La carrera [2]
Continuación de mi historia con Chris.
Esta es la continuación de mi relato, pero antes de empezar a relatar, me gustaría decir que es una pena que con el tiempo que se tarda en escribir un relato luego, vosotros, mis amigos aunque no conocidos, tengáis apenas 10 minutos para leer, por eso si alguna vez tardo más de lo normal es para hacer un relato extenso, que os agrade:). Por otra parte si no habéis leído el principio de este relato, esta es la dirección: http://www.todorelatos.com/relato/77373/ , también he aclarado algunas cosas comentando en ese relato, por si os interesa.
Yo seguía tumbada sobre su cama, exhausta, sin moverme, o mejor dicho sin poderme mover, parecía que me habían hecho acupuntura para no poder moverme. Al rato me recuperé, me sentía genial, aunque algo cansada, él se abalanzó sobre mí, me quitó la cinta y me abrazó:
-¿Te ha gustado? - me dijo a oído, de una forma, en la que notaba el amor en su voz.
-¿Hace falta que te responda? - dije, entre risas.
Reímos los dos juntos.
-Chris yo quiero darte el mismo placer que tu me has hecho sentir...
-No hace falta cariño, tu placer es mi placer.
Callamos los dos, finalmente rompí el hielo:
-Chris, túmbate aquí a mi lado
Me eché hacia un lado y se tumbó, le miré a los ojos y él hizo lo mismo:
-Me encantan tus ojos - sentencié
-A mí me encantas tú.
Le eché una mirada sin que se diera cuenta para admirar ese cuerpazo, entonces vi aquella polla que estaba tan erecta que el glande se mantenía rozando su estómago, cosa que, aunque me acabara de correr, me excitó enormemente. Nos besamos y me puse sobre él. Empecé haciéndole lo mismo que él me había hecho, pequeños pero electrizantes besitos por el cuello, fui bajando y besé sus pezones, recuerdo perfectamente que primero fue el derecho y luego el izquierdo, me puse a chupar y a jugar con mi lengua, podía sentir cada vez que se erizaba su piel por lo que le estaba haciendo. Seguí bajando pero me paró:
-Cariño de verdad, no lo tienes que hacer, no te sientas obligada.
-Cállate - le respondí, con una sonrisa.
Y lo besé, en realidad, sabía que se moría por que le hiciera sexo oral, y me sorprendió el cariño con el que podía llegar a tratarme y a lo que podría llegar a renunciar por mí. ¿Apenas lo conocía de unas horas y éramos cómo conocidos de toda la vida? ¿Alguien puede explicarme eso? Parece algo fantástico que no podría llegar a ocurrir nunca, pero a mí me estaba sucediendo.
Dirigí una mano a su polla mientras lo besaba y empecé a masturbarle. Antes también había tocado varias, pero era una total inexperta con el aparato reproductor masculino. Podía apreciar que le estaba dando placer, por esos pequeños gemidos, ahogados por nuestro beso, paré de besarle, lamí su cuello lentamente hasta la oreja y le dije:
-Te amo, espero que esto que te voy a hacer no lo olvides nunca, es la primera vez que lo hago asíque se comprensivo.
Su respuesta fue otro beso, y yo ahora bajé sin detenerme hasta su entrepierna. Lo primero que pensé es que no me iba a caber entera, no sé su medida, pero era enorme. Entre todo esto seguía masturbándole y él estaba con los ojos semicerrados, me acomodé entre sus piernas, dirigí mi boca a su glande, lo besé y le di el primer lametón:
-Ahhh - dijo.
-¡¿Te he hecho daño?! - reaccioné, asustada.
-No cariño, solamente es que me ha gustado mucho, sigue.
Respiré aliviada. Seguí. Fueron varios lametones en el glande mientras movía mi mano a lo largo del tronco. Me metí el glande y un poco más en la boca y mi lengua hizo de todo; movimientos circulares, apretando la lengua contra el glande, succionándolo...
-Ohhhh madre mía... ¿enh-sehrio-ehsta-ehs-lah-primehrha-vehz-ahq-ue-lo-ha-aah-ces?
No respondí, me excitaba oírle hablar de esa manera y me dispuse a contestarle más tarde, ya acabada mi tarea. Empezó el movimiento sube-baja, hasta donde podía tragar, el seguía gimiendo. Me iba a volver loca solamente oyéndolo. De repente me paró y lo miré extrañada:
-Tranquila, lo has hecho tan bien que pronto me iba a correr.
Le sonreí.
-Es el momento - me dijo también, con una sonrisa.
No lo dude un segundo, y le hice caso cuando hizo un gesto con las manos para que me tumbara en la cama. Estaba nerviosa, según muchas personas la primera vez duele, no sabía que iba a ocurrir. Chris se puso sobre mí y me dijo al oído:
-Voy a penetrarte, lo haré lento para que ojalá no te duela, ¿de acuerdo?
