La casa de campo

En vacaciones los vecinos de la casa de campo le daran mas de una sorpresa.

Me alojaba, aquel verano de mediados de los 90s, en la casa de campo de un buen amigo, en las afueras de la localidad granadina de Almuñecar. La casa, rústica, en la cima de un montículo con vistas al mar, de planta baja, era cómoda y básica, con una alberca a lo que de forma optimista nos referíamos como piscina y rodeada de una reja metálica cubierta de cañas que reservaba la intimidad y propiciaba el tomar el sol, tranquilamente, como Dios me trajo al mundo. Era comienzos del mes de julio y me planteaba una quincena de sosiego antes de que amigos e invitados llegaran a mediados del mes.

Mi amigo ya me avisó, a unos cien metros vivían unos vecinos de "toda la vida" que a la que veían la piscina limpia y llena casi se apropiaban de ella en un exceso de confianza que el no había sido capaz de cortar. Yo sonreí, no estaba dispuesto a que una pandilla de domingueros me jodieran la tranquilidad, el descanso y la libertad. El también sonrió:

-Si te los quitas de encima te cobro solo la mitad del alquiler – me retó

Llegué por la mañana, el labriego del pueblo, que se encargaba del mantenimiento y las chapuzas en la casa, me esperaba con las llaves en la puerta. La piscina se estaba llenando, había colocado tumbonas y las sombrillas, carbón junto a la barbacoa y todo estaba limpio y en perfecto estado de revista. Se despidió agradecido después de la obligada y merecida propina:

-Ya mismo tiene usted aquí a los vecinos, si no al tiempo.

No se equivocaba, estaba tumbado en pelotas al sol después de trasegarme un suculento y fresco pescaito frito en un chiringuito de la playa, cuando oí que alguien manipulaba la cancela. Ni me inmuté. De reojo vi a una oronda gorda con mas de medio siglo y un chico y una chica sobre los quince o dieciséis. Entraron en la parcela sin darse cuenta de mi presencia hasta que uno de los chicos advirtió a la madre que debía de ser corta de vista, los chicos estaba serios, apreciaban mi desnudez avergonzados, ella se dirigió a mí:

-Tu eres el amigo de Juan

Yo haciéndome el sorprendido me incorporé y me puse de pie

-¿Qué?

La gorda miraba incrédula mi exhibición y se quedó blanca y patidifusa, yo sin aspavientos cogí una toalla y me tapé las vergüenzas no sin antes haberlas mostrado para que las viera bien vistas.

-Nosotros somos los vecinos de Juan, él nos deja usar su piscina.

-Bueno, esta casa mientras yo pague el alquiler es mi casa no la de Juan pero a mi no me importa que ustedes usen la piscina mientras no me molesten.

-Pero esta usted desnudo

-Claro que estoy desnudo, así es como tomo el sol en mi casa.

-Pero es que están los niños.

-Señora como si estuviera la Virgen María, yo tomo el sol en pelotas y nadie va a venir a mi casa a ordenarme que me ponga un bañador cada vez que alguien sin avisar se presente en mi casa a bañarse en mi piscina. Así va la cosa, ustedes la pueden usar mientras no me molesten y me molesta mucho que me digan como tengo que vestirme para tomar el sol.

No hubo despedida, la señora ofendida tomo violentamente a los dos niños, que miraban incrédulos mi desnudez, de la mano y se largo tal y como había venido. No se molesto ni en cerrar la puerta de la cancela la muy hija de puta.

Me despoje de la toalla y me sobé las pelotas antes de tumbarme de nuevo, la chica, con la cabeza vuelta, no se perdió detalle.

La madre le reprendió:

-¡Niña no mires a ese guarro!

Ingenuo de mí que creí que me había quitado de en medio la incomoda presencia de estos extraños.

La soledad buscada es uno de los grandes placeres de los que un hombre puede disfrutar, tomar baños de sol y agua desnudo, un buen porro, unas cervezas frías, alguna vianda, buena música y lectura y una estimulante paja en el momento adecuado son la mejor terapia de descanso. Así transcurrió mi primer día y mi primera noche en la casa.

Serian las diez de la mañana cuando por la ventana abierta se coló el sonido de la apertura de la verja de la casa, me fastidió, "otra vez están aquí los pesados de los vecinos" pensé.

