La casa del acantilado primera parte.
Todas las familias tienen su lado oscuro.
Solo faltaban cien quilómetros para llegar, los cuatro estaban dormidos, había sido un viaje muy pesado, era difícil viajar con un niño pequeño, nada más salir de Barcelona tuvieron que parar Juan tenía que tomar el pecho, Sara le dijo a Isabel que se sacara la leche antes de salir, pero a Isabel no le hacía mucha gracia, Francisco notaba la tensión entre las dos, suegra y nuera se llevaban bien aunque siempre había ese rifirrafe.
-¿cuánto queda para llegar?.-Dijo Sara estirándose en el asiento.
-Cien kilómetros más o menos.-Francisco miro a su mujer, le gustaba verla despertar, su pelo desacomodado por las horas de coche, miro por el retrovisor para comprobar si los demás seguían dormidos.
-Espero que no nos perdamos, ¿estás seguro que sabes ir?
-Si tranquila, lo repase en casa.
Francisco a penas pudo dormir la noche anterior, ya no sólo por repasar el trayecto, si no por todo lo que les venía encima,hacia una semana que les habían llamado para ofrecerles el trabajo, aquel abogado había contactado con el, fue un día muy especial, llevaban un mes sin trabajar, Sara había cambiado, la idea de no tener trabajo la martirizaba, era una situación insostenible, mi hijo perdió su trabajo lo que hizo que embargarán su piso dejándolo en la calle con Isabel y Juan su hijo de cinco meses, tiempos difíciles que destrozaban los sueños creados durante toda una vida en solo día.
Vio el desvío de A Coruña, ahora quedarían unos cincuenta quilómetros, pero estos eran por carreteras secundarias, la casa estaba en "La Costa da morte" en un pequeño pueblo pescadora, a penas conocían nada de aquella zona, Sara y el llevaban toda la vida en Barcelona, su trabajo no les permitió el poder viajar.
-¿Por dónde vamos papá?.-Preguntó David estirando su cuerpo lo máximo que le permitía el asiento del coche.
Habló bajito para no despertar a su mujer y su hijo, era un buen padre, eso sí orgulloso, los últimos meses se había consumido en casa, había sido muy duro perderlo todo, se sentía muy responsable por su familia, el hecho de tener que pedir ayuda a su familia lo martirizaba, David había sido un buen estudiante, se saco la carrera de ingeniería con buena nota, enseguida encontró trabajo, pero la crisis no perdono, cerraron el despacho y despidieron a todo el mundo, se vio en la calle con mujer y un niño de cinco meses, fue un duro golpe, su madre no se lo pensó dos veces; os venís a casa, ya nos apañaremos, ¿qué no haría una madre por su hijo?
Isabel se despertó, su melena rubia recogida en una coleta que descansaba sobre su hombro derecho, junto a sus ojos azules y como siempre una sonrisa, David había tenido suerte de encontrarla, Isabel era su media naranja, lo supo desde el primer momento que la vio.
-Queda muy poco.-Contestó Francisco.
Estaba cada vez más nervioso, una cosa era que Sara y el trabajarán en el servicio de una casa y otra ir con su familia al completo, David y Isabel no tenían ninguna experiencia en ese trabajo, no era fácil asimilar que eres un criado, su padre siempre decía "Hay que mamarlo desde pequeño" el era la tercera generación, su familia siempre había trabajado en el servicio doméstico como le llamaban ahora, criados por mucho que quisieran maquillar el nombre eran criados, a él jamás le molesto ese nombre e igual que a Sara su mujer, ella también venía de familia de criados.
Se veía el pueblo enfrente, era media tarde ya casi de noche, tomaron el desvío que marcaba la ermita de San Miguel, si seguían ese camino encontrarían la casa, estaba situada en lo alto del acantilado, iban subiendo por una carretera de un solo carril entre el soto bosque, se percibía la tensión de los cuatro, por suerte aún se veía bien, Francisco agradeció a ver llegado con luz pues de noche sería un martirio conducir, al final llegaron al final del camino, una verja de hierro les cerró el paso.
-Bueno aquí estamos.-Francisco había roto el silencio.
Saco la mano por la ventanilla haciendo que entrará aire frío en el coche.
-¿Si?.-Sonó la voz distorsionada por el
-Soy Francisco Martínez.
No hubo contestación, la puerta se abrió dejándoles el paso libre, al traspasar la verja continuaron por el soto bosque, continuaban subiendo, era extensión de la finca permitió conducir diez minutos sin ver la mansión, por fin comenzaron a ver los jardines cosa que indicaba la cercanía de la casa, una pequeña rotonda adornada con flores y un pozo dio la bienvenida a la familia Martinez, unas escarolas blancas llevaban a la puerta principal, el sabía que no entrarían por esa, el servicio nunca usaba la principal, enseguida apareció una mujer alta, pantalones negros y una camisa blanca, sus zapatos de medio tacón se veían acostumbrados a subir y bajar aquellas escaleras.
