La carta de presentación
Estuvimos un buen rato y en eso estábamos cuando René sin avisar, me separó de su pija y se subió a horcajadas sobre la pija de Carlitos y comenzó a ensartarse él mismo. Pude ver el culito fruncido de René que al ir bajando topo con el glande de Carlitos y no pudo hacer que entrara.
LA CARTA DE PRESENTACIÓN
Contaba unos 18 años por ese entonces, acostumbraba a ir al gimnasio al sauna específicamente para poder ver esos cuerpos desnudos y sudados.
En uno de estos días, como de costumbre pagué mi entrada y me dirigí al área de sauna y vapor; como ya era mi costumbre, me desnudé totalmente y luego de un regaderazo rápido fui directo al sauna en donde se encontraban dos tipos.
Uno de ellos, de unos 50 años mal llevados; mientras que el otro a lo sumo tendría 25 y muy bien llevados.
El mayor, es uno de los clientes regulares del gimnasio ALFARO en Comayagüela; el joven hasta ese día lo miraba Yo.
Salude al entrar, me percaté que el señor llevaba puestos unos shorts y el chavo una toalla enrollada en la cintura y larga hasta la mitad de su muslo.
Yo, completamente desnudo; con la toalla en hombro, que extendí para poder sentarme en las tablas calientes del sauna.
Yo quedé en la parte baja de las gradas/butacas y justo a mi lado en la parte superior el señor y al fondo a un metro y medio aproximadamente el joven.
Salude en forma general y ambos correspondieron el saludo, estaban bien sudados e inmediatamente al señor le dio por salir y pude escuchar como caía el agua en la ducha.
El joven, era de unos 25 años y su cuerpo estaba bien trabajado; me fijé en sus pies y eran grandes, con un buen arco; tal como a mi me gustan con un talón fuerte y sus dedos bien cuidados.
Sus pantorrillas estaban algo desarrolladas, así como el resto del cuerpo que dejaba ver.
¿Nuevo? Pregunté al chico.
Sí, hoy es mi segundo día; ayer me inscribí por la mañana y creo que vendré por las tardes, el horario es más flexible así para mí.
Que bien, espero que te guste aquí; todos son en términos generales simpáticos y buenas gentes.
Me coloque de forma tal que mi espalda se apoyó en la pared de la entrada al par de la puerta y de esta forma quedamos casi de frente.
¿Aquí no dicen nada si uno anda desnudo? Preguntó el joven.
NO, fue mi respuesta inmediata.
El dueño fomenta que dentro del sauna y vapor, uno debería siempre estar desnudo ya que es mejor para la piel.
Que bien, dijo el chico.
Mi nombre es “Leonardo”, le dije.
Un gusto, dijo él; Yo soy René dijo el chaval.
Un gusto le respondí.
En que gimnasio has estado, tienes buen cuerpo.
Pues en el de mi casa, allá tengo un par de pesas hechizas y quise probar la vida de gym.
Es muy bueno, vas a hacer buenos amigos aquí.
A todo esto, el tipo abre completamente su toalla y deja al descubierto un pene bien grueso, algo corto al estar así dormido, con mucha piel que lo cubría que hacía que se mirara una piel pesada en el glande.
Por el medio del prepucio se asomaba un ojo de verga bien formado, se denotaba bien rico para tocarlo.
Tenía pelos en el pubis y las axilas, sus piernas eran forradas con un pelambre bien grueso y oscuro y sus bolas eran como un par de huevos AAA, con un forro de pelo abundante.
No podía ver su ano porque el par de bolas caían y cubrían toda el área del perineo y su ano.
Un sabroso espectáculo.
Yo esperaba que el señor no viniera de regreso y me tuviera que conformar con leves miramientos.
René se tocaba de ves en cuando su pecho y bajaba con su mano arrastrando el sudor de su dorso hasta hacerlo llegar a su pubis y allí apretaba sus bolas como torciendo toda esa agua saladíta que de él mismo brotaba.
Yo le miraba hacer eso mientras platicábamos y era muy sexy verlo así.
René, estiraba sus piernas como si se desperezara; estiraba sus brazos y podía ver un bosque en cada axila.
Para mí era una vista muy sensual.
Mi verga comenzaba a tomar forma, me sentía mal; pues René lo notaría y sabría que era por él.
René, no pudo notar mi erección; pues la tape con mi mano.
Yo seguía extasiado con su cuerpo y su verga.
Mi verga no se pudo contener y se me paró completamente, mi mano ya no fué suficiente para ocultarla y René lo notó.
Cómo que está un poco contento hoy me dijo, Yo supe porque era y le respondí que era por el calor y que siempre me ocurría y él me dijo que no había problema, “estamos entra hombres” y esas cosas ocurren.
