La casa del acantilado
Una joven es capturada y sometida a su voluntad
Sé que no va a gustar a nadie, me lo pidió una amiga cuya fantasía es esta y así lo hice, cualquier queja a Mary.
-Eh puta, cuidado con lo que haces-dijo ella
-Sí sí, mejor ten cuidado tú, yo voy acompañada por mi hombre-respondió su amiga
-Yo os protego-respondió el hombre, borracho perdido
-Adiós nena-respondió la primera chica
Dejó a sus amigos y se alejó caminando hacia su casa, no quedaba lejos y era un pueblo pequeño. Un coche se paró junto a ella y se bajaron dos hombres fornidos, ella no les prestó atención, de haberlo hecho se hubiera fijado en que uno de los hombres sacaba un pañuelo y mientras el otro la sujetaba se lo ponía en la nariz, no duró mucho.
La cabeza le dolía horrores, la habían drogado. Abrió los ojos y vio un patio mal cuidado, con los muros en ruinas y una casa al final, era una construcción baja que no tendría más que 3 habitaciones. Ella estaba atada en un poste de madera al fondo del patio
-Eh, oye-gritó ella
Nadie la hizo caso, aunque en la casa se oía movimiento, unas horas después, cuando ella se estaba muriendo de sed salió de la casa un hombre apuesto, con barba de varios días, cabello moreno con canas, en buena forma, bueno, un pibón, salió de la casa con un cuenco de agua
-A beber-dijo dejando el cuenco en el suelo
-No llego-respondió ella. Estaba atada con los brazos a la espalda y no podía inclinarse mucho
-Ese no es mi problema-respondió él dándose la vuelta
Ella lo miró con odio y se arrastró por el suelo hasta quedar tumbada sobre su costado izquierdo, con las cuerdas bien fuertes sobre las muñecas, pero al menos pudo llegar al cuenco de agua y beber, aunque luego volvió a la posición original.
No fue hasta la tarde cuando apareció otro hombre, más gordo, viejo y argentino, con un puro en la boca
-Mi putita-dijo dando una palmada
-Yo no soy la puta de nadie-respondió ella
-Sí lo eres, todas las que están en este patio son mis putitas-respondió él
-Suéltame-ordenó ella
El hombre le dio una bofetada
-Aquí no estás para dar órdenes, estás para ser sometida-respondió él-Un rostro tan bello...
Ella era una mujer alta, de cabello castaño oscuro, ojos azules con gafas. Vestía la ropa de fiesta que llevaba la noche anterior y se le realzaba el pecho grande. El hombre se sacó una navaja y la pasó por el rostro veinteañero de la joven, bajó por el cuello y cortó la camiseta, dejando los pechos al aire
-No llevas brasiere, una auténtica puta-dijo él
Retiró los pedazos de ropa y desabrochó el pantalón corto de mezclilla, lo bajó junto con las bragas
-Qué hembra-respondió él mirando el coño
Tenía un coño abierto y depilado, lo abrió más con la navaja y lo encontró seco
-No estás caliente-respondió él
Sin esperar respuesta de la joven se sacó la polla, una polla flácida y gorda, y se la meneó en la cara
-¿Qué haces guarro? Quita-respondió ella
-No putita, vos me vas a chupar toda la polla-respondió él. Cogió la cara de la joven y le metió la polla dentro
Ella sintió que se ahogaba, nunca le habían metido una polla tan bruscamente, él cogió su cabello y lo enredó en su mano, de esa manera controló la cabeza de la joven mientras su polla exploraba su garganta y el semen se escapaba de su boca. Finalmente se corrió en la boca de la joven y a ella le entró una arcada, él se apartó y ella escupió el semen en el suelo terroso
-Muy bien putita, muy bien, ahora vamos a continuar-respondió él
-Te voy a denunciar-aseguró ella
-Si consigues liberarte, adelante-respondió él mientras se agachaba-Veo que ya has empezado a chorrear por aquí, muy bien
Con la mamada, ella se había encendido y, aunque en contra de su voluntad, su coño había empezado a expulsar fluidos. El hombre levantó a la joven del suelo y la dejó horizontal, apoyando uno de sus hombros en el palo y con su coño enfrente de su cara
-Vamos a probarlo-dijo él relamiéndose.