-¿Señor Martinez ?
-Si, ¿Leonor ?.-contesto Francisco
-Dirija el coche hacia la parte posterior de la casa, les esperaré allí.-Leonor le había indicado con la mano la ruta que tenía que seguir.
Al rodear la casa se encontraron con un gran jardín compuesto de rosas y abetos, en un lateral estaba la casa del servicio, lo suficientemente alejada para la discreción de los señores.
-Buenas tardes.-Leonor volvió a saludar a los recién llegados.-Espero que hayan tenido buen viaje.-Dijo estrechando la mano de Francisco, el sol estaba cayendo dejando los últimos rayos del día, Leonor los acompaño hasta su nueva casa.
-Espero que este de su agrado, les hemos dejado algo de comer por si quisieran cenar antes de irse a dormir, hoy dejaré que descansen, pueden dar una vuelta por la finca, no se preocupen los señores están cenando, a sí que no se encontraran a nadie, ese camino lleva a lo alto del acantilado.-Leonor señaló una vereda medió escondida entre los árboles.-Pero es mejor que vayan de día, y ese otro lleva a la vieja ermita, todo es propiedad de los señores.-Leonor mostraba una sonrisa reconfortante.
-Gracias Leonor.-Sara estrechó la mano de esta.-Creo que esta noche descansaremos, ¿a qué hora empezamos mañana?
-Os vendré a buscar a las nueve, por ser el primer día, pero vuestro turno siempre comenzará a las ocho de la mañana, pero mejor que descanséis, ya tendremos tiempo de hablar de horarios.
Leonor sonrío a David, dio media vuelta y se fue en dirección a la casa, padre e hijo se quedaron mirando aquellas caderas, tenía andares señoriales, ella sabía que la estaban mirando, un chasquido les hizo quitar la mirada, era Sara desde la puerta.
-Bueno si ya has visto bastante de las nalgas de Leonor¿qué te parece si descargáis el coche?.-La ironía era una de sus armas.
-Le voy a dar el pecho a Juan, a ver si se queda dormido y nos deja pasar una noche tranquila.-Dijo entrando en una habitación.
La mente de Francisco voló imaginándose aquel pecho de Isabel amamantando a su nieto, no podía evitarlo, Isabel le atraía con locura, intentaba disimular pero sus ojos se perdían en cada centímetro de su cuerpo, por suerte
La casa se componía de una cocina mediana tres habitaciones, dos cuartos de baño, uno con ducha y el otro con bañera, un comedor relativamente grande, Francisco suspiro; No se podían quejar.
Isabel había entrado en una de las habitaciones, parecían cómodas, todavía no sabía cuál de ellas ocuparían, había sido un día muy largo, demasiadas cosas en tan poco tiempo, el despido de David, el embargo de su casa, el traslado a casa de sus suegros, no podía creer que el último año hubiera sido tan desastroso, dos meses compartiendo piso con sus suegros, aguantando las miradas de este, ella disimulaba pero bien sabía que su suegro la perseguía con la vista, esas cosas una mujer lo sabe, su suegra ordenando todo el día, y su marido perdido sin saber qué hacer, y para colmo ahora tendría que trabajar de criada, nadie le había consultado, no, simplemente una tarde le dijeron que tendrían que mudarse para empezar a trabajar; ¡nunca he trabajado como sirvienta!fue lo primero que dijo, " no te preocupes es fácil, yo te ayudaré" fue la respuesta de su suegra, y su marido, el macho fuera de casa, lo había permitido sin ni siquiera consultarlo con ella, ella que había luchado por su trabajo, ¿como podía haberla ignorado de aquella manera? en ese momento lo odiaba, ella le aconsejo en el trabajo, lo animó a presentar su trabajo a la empresa que más tarde lo contrataría, en cierta manera también se odiaba a ella misma, se cegó por aquel crío, por qué no era más que un crío, primero de su promoción, lo tenían todo, un buen sueldo, una maravillosa casa, se lo podían permitir David empezó a ganar mucho dinero, todo iba bien hasta que quiso ser el más listo del despacho, quería sorprender a Lucas su jefe, realizó una operación sin consultarlo, yo le dije que no podía hacerlo, pero como siempre su idiotez venció, el resultado fue una perdida importante para la empresa, a los dos días estaba en casa con una caja de cartón.