Ya, habiendo pasado el gran susto le dije que él tenía un buen cuerpo y que ese entrenamiento en casa debía ser bueno.
A lo que me respondió: “gracias” y me dijo que también tenía un amigo que entrenaba con él en casa y que no se había apuntado en el gym por falta de dinero y que lo hacía a penas le pagaran en la chamba al final de la quincena que sería en un par de días.
El cuerpo de él es fantástico, su verga se mira bien rica.
En eso la verga de él comienza a estirarse un poco, solo un poco y lo noté porque mi ojo estaba bien adiestrado para encontrar algún movimiento; por mínimo que fuese.
Cuando su verga se comenzó a a engrosar le miré con disimulo y pude ver que su mano se fué directo a acariciarla y darle un estirón bien rico.
En eso estábamos, cuando entra el señor mayor y mira que René se está estirando la pija con su mano y abre los ojos de haberlo encontrado en eso; Yo me hago el desentendido y hago que estoy viendo hacia el frente y no estoy reparando en tan rica y morbosa situación.
El señor se sienta al lado de René y noto que ya no trae el short, sino; una toalla al rededor de la cintura y pregunta si puede echar agua a las piedras y le respondemos que sí.
Un vapor nos llega a todos, es sabrosa la forma en que nos envuelve.
René, se estiro de piernas y brazos y dijo: “esto si es vida”; al mismo tiempo, su verga se mostró imponente y eso que estaba en reposo.
El señor mayor, miró claramente hacia su entrepierna y luego a la de René y después a la mía.
Él estaba haciendo comparaciones, miró que entre la de todos la verga de él era la más pequeña; la mía la mediana, pues se me había bajado.
René, subió su pié a la banqueta y a mi me quedaba expuesto a todo esplendor lo peludo de su raja; lo abultado de sus huevos y lo rico y grueso de su verga.
El señor quedaba vedado de la visión de tan sabroso espectáculo.
Mi verga estaba a tope en tan solo segundos y con mi brazo sobre ella la ocultaba del señor.
Ocurrió algo que no esperaba.
El señor se levantó de su lugar dejando la toalla en el asiento y se paró frente a la puerta, ya en este lugar; él tenía una muy buena visión de ambos.
Mi verga ya no estaba oculta a el Señor.
Él podía tanto ver a René en todo su esplendor y a mi también, en eso ocurrió algo que no esperaba.
La verga de el Señor, comenzó a crecer y daba saltos que hacía que rebotara y él muy apresurado quiso taparla pero no pudo.
Era una misión imposible el querer ocultar la verga parada.
René miró como la verga crecía y Yo por mi parte, volteé la cabeza y miré como esa pequeña verga comenzaba a tomar forma y tamaño.
Realmente, de ser una pija pequeña; paso a una de un buen tamaño.
Tendría un poco más de quince centímetros bien tiesa como la tenía ahora.
Yo, me senté correctamente y quedé de frente a el Señor y este me volteó a verme y dirigió su mirada a mi pija bien tiesa; luego a la verga de René que la tenía morcillona.
Pero la verga de René, era muchísimo más grande que la del Señor y la mía.
Así a medio levantar ya estaba rebasando a las nuestras.
René, se estrujo los huevos y los estiró con una mano y con la otra se acarició el pecho.
Su mano tomó un pezón y se lo apretó suavemente con sus dedos y luego pasó al otro pecho y volvió a apretar su pezón de forma que retorcía el pezón como queriendo exprimirlo.
Luego, bajó su mano por su paquete delineado en el estomago; que formaba un delicioso lavandero, para terminar apretando con ambas manos su tremendo vergajo.
El señor se acercó a René y lentamente fue bajando la cabeza hasta llegar a la altura del pene de René.
René, con uno de sus dedos; empujó su verga dura y palpitante hacia el frente y el señor se apresuró a lamer la cabeza roja de tan delicioso salchichón.
Luego fueron sus labios que se posaron al rededor del glande y comenzó a realizar una succión sabrosa y conocedora del mástil que comenzaba a probar.
Yo, estaba pajeándome como mono, era sumamente erótico ver a ese monumento de hombre que tenía rendido entre sus piernas a un señor que desde que le conozco; es el portentoso macho hétero del gimnasio, casado con 3 hijos varones, que incluso asistían al mismo gimnasio.
Nunca me llegué a imaginar que lo vería mamando de una verga como si fuera ternero de año.
Metía casi por completo la verga de René, al llegar a lo más profundo que podía; comenzaban las arcadas y se retiraba todo rojo y con lagrimones en los ojos.
Así estábamos, cuando escuchamos la puerta del sector de sauna abrirse; hacía un ruido muy característico y todos sabíamos que alguien entró allí.
Escuchamos pasos de dos, comentaban cosas sin importancia y notamos que venían llegando al gym y que se estaban cambiando la ropa.