Decidí darles tiempo a que se instalaran, a la media hora me levante, me encendí un porro, me serví un vaso de zumo de melocotón y salí al jardín en pelotas con la sana intención de escandalizarles, ahuyentarles y provocar su huida despavorida. Me llevé un chasco. Una chica que no llegaba a la veintena tomaba el sol en top less tumbada en una de las hamacas. No pasaba del metro sesenta, delgada pero de excelentes curvas y distribución física, gafas de sol que le cubrían casi toda la cara, era morena con el pelo corto, pequeños pechos de puntiagudos pezones y un tatuaje de un delfín junto al ombligo. Se incorporo para saludarme sin el menor asomo de vergüenza.

-¡Hola! ¡Soy Diana la hija mayor de los vecinos!

-¡Hola Diana!

-Espero que no te moleste mi presencia

-¡Tu presencia? –la mire de arriba abajo sin cortarme –tu presencia es una bendición de Dios, Diana.

Ello sonrió y mirándome a la polla me dijo.

-Si que es verdad que tienes un buen pene, como mi hermana ha visto pocos y esta en esa edad en que todos les parecen grandes creí que exageraba.

-¿Tu hermana?

-Si la viste ayer, vino con mi madre y mi primito y me contó todo lo que paso. Mi madre esta escandalizada, dice que eres un cerdo, ten por seguro que no aparece por aquí en todo el verano así que yo me he dicho que es la mejor ocasión para tomar el sol en top less sin que ella se entere, si hay un sitio donde no va a venir y me va a sorprender va a ser aquí.

-¡Estas en tu casa Diana!

Aproveché que una tumbona estaba justo enfrente, a un par de metros, de la que ocupaba Diana y me tumbé en ella, le ofrecí el porro a la chica que lo acepto de buena gana, se quito la braguita del bikini con naturalidad y me dijo:

-Ahora estamos en igualdad de condiciones.

La chica conocía a la perfección, y lo practicaba, la forma de calentar a un hombre, frente a mí podía ver su poblado pubis y con absoluta maldad, disfrazada de ingenuidad, abría oportunamente sus piernas ofreciendo una sobrecogedora vista de su coño juvenil, oscuro y de labios abultados. El efecto en mi verga fue devastador, rebelde se erguía empalmada, Diana dibujando una hermosa O, entre la admiración y la vergüenza, con sus labios, miraba fijamente la evolución y movimientos de mi verga inquieta.

Como justificación le dije:

-¡Ufff! Creo que voy a tener que darme un buen baño para bajar los calores.

-Para bajarte el empalme se me ocurre algo infinitamente mejor –Y acercándose, cual gatita en celo, a mi tumbona, se sentó junto a mí y aferro mi verga con sus pequeñas manos. Solo sentir su tacto suspiré de placer y alivio, cuando la chica, que me hacia un suave y lento sube y baja pajeril, acercó sus labios a mi polla manteniendo su mirada en mi mirada me sentí pleno y afortunado.

Diana era de ese tipo de mujer que a temprana edad tiene una impecable técnica para la felación producto de la experiencia, o sea que había mamado pollas por un tubo y le gustaba hacerlo. La dejé trabajar como ella sabia, lamiéndome las pelotas, subiendo con la lengua por el tallo, lamiendo y chupando el capullo, metiendo entre sus labios el glande para acabar ensalivándola y metiéndose lo que le cabía hasta la campanilla y facilitar y dirigir magistralmente la follada de su boca. Soy un tipo agradecido, poniendo en horizontal el cabezal de la hamaca la invité a que invirtiera su posición y acercara su coño a mi cara.

El primerisimo plano del coño juvenil de Diana era realmente alentador, pelos rizados y morenos, labios externos prominentes y oscuros y un mas que distinguible clítoris despuntando bajo su capucha, el brillo de la humedad de su coño era apreciable y el sabor de su jugo, que se descargó apenas comencé a lamerle con la punta de la lengua el clítoris, realmente apetecible, la manipulación de mi lengua y mis dedos en su sexo hizo que Diana se concentrara menos en sus labores mamatorias haciéndome un favor, evitando mi inminente corrida y dándome tiempo a disfrutarla, yo lamía y chupaba su clítoris, la penetre con mi lengua en su raja todo lo que la lengua dio de si para continuar chupando su clítoris y substituyendo la lengua por un dedo en el interior de su coño, haciéndole mete y saca, cuando un segundo dedo la penetró sus nalgas empezaron a vibrar y su cerrado ojo del culo a palpitar mientras la descarga de flujo se hacia mas apreciable y copiosa, la nena se estaba corriendo bien rico. Cuando se relajó continuó succionando con fuerza mi capullo mientras meneaba, arriba y abajo, el tallo de mi verga. Consiguió lo que buscaba, la penetre hasta la garganta y le solté una buena ráfaga de leche de hombre. No se atraganto. La chica sabia lo que hacia. Una característica de las jóvenes que pocas maduras conservan, la afición a recibir el semen en la boca y a tragarlo si la ocasión y las ganas lo requieren. Para agradecer su placentero servicio la tomé en mis brazos y, sin contemplaciones ni prejuicios, la besé en la boca intercambiando nuestra saliva, mi semen y el zumo de su coño.

