La casa de campo, 1 (hacia la casa)

Sigo escribiendo historias y vivencias con mi querido amo, esta vez pasamos unos días en nuestra casa de campo y vamos hacia allí en coche. Relato aquí nuestro viaje y las consecuencias de mis jueguecitos.

Hemos decidido ir a pasar el fin de semana a nuestra casa de campo, no está muy lejos de Madrid, nuestra ciudad, una hora y media de viaje más o menos, en la sierra de Guadalajara, una urbanización privada donde los vecinos son muchos pero separados y a veces hasta aislados, por lo tanto un remanso de paz y tranquilidad.

Vamos a coger el coche y él dice que no tiene ganas de conducir, que conduzca yo, a mi no me importa, me gusta conducir y aunque ya sea tarde y casi anocheciendo tampoco es problema para mi.

Una vez puestos en marcha, mientras conduzco hablamos del día, de lo que vamos a hacer el fin de semana, bueno de cosas normales pero yo le pongo una mano en su pierna, le echo miraditas insinuantes, desvío la conversación a otros lares, con indirectas y vuelta a poner la mano encima de sus piernas e incluso encima de su sexo, saco mi lengua y mojo mis labios de vez en cuando, en fin, me iba comportando como una perrita juguetona, pero sin dejar que él me toque porque claro….

_. No me distraigas que estoy conduciendo

Y de repente

_. Métete a  la derecha, ahí por ese camino

_. Pero que dices, si por ahí no sabemos a dónde se va y además es un camino forestal y ya es de noche, cualquiera sabe lo que nos podremos encontrar

_.Métete por ahí

La voz ya no era la misma que la que había tenido en todo el viaje, esta era la voz de mi amo, algo enfadado o quizás muy enfadado, pero yo no era consciente de haber hecho nada que estuviera mal  ó ¿había jugado demasiado? Nos adentramos por aquel camino y llegamos a una casa derrumbada, solo había un cuadrado delimitado por muros de piedra rotos y rodeada de arboles grandes

_. Para ahí, deja las luces de posición encendidas y bájate

Hice lo que dijo mientras él abría el maletero, hacia algo y cogía algo que yo no llegaba a ver porque me quede al lado de la puerta del conductor, estaba con él pero, la verdad, tenía miedo, estaba oscuro y en un sitio desconocido para mí, aunque si hubiera pensado con tranquilidad él lo debía conocer, pero en ese momento no lo pensé.

Mi amo se acero a mí, me cogió del brazo y tiro de mi a la vez que me iba diciendo

_. ¿Te has dado cuenta del viajecito que me has dado? Todo el viaje insinuándote, poniéndome a mil y despreciando mis caricias con la escusa de estar conduciendo, mira, mira como tengo la polla.

Acerco mi mano a su bragueta y pude notar que estaba duro, durísimo.

Me empujo hacia un árbol, me quito la malla que llevaba y me arranco la blusa, no llevaba ropa interior, como siempre que voy a su lado, me cogió las muñecas y  las ato juntas con cinta de embalar y ya con las dos juntas las ato con una cuerda a una de las ramas de un árbol dejándome casi colgada de ella ya que solo tocaba el suelo con las puntas de los pies, me hizo sujetar una fusta con la boca con el mandato de no soltarla, así se aseguraba que  no gritaría, ni me quejaría,  aunque no había nadie por ahí y no me oirían. En ese momento empezó a azotar mi culo con una de sus palas de ping-pong

_. No querías guerra perrita, pues toma guerra, te voy a poner este culo de perra salida igual que un tomate a punto de pasarse de maduro, y quiero tu coño empapado y veremos si dejo que te corras,  si yo he estado casi una hora con la polla para reventar, ahora tu vas a estar el tiempo que yo diga chorreando e implorando tu placer ¿lo has entendido?

Yo solo movía la cabeza ya que no podía, ni quería, dejar caer la fusta de mi boca porque sabía que si caía sería mucho peor, mis lagrimas caían por mis mejillas no de dolor, que si que había, aunque soportable, sino de impotencia y humillación, después me dio la vuelta, me miro a los ojos, sonrió, me quito la fusta de la boca y….

_. ¿Como esta mi perrita juguetona? ¿Te duele ese culito? Jajajajajaja, esta encantador y ahora abre esas patitas

Abrí bien las piernas y él llevo su mano a mi coño, lo acaricio y metió sus dedos en él a la vez que besaba mis labios con pasión y yo correspondía con los míos, nuestras lenguas se entrelazaban frenéticamente, como si fuera el último de los besos de nuestras vidas.

_. Estas mojadita, jajajaja ¿quieres correrte zorrita?

_. Si por favor, solo notar tus manos en mi coño, pensar en tu polla y sentir tus besos, necesito correrme, amo, tú lo sabes, por favor, déjame correrme

ZAS fustazo en el coño, ZAS, ZAS, ZAS, ayyy ayyyy

_. ¿Tienes bastante perra? ¿Se te han pasado las ganas de correrte? Jajajajajajja

Volvió a tocar mi coño y a meter sus dedos en él sin compasión

_.pero si los fustazos te empapan mas, perrita pervertida, ven aquí.

Me desató del árbol y me llevó hacia el muro de piedra de la casa derrumbada, apoyó mis manos en el muro, me hizo abrir las piernas y me metió su polla gorda y a punto de reventar en mi coño mojado, empezó un mete saca frenético cogiéndome del pelo y haciendo que echara mi cabeza hacia atrás

_.Toma perra, toma la polla que te vuelve loca, toma polla, la polla que te tiene secuestrada, vamos puta muévete, mira como te follo y cómo voy a sacarla de tu coño para meterla en ese culito coloradito que tienes

La saco de golpe y con un empujón fuerte y seco la volvió a meter por mi culo haciendo que diera un grito de dolor y placer a la vez, me follaba el culo y el coño alternativamente, me dio permiso para correrme lo que quisiera con la única condición de que él no pararía, mis piernas temblaban y no respondían, por los orgasmos seguidos que tenia, pero él me sujetaba para que no cayera, hasta que su polla exploto dentro de mi culo, yo notaba en mis entrañas su liquido espeso y caliente, muy caliente, entonces me dio la vuelta, me arrodillo delante de él y me puso la polla en la boca para que se la limpiase, yo la metí en mi boca y la limpie despacio, lamiendo toda, de abajo arriba y  recogiendo con mi lengua los restos de su semen que saboree como si del  mejor manjar del mundo se tratase

Una vez su polla limpia, se volvió vestir, recogió mi ropa o lo quedaba de ella, me cogió en brazos y me llevo hacia el coche, me metió en el maletero del coche, había tumbado los asientos de atrás, sabe que no me puede meter en el maletero totalmente cerrado porque tengo claustrofobia y puede ser peligroso pero, así, con los asientos traseros tumbados, el coche se convierte en una furgoneta y con las muñecas y los tobillos atados con cinta de embalar y la boca cerrada con la misa cinta, allí me dejo y me tapo con una manta, mientras él cogía el coche para ir hacia casa, quedaba media hora de viaje.

La llegada a casa y lo que sucedió después es otra historia.

Gracias por vuestros comentarios y vuestros mensajes, si os siguen gustando mis relatos seguiré escribiendo con mucho gusto, para haceros disfrutar como yo disfruto.