Luego de unos minutos, la puerta volvió a rechinar y ambos se retiraron.
Las vergas habían bajado, pero los ánimos no; Yo me lancé en busca del mástil de René antes de que el señor lo capturase.
La verga de René estaba un poco desinflada, pero a mi me fascina sentir como van creciendo en mi boca y como se tornan duras como roca.
Comencé a succionar, a pasar mi lengua al rededor de la corona del glande y a sentir el prepucio estirar a medida mi boca lo fuerza hacia abajo en el mástil de tan sabroso miembro.
El líquido seminal de René, sabía exquisito; era un sabor más dulce que agrio y lo emanaba en abundancia, parecía que un grifo de pila estaba abierto y me llenaba la boca por completo y comenzaba a tragar.
Comencé a bajar por todo lo largo de su tronco y su glande llegó a mi campanilla.
Volví a retroceder y su glande quedó en la entrada de mi boca, volví a bajar todo ese delicioso y gordo camino recorrido y esta vez pude hacer que la cabeza de tan deliciosa verga traspasara la frontera entre mi boca y mi garganta.
Y allí, pude sentir como esa chalampa ocupaba espacio vital para mi respiración y con lagrimas en los ojos tuve que dejarla salir.
Tomé un buen respiro y volví a repetir la hazaña y esta vez, logré que entrara aún un poquito más y logre que mi nariz se posara en el bello púbico recortado de
René y pude oler muchísimo mejor su perfume esencial, ese olor natural de su cuerpo que se deposita en tan intimo lugar.
Escuché como René emitía gruñidos de placer, me tomó la cabeza por detrás y me empujó tan fuerte como pudo contra él.
Luché por salir de tan sabroso ahogamiento, salí con los ojos inundados de lágrimas y su verga cubierta de una platina de mi saliva que hacía un puente entre mi boca y su pija.
Otra vez y otra vez, volví a meter ese mástil hasta mi garganta y en una de esas; René me alzó de las axilas y me llevó a la altura de su cara, para luego darme un sabroso beso en los labios.
Luego me soltó y comprendí que quería mas guerra de la que le estaba dando, pero no quería aburrir y en vez de engullir su pija; me trague uno de sus huevos y luego el otro y con ayuda de mi mano me metí ambos huevos de una vez.
Sentía como eran de grandes y la visión de mi cara debía de ser graciosa con la boca deformada por culpa del tamaño de esas bolas.
Salieron de mi boca haciendo un ruido como si destaparan corcho.
René, tenía la vista perdida al frente y reaccionó al soltarlos.
El Señor, estaba a mi lado y con su boca tenía aprisionado uno de los pezones de René.
El Señor, se turnaba de un pezón a otro y los paladeaba con glotonería.
Yo por mi parte, volvía la verga de mi amante y lo hice retorcerse de placer; con su mano empujó mi cabeza hacia abajo y tomé nuevamente sus bolas en mi boca y luego se las estiré como si quisiera arrancalas.
Las estiré un montón y se las solté de a una, René saltó en su lugar; pero no me dijo nada y estirando su mano, me volvió a posicionar en sus pelotas grandes y jugosas.
Esta vez, no solo lamí las pelotas de René; bajé con mi lengua al perineo y lo succioné y también hacía presión allí, para sentir ese sector de la verga que estaba oculta para todos.
Mi lengua llegó hasta su orificio anal, sentí como René se incorporó un poco y cerró un poco sus piernas.
Yo le miré desde abajo, con mis manos lo insté a que volviera a abrir sus piernas y poder alcanzar nuevamente este nuevo lugar.
Con mis manos, sintiendo unas enormes pantorrillas; gruesas y pesadas, alcé sus piernas y las coloque al aire para tener una vista completa de su ano.
Un ano completamente forrado de pelos, como un laberinto que guardase un preciado tesoro.
Y sin dudarlo dos veces, me lance a saborear tan exquisito manjar.
Primero tuve que luchar contra la maraña de pelos y luego al encontrar ese sin fin de arrugas que se formaban por lo apretado del esfínter, comencé a lamer, a hurgar con la punta de mi lengua y luego a lamer nuevamente todo ese ano en su esplendor.
Pude sentir como el esfínter comenzó a boquear a pedir que lo acariciara más.
Pude sentir como la punta de mi lengua se incursionaba en un agujero con un sabor celestial.
Cerré los ojos y puse toda mi atención en mi lengua y todo lo que ella podía rozar, pude apreciar como lograba entrar cada vez más.
Mi boca ahora esta posada completamente, cubriendo todo ese ano sabroso para degustar.
Mi lengua, hacia movimientos al rededor, arriba y abajo y sobre todo como taladro para que la dejaran pasar.
