La casa
La casa que le vio nacer, vio nacer una experiencia inolvidable
Sentado en la puerta de la casa que le vio nacer, muchos años después de haber marchado de su tierra, un día fresco de primavera repasaba mentalmente toda su vida, todo lo bueno, lo malo intentaba olvidarlo, no había tanto y compensaba la balanza tantos momentos maravillosos en su vida, tantas vivencias, tanta gente que había aparecido a su alrededor.
Ahora miraba a su alrededor, estaba solo pero sabia que era una decisión personal, que si quería tendría muchas personas a su lado que le querían y le apreciaban, pero allí solo sentado intentaba analizar sus sentimientos, mirar su interior.
Que estaba pasando, que había en ella que le hacía mirar dentro de su corazón, no lo entendía, había amado, y se había sentido amado, pero eso era distinto.
De repente se habían despertado sentimientos que estaban escondidos, guardados, dormidos, sentimientos maravillosos, le hacía sentir bien, inspirado, con ganas de vivir, más ganas de las que ya tenía, pero sabía que todo eso desaparecería, debía hacerlo desaparecer.
No la conocía, no sabía como era, solo había visto una foto, una mirada, una sonrisa, y una breve conversación por escrito, pero algo le decía que era ella, ella, la mujer con la que deseaba pasar las horas sentado en la puerta de la casa que le vio nacer.
No podía explicárselo a nadie, era una tontería, algo que sin duda pronto olvidaría, pero mientras lo olvidaba la imaginaba sentada a su lado, junto al fuego esa tarde húmeda, en una manta, abrazados, sintiendo su piel suave, su cuerpo desnudo que reclamaba su atención, sus caricias.
La imaginación seguía volando, un beso, los labios deslizándose por su cuello el perfume que desprendía, notaba en sus manos el roce de su piel, sentía como las deslizaba por su cuerpo y ella se arqueaba, sus senos se endurecían buscando caricias, como su vientre se humedecía y el aroma de su piel se intensificaba.
La deseaba, deseaba poseerla, deseaba cubrirla de besos, hacerla suya, poseerla y amarla hasta el fin de sus días, deseaba que ella le amara, que le deseara, tenerla para siempre en ese rincón de su vida, en ese lugar en el que con ella, quería renacer.
Abrió los ojos, y volvió a la realidad, ella estaba lejos, fuera de su alcance, casada, tenía una vida, una vida distinta a la suya. Se habían cruzado, se habían encontrado, pero sabía que no era suya y que nunca podría ser suya.
Intento volver a la realidad, pero lo único que quería era seguir soñando con ella y deseaba volver a hablar con ella, era lo único que tenia, una pantalla, un teclado y una foto.
Al volver a la realidad, se dio cuenta que necesitaba verla, conocerla, sentir su aroma, y convencerse de ese amor, de esos sentimientos que le hacían soñar despierto, y ver si era capaz de conseguir que ella sintiera lo mismo por él, ver hasta dónde podían llegar, quería intentar conseguir ese amor y conservarlo, ese amor que ahora le atormentaba por lejano e imposible.
Las reformas de la casa habían terminado, todo estaba como había estado cuando nació, solo que con mejoras que hacían de esa casa abandonada un buen refugio para el descanso, y no muy lejos de donde vivía. Mientras que regresaba a la ciudad su móvil que había estado apagado hasta ese momento le aviso de que había muchas llamadas perdidas, la tranquilidad se había acabado y volver a la realidad implicaba volver al ritmo de trabajo que había abandonado por tan solo dos días.
Al llegar al despacho vio el ordenador apagado, y lo primero que hizo fue encenderlo, mientras que contestaba las llamadas perdidas y retomaba el trabajo, inconscientemente abrió su correo y su msn, sin pensarlo la estaba buscando y allí estaba, esa foto, esa imagen dulce, esa sonrisa que le cautivaba.
Colgó el teléfono y mirando la foto pensó en como iniciar una conversación que estaba deseando tener, no sabía que escribir, solo sabía que quería verla conocerla y saber cual era el verdadero aroma de su piel, esa sensación que había imaginado y que anhelaba tener.