Nos pegamos un morreo bien rico mientras Diana aferraba mi polla morcillona intentando evitar que volviera a su habitual letargo. Con gracia se situó a horcajadas sobre mí y dirigió mi verga, que empezaba a perder consistencia, a la entrada de su coño, manipulándola e introduciéndola en su raja, se dejo caer y se penetro hasta las pelotas.

-Me encanta meterme las pollas como la tuya cuando todavía están morcillonas y sentirlas crecer dentro de mí, me corro viva cuando lo hago. Además la tuya ahora esta casi más grande que una normal en plena erección. Me apuesto lo que quieras que me corro mas de tres veces antes de ordeñarte las pelotas.

La chica era una verdadera experta, dejando caer todo su peso sobre mis pelotas, ejercitando los músculos de su vagina, contrayendo y relajando el alojamiento de mi polla que recibía un sensual y eficaz masaje, su excitación era ostensible en sus pequeñas tetas, los pezones bien duros apuntaban al cielo. Levanté el cabezal de la tumbona para incorporarme y que mis labios tuvieran cercano acceso a sus tetas. Maravilloso lamer y chupar sus pezones mientras ella dibujaba círculos con su coño sobre la base de mi verga, me montaba y me cabalgaba con la lengua asomando entre sus blancos dientes y mirándome con cara de zorrita que sabe muy bien lo que hace. El efecto no se hizo esperar en mi polla que alcanzo, de nuevo, la plenitud de una buena erección. Ella, sintiéndola, se dejaba caer sobre mi verga, empalándose entera y echando su cuerpo hacia atrás para sentir la penetración en lo mas profundo. Su mojada fue espectacular, me encharcó de flujo las pelotas, la tenia aferrada de sus duras nalgas y nuevamente pude percibir el temblor de las mismas, una especial característica de esta chica cuando se corría como una perrita en celo. Una maravilla.

-¡Joder que buena polla tienes! –me dijo mientras se descabalgaba, la aferraba con la mano y se ponía en cuatro sobre la tumbona –ahora estoy a punto de caliente y mojada para que me folles bien follada –aseveró levantando su trasero de forma provocadora y moviéndolo, reclamando que la penetrara en esa posición.

De pie tras ella, era menuda, parecía mas joven de lo que era y a mí esto, vencido el reparo inicial, me excitaba mas y me daba mas morbo todavía, desde arriba le introduje la polla en el coño cual torero entrando a matar, se la dejé ir toda dentro y ella levantó mas el trasero para recibirme, quería dejársela clavada un poco para que la sintiera pero ella con los movimientos de sus nalgas sobre mis pelotas me dejo bien claro, sin una sola palabra, que quería una follada salvaje y moderadamente brutal. Se la di. Su espectacular trasero, redondo, moreno, con su coño abierto tragándose mi verga mientras le pellizcaba y le daba palmadas en las nalgas era un puro vicio. Vi el cerrado ojo de su culo palpitar de nuevo. Sabia que mi polla lo abriría tarde o temprano. Tiempo al tiempo.

-¡Ay! ¡Ay! ¡Como me tienes! ¡Dime putita! ¡Dime putita que me vuelve loca!

-¡Que gusto me da follarte putita! –la contenté arreciando el ritmo del mete y saca -¡Que buen coño que tiene la putita! ¡Me encanta tenértela bien metida!

-¡Si! ¡Si! ¡Follame viva cabronazo! ¡Me corrooooooooooo!

Se quedo quieta y con un grácil movimiento de su trasero desenfundó mi verga de su coño.

-Un momento cariño que no quiero que me preñes –me dijo sacando un condón de su bolso hippie y colocándolo en mi verga con agilidad y experiencia –venga follame con caña que me encanta sentir una buena polla a cuatro patas.

La niña sabia lo que había que saber. Nuevamente me afané en cabalgarla rico y darle duro.