+Lo siento Isabel.-Fue lo único que dijo cuando me vio.
+Te lo dije David¡Maldita sea! te lo dije...pero tú nada, tenias que ser el más listo, el que se iba a comer el mundo¡joder!
+Lo sé...lo sé, no sé qué pudo fallar, lo tenía claro Isabel ¡joder!.
+¿Qué no sabes que pudo fallar?que eres imbécil eso lo que falló, ves que fácil, IMBECIL.
Lo dejo con la caja de cartón en la puerta, no podía verlo más, tenían un bebé de dos meses y el idiota se la juega por un simple ascenso.
¿Ha sido Lucas o Antonio?.-Le dijo una vez se había calmado.
Lucas.-Su voz aún estaba rota, no se atrevía a mirarla.
Ella había confiado en el, era la envidia de sus amigas y hermanas, había conseguido un buen partido, no podía creer que David hubiera echado todo a perder en tan poco tiempo, la hipoteca, las letras del coche todo se les iba a echar encima.
+¡¿Y ahora que?!¡dime!¿qué se supone que vamos a hacer?.-Sintió ira, dolor y vergüenza, no podía pedirles dinero a sus padres, eso sería rebajarse y ella no era de esa clase de personas.
+No lo sé, mañana enviare mi currículum a otras empresas pero...
+¡¿pero qué ?!.-Ella lo vio dubitativo.-¿Qué más hay David?
+¡Joder!no me agobies vale.-David se levanto de la mesa y se fue hacia la cocina.
+¡Qué no te agobie!¡que no te agobie!¿ahora vienes con que no te agobie?te lo dije, te dije que no lo hicieras, que era demasiado gordo para ti...pero claro el señorito no me hizo ni puto caso"lo tengo controlado Isabel""no te preocupes"¡y una mierda!- lo seguía chillándole hasta la cocina.
-¿Qué coño quieres que te diga?salio mal y punto¡joder!¡hostia!.
David estaba apoyado en el mármol de la cocina, sus fuerzas se estaban agotando ya no tenía escapatoria y lo sabía, había metido la pata hasta el fondo, Isabel lo dejó allí, si no hubiera sido por su hijo habría abandonado a David en ese mismo momento.
David durmió en la habitación de invitados, Isabel no lo quería ver esa noche, no soportaba su presencia, se conocía y sabía que era mejor estar sola o podrían acabar mal, a la mañana siguiente le empezó a dar vueltas al asunto buscando la manera de solucionar el problema, estaba dando vueltas por la casa estrujándose el celebro, veía todas las facturas que le venían, recordaba las conversaciones con David y lo peor era que veía a David demasiado inmaduro para arreglar todo aquello, se le pasó por la cabeza el llamar a Lucas, podría intentar convencerlo de que David trabajará más horas y cobrará la mitad de sueldo lo que fuera, lo maldecía una y otra vez, ella jamás se había rebajado, nunca tubo que pedir ningún favor y por culpa del imbécil lo tendría que hacer.
+¿Señor Lucas?.-Aferro el teléfono con fuerza mientras tragaba saliva intentando parecer tranquila.
+Sí,¿quién es?
+Isabel la mujer de David.-A pesar de sus nervios su voz salió serena.
+Ah, hola Isabel.-La voz sería de Lucas estuvo a punto de hacerla retroceder, de mandar todo a la mierda, podía dejar a David ¿y?, ¿dónde iría con un bebé de dos meses?
+Podría hablar con usted sobre David, el...
+El fue un estúpido, lo tenía todo para llegar lejos en nuestra firma pero se pasó de frenada, no sé qué quieres que haga.-No dejo que terminara de hablar.
+Si ya sé que la fastidio pero necesitamos trabajar...yo podría trabajar en las oficinas, solo hasta que David encuentre trabajo.
Se le salía el corazón, cerró los ojos esperando la respuesta de Lucas, no tenía planeado ofrecerse para trabajar, pero pensó que si ella trabajaba con el, podría convencerlo para que le diera otra oportunidad a David.
+Pero no creo que necesitemos a nadie Isabel.
+Déjeme que vaya a verlo y podamos hablarlo en persona, solo le robaré diez minutos.
+Esta bien, pero no sé qué puedo hacer.
+No se preocupe lo entiendo, ¿le va bien en un par de horas?
+Sí, va bien, pero no te retrases tengo un día muy complicado.