Se separo del ordenador para dar instrucciones a su secretaria y al regresar vio que ella le había saludado, solo una frase, "hola, jo que pronto has vuelto de tus vacaciones, algún problema? ", no sabía cómo contestarle, solo que quería decirle "tú eres mi problema", y asi se lo puso. La conversación se fue alargando, medio en broma, medio en serio, consiguió que ella apuntara su teléfono para que le llamara. Poco después ella cerro la conversación con la promesa de llamarle en el momento que pudiera.
Estuvo pendiente del teléfono el resto de la mañana y toda la tarde pero no sonó, hasta que poco antes de marchar a casa un número desconocido apareció en la pantalla, contesto con la esperanza de que fuera ella, y al oír una voz femenina tranquila y amable supo que era la llamada que estaba esperando. Una conversación breve, pero le ayudo a convencerse de que esa persona era la que él quería tener a su lado. Regreso a casa, y en el silencio solo escuchaba su voz, esa voz que le había hecho soñar despierto nuevamente.
Durante algunas semanas continuaron hablando, contándose cosas de su vida, de sus trabajos, siempre había un tema de conversación, no había silencio, sabía que estaba casada que tenía una familia, pero eso no le impidió que armándose de valor le pidiera una cita, un café, un ratito con ella, conocerla en persona, para ella era difícil encontrar el momento, pero acepto emplazándole para dos días después a las 4 de la tarde en un café del centro de la ciudad.
El llego diez minutos antes, conocía el sitio, había sido de su elección, tranquilo, discreto, y la espero en una mesa sentado mirando a la puerta, quería verla entrar, poder observarla durante unos instantes hasta que ella se diera cuenta de donde estaba, no dejaba de mirar el reloj, cuando vio que la puerta se abrió y ella entro, mientras que le buscaba, él desde la mesa se fijo en su ropa, en su cuerpo, en su forma de mirar y moverse, le vio y se acerco, el se levanto y tomándola de los brazos le dio dos besos, dejo de soñar, ya la tenia delante.
Tras dos horas de conversación y un par de cafés se levantaron, la acompaño hasta su coche, había anochecido y en la semioscuridad de la calle cuando ella se giro para despedirse, el acariciando sus mejillas, beso suavemente sus labios, cálidos, húmedos, sensuales, le había robado un beso, un beso que deseaba darle desde el momento en el que se sentó frente a ella en el bar.
Luego en la soledad de la noche, recordando cada momento de esa cita, se preguntaba si ese beso que el deseaba tantisimo, habria supuesto lo mismo para ella, una y otra vez daba vueltas a su cabeza, hasta que por fin pudo conciliar el sueño.
Al día siguiente ya metido en la vorágine del trabajo diario, sus pensamientos siempre se dirigían hacia lo mismo, ese beso, todo lo que para el había supuesto, y no sabía la reacción que en ella habia podido tener, junto a su ordenador pensativo no sabía que hacer si enviarla un mensaje, que pensaria ella, pero por otro lado eran ya casi las 12 del mediodía y no tenía noticias, sería un mal presagio.
Intento concentrarse en lo que estaba haciendo, pero era imposible, decidió salir fuera de la oficina tomar un café y fumarse un cigarro, despejarse sería lo mejor, había estropeado todo con ese beso, y tenía que empezar a olvidarla. Regreso a su despacho con el firme propósito de no pensar mas en ella, de seguir con su vida, con su trabajo, pero al sentarse en la mesa vio que su móvil parpadeaba, un mensaje, al abrirlo le dio un vuelco el corazón, era ella, su mensaje, corto pero explicito "gracias por un dulce beso, cuando puedas me llamas. Bss"
Marco su número y comenzaron a hablar, a esa conversación siguieron otras muchas, y cada dia que hablaban se iba dando cuenta que su deseo por ella aumentaba, y el que ella sentía por el también, aunque tardaron muchos días en confesárselo.
Varias semanas después de esa primera cita, y tras alguna mas con café y besos robados finalmente el se decidió a pedirle que se encontraran en un sitio mas intimo, solos, era muy complicado ella no tenia muchos momentos libres, pero si se presento uno y asi se lo hizo saber, tenia una tarde, su marido estaba fuera y sus hijos con los abuelos, toda una tarde entera para los dos.
