La casa
La noche continua y las ganas de sexo por el otro no terminan!!!
Llegamos a un acogedor lugar para poder descansar, nuestros amables anfitriones nos ofrecieron cobijo, el lugar ideal para poder terminar lo que horas antes había comenzado.
Me desvestiste, me hiciste tuya una, dos, tres, miles de veces, no me cansaba de sentirte dentro de mí, disfrutaste cada uno de mis orgasmos, los viviste, te volviste adicto a ellos, adicto al elixir que salía de mi cada vez que me dabas placer, me tocaste como pocos lo han hecho, me sentiste, nos conectamos, nos disfrutamos, y creo, nos enganchamos.
El cansancio nos venció, al amanecer, sentir que estabas ahí fue gratificante, sentir que no estaba sola en otro amanecer más se sintió bien, nos miramos, nos deseamos, nos entregamos otras mil veces más, tus dedos en mi espalda, tus manos en mis caderas llevando el ritmo, en mis pechos, en cada poro de mi piel; tu sudor, dios, tu sabor, me volví adicta a ti, si fueras una droga serías ilegal.
Verte sonreír, verte reír tímidamente por vergüenza o por coqueto, no sé, me llenaba, me encendía y me obligaba a ser tuya otra vez.
No necesitamos decir cómo hacerlo, donde tocar, cómo besar, simplemente lo descubrimos, nos leímos y entendimos.
El pasar de las horas nos entregó la lucidez y la valentía de mirarnos a los ojos y decir “¿en que mierda nos metimos?”, sabiendo que todo lo ocurrido la noche anterior había sido raro, nos quedamos juntos el resto del día, sentir tu cercanía me hacía sentir tranquila, segura, acompañada, en paz. ¿Qué hace que sientas por alguien a quién no conoces cosas tan fuertes en poco tiempo?, ¿Fue sólo sexo?, ¿Qué fue?, preguntas, ¡maldición!, mil preguntas que no sabía cómo responder, sólo me entregué al ahora, a ese que si no lo aprovechas se va y el que, la mayor parte del tiempo desechamos…
Esa tarde te fuiste, te vi partir y me dolió el corazón; no lo podía creer, corazón mío, latiste, ahí estabas, ¡no te habías muerto!... ¿Les conté que él vive en otra región? Que nos separan 127 kilómetros que se traducen en 2 horas de viaje.
Esto me suena a aventura, ¡una que por nada del mundo me la quiero perder!