La carcel de mi sexo (6: entrega) Final

Como Laura decide finalmente entregarse a su amo.

No pegué ojo esa noche. No sabía que hacer. Odiaba ese maldito cinturón. Además, no quería renunciar a follar. Pero ya no podía imaginarme la vida si él. Sin mi amo. Sin su polla. Sin sus humillaciones. Sin sus órdenes. Sin su mirada de satisfacción cuando me comportaba como una puta. Sin sentirme sucia como una puta. Sin mamarsela como una puta. Sin que me tratase como a una puta. Sin ser su puta. Quería ser su puta. Su zorra. Su esclava. Su objeto. A estas conclusiones llegué el segundo día tras haberse cumplido el mes.

Pensé en la forma de presentarme ante él. Si él quería un objeto me presentaría como un objeto. Me había pasado todo el día pensando como lo haría hasta que por fin se me ocurrió la forma indicada.

Esa misma tarde cuando salí del trabajo me acerqué a unos grandes almacenes y compré una bolsa de viaje grande. Después me pasé por un sex shop y compré unas esposas y por último por una farmacia y compré una caja de somníferos y un tubo de vaselina. Me había pedido en el trabajo el resto de la semana libre (jueves y viernes).

Cuando llegué a mi casa llamé a un amigo que trabajaba en una empresa de mensajería y le dije que recogieran una bolsa de viaje de mi casa a la mañana siguiente. Que como yo no iba a estar presente dejaría la llave debajo de la alfombrilla y que el paquete estaría en el recibidor. Me aseguró que antes de las diez recogerían el paquete y que para última hora de la tarde estaría en su destino. Le dejé la dirección a la que la tenían que enviar y le dije que ya me pasaría a pagárselo.

Me levanté muy pronto la mañana siguiente. En realidad me levanté tan pronto porque ya no aguantaba más acostada. Llevaba toda la noche dando vueltas en la cama intentando controlar los nervios y la excitación. El olor de mis fluidos vaginales impregnaba toda mi habitación sin que yo pudiera saciarme por culpa de ese maldito cinturón. La empresa de mensajería recogería mi paquete antes de las diez, es decir, entre las nueve (hora a la que abrían) y las diez. Tenía tiempo de sobra. Desayuné sin ganas y me metí en la ducha. Me tiré un buen rato intentando asear mi sexo a través del cinturón sin conseguir gran cosa. Dediqué bastante tiempo a mi cuerpo en el cuarto de baño: me depilé las piernas y las axilas (en el coño no tenía todavía ni un solo pelo), me lavé los dientes, me unté crema para hidratar la piel….Quería presentarme bien ante él.

Cuando eran aproximadamente las 8:30 de la mañana empecé a llevar a cabo mi plan. Me quité el albornoz hasta estar completamente desnuda. Tan solo el cinturón alteraba mi desnudez. Primero cogí el bote de vaselina (era como un tubo de pasta de dientes pero más pequeño). Lo abrí y unté cuidadosamente un pegote alrededor de mi ano. Lo estaba preparando por si quería usar mi culo, ya que él mismo me había dicho que si quería lubricación me la tendría que procurar yo misma. El pegote que me había aplicado no me pareció bastante. Seguro que no duraría hasta el final del día. Introduje el tubo en mi ano por la parte de la boquilla aproximadamente unos tres centímetros y apreté hasta vaciar casi la mitad de su contenido en mi interior. A continuación metí un dedo y empecé a distribuir la vaselina que había depositado dentro por las paredes y la entrada de mi estrecho conducto. Pronto un dedo no me fue suficiente y tuve que meter otro (además me estaba empezando a gustar). Extendía el fluido viscoso a base de meter y sacar los dedos y por medio de un movimiento circular en el interior de mi ano. De esta forma conseguí que mi esfínter y las paredes de mi intestino quedaran lo suficiente lubricadas y que además quedara en mi interior una reserva de vaselina que me volvería a lubricar en el caso de ser penetrada incluso en varias ocasiones.

A continuación cogí las esposas y las abrí y me esposé la mano izquierda dejando todavía la otra asidera abierta. Cogí la llave y la puse en una cadenita de plata alrededor de mi cuello. Me tomé entonces un somnífero. Estuve toda la noche dudando si tomarlo o no. Por una parte quería ver su reacción cuando recibiera su "paquete especial" pero por otro quería entregarme a él totalmente indefensa. Inanimada como un objeto. Al final decidí anteponer su placer de encontrarme totalmente a su merced al mío de contemplar su reacción. Tomé el somnífero. Según el prospecto tardaría aproximadamente una hora en hacer efecto y era lo suficiente potente como para tenerme dormida durante toda la tarde. Escribí entonces una nota que metí en un sobre y grapé a la bolsa de viaje:

"Me ofrezco a ti desnuda, dormida y esposada para que hagas lo que quieras de mí. A partír de ahora consideramé como una de tus posesiones"

Tu puta.

