La carta

Aquí os dejo la última carta que le escribí a mi AMO agradeciéndole su dedicación.

22 de diciembre de 2021

Estimado AMO,

Así como en otras ocasiones, aunque siempre aprecio las sesiones que tenemos, me cuesta un poco el escribirle qué es lo que sentí durante la sesión en esta ocasión le escribo esta carta para agradecerle encarecidamente la de ayer tarde. He de decirle que me encantó, que no puedo dejar de pensar en ella y que lamento profundamente que no podamos vernos los próximos días dado que estará pasando estas fechas con su familia.

Verdaderamente no se qué me gustó más de todo lo que me hizo, así que empezaré rememorando desde el inicio…

Antes de venir me ordenó que debía esperarle en medio del comedor de mi casa, con la calefacción puesta, el pelo recogido en una coleta, desnuda, arrodillada con las manos a mi espada y con la cabeza baja. Previamente debía haber colocado nuestros juguetes de forma ordenada sobre el mueble que tengo junto a la mesa del comedor.

En cuanto llegó, se dirigió a este mueble y posteriormente se colocó enfrente de mi. Me puso primero el antifaz, la mordaza a continuación y el pasamontañas seguidamente. Después hizo que me levantara y me ató las manos a mi espalda desde los codos, haciendo que mis tetas sobresalieran más. Luego empezó a manosear mis senos, a pellizcar mis pezones, primero suavemente, pero poco a poco fué incrementando la fuerza y la velocidad, haciendo que un calor interno fuera en aumento. Cuando lo consideró oportuno, cogió un cordón y lo ató alrededor de mis tetas.

Durante un corto periodo de tiempo no noté que me hiciera nada -aunque mi coñito ya iba mojándose poco a poco - , imagino que estaría preparándose para el siguiente paso: los azotes [bufff, los azotes… sólo de pensar en ellos se me humedece la entrepierna].

Primero me dió latigazos con el martinete por los pechos, el abdomen, la entrepierna, la parte interna de los muslos, la parte trasera y las nalgas. Setía mi cuerpo caliente… con ganas de más. Fueron 50 latigazos, lo recuerdo perfectamente porque hizo que los contara -mentalmente claro, que aún llevaba la mordaza en la boca-, una vez acabó de azotarme hizo que volviera a arrodillarme, me quitó la mordaza y me preguntó cuántos habían sido, al oír mi respuesta me felicitó y me metió su polla en la boca para que la degustara, me folló la boca poco a poco y cuando esperaba que me la follara más fuerte sacó su polla e hizo que me levantara…En ese momento se me volvió a mojar el coño de forma copiosa.

Lo siguiente fueron los azotes con sus palmas. En esa ocasión hizo que las contara y se las agradeciera una a una. Fueron 5 en cada teta, 5 en el clítoris y 10 en cada nalga. Ahora sentía cómo algunas partes de mi cuerpo ardían y usted mismo pudo comprobar cómo estaba mi coño de mojado… [He de confesar que ahora mismo también lo tengo bien mojadito al volver a recrear lo acontecido ayer] .

A continuación me colocó las pinzas que unen los pezones y el clítoris; con los pezones no hubo mucha dificultad puesto que estaban bien erguidos, el problema vino con el clítoris, que de tan mojado que estaba la pinza resbalaba. Una vez tuve las pinzas en su sitio, hizo que me diera la vuelta y que echara mi torso hacia delante, dejándole una buena panorámica de mis nalgas rojitas. En esta posición, aún con las manos atadas a mi espalda, me dió 15 azotes con la fusta -7 en cada nalga y 1 en el coño-. Cada vez que la fusta tocaba mi piel sentía como un calor se iniciaba en el punto en que me había tocado y se extendía, como si fueran ondas en un lago, en el resto de mi cuerpo y se detenían al llegar al clítoris, el cual iba hinchándose y mojándose cada vez más. [Igual que ahora]

Por último, me dió los primeros azotes con una correa. Fueron 4, dolieron la verdad, pero después hicieron que me calentara aún más -y eso que pensaba que más ya no era posible-.

Luego de los azotes me dió a beber un baso grande de agua, me desató las manos y me quitó el pasmontañas y el antifaz. Se sentó en el sofá e hizo que me pusiera boca abajo sobre su regazo, encendió la tele y puso el vídeo en el que a una zorrita que trabaja en una oficina un tío le folla la boca a la vez hace que se folle con un consolador en forma de polla con una ventosa en la base pegado a una pata de la mesa de oficina. Me pidió que lo viera con atención mientras me ponía aceite por la espada y el culo, puesto que después me haría hacer lo mismo que le hace la a zorrita de la pantalla al tío y usted me haría lo mismo que él le hace a ella. Depués de haberme puesto crema en la espalda hizo que me pusiera boca arriba, me desató las tetas y empezó a masajeármelas con aceite. Cuando acabó el vídeo hicimos lo que en él había, a la vez que lo veíamos en la pantalla. Me encató que me enculara con su polla mientras yo chupaba la polla de silicona que tenía delante, aunque casi que me gustó más cuando me folló la boca usted mientras hacía que me enculara la polla de silicona -imagino que se dió cuenta porque me corrí-.

Disfruté mucho cuando me echó su lefa por la cara, después de hacerme arrodillar ante usted, y me metió la polla en la boca para que se la limpiara. Me excitó que me hiciera quedarme en esa postura mientras se recuperaba viendo cómo bajaba su leche desde mi frente y caía a gotas sobre mis pechos.

Me hizo disfrutar a rabiar cuando me recostó sobre la mesa del comedor, me ató de pies y manos dejándome bien abierta y me castigó por haberme corrido sin su consentimiento haciéndome llegar al puntillo y no dejándome acabar en hasta 4 ocasiones, mientras con sus dedos iba metiendo la lefa en mi boca. En esos momentos estaba muy frustrada, aunque se que lo merecía por no haberle obedecido, puesto que me debo a usted y debo darle placer, no obtenerlo yo. Lamento haberle fallado.

Y ya, rememorando el final de la sesión, le confieso que estoy más que excitada, más que mojada… El pensar en cómo me ordenó que pegara la polla de silicona en el suelo y que empezara a encularme yo misma, subiendo y bajando, mirándole a la cara todo el tiempo, mienras usted estaba de pie delante de mi… me pidió que empezara a masturbarme con la mano sobre el clítoris… y cuando vió que iba a correrme empezó a mearse sobre mi, manteniéndome la cabeza alta cogiéndome de la barbilla con la otra mano y diciéndome que las putas zorras se corren cuando su AMO se lo pide, no antes. Cuando recobré el sentido, después de la gran corrida que me pegué me sentí alagada y afortunada de que mi AMO siguiera reconociéndome como suya, pues me había meado como hacen algunos animales para marcar su territorio.

Solo tengo palabras de agradecimiento hacia usted: Gracias por los azotes. Gracias por atarme. Gracias por follarme la boca, el coño y el culo. Gracias por hacerme suya.

Atentamente,

Su Puta Zorra Sumisa

P.D.: Escribiendo esta carta me he corrido, no he podido evitarlo. Lo lamento AMO, entenderé que quiera castigarme.