-De putita nada, eres una zorra de las mejores

-¡Un pedazo de puta! ¡Eso soy!

-Una puta con un coño delicioso que me estoy follando bien follado

-¡Siiiiiiiiiiiii! ¡Folla duro! ¡Follaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Folla a tu putita!

Se la encaje hasta las pelotas y me corrí bien lindo. El temblor de sus nalgas me indicó que nuestros orgasmos transcurrían simultáneos. Que bueno es joder con una buena folladora.

Tras recuperarnos de la corrida le saque la polla de su coño y ella, mostrando nuevamente audacia y agilidad con el sexo, me sacó el condón de la polla y tomándolo por la punta vacío mi corrida sobre sus hermosas tetitas, dándose un buen masaje con mi semen mientras me miraba con una cara de viciosa que hizo que mi verga se agitara inquieta entre mis piernas.

Tras limpiarse la corrida reseca con la manguera me invitó a pegarme un chapuzón con ella, acepté, hicimos unos largos y braceamos un poco hasta que comenzamos con el típico jugueteo en el agua, ella me daba ahogadillas y yo se las devolvía, entre risas y roces los dos estabamos bien calientes y dispuesto de nuevo y culminamos la faena aquella mañana con un inolvidable y larguisimo polvo dentro del agua, dando saltitos, para acabar donde solo el agua cubría hasta las rodillas con ella de pie, inclinada, apoyada en el borde de la piscina, dándome la espalda. Cuando estaba próximo a la corrida se la saque y ella dándose la vuelta se la metió en la boca rauda, mamo rico y me ordeñó la polla por tercera vez, tragándose toda la corrida. Tras enjuagarse la boca me dijo.

-Tu leche esta tan buena como tu polla. De las mejores que he probado.

Me dejó fuera de juego.

Diana tenia que comer con su familia, sacó la scooter que había camuflado al entrar y que no había visto hasta el momento y se encamino a su casa. Era Viernes.

-Me voy de finde con unas colegas. Nos vemos el lunes. ¡Cuídate que me tienes que pegar una buena follada cuando venga! –me dijo guiñándome el ojo a forma de despedida.

Ese día fui a Motril, un pueblo cercano, a comer a casa de unos conocidos a los que hacia tiempo que no veía, lo típico, una buena cena y copas. Llegue a casa pasadito y dormí como un lirón hasta media mañana. A mediodía encendí la barbacoa y mientras me bebía unas cervezas frescas asé algunas salchichas y unas alitas de pollo. Hacia un sol de justicia. Después de comer tomé una tumbona y la puse en la parte posterior de la casa donde un pequeño cobertizo con techo de caña me protegería de los rayos asesinos mientras me pegaba una buena siesta. El gran rito latino. Caí como un leño.

No sé cuanto tiempo dormí pero me desperté con esa extraña sensación, que todos hemos sentido alguna vez, de que nos están observando, muchas veces por pura intuición, sin fundamento alguno.

La intuición era cierta. Podía oír un suave cuchicheo al otro lado de la valla metálica. Decidí hacer como que seguía dormido.

-¡Mira se esta empalmando!

-¡Ssshhhhhhhhhhhhhhh! ¡Habla mas bajo que se va a despertar!

-¡Vaya pedazo de polla que tiene! ¿Te estas poniendo caliente?

-¡Toca! ¡Toca! ¡Estoy toda mojadita!

Somnoliento y pasmado. Una extraña sensación

-Yo también estoy empalmado

-¡Mmmmmmmmm! ¡Como se te ha puesto la polla!

Agucé el oído y les miraba con los ojos entrecerrados, solo percibía sus siluetas tras el cañizo, juraría que el chico estaba detrás de la chica, posiblemente la tenia clavada pero no podía verlo claramente, el ser observado por dos jovenzuelos en pleno calentón tuvo su lógico efecto en mi polla que se exhibió en todo su esplendor.

-Mira como tiene la polla ¿Se la chuparías?

-Claro que me gustaría mamarla ¿Y a ti? –preguntó ella entre gemiditos

-A mí también me gustaría darle una buena chupadita

Seguí haciéndome el dormido y como quien no quiere la cosa llevé mi mano a mi verga y me la sobe rico. El chico y la chica se movían tras la valla con el típico movimiento de la follada, lo estaban haciendo a medio metro de mí.

-¡Venga entrad para dentro que os estoy viendo!

Se quedaron estáticos y sin hablar. Insistí.

-Que os estoy esperando venga entrad por la puerta de atrás que no os ve nadie.

