la habitación. Debo tener cuidado con un posible embarazo, no está entre mis deseos tener el bastardo de una hermafrodita. No de alguien que no me gusta, y que solo me desea por su adicción al sexo. Fui a dónde estaban la parejita de esclavas. Me encontré a Ava sodomizando a Elia, mientras ésta última animaba a la peliblanca a seguir. Cerré la puerta y decidí dejarlas solas. Hoy el lugar no estaba muy lleno, me fue fácil encontrar de nuevo a Haiye. Servía bebidas, cuando terminó de servir la última me la llevé allí de la mano. Pedimos una habitación a solas y fuimos allí.
–¿Quieres que te coma el coño?–preguntó cabizbaja
–Te lo voy a comer yo.–levantó la cabeza sorprendida y me miró con curiosidad–El embarazo, la esclavitud, no estás bien, tengo ojo para eso, soy madre y se cuando mis hijos lo pasan mal. Tu lo estás pasando mal, ¿es por tu trabajo? ¿por lo que te hizo ese hijo de mala madre?
Volvió a abrazarme de la misma forma que antes, estaba muy triste y no solo por el embarazo. Las lágrimas empezaron a correr por su rostro. Yo la tuve abrazada y no la solté mientras lloraba. Fuimos a la cama, y deje que ella se abrazase a mi.
–No es en sí mi nueva vida, si este es mi trabajo lo haré lo mejor que pueda. Es solo que a aquí, no le importas a nadie que pasa por la puerta, solo quiere una mamada, verte las tetas o follarte.
–¿Y quieres importarle a alguien?
–Me gustaría tener algo como lo que tienen Ava y Elia. Les tengo envidia, se aman y se tienen la confianza mutua suficiente como para trabajar y no sentir celos. Necesito a alguien que me ayude a sobrellevar esto, no creo que pueda seguir viviendo así. Sola y comiendo pollas.
–Estoy aquí.–le dije a Haiye mientras acariciaba su cabello
–Gracias por escucharme, lo necesitaba.
–Para eso estoy aquí, ¿no?
La miré y se me ocurrió que había algo que podía hacer para alegrar la cara tan larga de Haiye. Lo primero fue hacer que se acostara en la cama, y yo me puse encima. La besé en la boca con lujuria, Haiye me abrazó. Llevó sus manos al vestido y me lo fue quitando, dejando mis pechos al aire. Yo me lo terminé de quitar usando mis piernas. Yo hice lo mismo con el suyo. Nuestros pezones se rozaban. Hice un camino de besos desde su boca, a sus pechos. Los besé. Finalmente a su coño. Haiye me miró expectante, esperando a que mi lengua hiciera su trabajo. Yo no le hice esperar más. Llevé a Haiye a la gloria, sus gemidos se oían muy alto. Debía ser la primera vez que le comían el coño. Moví mi lengua como un remolino, ella seguía disfrutando.
–No pares, Tinuviel, así así ahh
Haiye llegó al orgasmo sin avisar, me aparté de ahí antes de acabar empapada con sus flujos. Me miró jadeando, y sonriendo. Me acosté de nuevo a su lado.
–Lo has hecho Tinuviel, no esperaba que supieras.
–Pues si se y no me des las gracias
–Creo que no quiero tener el bebé. No puedo tenerlo en este ambiente y en este trabajo.–no me esperaba que tomase la decisión estando desnuda–Cuando esté preparada para afrontar la maternidad quizás tenga otro hijo, pero no puedo darle esto.
–Es más de lo que muchos soñarían. Techo, comida y una cama.
–He tomado una decisión
–De acuerdo, y yo la respeto.
–Gracias
Así seguimos en la cama hasta que se me ocurrió que quizás podríamos jugar al mismo juego que jugaba con mi juguete humano. Ella parece menos pervertida y depravada que mi amante en palacio, por lo menos en público.
–Juguemos a un juego, yo lo llamo el juego de la esclava. Durante un tiempo tú podrás hacerme cualquier proposición sexual, como y cuando tú quieras, y si me niego me das un castigo. Cuando se acabe el juego yo te daré una proposición y tendrás que cumplirla.
–Me gusta el juego. ¿Has jugado mucho a eso?
–Con mi amante si, es bastante pervertido en ocasiones y me encanta. ¿Cuál es tu primera orden?
–Primero, ponte mi vestido.
–De acuerdo
Me levanté y me puse su vestido. Me daba más pecho del que de verdad tenía, y apenas tapaba mi entrepierna, de mi culo se veía la parte más baja.