El esfínter de René, poco a poco fue dando paso a mi lengua y podía escuchar que cada vez le gustaba más.
Pude escuchar a El Señor succionar la verga arriba de mi cabeza, mientras que Yo; lamía y perforaba ese agujero celestial.
Al fin, mi lengua entró y pude traspasar ese anillo duro y flexible a la vez; ese anillo que salvaguardaba un ano de macho que no se dejaba tocar.
Enrolle la lengua y comencé a hacer movimientos de entrar y salir y pude ver que René lo disfrutaba también, en vista que con su mano acariciaba mi nuca en señal de que podía continuar en mi labor bucal.
Yo, comencé a hurgar su culito con mi lengua; con mis manos acariciaba sus piernas y pantorrillas, mis manos llegaron a esos hermosos pies que saltaban juguetones al lado de mi cabeza.
Y mi boca se fué por su talón, un talón grueso; suave al igual que el resto de su pie.
Poco a poco fui llegando a su arco y lo lamí, René intentó apartarlo de mi boca; le había causado algo de cosquillas allí.
Mi boca continuó su camino y llegué a su dedo gordo, lo lamí y luego comencé a meterlo en mi boca; a atraparlo con mis labios y comencé a succionar como si de su pene se tratase.
Luego salté al siguiente y al siguiente y así hasta llegar al dedo más pequeño de su pié.
Así mismo continué con la planta de su pie y mi lengua la sintió saladíta por el sudor y más me gustó.
René, se contorsionaba en su lugar, pero no apartaba su pie de mi boca devoradora.
Luego volví a través de su tobillo, para luego subir por su pantorrilla y llegando a su pierna; le dí un pequeño mordisco, suave, pero so suficientemente apretado para que me pudiera sentir.
Volteo a ver su cara, para poder observar su reacción y fue un poco de asombro y por poco de morbosidad.
Toda esta maniobra la repetí en su otra pierna, con mi brazo derecho abrí un poco más su pierna; mientras al medio el Señor estaba con la estaca de René hasta las anginas.
René, estaba presionando la cabeza del Señor para meterle todo su ariete lo más profundo posible mientras muy despacio llegué hasta su perineo nuevamente y lo saborié.
René, al sentirse con las piernas totalmente desplayadas me miró interrogante; no sabía que sería mi próximo mover.
Así, sosteniendo con los brazos abiertos las piernas de René; me abalancé sobre sus huevos y los succioné.
Este lanzó un suspiró al sentir que los estiraba a su máxima expresión.
Luego soltándole los pies, subí a su tetilla derecha y la succioné con ganas, como si fuera a brotar leche por allí.
Subí por su pecho y llegué a su cuello y luego a su mejilla y lo besé.
René me respondió ese beso con su lengua en mi boca.
Su saliva me sabía a gloria.
El grueso de sus carnosos labios era espectacular y mis sentidos se agudizaron muchísimo más.
Sentí la mano de René posarse en mi hombro y la sentí subir y apretar mi nuca contra sí.
El Señor, había cambiado de posición y ahora estaba lamiendo mi trasero; lo sentía genial.
Mi verga estaba a la altura de los huevos de René y con mi otra mano se los comencé a estrujar y a pasar la chalampa de pija por su arrugada bolsa y sentí una sensación especial.
René, me rodeó con sus piernas mi cintura y me acercó hacia él.
Nuestras pijas se juntaron en un abrazo similar.
Con su mano, René me empujó hacia abajo y mi boca llegó hasta tomar posesión de su flamante lanza de carne que se ofrecía imponente, que cosa más sabrosa; seguía echando líquido pre-seminal de una forma cuantiosa.
Ese líquido transparente que me sabía a néctar de frutas.
Asumo que su alimentación debería ser sana y abundante en frutos naturales, tan natural como ese chorro de jugo espeso y que venía a ser su esencia de macho joven y saludable.
Sonó la puerta nuevamente, mierda dije Yo.
René, se cubrió con su toalla; el Señor se enrollo la propia en la cintura y salió casi corriendo del sauna en lo que entró otro tipo que hacía pesas también y que venía todo sudado.
Venía envuelto en una diminuta toalla y un par de sandalias de baño de esas de dedo, su toalla casi no le lograba cubrir su cintura y tenía que detenerla con la mano.
Se sentó al par de René, soltó su toalla y se pudo apreciar un pene sin circuncidar y sin decir agua va; se levantó sin llevar su toalla y casi de inmediato se pudo escuchar como un segundo chorro de agua rebotaba contra las baldosas del baño.
El primero asumo de El Señor y ahora el segundo de este tipo que nos había interrumpido.
René, destapó un poco su entrepierna y su verga estaba aún un poco levantada; me acerqué y pude saborear ese líquido transparente tan sabroso a mi paladar.
Comenzaba a tomar forma nuevamente y uno de los chorros se detuvo.