+Gracias señor Lucas.-
El primer paso estaba dado, ahora venía lo difícil, convencerlo, "creo que no necesitemos a nadie"fueron sus palabras, y si no necesitan a nadie ¿qué podía hacer ella?, volvió a coger el teléfono, lo llamaría y le diría que lo sentía pero no iría, ¿para qué?, para rebajarse más, se estaba volviendo loca, se encontraba en una situación indecisa, si no hacía nada estaban arruinados y si iba a verlo ya sabía que no tenían un puesto para ella, pero,¿y si conseguía convencerlo?, en una empresa grande siempre podían encontrar un sitio para ella, tenía que intentarlo ya lo habían perdido todo¿qué más podía pasar?
David estaba en el comedor sentado en el sofá con su hijo en los brazos,llevaba puesto sus pantalones cortos del pijama; si fuera tan listo como atractivo no se hubieran visto en aquella posición, pero no se podía tener todo.
+Tengo que salir un par de horas¿te harás cargo de Juan?
Isabel se quedó mirando a su marido, la sacaba de quicio pero en el fondo lo quería, a pesar de todo era el padre de su hijo.
+¿Dónde vas tan temprano?.-Dijo David extrañado, aunque tampoco quería hablar mucho después de lo que había pasado el día anterior.
+Tengo que hacer unos recados, no me esperes a comer.-Isabel se dio la vuelta sin dar más explicaciones, solo faltaba tener que explicarle que iba a intentar trabajar en la misma empresa que a él le dieron una patada en el culo.
Se duchó, abrió su armario¿qué se ponía?, le vino la pregunta, hacía mucho que no se presentaba a ningún trabajo, Lucas tenía cincuenta años, si vestía demasiado provocativa podía dar la sensación de querer buscar algo más que un puesto de trabajo, si por el contrario vestía recatada no sería más que una mujer suplicando por un puesto de trabajo¿era eso lo que quería dar ella?¿pena?, era finales de Junio con lo cual podía vestir su vestido blanco de tirantes, le quedaría más ajustado que cuando lo compró,sus pechos eran más grandes desde que nació Juan, se miraba al espejo sin saber bien lo que iba a hacer una vez hubiera llegado a la oficina, se volteaba viendo como sus caderas eran dibujadas por la falda del vestido, siempre se vestía bien; <>
Los zapatos de tacón de Isabel esquivaban la grava que llevaba al garaje, su berlina negra la estaba esperando, una vez dentro respiro profundo sujetando con fuerza el volante, no podía echarse atrás, respiró profundamente mirándose al retrovisor, se frotó los labios recalcando su rojo pinta labios y puso en marcha el coche.
-Que sea lo que dios quiera.-se oyó decir.
+Adelante.
Los nudillos de Isabel a penas golpearon la puerta sintiendo como sus piernas flojeaban, no tenía ni idea de como actuar:
<<"creo que no necesitamos a nadie">>, una y otra vez se repetía en su cabeza.
Allí estaba Lucas, un gran ventanal a su espalda, solo lo había visto una vez, era alto y unos quilos de más reflejados en su barriga, tenía la mirada en unos papeles de su mesa, siguió mirándolos ignorando que Isabel estaba de pie esperando que la invitara a pasar, un retrato de Lucas con sus hijos sobre la mesa, sofá y mini bar era la única decoración de la oficina.
-Siéntate Isabel.-Por fin dijo mirándola por encima de sus gafas de pasta.-Bueno, que tenias que comentarme.-Dijo volviendo a sus papeles.
-Primero quería disculparme por David, fue una estupidez...
-¡¿Estupidez?!,un millón de euros no es ninguna estupidez Isabel.-Lucas se quitó las gafas dejándolas sobre la mesa.-Aposté por tu marido en contra de Antonio, él me dijo que no lo contratara ¡maldita sea!, le tenía que haber hecho caso, por suerte podremos recuperar algo del seguro, pero no antes de dos meses, con lo cual habrá compañeros de tu marido que no podrán cobrar, ¿entiendes eso?.
-Lo siento, lo siento mucho, puedo trabajar e ir devolviendo poco a poco.-Isabel notaba como las lágrimas caían sobre sus mejillas.
-¿Devolviendo poco a poco?, ¿me estás tomando el pelo?, no me lo devolverías ni en cien años.
Lucas se levanto de la mesa, su barriga tapaba el cinturón lo que a su corta estatura lo hiciera poco atractivo, Isabel ya no sabía qué hacer, sabía que su oferta no era más que un brindis al sol, miraba a Lucas como se acercaba a ella mirándola, cada vez se encogía más en su silla.
-No Isabel, no podrías devolver ese dinero nunca.-Lucas se había colocado detrás suyo, ella tenía la vista nublada por las lágrimas de sus ojos, miraba el gran ventanal intentando unir a través de él; ojalá no hubiera ido.-Pensó.
Sintió las manos de Lucas sobre sus hombros desnudos, le apretaba su cuello suavemente.
