La casa de la playa

Continuación de un viaje en auto

Hemos pasado varios días de vacaciones en la playa con mis padres, papá ha cumplido su promesa de follar como conejos y todas las veces sin condón no me sorprendería si a estas alturas no me ha dado trillizos.

Tratamos de ser discretos pero mis hormonas me hacen volverme descarada y no son muchos los lugares de esta casa en los que no hayamos tenido sexo.

Creo que los vecinos no entienden lo que sucede, pues cada vez que mamá sale de casa mis gritos de placer se escuchan salir de nuestra propiedad. Hoy tenemos visitas y me he puesto un vestido azul playero con una tanga debajo, los amigos de mis padres han traído a sus pequeños hijos y yo me he divertido practicando ser madre con ellos.

Pero hemos estado a punto de ser descubiertos pues papá no aguanto las ganas de follarme contra la pared en su estudio mientras las visitas conocían la casa.

-¿Qué hacen?- el pequeño niño nos miraba desde la puerta mientras mi padre me apretaba contra la pared.

-Estoy abrazando a mi hija- sí, con su pene bien adentro de mi coñito -Como cuando tus padres te dan cariño.

El pequeño no responde solo corre a jugar con una patineta que saqué de entre mis cosas para él y su hermano, papá trata de continuar pero solo empuja una vez más antes de salir corriendo al baño.

-Seguiremos más tarde princesa.

Por la noche me senté en el sofá de nuestra sala a ver películas mientras chateaba con mis amigos. Nuestras visitas se fueron hace poco y mis padres están hablando en su dormitorio justo arriba de mi, no me preocupa mucho porque no han tenido sexo desde que llegamos aqui ¿Porque sera?

Papá baja las escaleras y se sienta junto a mi como si fuera un día normal en nuestras vidas.

-¿Que estás viendo hijita?

-Más barato por docena.

Siempre actuó como si nada pasara entre nosotros porque me calienta sentir que cada vez que lo hacemos es como la primera vez.

-Eso me da una idea-dice jalandome para que me siente sobre sus piernas.

Comienza a acariciar mis muslos y mis brazos deslizando los finos tirantes de mi vestido por mis hombros.

-¿Qué haces? Mamá está arriba puede bajar en cualquier momento.

-Ya se acostó- dijo guiando su boca a uno de mis pezones después de quitar mi vestido del camino- No te preocupes deja que papi te consienta.

-Ahhhh- mis pezones se han puesto sensibles eso es buena señal- No deberíamos…

-Me gusto verte con los niños y a tu madre también- ignoró mi comentario- Eso confirma que será una abuela orgullosa cuando se entere.

-Necesito conseguir un novio para que ella crea lo que sea que vayamos a inventar.

-Te llevaré a trabajar conmigo y le diremos que conociste a alguien- su mano se deslizó entre mis piernas para encontrar mi coñito libre- Serás mi pequeña secretaria. ¿Dónde está tu tanga?

-En el cajón de tu escritorio.

-Muy bien ahora deja de hablar y mira la película, sin hacer ruido.

Él me recostó a lo largo del sofá luego de quitarme mi vestido, me concentré en la pantalla del televisor viendo de reojo como se desvestía también. Luego se acomodó entre mis piernas cubriendo mi pequeño cuerpo con el suyo.

-Haz crecido mucho hijita-murmuró antes de besarme en la boca-tu madre hizo tu cuerpo perfecto para mí.

Puso su enorme erección a lo largo de mi coñito ya humedo y deseoso, mientras sus manos tocaban de manera morbosa todo mi cuerpo. Me pidió que siguiera viendo la película así que no volteo a no ser que sus labios me busquen.

-Papi - gemi mas que hablar -Quiero un hermanito.

Eso derribó su plan de ir lento esta noche, me encanta que pierda el control ante su personalidad morbosa.

-¿Eso quieres?- asentí como niña pequeña- Para eso papi tiene que poner su pene en ti.

Agarró su erección colocando la punta en mi entrada y empujo duro hasta que estuvo totalmente dentro, no pude evitar arquear mi cuerpo de placer, cada vez que me penetra es tan prohibido que me corro de solo sentirlo.

-Vas a dejar que papi te de placer.

-Si papi aghhhh.

-Eso es cariño disfruta del placer que te da papi.

-Quiero massss.

-Si hijita tu solo mira la película y disfruta- el vaivén de nuestras caderas hacía rechinar el sofá- Eres tan apretada, tu coño es tan delicioso. Ya quiero contarles a mis amigos lo rico que aprieta un coño adolescente.

-Siii papi que rico.

Me encanta gemir en su oído, lo excito más si eso es posible, mi coño estaba tan encharcado que estaba apostando a que dejaría una mancha.

-Cuando volvamos a casa voy a llevarte con un buen amigo ginecólogo.

-No papá, quiero darme cuenta cuando mi cuerpo me lo diga.

-Tranquila, solo le pediré que te revise no te contaremos nada y va a gustarte- se pegó a mi teta mamando como bebé- tendré que dejar que te coma el coño pero quiero mirar como te lo hace.

-aghhh- gemí sin poder vocalizar sus fantasías han aumentado últimamente.

-Papi estoy cerca, no pares.

-Tranquila cariño, no pararía ni porque tu madre estuviera bajando las escaleras.

-Pero te encontraría follando a tu nenita.

-Ella tendrá que entender que el coño de mi nenita es solo para que yo lo llene.

-Diosss papaaaa.

-Aun sigo creyendo que hemos perdido el tiempo, imagino que hubiera sido más rico hace dos años.

Su pene se agranda dentro de mi cuerpo cuando me imagina como su niña pequeña.

-Papi me quitaste mi virginidad hace dos años en mi cama rosa de princesas

-Siiii eso hice.

-Te metiste en ella una noche y abriste mis piernas con tu cuerpo.

-Eras tan menuda, mi niñita.

-Dioosss eso fue muy rico.

-Te desvirgue esa noche y gozamos como animales.

-Me encanto cuando me explicaste que así se hacen los bebes y me prometiste uno.

-Te lo voy a dar hijita lo vas a tener muy pronto.

-Si papi dame un hermanito.

-Aghh hijita papi te va a dar todos los hermanitos que quieras. Estoy deseando que tu panza crezca y muestres a nuestro primer hijo.

-sii papi follame duro, que mamá se entere que está llenando a su hija.

-Candela -gruño el nombre de mi madre- Nuestra hija tiene el coño muy apretado no puedo mas.

Ese comentario me llevó a la locura, me corrí monumentalmente mientras mi padre gruñíap soltando todo su semen en mi interior, al parecer también hemos perfeccionado el corrernos juntos.