Solté ese manjar de carne y líquidos que me estaba dando tanto placer y casi al incorporarme el chaval volvió a entrar.
Venía completamente mojado, todo su cuerpo sumía agua por doquier y en su mano una cubeta con abundante agua para mojar los carbones del sauna.
¿Puedo? Preguntó el nuevo.
Sí claro, me apronté a decir y René por su parte asintió con la cabeza.
El chaval que acababa de llegar no era otro que el famoso “CARLITOS”.
Carlitos, es un chaval de unos 24 a 26 años; cuerpo de gym, pero sin pasarse.
Con una altura de al rededor de 1.78 mts., ojos café bien claros, pelo oscuro, cejas bien pobladas, labios gruesos y mandíbula cuadrada.
Sus músculos eran súper marcados, pero por alguna razón se cuidaba de no exagerarlos; lo cual lo hacía un tipo muy sensual.
Sus pies eran grandes y bien cuidados, sus pantorrillas al igual que todo él estaban de miedo.
No digamos su trasero, uuuuufffffff ese trasero era la envidia de todos allí.
No había quien no le diera una nalgada (sus íntimos), a cada vez que pasaba al lado de ellos.
Carlitos y sus allegados que eran varios, solían gastarse bromas un tanto subidas de tono (de tipo homo-hetero-erótico).
Yo me llevaba bien con él, pero no era de su grupo.
René, estaba bien serio; para cortar hielo los presenté.
Carlitos, este es René; ayer entró y hoy comenzó en la jornada de la tarde y como que lo vamos a tener por aquí a estas horas.
Aaaaahhhhh, mucho gusto; Carlos, dijo este muy serio.
Pero ¿de que gym vienes?
Del de mi casa, dijo René con una sonrisa.
Mmmm, se nota que le has puesto a la tarea en casa.
Aquí vas a aprender técnicas que te servirán mucho.
Eso espero, dijo René.
Se escuchó que el segundo chorro de agua había parado.
Nadie entró de nuevo y asumí que el Señor estaría por irse.
Yo me destape totalmente, Carlitos; desde el principio había quedado en pelotas y fue este el que dijo al aire: “ René, aquí todos acostumbramos a estar en bolas en el sauna o en el vapor; así que no te coivas si quieres estarlo”.
Gracias, dijo René; ya Leonardo me había dicho que el dueño no tiene problemas con la desnudes dentro de estas zonas.
Pienso que es bueno dijo René, además estamos entre machos; pero me ocurre algo dijo René.
Y es que a mi los extremos me causan algo y me daría pena que lo vieran.
¿Qué es eso? Dijo Carlitos.
Pues es que se me comienza a empinar y no se si los demás lo entenderían.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA jaajajjJAJAJAJAJjajajajaa
se desatornilló Carlitos al escucharlo.
Eso es normal hombre, aquí a todos nos ha pasado.
La verdad es que a Carlitos ya lo había visto más de una vez con la verga bien dura, tanto en el sauna, las duchas como en el vapor.
Y a todos en general en ese gym les ha pasado.
Raro es es día en que alguien no ande así dije Yo.
René, al escuchar esto; se quitó su toalla y dejó al descubierto una verga riquísima a medio levantar.
Viste, le dijo Carlitos; todos frescos aquí.
En eso la puerta chilló nuevamente y se escuchó que alguien salía.
Uffff, dije Yo; voy a las duchas.
Salí de allí y los dejé a los dos dentro.
Puede escuchar durante un rato como hablaban, el agua no me permitía saber sobre qué.
Me tumbé en las sillas de descanso de afuera del sauna y escuché que platicaban sobre las máquinas, tiempos de rutinas y más.
Me relajaba cuando René salió y se fué a una ducha frente a mí.
Como nadie podía verle, me hizo seña que me acercara y que le mamara la verga.
Me levanté y me acerqué a él, le dije que allí era peligroso porque al entrar de un solo nos podían ver.
Solo me agaché un poco y le dí un par de succiones bien pegadas que hasta la base de su verga llegué.
Al erguirme, se escuchó como la puerta del Sauna se abría y salía Carlitos.
Se colocó en la ducha continua a René, ambos se miraban espectaculares allí a la par; completamente desnudos y Carlitos venía con un leve levantamiento de su miembro.
Se miraba muy sexy el muy cabrón.
Ambos se miraban súper sexys.
Yo, estuve un ratito más y me metí al sauna.
Desde allí, a través de una luz entre la puerta y la pared de sauna; pude ver a ambos machos como platicaban de bajo del chorro de agua y luego como ambos se dirigían a donde Yo estaba.
Me senté en mi lugar privilegiado.
Los dos, subieron al segundo peldaño y automáticamente abrieron sus toallas.