-Nos ha pillado –musitó él

-¿Que hacemos? –preguntó ella

-Vamos para dentro a ver que pasa

Con la polla inquieta me levante y les abrí la puerta, los dos estaban supercortados pero, creo, que también bastante calientes.

-¿Quereis algo para beber?

-Cocacola –dijo el

-Pero antes quiero ver una cosa -me fui hacia donde estaban y sin pedir permiso metí la mano bajo la braga del bikini de la chica, estaba mojada, sobre el bañador palpe el paquete del chico, estaba empalmado, gastaba una buena polla para su edad.

Mejor vamos dentro de la casa, así nadie sabrá que estáis aquí. Entramos en mi habitación, les invité a desnudarse, aceptaron la invitación, la chica era un poco mas delgada que su hermana y sus pechos mas pequeños pero, como su hermanita, con el pezón abultado y sobresaliente, los pelos de su coño eran castaño claro y escasos. El chico era delgado y fibroso y su verga con el capullo cubierto blanca y gruesa. Gastaba un buen par de pelotas

-Me gustaría ver como follais.

La chica estaba un poco cortada pero él parecía mas dispuesto, se tumbó boca arriba en la cama e invitó a la chica con un gesto, ella se puso sobre él, dirigió su verga a su raja y se la metió entera, me gusto y calentó sobremanera la cara de gusto de los dos, ella daba saltitos sobre la polla del chico, la vista de su coño abierto lleno de polla me estaba poniendo a mil, acerque mi polla a la cara del chico que no le hizo ascos y comenzó a chuparla, ella tenia los ojos cerrados, cuando los abrió una mueca de sorpresa y morbo invadió su rostro adolescente, acerco su boca a la del chico y compartió mi polla con el, verlos follando tan rico mientras me mamaban la polla y con el calentón que tenia desde que les sorprendí en el patio hizo que me corriera en un plis plas, cuando la chica percibió la inminencia mi corrida dirigió, traviesa, la punta de mi polla a la cara del chico mientras la meneaba, le solté varios chorros de leche, sacando la lengua probó el goterón que le había caído junto al labio superior. Ella también lamió uno de los goterones de la cara y después me dio una buena chupada en la cabeza de la polla. A continuación se desmontó del chico cuya polla empezó a escupir leche adolescente sobre su vientre.

Al principio la chica se había mantenido tras la iniciativa del chico pero ahora era ella la que llevaba la voz cantante:

-Me encantaría volverte a ver como le chupas la polla

El chico solicitó mi permiso con la mirada. Asentí. Tumbado en la cama me deje mamar la polla por aquel chaval, era una sensación extraña y morbosa ser mamado por un joven adolescente mientras ella le acariciaba el cabello, le imprimía el ritmo a la mamada y se masturbaba, yo acariciaba y apretaba las nalgas del muchacho que se empleaba a fondo con la chupada, me encantaba encontrar su mirada con mi mirada y ver a la chica, con las piernas abiertas, frotándose el clítoris y metiéndose los dedos en la raja. Su coño era hermoso, muy distinto al de su hermana, con los labios finos y rosados. Una delicia.

-Acércate. Déjame que te coma el coño –solicité

Acepto mi propuesta poniéndose en cuclillas sobre mi cara, mirando hacia el chico, le gustaba ver como me mamaba la verga, le pase la lengua por toda la raja y probé su exquisito sabor, ese sabor especial, peculiar y suave de coño adolescente. Gemía de placer sin dejar de imprimirle el ritmo de la mamada a la cabeza del muchacho, ser mamado por el chico mientras le comía el coño a la chica me tenia en el cielo, las caricias de mi lengua en su sexo causó su efecto, su raja empezó a manar jugos y ella movía el trasero acompasado al ritmo de mi lengua. El chico meneaba mi verga, la saco de su boca para preguntarle:

-¿Te la quieres meter?

-¡Uuuuuuuuuufffffff! ¡Venga!

Tumbada boca arriba, con las piernas abiertas me invitó a penetrarla, el chico se estaba masturbando excitado, marcando un rápido ritmo de sube y baja en su polla y chupándole un pezón a la chica.

