La Casa de Asmodeo 2
Bienvenidos de nuevo a la meca del vicio, al hogar de la depravación. Descubra de nuevo a nuestras chicas, que sin duda le harán pasar un buen rato...
Vaya. Veo que, a pesar de sus escalofríos, ha decidido usted volver a visitar mi turbia morada. Le felicito por su valentía y, sobre todo, por su falta de escrúpulos.
De nuevo, mi castillo surge de entre las tinieblas, con sus cadáveres colgantes y sus llamas de color alienígena. De nuevo, los coches de los pervertidos aparcan junto a la guarida del Barón Kruento, junto a el núcleo de la oscuridad y la depravación. Se oyen risas, se oyen gemidos. Mientras los parias de la Tierra sufren, los opulentos vienen aquí a disfrutar de los placeres más pecaminosos que ofrecen este y otros mundos.
Despójese de sus ropas, láncese hacia esta piscina de sangre, entre en contacto con el cosmos surgido de las sombras que arrojan las falsedades del mundo de los hombres. La otra vez, no me dio tiempo a presentarle a todas nuestras chicas. Le aseguro que estas nuevas sorpresas le encantarán.
Bárbara
Menuda muñeca es nuestra Bárbara. Literalmente, además: es una reproducción a escala real de una modelo de los sesenta, con su vestidito negro y su pelo corto de chica buena. En aquellos tiempos, las minifaldas comenzaban a ponerse de moda, y la suya permite apreciar esas dos excelsas y largas piernas de cera sin una sola imperfección. Sus pechos no son muy grandes, porque viene de una época en la que la delgadez se valoraba mucho. Sin embargo, creo que apreciarán ese talle esbelto y ese ombliguito juguetón. Se trata de una reproducción muy buena.
Se encuentra en una casa de muñecas gigantesca, junto a unas inertes compañeras que los clientes menos acaudalados podrán probar. Sin embargo, la sonrisa inocente de Bárbara es mucho más real que la de esos juguetes sexuales que cualquiera puede encontrar en una página web. Las caricias que lleva a cabo con sus finos deditos ponen a tono al más frígido.
Su flexibilidad es increíble, pudiendo llevar a cabo todo tipo de posturas sin esfuerzo. Suele enroscarse en torno a la espalda de sus amantes mientras los cabalga boca arriba, con esos pezoncillos puntiagudos tocando su columna vertebral y llevando a cabo un erótico masaje. Su cuello suele formar una espiral en torno al de los clientes mientras su lengua roza su oreja. Ella suele susurrar guarradas con una vocecilla dulce y aniñada, excitando aún más las perversiones de los clientes. Papi, les llama. Cariño, amor. Es tan sumisa que da hasta ternura.
¿Su única imperfección? Una ligera marca en el cuello. Después de todo, ¿qué utilidad tiene crear una muñeca tan detallada de una persona real si no es para hacer vudú?
Susana
Susana... ¿qué puedo decir de Susana? Bueno, empecemos por el principio: de pequeña, se sometió a un tratamiento experimental desarrollado por su tío que la volvió invisible. Aquella adorable joven de trenzas rubias y ojos azules pareció esfumarse de repente, algo que impidió que pudiera llevar a cabo una vida normal. Durante muchos años, hasta que la capté con diecinueve añitos, sobrevivió como pudo a base de robar a incautos, pero es una dulzura.
¿Que dónde se encuentra? ¡Ya me gustaría saberlo! Cada noche está en un sitio distinto, y es uno de los reclamos más apetitosos para nuestros clientes: si la atrapan, podrán tener una sesión gratis con ella. Cada noche, nuestros visitantes mueven las manos en el aire, tiran de una trenza que no existe, tantean con las manos en busca de ese trasero diminuto pero bien construido, redondo y perfecto tras tantos años de correrías. Muy de vez en cuando, alguno la encuentra. Y, entonces, comienza lo bueno.