Con solo eso podía decir que mi ida al sauna tenía recompensa de más.
En eso estaba pensando, cuando la verga del Carlitos comienza a tomar vida y sin siquiera tocársela.
Esa era una señora verga, ya la había visto más de una vez al estar este con sus colegas haciendo bromas y que se las arriman y las tocan y cosas así.
No mames buey, le dijo René a Carlitos.
Que de tremenda pija que te cargas, estoy seguro que hay que sacar permiso en la armería (oficina de armas) para poder portar algo así.
Fueron enormes las carcajadas de Carlitos al escuchar la ocurrencia de René.
JAJAJAJAJJAJAAJJA JAJAJAJJAJ JOA AJAJAJAJAJAJA
Si que eres papo René, le dijo Carlitos.
Y con una mano se cogió la verga y la comenzó a zarandear como bandera de un lado a otro.
A cada zarandeada que se daba le iba creciendo en largo y grosor, eso si era enorme.
Viendo esto estaba Yo desde un peldaño más abajo, cuando sin haberse tocado una pizca la verga; la verga de René comenzó a tomar vida.
Como había dicho, la de René era grande; pero la del tal Carlitos lo era muchísimo más.
JODER, se escucho y era René asustado del tamaño de tremenda reata.
La mano de Carlitos no la abarcaba de lo gruesa que era y se la tomó de a dos manos y sobraba casi para una mano más.
René, se notaba que estaba alucinando al ver ese portento de mazo de carne.
La punta de esa verga de Carlitos, era de un color rosado con algo morado hermoso y apetitoso, muy pero muy larga y gruesa, un chingo de venas se querían salir de la presión que allí había, su piel se miraba un poco más oscura que su tono de piel trigueño claro y el prepucio estaba totalmente retraído y tenso al rededor de una corona en forma de lanza bien linda de donde comenzaba a asomarse un poco de líquido transparente.
René, pude ver que estaba asombrado; Yo también, nunca había tenido la oportunidad de estar así de cerca.
Carlitos, era claro que estaba presumiendo ante el nuevo.
Y que forma de presumir.
René, se llevó su mano derecha a su propia verga y la estrujó con fuerza, como si quisiera que se estirara más.
La verga de Carlitos, doblaba en largo y grueso a la de René.
La mía, ni comparación a este par de moles tipo rodillo de amazar de tamaño súper familiar.
Yo me levanté y sin el menor pudor me planté frente a ambos.
Mi verga estaba bien tiesa y sin pensarlo me acerqué a Carlitos diciendo: “joder Carlitos, que tremenda verga la que te cargas”.
Volteo a ver la de René y luego la de Carlitos y movía mis ojos de una a otra.
René, se apoyó un poco en la pierna de Carlitos con su brazo izquierdo y miró un poco más de cerca ese portento de leño de pura carne y venas.
Yo, también me acerque y sin avisarme; Carlitos con su mano apoyada en mi nuca me instó a acercarme un poco más.
Yo no vacilé y me dejé llevar.
René me miró con asombro, Yo tomé en mi boca el glande y comencé a succionar y volteo a ver a René a ver su reacción y solo abriendo mi boca al máximo pude llegar a una cuarta parte de su longitud.
Leonardo, sabía que te gustaba la verga; pero no supe que tanto hasta ahora.
Mira René, vieras que rico la traga; ven deja que te la chupe y veras.
Me salté a la de René y comencé a mamar como loco.
Con mi otra mano masturbaba la de Carlitos y volvía a saltar y a masturbar a René y así me balanceaba entre uno y otro.
Mamando la verga de René estaba, cuando siento como el sixpack de René topa con mi cabeza y sin soltar un ápice de ese suculento manjar que es la verga de René; pude observar como Carlitos apoyando su otra mano en la espalda de René lo doblaba y hacía que este comenzara a mamarlo de forma espectacular.
René, trataba de llegar a meter todo lo que podía en sus fauces pero no lograba pasar un poco más de donde Yo había llegado.
Se paró y siguió mamando a Carlitos y Yo tomando una toalla la arroje al suelo y seguí mamando a René.
Estuvimos un buen rato y en eso estábamos cuando René sin avisar, me separó de su pija y se subió a horcajadas sobre la pija de Carlitos y comenzó a ensartarse él mismo.
Pude ver el culito fruncido de René que al ir bajando topo con el glande de Carlitos y no pudo hacer que entrara.
Su culito en verdad era virgen.
Realizó otro intento más, pero esta vez; esperó un momento así, en esa misma posición con la chalampa de Carlitos haciendo presión en su entrada anal y en espera que su esfínter cediera un poco.
Lo logró, su esfínter se dilato un poco y parte del glande entró.
Luego volvió a esperar y por su propio nerviosismo no supo cuando dejó que su propio peso lo sentara en tan inmenso falo y la cabeza completa del glande se le introdujo de un solo.