Asentí.
-¿Tienes lubricante?- me dijo.
-No - me limité a decir por los nervios.
-Bueno no pasa nada, te pondré saliva.
-¿No vas a utilizar condón? - le dije.
-No cariño, no estoy en contra de los anticonceptivos, pero sé que sin condón lo vas a disfrutar más.
Volví a asentir con una sonrisa, Chris era el control remoto, y yo el coche teledirigido, le obedeciá en todo. En una mano escupió saliva y impregnó el orificio de mi vagina con ella, se pegó más a mí, y llevó una mano hasta su polla para que entrara correctamente, aunque empezó a restregar el glande sobre toda mi raja, me extrañó lo que hizo, pero me excitó mucho más de lo que ya estaba. Pasaron largos minutos y seguía con lo mismo, ya un poco desesperada, le dije:
-Cariño vamos, métela ya.
Creo que lo que intentaba con todo eso era una mayor lubricación en el interior de mi vagina, y lo consiguió. Empezó a meter el glande muy despacio mientras hacia movimientos circulares en mi clítoris, sentía en mi vagina un calor nunca antes sentido:
-Ahhh - dije, entre un suspiro.
Paró.
-¿Estás bien? - me dijo en un tono de voz de preocupación.
-Sí cariño, tú sigue. – le dije con un hilo de voz.
Siguió metiendo esa gran polla que me iba a hacer gozar. Estábamos los dos pegados yo abajo y él arriba, aunque sin aplastarme. Iba su polla por menos de la mitad cuando me dijo al oído:
-Bien, ahora tengo que romperte el himen, no será nada, ya verás.
Empujó un poco y sentí un pinchazo:
-¿Ves? No ha sido para tanto, y me beso.
Siguió metiendo hasta que la punta de su polla toco el final de mi vagina. Nos mantuvimos así aproximadamente unos 3 largos minutos y desde mis ojos cayeron lágrimas de felicidad.
-Chris eres lo mejor que me ha pasado en mi vida
-No llores cariño
Y me besó mientras empezaba un mete-saca lentísimo, para no hacerme daño. Cuando no sentía ninguna molestia le pedí que incrementara el ritmo.
-Chris más rápido.
-Tranquila Maria, cada cosa a su tiempo.
Y después de decirme eso, sacó su polla para restregarla de nuevo por toda mi raja. Eso me volvía loca, cuando menos me lo esperaba, metió su polla cuidadosamente y empezó a moverse lento, aunque muchísimo más rápido de lo que lo había hecho antes.
-Oohhhhhhhhh - dije, entre un largo suspiro.
-A mí también me esta encantando cariño. Esta es la primera vez que siento algo así follando.
-Cariño, aahh, no estamos, ooohhhhh, follando, aaaaaaaaaah, estamos haciendo aah, el amor.
Pensativo me miró, aunque sin parar con ese vaivén de su polla, que me tenía loca.
-Nunca te separes de mí – me dijo, y me besó en los labios como si fuera la última vez que lo iba a hacer. Ahora incrementó el ritmo, dios mío, me iba a volver loca con lo que tenía dentro de mí. Quien diga que la primera vez no se disfruta miente, porque yo lo estaba gozando:
-DIOS MIOOO CHRIIIIIIIIIS NO PAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES aaaaaaaaahhhhhhhh!
-¿COMO VOY A PARAR AHORA?
Sentía su polla entera en mi vagina, es increíble, pero increíble, lo que se puede llegar a sentir con alguien que sabe cómo tratarte. Aumentó aún más la velocidad de sus embestidas y yo estaba al borde del orgasmo, supuse que él también por la velocidad con la que se movía. Quise decírselo, que me iba a correr, pero os prometo que lo intenté pero no pude. Empecé a gritar, reconozco que parecía que me estaban matando, y lo estaban haciendo, me estaban matando a placer. Mi orgasmo nació desde lo más profundo de mi vagina, con fuertes contracciones que parecían que estaban succionando aquella polla y que luego se fueron haciendo más suaves y con los correspondientes espasmos. Entonces sentí el calor de su semen dentro de mí, siguió moviéndose hasta que su polla dejó de expulsar semen. Permanecimos quietos un minuto más o menos, como al principio, y me besó. Me gustaba cuando lo hacía, era una forma de expresar su amor, y por supuesto yo también lo besaba a él. Cuando sacó su polla de mí, yo ya estaba casi dormida y lo último que recuerdo de esa noche es que me abrazó, tiró de las sábanas para arroparme, apagó la luz y nos dormimos juntos. Esa fue la mejor noche de mi vida, con diferencia.
Muchísimas gracias por el apoyo:) Un besazo.