-Tienes más valor que tu marido, eso no te lo quito, ¿pero que quieres que haga contigo?.-Las manos descendieron por delante de Isabel.-Mírate, estás aquí pidiendo por el.-Notaba como las manos de Lucas se metían por dentro de su escote.-Ofreciéndote desesperada, ¿crees que lo merece?.-Sus pezones eran apretados por las manos fuertes de Lucas, ella miró al ventanal viendo como una paloma se posó mirando hacia dentro, era el único testigo de aquella escena, los tirantes cayeron por sus brazos cruzados dejando un fino sujetador blanco al aire.-Eres preciosa, no te merece.-La barrera cedió dejando al alcance del visitante los pechos de Isabel, sus pezones estaban duros, una mano libero un pecho, giró un poco su cara para descubrir como Lucas se estaba aflojando el cinturón, al momento sus pantalones estaban descansando sobre los zapatos de este, ella sabía lo que venía.
<< ¿y si esa fuera la forma de conseguir el trabajo?>>
No lo dudo y girándose bajo el slip descubriendo su miembro erecto, lo cogió con la mano acercándoselo a sus labios sintiendo el olor , lo ignoró, sus labios se cerraron entorno a aquel pene, no era ninguna novata, sentía las manos de Lucas jugando con su pelo, mientras ella subía y bajaba salivando toda la longitud, unos pelos le hacían cosquillas en la barbilla, pero no se detuvo aunque sintiera el capullo tocando el principio de su garganta, Lucas movía las caderas para llegar a lo más hondo de su garganta, ella aguanto por unos segundos dejando que este se retorciera de placer, seguramente habría hecho realidad uno de sus sueños, que una chica de veinticinco años se la mamara en su oficina, ella no podía más la saco pues las arcadas eran más fuertes, una vez fuera continuo masturbando aquel pene durísimo mientras recuperaba,sin darle tiempo Lucas se lo volvió a introducir hasta tocar de nuevo su garganta, aguanto lo que pudo y sintió el semen caliente llenando su boca, las manos de Lucas impidieron poder retirarse con lo cual tubo que tragar cada gota vertida en su boca.
De vuelta a casa lo único que había conseguido era una carta de recomendación y el sueldo de un mes de David, se sentía sucia,"puta, zorra" eran las únicas palabras que le salían para definirse, unos cuantos euros y una puta carta de recomendación, solo hubiera faltado que en la carta pusiera que su mujer tenía que hacer la entrevista por el.
Sara comenzó a deshacer las maletas,sentía un nudo en el estomago comenzaban de nuevo, nunca hubiera imaginado que con cuarenta y cinco años tuviera que volver a empezar, unos nuevos señores, nuevas costumbres y lo peor: Nuevas manías.
Lo malo que ahora eran cinco, Francisco y ella tenían experiencia y aguante, pero para David e Isabel iba a ser difícil, ser criados de un día para otro no era fácil y más viniendo de dónde venían, en un año habían conseguido más que Francisco y ella en su vida, una mansión, dos coches de lujo y una vida rodeados de lujo, quizás demasiado deprisa, Francisco siempre lendecía "al rico le viene de cuna", a lo que ella le respondía "no sirvas a quien sirvió ni pidas a quien pidió" dos refranes antiguos como la vida pero bien cierto, conocía a su nuera muy bien, era orgullosa y todo lo sucedido le había pasado factura, pero si alguien podía ayudar a su hijo, era ella, David era débil e inmaduro, aunque era inteligente y trabajador no estaba preparado para sobrevivir en un mundo de tiburones, cada día le veía más parecido a su padre aunque solo en lo físico, Sebastián era más vivo, un busca vidas; ¿Donde estaría ahora?
Se acordaba de él muchas noches, jamás encontraría a otro hombre que la llenara tanto, Francisco era un buen hombre, trabajador y honrado pero le faltaba...aquello que no se puede explicar pero notas que te falta; Que la encendiera en la cama, eso era, que la hiciera volver tan loca hasta el punto de olvidarse del mundo, no, Francisco carecía de eso, Sebastián la poseía cada día y en cualquier lugar de la casa, fue lo mejor que le había pasado, simplemente se abandonó a él, él era quien la llevaba el que marcaba el paso, era su súbdita y obedecía cualquier cosa que Sebastián le ordenara, estaba dispuesta a cualquier cosa con tal que él estuviera, la llevaba de la mano desnuda por los jardines de la mansión, ella notaba el frescor del césped y como el aire hacía que sus pezones se pusieran duros, el simplemente se reía, algunas noches invitaba a algunos amigos para que la poseyeran delante de él, ella aceptaba porque ella solo lo veía a él, cuando llegaba al orgasmo lo miraba haciéndole ver que es corría por el, pero como todo lo bueno llego a su fin, se quedó embarazada, Sebastián prometió hacerse cargo del niño, un día se enteró que había un nuevo chofer y sin que nadie le dijera nada supo que Sebastián se había ido, se despidió de los señores y decidió volvería a su casa, pero a mitad de camino se arrepintió, no podía regresar con un hijo en su vientre y sin padre, dio media vuelta y comenzó a buscar trabajo, por una vez en la vida la suerte le acompañó, encontró una nueva casa, allí conoció a Francisco e hizo por acostarse con el, Francisco se sintió bien al enterarse que iba a ser padre, desde ese día David fue el hijo de Francisco, ese secreto se lo llevaría a la tumba.