Revisé mentalmente mi plan para asegurarme que no se me olvidaba nada y me introduje en la bolsa de viaje a la que previamente le había hecho unos pequeños agujeros para que entrara el aire. Cabía bien hecha un ovillo. El problema iba a ser cerrar la bolsa desde dentro. Había atado un hilo a la cremallera para poder tirar desde dentro y así poder cerrarla. Me costó algo de trabajo pero por fin lo logré. Me revolví dentro de la bolsa para encontrar una buena postura y para situar mis manos a la espalda. Una vez que la conseguí cerré las esposas entorno a mi mano derecha con la ayuda de la izquierda que ya estaba esposada. Ya no había vuelta atrás, solo me quedaba esperar a que vinieran a por mí.

Estaba excitada nada más que por el hecho de pensar que me encontraba desnuda, esposada, con un cinturón de castidad y con el culo lleno de vaselina metida en una bolsa esperando a que me entregaran por mensajería. Seguro que a cualquier hombre del mundo le hubiera encantado recibir este paquete en su casa. Mientras pensaba esto la pastilla empezaba a hacer su efecto. Me estaba adormilando. Me sentía cada vez más pesada. Lo último que recuerdo de ese momento son ruidos que se me hacían lejanos y que la bolsa empezó a moverse. Después entré en un profundo sueño.

No desperté de golpe sino que fui tomando poco a poco consciencia de mi cuerpo. Lo primero que sentí fue un constante dolor de mandíbula. Claro, no podía cerrar la boca, algo me lo impedía. Despertó entonces mi sentido del olfato deleitándome con un fuerte olor a sexo. Fue en ese momento cuando tomé consciencia de que lo que tenía en mi boca era su polla. Reconocí perfectamente el olor y el grosor. Comencé entonces a succionar muy suavemente como si de un chupete se tratara.

Hice un esfuerzo por reconocer las demás partes de mi cuerpo que sentía como si fueran bloques muy pesados. Estaba tumbada y con la cabeza en su regazo (probablemente en el sofá). Mentalmente hice un recorrido desde el cuello hacia abajo. Sentí entonces un contacto frío en las muñecas: todavía estaba esposada. Seguí bajando mentalmente. Ahora la atención se centraba en mi esfínter que se contrajo levemente encontrando un fuerte impedimento a su cierre: estaba claro que tenía algún objeto insertado por el culo que mantenía mi esfínter abierto. Lo extraño es que no sentía dolor. En contraste con aquel elemento ajeno que ahora invadía mi ano había otro elemento que me era habitual y había desaparecido: no sentía la presión del cinturón y, por tanto, me encontraba totalmente desnuda. Y por último (me extrañó que esto fuera lo último de lo que me percaté), me di cuenta de que estaba excitada como una perra en celo.

Entonces ese murmullo que escuchaba lejano empezó a aclararse en mi mente: era su voz. Pero no hablaba conmigo. Parecía hablar con alguien pero no se oía ninguna otra voz. Seguramente hablaría por teléfono. Hablaba mientras yo tenía su "chupete" en mi boca. Empecé a percatarme de la conversación:

hj…..si, hoy……..es una zorra muy obediente, toda una preciosidad, la más puta de todas las que he tenido……..si claro, no te preocupes que ya te dejaré probarla……...ya lo verás, la mama de maravilla………claro! Le estoy preparando bien el culo, para que lo tenga bien abierto……….no, un consolador no, mañana iré a comprar uno para dejarselo metido por las noches, ahora le he metido otra cosa de urgencia……… un pepino……..pues la verdad es que no me ha costado nada (y eso que es bastante grande)………no, entero no, solo hasta la mitad………es que lo que quiero es que tenga el culo bien abierto – a la vez que dijo esto noté una presión en el ano y que mi cuerpo se tragaba un poco más de la hortaliza que me abría el culo. Yo seguía succionando suavemente mi chupete – no, follártela no, no quiero que folle, solo por el culo……..pero eso ha sido una excepción, además, ella ni se ha enterado……aunque creo que la muy puta se ha corrido en sueños porque ha empezado a agitar la respiración…….claro, ponte en mi situación, cuando he leído la nota y al abrir el paquete la he visto no he podido evitar follarmela en el suelo……….además estaba bien mojada………si ya te lo he dicho, es muy puta……..por cierto ¿Qué sabes de Juan?........es que hace mucho que no lo veo……..pues sí

y siguió hablando durante un buen rato de distintas cosas mientras a mí me caía una lágrima de mis ojos todavía cerrados. Una lágrima de impotencia por no haber podido sentir aquello que tanto deseaba y todavía hoy me muero por tener: su polla bombeando en mi sexo. El único consuelo que me quedaba era seguir chupando e impregnarme del intenso olor a esperma y fluidos vaginales. Para eso estaría yo a partir de ahora. Para comer y callar.

Espero que os haya gustado mi relato. Si habéis sido capaces de leer todas las partes me gustaría saber vuestra sincera opinión para saber lo que debo mejorar si me decido a escribir uno nuevo.