Emocionado planeo la cita, hasta el último detalle, quería que fuera especial, y pensando donde podrían estar juntos y tranquilos se acordó de esa casa tranquila y preciosa donde había huido para no pensar en ella, y donde la imagino en sus brazos.
La recogió a las tres de la tarde, y montados en el coche le explico que había preparado todo para ir a su casa, estaba a pocos kilómetros de allí, y llevaba todo para poder comer tranquilos, estaban muy nerviosos, pero una fluida y divertida conversación, que nunca les faltaba, les hizo relajarse un poquito.
Llegaron a la casa, los dos sabían lo que pasaría y no iban a evitarlo, lo estaban deseando, amantes furtivos que disfrutan del poco aire que hay entre ellos, de esos minutos robados a sus vidas, una casa cálida y caldeada, una chimenea encendida, la luz tenue que entraba por las ventanas, y sobre la mesa una botella de cava y algunas viandas para acompañar.
El cerro la puerta y encendió algunas luces de la casa, lámparas de luz suave que hacían mas confortable la estancia, cogió los abrigos y al mismo tiempo deposito un beso en su mejilla, siguieron hablando mientras que descorchaban la botella, le alcanzo una copa y brindaron, el cava estaba muy frio, agradable al paladar, y el cosquilleo de las burbujas en su lengua hizo que una sonrisa se dibujara en su cara. Intento romper el silencio con un comentario sobre el cava, pero no pudo, el ya la estaba besando, despacio, dulcemente, rozandole con los labios frios y húmedos por el cava , ella se dejo llevar deseaba sentirle, acariciarle, besarle, amarle.
Todo fue fluyendo, ansiosos por acariciarse fueron quitándose poco a poco la ropa, sin dejar de besarse, sin dejar de acariciarse, el roce de las manos en la piel hacían crecer la pasión, el deseo.
El la ayudo a tumbarse en el suelo, frente a la chimenea, como había soñado, y termino de desnudarla, con su boca comenzó a dibujar cada centímetro de su piel, desde el cuello los hombros, sus senos endurecidos por la excitación, su lengua acarició la punta y ella se estremeció, siguió jugando con su cuerpo, empapándose de su aroma, recorriedo su piel, despertando todos los sentidos para gravar en su mente cada segundo, cada instante, como si fuera la ultima vez que amara a una mujer.
Bajo por su vientre, sus muslos, sus glúteos, su delicado monte de venus, buscaba la humedad de la excitación y ella levanto las caderas para ofrecérselo, pasó rozando ligeramente y pudo notar su excitación, busco en su interior y sintió la humedad y calidez, quiso disfrutarla, sentirla, separando sus piernas se centro en su abultada perla, deseoso la rozo con la lengua, ella dejo escapar un gemido de deseo.
Con su boca y su lengua inicio un juego de caricias y suaves pellizcos con los labios, mientras introducía los dedos en su vientre, su aroma le embriagaba, sus gemidos le hicieron olvidarse de todo menos de ella, y de todo lo que le hacia sentir. El ritmo fue aumentando y ella comenzó a temblar, la estaba llevando al climax, y no aguantaría mucho, pero quería que gozara que disfrutara y que sintiera todo lo que el podía transmitirle. Sus piernas se tensaron y su cuerpo se arqueo, un grito escapo de su garganta y supo que había llegado a ese momento dulce, había disfrutado, pero no paro, siguió acariciándola hasta que ella se relajo un poquito. Subió besando su vientre sus senos todavía excitados, su cuello y su boca, la miro y en silencio le pidió permiso para amarla, para entrar dentro de ese jardín que había besado, un gesto, una sonrisa fue suficiente, se tumbo sobre ella y suavemente pudo sentir el calor de su vientre en su pene erecto.
Ella le rodeo con sus piernas y sus brazos, no quería que se separara solo quería sentirle, despacio al principio, poco a poco fueron moviéndose acompasados, como un baile con una melodía que ellos mismos creaba, besos, caricias, sus cuerpos unidos como uno solo, el ritmo fue aumentando hasta que juntos tocaron el cielo nuevamente. Relajados, siguieron tumbados hablando y acariciándose, amándose mas veces hasta que se saciaron uno del otro.