En sus aposentos privados, que solo tiene abiertos para los ganadores de este selecto desafío, se encuentra una gigantesca fuente. Al recibir a sus amantes, Susana se zambulle en ella. A veces es de chocolate, a veces es de leche y otras, de nata. Esos materiales revelan sus contornos delgados y elegantes, sus pechos endurecidos como bustos pétreos, su cuello de cisne. Entonces, el afortunado podrá lanzarse sobre ella y lamer todo el dulce de su cuerpo, chupar cada centímetro de su cuerpo. Y, después... bueno, ustedes se lo imaginan. Aunque no la vean, les garantizo que oirán sus gemidos.
Iris
Iris se encuentra en el techo, y desde allí observa a todos nuestros visitantes con esos ojos amarillentos que nunca parpadean. Desde abajo, lo más probable es que la confunda con una de las gárgolas que ornamentan mi fortaleza. Sin embargo, si contrata sus servicios y sube, podrá verla encadenada a la azotea, maravillarse ante sus pies y sus alas de cuervo, admirar ese busto imponente que forma una curvatura en su piel de azabache.
Esta arpía lleva a cabo buenas cubanas con esos dos pechos del color del chocolate, lame el falo de nuestros visitantes con una predisposición envidiable y los monta con un brío que ya quisieran para sí la mayoría de los centauros. Sus gruñidos orgásmicos son una delicia, así como los generosos epítetos que dedica a sus amantes. Después de todo, tiene cientos de años a sus espaldas como meretriz.
Su ano es especialmente prieto, pero nunca se ha amedrentado ante un pene de tamaño anormalmente grande. Mueve sus nalgas, acostumbrada a agitarlas en vuelo, y consigue aliviar ella sola a sus acompañantes cuando estos desfallecen y dejan de embestirla. Desmayados, contemplando las interminables estrellas, ella limpia con su lengua el semen que sus habilidades han hecho caer.
Leonor
Ay, pobre Leonor. Vivió en una época donde las chicas se casaban jóvenes (en su pueblo, hacerlo a los dieciocho como ella era considerado tardío) y morían en el parto. Ese fue su caso: aunque el bebé llegó al mundo relativamente sano, la desdichada muchacha acabó desangrándose. Sus pómulos huesudos se volvieron más pálidos todavía, y esas caderas parideras jamás volvieron a producir un retoño. Por suerte, pude recoger su espíritu antes de que ascendiera, y desde entonces trabaja para mí.
Se encuentra en la cripta, junto a las tumbas de tantos de mis enemigos. Los clientes que requieren sus servicios pueden tumbarse en la hierba a esperar su llegada. Su ectoplasma, suave, hace que se ericen todos los pelos de sus cuerpos, que su pene entre en una inmediata erección. Su fantasma flota en sus venas, toma posesión de sus cuerpos, acelera su riego sanguíneo y los predispone para el placer. Luego, empleando el conocimiento adquirido durante un siglo de experiencia, empieza a masajearles los gemelos, a pasear sus deditos por las caderas. Ellos experimentan esas sensaciones, multiplicadas por mil, y aguardan a que nuestra dulce chiquilla pase a masajear sus zonas bajas.
Cuando eso sucede, sus movimientos son dulces y rítmicos. Pasea los pulgares por su glande mientras trata su miembro como si fuera un ídolo religioso. Se moja los deditos mientras los pasea por la superficie de los falos y, después de un rato relajado, acelera el ritmo. Una vez esto sucede, nuestros clientes suelen explotar en una cascada blanca de felicidad, aturdidos por la maestría de la dulce Leonor. Después de todo, nadie conoce el cuerpo de uno como uno mismo.
Umbrauriel
Su gente vive en los túneles, devoran de vez en cuando a los visitantes, llevan a cabo guerras entre sí o contra otras razas, pero se mantienen en relativo secreto. Excepto a ella. A ella le gusta mezclarse con la gente de la superficie porque sabe que somos divertidos, que entre los humanos podrá hallar una depravación sin límites. Aunque tampoco es que ella sea una dulzura...
Viste siempre de blanco, pero que no les engañe: lo hace simplemente porque complementa a la perfección el tono de color uva tinta de su piel. Suele llevar escotes que llegan hasta su plano ombligo y muestran esos pechos tan altivos como descomunales, esos tatuajes tribales y brillantes que van desde sus piernas hasta su cuello. Su pelo grisáceo y corto acompaña a dos puntiagudas orejas que se mueven cada vez que se excita. Dado que nuestra elfa oscura predilecta es ninfómana, eso sucede muy a menudo.