Se lanzó hacia aquel agujero y metió la lengua dentro sorbiendo sus jugos mientras ella gritaba y se removía inquieta
-Pará de moverte o te azotaré-respondió el argentino
-Jo puta-le insultó ella
Él no hizo caso y chupó el coño de la joven hasta que estuvo satisfecho, luego sustituyó su boca por su polla y se la metió, ella dio un grito y se removió
-Te voy a hacer mujer, bonita, vas a tener hijos míos hasta que te canses-respondió él
-No, por favor-suplicó ella
-Te estás portando muy mal, merecés un castigo-respondió él bombeando con más fuerza
-Me estás rompiendo-dijo ella
-Sí nena, disfruta-respondió él
-No, que me haces daño de verdad, no es placer, bestia, quita-gritó ella
Se puso a dar patadas y el hombre se salió de ella derramando su semilla sobre el vientre de la joven
-Lo estropeaste todo putita-dijo él negando con la cabeza
Se metió en la casa y ella pensó que la había dejado en paz, pero el hombre volvió a salir de nuevo con un látigo
-Esto es lo que les pasa a las putitas malas-respondió él
Alzó el látigo y azotó a la joven en el vientre, ella se encorvó y el segundo latigazo estalló en su hombro, volvió a levantarse y le cayó otro más en el pecho izquierdo, poco a poco le iban cayendo más y más latigazos y luego cuando el hombre se cansó de su delantera le dio la vuelta y comenzó a azotarle la espalda y el culo dejando marcas en su nívea piel
-Ya está putita, por hoy terminamos, a ver como te portás mañana-respondió él cuando la oscuridad se tragó el día
Recogió el látigo y se alejó hacia la casa. Ella se acuclilló junto al palo y lloró, y rezó porque la sacaran de ahí cuanto antes. No hubo suerte. Pasaron muchos días y ella seguía allí siendo violada por aquellos salvajes que no tenían consideración de ella. Al principio solo iba el argentino, pero después de 2 o 3 sesiones el resto de hombres de la casa se sumaron a la violación y en unas semanas ya tenía un horario establecido para cada hombre, el hombre apuesto que había visto el primer día no estaba, sólo había gordos y feos. Ella no siempre obedecía y a menudo su cuerpo estaba cubierto de cicatrices del látigo. La dejaban sin comer y sin beber si desobedecía alguna orden, aunque para lo que comía tampoco es que se alegrara mucho de las comidas
Cada mañana era despertada con un cubo de agua helada que no conseguía limpiar toda la suciedad que tenía encima, su cabello estaba desarreglado y ya no llevaba gafas, estaban tiradas en algún rincón del patio, de un guantazo se las habían arrancado. Su coño estaba dolorido y muy sucio, le dolía, tal vez fuera una infección por no protegerse mientras follaban, a saber qué le habían pegado aquellos hombres
-Vaya con la putita, si es rubia-dijo uno de los hombres que la violaban, un mes después
-Las rubias están mejor, nos querías engañar-dijo el argentino cogiendo la mata de pelo que le había crecido en el coño
-¿Se merece otra lección por mentir?-preguntó el primer hombre
-Claro que sí, una doble follada, por ese coño rubio y por el culo-dijo el argentino
Se colocó detrás de ella y se la metió por el culo. Ella ya estaba acostumbrada, pero aún así le dolía porque su culo no estaba del todo dilatado
-Mira como goza la perra-dijo el argentino contemplando al cara de dolor que ella tenía en el rostro
-Voy por delante-dijo el otro hombre situando su polla en la entrada del coño de la joven. Se la metió fuerte y ella pegó un bote hacia arriba, tenía el coño muy irritado. Uno le daba jalones de pelo y el otro le cogía de las tetas y tiraba de los piercings que habían puesto en ellas. Tenía piercings en las tetas, en el ombligo, en el clítoris y en el tabique nasal. Constantemente tiraban de ellos provocando daño en la joven. Se corrían siempre dentro de ella, ya sea por el culo o por el coño y la dejaban atada al poste sin poder limpiarse siquiera
Aquel nuevo mes comenzó con la llegada de un nuevo hombre. Era diferente al resto, pero fue a examinarla. La palpó por todas partes y la miró a los ojos
-Realmente apestas-dijo él. Ella le entendió, llevaba un mes y pico atada a ese poste, a su alrededor estaban sus orines y mierdas, la única ducha que tenía era un cubo de agua fría, que más que ducharla era para despertarla y que comenzara a chupar pollas y a servir de entretenimiento.