Llego la hora, la maldita hora de regresar, no podia ser, que deprisa pasaba el tiempo, pero por mas que les peso, hubo que volver a la realidad, y que pasaria en la realidad, ella en el viaje de regreso , tenia ese pensamiento y a partir de ahora que, como enfocaria esta situacion, la verdad era que nunca antes habia pasado por una situacion parecida, sus pensamientos se contradecian una y otra vez, por otro lado intentaba no dar esa sensación. El la dejo donde antes la habia recogido y con un caluroso beso se despidieron.
En el camino de regreso a su casa, el sintió una punzada en el estomago, no había sido sincero con ella, días atrás le había dicho que estaba solo, y era cierto, pero no del todo, estaba solo en ese momento y por un tiempo, su mujer había ido a ver a su hijo a Londres y pasaría con el una temporada, estaba preparando los exámenes de final de curso y ella se quedo para acompañarle y ayudarle en lo que pudiera. Todavía no regresaría, tenia previsto quedarse por lo menos durante un mes, pero antes o después tenia que contárselo, tenia que decirle a esa maravillosa persona que el también tenia una familia, una familia a la que adoraba y que era su vida. Ella había supuesto un soplo de aire fresco, una renovación, una ilusión, un todo junto, un complemento, algo que faltaba en su vida, que había encontrado y que por nada del mundo quería perder.
Mientras aparcaba pensó en decírselo al día siguiente, ahora quería disfrutar de ese instante, de ese momento que habían vivido juntos y soñar con ella, pero al entrar en casa vio unas maletas en la puerta, y supo que ese instante se había acabado, su mujer estaba allí, había vuelto, y ese sueño tuvo que desaparecer. Antes de acostarse escribió un sms en su móvil "gracias por un dia maravilloso. Tqm. Bss." Y se lo envió a ella para dormirse pensado en esa tarde.
Por la mañana cuando llego a su oficina, conecto el ordenador para ver si ella estaba allí, para darle los buenos días, lo había intentado por teléfono pero le había colgado. Tenia un correo, era de ella, lo abrió nervioso y se quedo helado, en el le decía que no podían volver a verse, que el estaba soltero, pero ella tenia marido e hijos, y que, aunque estaba locamente enamorada de el, tenia que pensar lo en las personas que formaban parte de su vida, era muy arriesgado y no sabia que es lo que el quería exactamente. Le pedia que no llamara, porque si volvia a hablar con el, la fuerza que había tenido que sacar para escribir eso, la perdería totalmente, que nunca le olvidaría y que le amaba y le seguiría amando toda su vida aunque fuera en silencio.
Le contesto rápidamente " recuerdas el camino a mi casa, por favor, esta tarde ve allí, te estare esperando, tengo algo que explicarte, se que puedes, dame esta oportunidad y después si quieres sigue tu camino, no quiero explicártelo por teléfono, allí te espero"
Se lo envio y se marcho para poner en orden sus pensamientos, llego a la casa, encendio el fuego y la espero, nervioso, cuando vio el coche subir, salió a la puerta a esperarla, estaba triste, pero desde el coche le miro y sonrio tímidamente, entraron en la casa y antes de decir nada la abrazo y la beso apasionadamente, deseaba amarla pero antes tenia que explicarle todo. Se sentaron junto al fuego y el le conto la verdad, todo lo que antes no le había contado, le dijo que pensaba lo mismo que ella, que sentían lo mismo, que la situación era la misma, y que si ella quería compartirían el tiempo que pudieran estar juntos, compartirían conversaciones y compartirían sus otras vidas.
Volvieron a amarse, esta vez apresurados, apasionados, como si se les acabara el tiempo, exploraron sus cuerpos con avidez, las caricias buscaban el placer extremo, necesitaban sentirse como el dia anterior. Nuevamente llegaron juntos al final, a ese instante de placer que les unió en un solo cuerpo, un solo corazón.
Regresaron a casa con el convencimiento de que algo nuevo había empezado en sus vidas, algo maravilloso, una nueva vida dentro de sus vidas para disfrutar del amor.