Él gritó, sí gritó sin tener el cuidado de no ser escuchado.
Por suerte estábamos dentro del sauna y las paredes de doble madera apaciguaron el fuerte grito de René.
Carlitos, con ambas manos, tomó la cabeza de René y lo besó.
Un beso apaciguador, un beso con ternura.
René, quiso salirse de su empalamiento; Carlitos no se lo permitió y le dijo: “SSSShhhhhhh, espera un poco y te acostumbras, espera, tranquilo, aguanta como macho”
René, se quedó inmóvil unos segundos, Yo acariciaba la espalda de René con una mano y con la otra me masturbaba.
Bese su espalda, mi mano recorría desde su nuca hasta sus nalgas recias y firmes.
Su piel me sabía salada, sus hombros estaban tensos al estar sujeto del cuello de Carlitos y hacer balance con sus piernas en cuclillas sobre aquella lanza gigantesca.
¿Ya papi? ¿Ya? Preguntó Carlitos viéndolo directamente a los ojos, como convenciéndolo de algo que él sabia no era verdad.
Y René, con un sonido de mmmmg y un movimiento afirmativo de su cabeza prosiguió.
Carlitos le dijo: “Yo te voy a guiar, tu sígueme”.
Carlitos, tomándolo por la cintura lo elevó un poquito y lo volvió a bajar sin sacar su chalampa del culito de René.
René boqueó, escuché un sonido raro; entre dolor y gozo.
¿Papi, acaso es tu primera verga? Le dijo Carlitos.
Un silencio seco se formó.
SÍ, dijo René entre cortado por la falta de aire en su aliento.
Mmmmmm papi, no te preocupes; te voy a dar como le doy a mis novias la primera vez, ya veras que rico vas a sentir esta vergota gruesa y larga que me cargo Yo.
No, dijo René; se quiso zafar.
Pero Carlitos lo volvió a tomar de la cintura y con un movimiento de caderas le insertó otro trozo más.
Un suspiro ahogado salió de la boca de René, un suspiro de dolor, de angustia.
Carlitos le tapó la boca con la mano y le dijo: “shshshshshhshsh callate, te van a escuchar y te van a encontrar bien ensartado, ¿no quieres eso verdad?
Y René solo movió la cabeza en negación.
Así papito lindo, dijo Carlitos; ahora levantate un poquito y vuelve a caer, te prometo que esta no te va a doler tanto como la anterior, tiene que ser muy machito papi lindo.
René, se incorporó un poco y se volvió a ensartar un poco más.
Yo podía ver como ese leño se le incrustaba un centímetro más.
René volvió a jadear, pero esta vez él mismo se volvió a levantar y se volvió a ensartar un centímetro más.
Veeeezzzz que ya te va empezando a gustar papi, a todas les pasa lo mismo; sos mi primer macho que ensarto, pero un culo con otro es igual.
Además papi, voz solíto lo pediste ¿verdad?
Sí, dijo René.
¿Querías sentir esta verga en tu culito verdad papi?
Si, contesto René.
Mmmm papi, estas bien estrechíto; ¿estabas virgito papi? ¿ves Leonardo?, uno así buscaba Yo; para estrenar mi riata en un culo de macho y lo encontré.
Y diciendo esto, Carlitos no avisó cuando volvió a dar un pistonazo de su verga y se le fue hasta la mitad a René.
Este apretó sus labios con sus dientes del ardiente dolor y placer que llegó a sentir, su cabeza se curveó hacia atrás y los hombros de Carlitos se tornaron morados del apretón que René le dio al afianzarse mucho más.
Era un espectáculo brutal.
Yo apretaba mi verga bien fuerte al masturbala y hasta me curvaba de la fuerza con que le daba.
René por su parte, seguía montado, ensartado en esa lanza que lo estaba empalando o con la cual se estaba él mismo empalando.
El culo de René se veía completamente abierto, su dilatación era enorme; su culito no tenía una sola arruga, todo estaba bien estirado al máximo y apretando la pija de Carlitos.
Fue en ese momento, cuando René con todo y lagrimas en los ojos que comenzó a subir y bajar por él mismo y logrando que más de la mitad de esa pija le entrara muchísimo más.
René, comenzó a gemir; a retorcerse y a quejarse y a subir y a bajar por su propio empalamiento y lo logró.
Ya eran 3 cuartas partes de la enorme verga de Carlitos que tenía en sus entrañas.
Ya su culo lo estaba recibiendo como Carlitos se lo prometió.
Ahora, René no gritaba; solo gemía del placer.
Él mismo se estaba empalando y lo estaba gozando.
Ya había logrado meterse todo ese enorme salchichón por su trasero y lo disfrutaba el muy cabrón.