David siguió a Isabel con la mirada, conocía a su mujer y era consciente que no estaba de humor, habían sido tiempos difíciles, su despido había roto la magia que había entre los dos, decepción, eso era lo que sentía su mujer por el, muchas noches se repetía mentalmente su fallo, todavía se preguntaba cómo pudo fallar con Lucas y Antonio, tenía que haberle hecho caso a su mujer, todavía no estaba preparado para aquella operación, se creyó que podía sacar aquel proyecto solo, él era el mejor de su promoción, siempre había sido el primero , y sin embargo fallo en lo más importante el día que se dio cuenta de su error se quiso morir,los ojos de Isabel lo condenaron le había fallado,veía como la cara de ella cambiaba de color, lo insulto, pero no le dijo nada que no se mereciera, ella se lo había advertido
-Es muy grande para ti David, no te metas sin tener el apoyo de tus jefes.
Pero el no le hizo caso, se sentía seguro, lo había estudiado un millón de veces, no tenía fallos, era un proyecto que podía catapultarlo a la cima, siempre fue ambicioso, tenía que ser el mejor siempre el número uno, hasta ese día lo había demostrado,sus padres estaban orgullosos de él, ingeniero, con dinero, una buena casa, coche de alta gama, lo tenía todo, pero la vida le había golpeado fuerte dejándolo roto, se sentía como el Titanic, el mejor barco hundido por un trozo de hielo, tenía que volver a ganarse el respeto de Isabel, tenía las referencias que su propia mujer había conseguido pero aún con estas el mundillo en el que se movían las empresas se conocía todo, era muy difícil que no se hubieran enterado de su error, ahora tendría que esperar a que se olvidaran de él para poder volver, lo apenaba ver a Isabel tener que trabajar de sirvienta, era lo que más le dolía, pero no les quedaba otra lo tenían que hacer por Juan.
Leonor entro en la casa, se reía sabiendo que aquellos dos hombres se la habían comido con la vista,subió al tercer piso, los señores no la necesitarían hasta mañana, entró en su estancia, una habitación completa con vistas a la parte trasera de la mansión, su despacho y un cuarto de baño completo, revisaría las cámaras, gracias a ellas podía observar todo lo que pasaba en aquella casa, los señores no tenían ni idea que Leonor los observaba, durante unas vacaciones de estos se encargó de situarlas en todas las estancias de la casa e incluso de la casa del servicio, se descalzo sintiendo el parquet en sus pies, su falda se deslizó por sus piernas hasta quedar en sus tobillos, abrió la puerta de su despacho cerrada con llave, el personal tenía prohibido entrar en aquel la habitación, el ruido de la puerta descubrió a Tatiana, descalza y siguiendo el mismo proceso que Leonor, su falda hizo compañía a las de Leonor, mientras está revisaba las cámaras, no había sido un día muy productivo, se oía el agua de la bañera era Tatiana, cada noche seguía la misma rutina, cosa que Leonor le gustaba, Tatiana era disciplinada no tenía que repetirle las cosas,desde aquel día que la descubrió robando Tatiana le pertenecía, pero siempre fue permitido por ella, una tarde la descubrió robando un reloj de la colección de los señores, la colección eran regalos acumulados, tenían de todos los tipos y materiales, Leonor se le pasó por la cabeza despedirla, pero dentro de su cabeza pensó que podría sacarle provecho, Tatiana tenía un maravilloso cuerpo, sus pechos grandes parecían haber sido esculpidos por Miguel Ángel, ancha de caderas, decidió que hablaría con ella tal vez le serviría para poder conseguir su plan, necesitaba juntar más piezas, Nico la llamaba muy a menudo pidiéndole material, pero su respuesta era siempre la misma, no quería apresurarse todos a su tiempo, por mucho que el insistiera no adelantaría el momento.