-Métesela bien metida –me invitó

Menudo vicio. Le pase la punta de la polla por toda la raja y la penetré suavemente, el color había aflorado en su cara, con suavidad, sintiendo una espacial apretura en mi polla penetré su estrecho coño hasta las pelotas. Pocas veces había sentido esa tensión en mi verga, que se deslizaba sin obstáculos favorecida por su abundante lubricación, el chico se masturbaba frenético, le penetré el ano con un dedo y se corrió abundantemente entre gemidos sobre las sabanas, la chica, que al principio se había mantenido bastante quieta sintiendo mi verga en su coño empezó a demandar movimiento. Era muy delgada y joven, al principio le pegué el mete y saca con suavidad, me parecía frágil pero conforme se fue excitando y mojándome la polla con sus jugos ella misma me pedía que arreciara la follada.

-¡Niña no veas! ¡Te tiene el coño bien abierto!

-La siento muy dentro, me esta dando mucho gusto

-Es que tiene un pedazo de polla

Me encantaba la naturalidad con la que ambos adolescentes hablaban de sexo mientras follaban, el chico, recién corrido, se había recuperado, estaba empalmado de nuevo, bendita juventud. La chica enroscó sus piernas en mi cintura y me tomo del cuello, la besé, sabia a chicle de fresa. La presión de su coño en mi polla no decrecía a pesar de su abundante mojada, su coño estrecho era un guante para mi verga.

-¿Te gustaría follarte a mi primo? –me preguntó

-Claro que me gustaría pero si no lo han follado antes creo que mi verga es demasiado para su culito cerrado.

-Mi amigo me la ha metido dos veces y tiene una buena polla, no tan grande como la tuya pero si me lubrico bien el agujero seguro que me la puedes meter toda.

-Hay vaselina en el armario del lavabo.

El chico apareció con la vaselina y se la ofreció a la chica que sin dejar de gemir de placer con mi verga en su coño se aplicó en untarse los dedos y penetrar al muchacho, en dos minutos dos dedos de la chica entraban y salian del culo del chico sin dificultad mientras este se sobaba ansioso la polla.

-Te toca a ti –me dijo ella.

Le saqué la polla de su coño maravilloso y deje que la embadurnara de vaselina, especialmente el prepucio. El chico se puso de pie, con las palmas de las manos apoyado en la pared, sacando el trasero, la chica y yo nos incorporamos y nos fuimos donde el chico, ella tomó mi polla en sus manos y la apuntó al ojete del muchacho, empujé un poco y la cabeza de mi polla entró sin apenas dificultad, el chico relajó su esfínter y facilito la penetración que fue menos dificultosa de lo que esperaba, el muchacho tenia un culito de escándalo, la chica, de rodillas ante el, comenzó a mamarle la polla cuando mis pelotas toparon en sus nalgas. El culo del adolescente se había tragado toda mi verga. Comenzó a bufar y a gemir de placer, comencé el vaivén de la follada, pronto casi media verga entraba y salía de su acogedor agujero, cada vez que se la metía hasta el fondo la polla del chaval le llegaba a la chica hasta la campanilla. Ni en sueños había podido imaginar una pareja de adolescentes tan experimentados y calientes. Sin sacársela reculé y me lo lleve hasta la cama, yo sentado al borde, el sentado sobre mi con toda la polla clavada en su culo, ella de rodillas dándole una mamada bestial, yo, sentado, embestía verga en su culito maravilloso, podía sentir las palpitaciones del anillo del esfínter del joven, un placer inenarrable. El chico abría y cerraba su agujero apresando mi verga, dándome un gran placer, ordeñándome.

-¡Me corroooooooooooo!

-¡Y yo tambiennnnnnn!

La boca de la chica y el culo del muchacho estaban llenos de leche de hombre, ella tragó toda la corrida del muchacho. A las nenas de esta familia les gustaba alimentarse con leche de macho. El chico dejo caer todo el peso de su cuerpo sobre mi verga. Lo tenia empalado. La chica miraba la verga brillante recién eyaculada con una cara de vicio total mientras la meneaba.

Con la colaboración del chico le saqué la polla del culo. La chica estaba ansiosa por verlo.

-¡Déjame que vea como te lo ha dejado!

El chico se abrió las nalgas y pudimos ver su agujero bien abierto, con el diámetro de mi polla. Rezumando toda mi corrida al exterior, ella le metió dos dedos y los sacó llenos de semen.

-¡No veas que follada te ha pegado!

-Sera mejor que nos vayamos a casa antes de que tu madre empiece a buscarnos –dijo el chico como si nada mientras se metía en el aseo a lavarse su culito follado.

-Si quieres mañana podemos escaparnos a la hora de la siesta.

-Yo estaré encantado de teneros aquí.

-Y le follas a ella por el culo ¿vale?

-Vale –conteste mas encantado aun.