Ahora no era un sube y baja, era una digna cabalgata a galope en donde Yo podía ver desde mi punto privilegiado como su esfínter se estiró y como abrazaba esa pija con el tamaño del brazo de un niño que se le hundía a lo más profundo de su ser.
René, estuvo en eso de subir y de empalarse él mismo un tiempo del cual no puedo dar razón; pero Yo comencé a lanzar chorros de semen como nunca lo había logrado.
El semen me llenó el pecho y llegó hasta mi cara, mi boca lo pudo saborear.
Estaba Yo todavía con los últimos trallazos de leche saliendo de mi pija, cuando observo que la cara de René se pone más colorada aún y su cuerpo cae completamente ensartado por la verga de Carlitos y miro como de entre ellos comienza a brotar un sin fin de disparos de blanco semen.
Los chorros de semen eran tan fuertes que alcanzaron la cara de Carlitos y como este tenía la boca entre abierta de la gozada que se estaba dando, pudo saborear los jugos de su vaquero montador.
El pecho de Carlitos y el de René quedaron embarrados de semen.
René, estaba agotado y Carlitos no había terminado aún.
Sin sacarle la riata del culo a René, Carlitos lo volteó de forma que este le diera la espalda y acto seguido lo posicionó de forma tal que ambos miraban hacia la pared y apoyándose en la espalda de René, hizo que éste se apoyara en las maderas del asiento y así comenzó un fuerte movimiento de sus caderas a tal fuerza que Yo podía escuchar su choque de pelvis con las nalgas de René como un fuerte aplauso.
Podía ver como el saco escrotal de Carlitos rebotaba contra el perineo de René y como las manos de Carlitos se afianzaban como garras a las caderas de René.
Luego de lo que sería el infierno y la gloria para René, Carlitos comenzó a bufar como toro y pude saber que se estaba descargando dentro de René.
Fueron tres riflasos dentro y Carlitos sacó su pene de aquel túnel que había estado sirviendo de funda para su enorme y gigantesco poste y siguió disparando más de su preciada leche.
Pude contar cuatro descargas, el culo de René estaba todo perleado de rico semen y me abalancé a probarlo.
Mmmmmm exquisito, con un toque agrio, un toque dulce y un leve sabor como de alcohol tipo ron.
Que cosecha de leche más sabrosa tenía el tal Carlitos para ofrecer.
Al terminar de degustar tan exquisito manjar, Carlitos le dio una sonora nalgada a René y le dijo: “Ven, quiero que pruebes mi semen” y nos juntó a que nos besáramos.
René, de forma golosa; metió su lengua a lo más hondo de mi boca, para poder obtener lo más posible.
Luego, todos estábamos exhaustos; tomamos nuestras toallas y nos dirigimos a las duchas.
Dejamos la puerta abierta del Sauna para que se aireara, no queríamos que supieran que allí había había sexo y del bueno.
Bajo el chorro de agua, René se miraba abiertamente agotado; Carlitos se le acercó y le dijo: “Papi, sabes que tienes un culito expectacular; ninguna de todas las chicas que me he cogido por el trasero han aguantado que le meta mi verga del todo y tu si pudiste, creo que esto si que te va a gustar”
Joder Carlitos, nunca en mi vida me había metido por el trasero ni mi dedo y vengo a conocerte y en el primer día me has zampado toda esa tu riatota hasta lo más hondo.
Sentía que me llegaba al estómago, JODER se escuchó y René se tocó el culito en ese momento.
El culo no se me cierra.- N O S E C I E R R A.
René estaba alarmado realmente.
Calma, calma; dije Yo, date un par de minutos y todo volverá a estar como antes.
No te preocupes René, dijo Carlitos; Leonardo tiene razón, a todos se les vuelve a cerrar ya veras.
Carlitos lo besó en la boca, acarició su espalda y sus nalgas y ambos bajo el chorro de agua se abrazaron tiernamente.
Yo estaba fascinado de el espectáculo que había vivido.
Carlitos por sobre el hombro de René, me cerro un ojo y luego de besarlo en el cuello se separó de él y dijo: “Esto es solo entre nosotros y si quieren lo volvemos a repetir, pero solo entre nosotros”
Ok, dije Yo.
Ok, dijo René.
Carlitos agregó: “René, se que realmente lo gozaste; espero realmente que lo volvamos a hacer”
Un silencio de unos segundos se sostuvo y luego:
Sí, si; lo volveremos a hacer dijo René.
Nos despedimos y fue hasta otro día de gym que los volví a ver.
Los nombres son ficticios, las situaciones reales; aunque se han cambiado algunas cosas para protección de los involucrados que espero lo lean y lo vuelvan a revivir.
LUDAVAGI
Espero sus comentarios en el email o aquí en TODORELATOS.- Hasta pronto.