+Hasta que no tenga todas las piezas del puzzle, no haremos nada Nico.
+No puedo aguantar mucho tiempo Leonor, se me echan encima.
+Sí quieren que salga bien tendrán que esperar.
Después del servicio Leonor la llamo para que fuera a su despacho, Tatiana no intuía el porque de aquella llamada, recogió la cocina como cualquier día y subió al despacho.
+¿Señora?
+Pasa Tatiana.-Leonor miraba los grandes pechos de Tatiana, desde el primer día quiso probarlos y a partir de ese día iban a ser suyos cuando quisiera.
+Mijail me ha dicho que quería hablar conmigo.
+Si pasa Tatiana, tengo que hablar contigo.
Tatiana lo primero que vio fue el panel de pantallas que había en la pared, no hacía falta que Leonor le diera el motivo de aquel encuentro, repaso con la mirada cada una de las pantallas rogando que la pequeña sala donde se encontraba la vitrina con los relojes no apareciera, Leonor dejó que ella misma se delatará, no tenía prisa, se relamía pensando en aquellas tetas que estaba apunto de saborear, se imaginaba mil formas de poseerla, Tatiana encontró la pequeña sala donde se veía perfectamente la vitrina con los relojes, ella simplemente había cogido uno, pensaba que no se notaría y podría sacar bastante por el, Kaspar su hijo pequeño podría comprarse la moto que tanto quería, miro a Leonor esperando que lo siguiente que oiría sería "Quedas despedida o te voy a denunciar", se le encogía el estómago al pensar en Mijail, no podía ni pensar en lo que sucedería, sentiría una vez más aquel cinturón silbando en el aire antes de estrellarse sobre sus nalgas, por mucho que le suplicara el no se detendría, sus piernas comenzaron a temblar, sentía pánico.
- ¿Qué quieres que haga Tatiana?
Tatiana se la quedó mirando, no entendía lo que estaba pasando.
+¡No me despida!, no puedo...no me despida señora.-Las lagrimas salían sin control.-Mijail me matará...haré lo que quiera...pero no me despida...entrégueme a la policía si quiere.
Leonor se puso en guardia al escuchar que tenía más miedo a Mijail que a la policía, eso le sonaba, lo había sentido en su propia piel, sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo, cerró los ojos durante un instante en el cual le vino a la mente a su padre, usaba un látigo con ella y su madre, las noches de los sábados su padre llegaba borracho, su madre intentaba tenerlo todo de manera que a él le gustaba, pero siempre había una excusa para usar el látigo, obligaba a su madre a desnudarse para humillarla más, después llamaba a Leonor para que no se perdiera detalle de los latigazos y si se negaba la obligaba a ocupar el lugar de su madre.
+Desnúdate Tatiana.
+¡Perdón!
+Quiero verte desnuda, confía en mí.-Quería comprobar lo que sospechaba.
Tatiana comenzó a desabrocharse la camisa, cuando se había desabotonado todos los botones se detuvo.
+Por favor señora.-Sus lágrimas no se detenían, su cabeza estaba agachada sintiéndose humillada.
+Tatiana, mírame.-Leonor alzó la voz haciendo que la mirara.-Confía en mí, quiero verte desnuda.-Ella sabía que si se le preguntaba si Mijail la maltrataba lo negaría, su madre se pasó veinte años negándolo.
Tatiana se quitó la camisa, Leonor pudo ver aquellas maravillosas tetas encerradas en un sujetador blanco, pero le amargó ver los cardenales disimulados por la camisa.
+Ese hijo de puta no volverá a ponerte una mano encima, esta noche te quedarás conmigo.
+No puedo señora, será peor si no voy.-Tatiana hablaba sintiéndose un flan.
+No, no pienso permitir que lo vuelva a hacer, hoy será despedido, y pobre de él si se acerca a ti, entonces se enfrentará conmigo y te puedo asegurar que se arrepentirá, de momento está noche dormirás conmigo. Mijail fue despedido, lo último que supieron de él fue que había vuelto a Ucrania.
La puerta se abrió, Tatiana entro descalza en la estancia, echo un vistazo a las pantallas, los señores estaban en el salón cada uno a lo suyo, ella había observado que cada uno vivía por su cuenta, pasó a ver a sus nuevos criados, Isabel estaba dando de mamar a su hijo, acercó el zoom hasta poder ver cada uno de los rasgos de esta, tenía un gran parecido a Tatiana, rubia de ojos azules, y por lo que podía ver también estaba bien dotada de pecho, le atraían las mujeres con pechos grandes, ella siempre pensó que sus pechos eran pequeños, quizás fuera el motivo por la fijación que sentía, su marido la miraba en silencio, cambio de pantalla para descubrir el comedor, Sara y Francisco estaban sentados a la mesa cenando, a simple vista parecía una familia perfecta, pero ella sabía bien que todas las familias tenían grietas, simplemente había que buscarlas y profundizar en ellas, empezaría por los hombres, estos eran previsibles; Dales un par de tetas y un buen trasero y serán tuyos, básicos y primitivos.