-¿Te la llevas?-preguntó el argentino
-¿Y tanta prisa?-preguntó el hombre nuevo
-La cogimos hace casi dos meses, la están buscando y como la encuentren aquí se nos cae el pelo-respondió él
-Entiendo, entonces me la llevaré, llevo un tiempo de sequía y aunque no es de mi agrado esta puta por lo menos me servirá para descargar-respondió el hombre
Se la iban a llevar, aquel hombre la iba a salvar de aquel infierno, aunque a saber donde la llevaba, tal vez a un sitio peor. "¿Peor que esto? Por favor, no digas chorradas" dijo una vocecilla dentro de su cabeza
El papeleo ya estaba hecho. Se le puso una correa en el cuello y tiraron de ella, ella fue a cuatro patas, atravesó la casa y salió afuera. Estaban en un monte, en la cima de un acantilado, de hecho, el poste donde ella había estado atada estaba a 5 m del borde del acantilado. Bajó por un camino escarpado desnuda como estaba, con las plantas de los pies hechas mierda, el hombre tiraba de ella y los secuestradores estaban detrás de ellos, despidiéndolos. Al fondo había aparcado un coche negro, con las ventanas tintadas de negro. La metió detrás y él condujo. No le dijo nada hasta que pararon frente a un edificio en su ciudad.
-Baja-ordenó él
-No puedo, hay gente y estoy desnuda-dijo ella con voz ronca
-Mejor, que vean mi nueva adquisición, cuando llegues a casa verás que tengo muchas como tú-respondió el hombre
Ella bajó a regañadientes del coche y a cuatro patas cruzó la calle y entró en el portal del edificio. La gente se reía de ella y el hombre no hacía nada por parar los insultos. Llegaron a un ascensor y subieron al piso 8. Allí pasó a la casa. Era solo un piso, no le faltaban comodidades. Tiró de ella y la llevó al baño. Allí la metió en la ducha y la frotó con esmero hasta quitar toda la roña y suciedad que tenía. Por último le quitó todos los piercings que tenía puestos
-Así mejor-dijo él mirandola.
Tenía el cabello rubio largo hasta mitad de la espalda y pelo por todas partes, pero por lo menos estaba limpia. Le cortó las puntas del cabello y se la llevó a la habitación, la tumbó en una cama y la abrió de piernas, se puso un condón y se la metió.
Ella lo contempló mientras él la penetraba en la posición de misionero, tenía cuidado con ella, lo que le sorprendió ya que esos últimos meses la habían tratado tan mal que pensó que cuando se librara de ellos seguiría pasandolo mal. El hombre aguantó 40 minutos la follada y cuando no pudo más se corrió dentro del condón. Sin decir nada salió de dentro de ella y tiró el condón a una basura
-Puedes dormir en la cama, mañana hablaremos-dijo él saliendo de la habitación.
Al día siguiente se despertó y salió de la habitación con cuidado por si había alguien más en el piso, pero solo estaban ellos dos. Él había hecho café
-Tengo una propuesta para ti-dijo cuando desayunaron. Ella estaba desnuda y él estaba vestido, le había visto todo por lo que ella ya no se tapaba
-Dime-respondió ella
-No te puedo dejar en libertad porque si esos hombres te vuelven a pillar por ahí fuera se me cae el pelo, por lo que tendrás que quedarte aquí. Follaremos todas las veces que yo quiera pero ni te trataré mal, ni te castigaré, ni pasarás lo mismo que pasaste con esos hombres en el monte-respondió él
-¿Porqué no? Me compraste y dijiste que me utilizarías para violarme-respondió ella
-No iba a decirles a esos tíos que te dejaban en semilibertad-respondió él
-¿Porqué me liberas?-preguntó ella
-Por que te conozco, ibas conmigo al colegio hace 10 años, no te acuerdas porque pasabas de mi culo, pero yo sí me acuerdo de ti, lo snob y lo pija que eras, míranos ahora-respondió él
-¿Me vas a dejar libre por aquí después de lo mal que te lo hice pasar?-preguntó ella. Se acordaba de él, ella había sido una hija de puta con el chaval, lo había tratado super mal
-Sí, soy así de bueno. Te quedarás aquí, follaré contigo cuando yo quiera-respondió él
Dicho y hecho la apoyó en la encimera, sacó un condón del bolsillo y se lo puso, como ella estaba desnuda no hizo falta bajar pantalones, simplemente se la metió por detrás mientras le tocaba suavemente las tetas y le tiraba de los pelos que no le había afeitado.
Los captores fueron detenidos y ya no hizo falta que vivieran juntos aún así siguen viviendo en el mismo piso, con un hijo y con otro en camino. Ella estaba feliz de haber podido escapar de la tortura en la que había estado y ya se relacionaba con sus amigos y familiares, aunque vivía con su salvador. Se lo debía, él la había salvado del infierno y no se iba a quedar sin recompensa.