La pueden encontrar en su cuarto de lujo, peinándose delante de ese espejo de oro o masturbándose con su consolador de plata y diamantes. En cuanto un visitante llega, ella se echa a sus pies, comienza a lamer su falo con codicia. Pero no se engañen: no es una sumisa. Mantiene en todo momento el control sobre su amante, gestionando sus eyaculaciones con unas palabras mágicas que retrasan o adelantan el clímax.
El sexo siempre es extremo, guarro. Los amantes de la lluvia dorada están de enhorabuena porque la recibe siempre con la boca abierta, con los ojos listos para mojarse con ese líquido amarillo. Somete a sus clientes a hechizos constantes que les permiten copular durante horas a pesar del sudor y de las venas marcadas en sus sienes, que permite que vivan una noche prolongada de placer y fantasía.
María
Esta mujer parece de carne y hueso. A través de su vestido rojo puede apreciarse una figura delgada y voluptuosa, un culo respingón apenas cubierto por esa corta falda que desemboca en sus blanquecinas piernas. Su escote permite apreciar esos blanquecinos bultos que preceden a su rostro angelical. La melena rubia que cae sobre sus hombros parece pertenecer a la sueca más sueca de todas.
Pero, en realidad, nuestra amada María es un robot. Detrás de su carne perfectamente simulada, se encuentra un esqueleto de metal, dentro de su lisa y simétrica cabeza mora una inteligencia artificial instruida en todas las disciplinas de las artes amatorias. Dentro de su habitación, se la podrán encontrar acicalándose, siempre con esa actitud coqueta y juvenil. Sus chistes le alegran la noche a más de uno.
No hace guarradas como dejarse mear encima, pero es cariñosa como ella sola. Antes de cada cita, la programamos para que crea que su visitante es su novio de toda la vida. Por ello, el sexo con esta exuberante mujer es amoroso, es pasional, es... distinto, nada mecánico, pese a las partes robóticas que forman su cuerpo. Nuestros clientes podrán experimentar durante su visita el amor de juventud que jamás experimentaron o recordar aquellas experiencias que no podrán volver a sentir. Hay algún desalmado (¡benditos sádicos!) que aprovecha esa conexión para golpearla, para humillarla, para sodomizarla brutalmente mientras la hace creer que el amor de su vida ha dejado de quererla.
María es distinta cada noche, adaptándose a las necesidades de nuestros clientes. Independientemente de cuál sea su personalidad, estoy seguro de que sabrán apreciarla.
Ygnnnasss-Talarr
Nuestro engendro está reservado para los más valientes, para aquellos dispuestos a cuestionar su sexualidad y aprovecharla hasta límites inimaginables. Dentro de nuestra oculta biblioteca subterránea, junto a los grimorios que utilizamos para invocarla, podrán verla flotando en el aire, esperando la llegada de los seres humanos más depravados de todo el universo.
Su cuerpo redondo es de un delicioso y suave color carne y está rodeado de largos tentáculos que terminan en manos pálidas y agradables al tacto. Esa superficie está cubierta de todo tipo de vaginas. Algunas más grandes, algunas más apretadas, algunas peludas, algunas peladas. Y todas perpetuamente húmedas, listas para recibir los falos endurecidos de los afortunados que pagan su generosa cuota.
Mientras el visitante la penetra, puede introducir sus dedos en otros orificios, hundir su lengua en una de sus agradecidas vaginas. Al mismo tiempo, las decenas de manos del ser acarician la cabeza del suertudo, pasan sus huellas dactilares sobre sus testículos, pellizcan sus pezones. Algunas de estas manos contienen un agujero que termina en una lengua... y las posibilidades son infinitas si usted tiene imaginación.
Como ve, las habitaciones de mi burdel esconden placeres infinitos que condenarán su alma y le harán experimentar sensaciones que ni siquiera había imaginado que existiría. Disfrute de este hogar de las pesadillas antes de volver a su gris vida, y fantasee con estas adorables muchachas que le esperan para ofrecerle el fruto de sus encantos. ¿A cuál va a escoger?