–¿Así trabajáis? Si se ve todo
–Esa es la idea
–Y ahora vámonos a tomar algo.
Con el vestido tan exhibicionista que llevaba nos sentamos en una mesa y pedimos unas cervezas. Tuve que cerrar las piernas porque se veía todo bajo el vestido.
–Abre las piernas, la idea es que se te vea todo
Tenía las piernas cerradas más por evitar la excitación por el morbo que por vergüenza, el sexo en lugares públicos siempre me ha excitado. Así que cuando abrí de nuevo las piernas no pude evitar sentirme excitada, además corría el viento ahí abajo. Cuando Haiye me miró, yo me sonrojé. En aquel momento si Haiye me hubiera empotrado contra la mesa me hubiera dejado encantada. Mientras miraba a la gente, con una mano acariciaba mi pierna y se acercaba cada vez más a mi entrepierna.
–No lo demores
Sus dedos llegaron a mi vagina, y empezaron a masturbarme. Me senté cómoda, y me deje masturbar. A pesar de que se me veía todo. Entonces llegaron Ava y Elia, que me vieron con las piernas abiertas, y la cintura desnuda. Ava se agachó para verlo mejor, me miró y sonrió.
–Folla con ella, aquí, en estos sillones, y si quiere despojarte del vestido, tú déjate–susurró a mi oído
–Oye si te gusta no te quedes mirándolo, sientate donde estoy yo–me levanté y le hice una señal para que viniera
Ava como le pedí se sentó justo donde yo me levanté. Me froté contra su miembro viril y cuando estuvo otra vez duro me clavé su polla. Me moví entre gemidos. Haiye se tocaba mientras follaba con Ava. Ella levantó mi vestido hasta quitármelo. Mientras yo seguía moviéndome. Ella tomó mis pechos en sus manos. Haiye y Elia me observaban al mismo tiempo que se tocaban. Yo tuve un orgasmo pero seguí hasta que conseguí que Ava soltase su semilla, me quedé con su polla clavada.
–¿Por qué no te quedas embarazada de mi?
–Soy una mujer noble, tener bastardos trae problemas que quisiera evitar. ¿Además serías un p...una madre para el bebé? ¿O te olvidarás de que existe? ¿Sabes cómo se cuida un bebé? Y además hay que criarlo y educarlo. ¿Dejarías a Elia para cuidar mi bebé?–se quedó en silencio–Lo suponía–me levanté y tomé mi ropa, pero Haiye agarró mi mano
–No te he dicho que te vayas, el juego no ha terminado
–Es una orden por día
–Eso no lo has dicho, quédate, dame la ropa y sientate–refunfuñé, la pregunta de Ava me irritó
Ava notó que me había cabreado así que se puso de rodillas y metió su lengua en mi vagina, lo que irremediablemente me sacó un gemido y me impidió seguir irritada.
–Simplemente no quiero tener más hijos, y menos con alguien que tiene pareja y que no sabría cuidarlo. ¿Y crees que me apetece pasar de nuevo por los vómitos, los dolores y el cambio de estado de ánimo? Estoy más tranquila así.
–Y además tener hijos y la fertilidad son un asunto muy importante en Hizunia–dijo Elia–No creo que estuviera bien visto que tuviera bastardos, y se vería peor que la princesa usase hechizos anticonceptivos. Están prohibidos en Hizunia, y si alguien denuncia, puede haber cárcel
–Eso es horrible, ¿por qué?–preguntó Haiye escandalizada, tuve un orgasmo así que me demoré en responder
–Así es mi patria–dije todavía desnuda
–La tercera parte del juego es una mamada a quien te ha comido el coño–miré a Haiye sorprendida
–Pensaba que tú ibas a ser menos depravada que mi amante, pero lo eres aún más. Me encanta y por eso te voy a obedecer.
Me puse de rodillas frente al miembro viril de Ava. Cómo era una reciente hermafrodita, vi apropiado mamar su polla mientras usaba mis dedos en su coño. La diosa le había dado una polla no pequeña precisamente. Tenía el sabor típico de una hermafrodita. Ava me miraba con una cara llena de placer, mientras también acariciaba mi pelo como si de un perro se tratase.
–Oye, si algún día abandonas tu país, siempre puedes trabajar aquí–dijo Haiye
Yo la ignoré y seguí mamando la polla. Hasta que sentí la corrida de Ava por toda mi boca. Yo me la tragué toda, y me vestí.
–Voy a ver a esa tal Jana, ahora que me he quedado a gusto