Las mujeres eran diferentes, una simple gatita se podía convertir en una leona, pero eso también podía ser una debilidad si se sabía usar, lo primero que tendría que hacer sería dividir a la familia;
<>
Paso un par de pantallas más y decidió dejarlo por ese día, las apago y se fue a ver a Tatiana.
Tatiana estaba en la bañera cubierta hasta el cuello por el agua, tenía burbujas de champú sobre la barbilla, sus ojos se dirigieron a Leonor mostrando una sonrisa, se sentía bien con ella, tenía todo lo que quería, había llegado a amarla, jamás se lo hubiera imaginado, se sentía segura y respetada, a demás su sueldo había sido aumentado y no necesitaba a ningún hombre.
-¿Me dejas espacio?.-Leonor se había arrodillado para quedar a la misma altura que Tatiana, su mano se coló por la espuma de jabón buscando aquellos pechos.
-Si claro.-Tatiana cerró los ojos sintiendo el placer que le daba Leonor, encogió las piernas haciendo espacio para ella, Leonor se quitó su fino tanga de manera que Tatiana no perdiera detalle de aquellos depilados labios menores, su camisa y sujetador hicieron compañía a su tanga, primero una pierna comprobando que el agua estaba caliente, luego la otra sintiendo el calor rodeándole su cuerpo, se hundió hasta el cuello quedando los dos cuerpos entrelazados.
-Hoy han llegado los nuevos, ya sabes lo que tienes que hacer¿verdad?.-Su cara reflejaba morbo.
-Si, mañana mismo empezaré.-Tatiana sentía como el pie de Leonor se colaba por el interior de sus piernas, ella facilitó la maniobra abriéndolas hasta notar como su coño recibía la visita de aquellos dedos, sus labios inferiores se abrían permitiendo que el dedo gordo recorriera cada centímetro de ellos, cerró los ojos y se dejó hacer.
Leonor se incorporó para besar los labios de Tatiana, las lenguas se juntaban descubriéndose una vez más, Leonor agarraba los pechos de Tatiana sin poder dejar de mirarla.
-Vamos a la cama.-Dijo incorporándose, la espuma todavía ocupaba partes de su cuerpo.
Tatiana
Tatiana se tumbó abriendo sus piernas, Leonor la miraba de pie admirando su cuerpo aún mojado, se tumbó encima de ella juntando sus lenguas de nuevo, sus manos recorrían el cuerpo de Tatiana como si de una ciega se tratara y necesitaba reconocer el camino, sus piernas, sus anchas caderas, sus nalgas y sus pechos todo su cuerpo fue acariciado, Tatiana entre cerraba los ojos sintiendo su tacto, sintió los labios de Leonor bajando por su cuerpo, sus pezones mordidos, su ombligo ocupado por una lengua, su monte de Venus invadido por el calor de los labios y por fin su vulva ansiosa por recibir a aquel invitado, suspiros y gemidos llenaban el ambiente de la habitación, dedos invadiendo sus paredes vaginales y sus manos jugando con la melena de Leonor, la gracia prisionera de sus piernas, un dedo se escabulle para descubrir su ano, juega con el despacio recorriendo el anillo, las piernas ceden y se abren como rosas en primavera doblegándose al invasor, intenta logra levantar las caderas pese al peso de Leonor, se siente prisionera, su ano a cedido también ya dos dedos juegan en su interior sintiéndose mojada por ambos orificios, los gemidos aumentan decibelios, el olor a sexo comienza a ser notable, Leonor retoma su camino ascendente hasta juntar sus labios con los de Tatiana, una mezcla de sabores se juntan, el sabor al sexo es el que predomina, Tatiana se escabulle, ahora le toca a ella dar placer, voltea a Leonor sin apenas esfuerzo, llena de besos su espalda por el camino hasta hundirse entre aquellas nalgas, las separa intentando que su lengua llene aquel agujero, lo moja para después lamerlo, a la vez a pasado la mano por debajo del cuerpo de Leonor para acariciar su vagina, Leonor le facilita el trabajo levantando su cuerpo, dedos y lengua consiguieron que Leonor estirara todo su cuerpo sintiendo como sus fluidos mojaban los dedos de Tatiana, agotadas se durmieron abrazadas.