La canguro viciosa
Cuando el trabajo se puede convertir en un auténtico placer.....
Comienza el verano y en mi ciudad aumenta la población, pues hay playa y la gente viene de vacaciones. Decidí inscribirme en una agencia de canguros para sacarme un dinerito extra y así fue como disfruté de una experiencia sexual desenfrenada
Era viernes por la tarde cuando sonó mi móvil. Yo estaba en la playa disfrutando de una agradable tarde de sol. Descolgué el teléfono y era la secretaria de la agencia de canguros. Necesitaban una chica para esta noche para cuidar a dos niños pequeños. Les dije que si y me citaron a las 8 de la tarde para ir a la casa donde cuidaría de los niños.
Me dijeron en la agencia que llevara ropa cómoda y que mostrara buena presencia.
Así lo hice. Me fui a casa y me dí una ducha. Me puse ropa cómoda; un vestido por encima de la rodilla y unas sandalias con poco tacón. Me maquillé poco para no llamar mucho la atención y me fui hacia la dirección que me habían dado en la agencia. Estaba cerca de mi casa, a unos 5 minutos a pie y decidí ir caminando.
Cuando llegué observé una grande y preciosa casa. Con un maravilloso jardín y una bonita piscina. Me dirigí a la puerta y llamé al timbre. Al poco se abrió la puerta y apareció un atractivo y guapo hombre joven de unos 30 años que me recibía educadamente y con una sonrisa que me hizo mojar las braguitas. Se llamaba Alejandro, era moreno y alto. Tenía un cuerpo musculoso y un culo que quitaba el hipo.
Entré en la casa y me presentó a su mujer, Elena. Era una joven y bonita mujer de pelo rubio y largo con los ojos verdes. Fue muy amable y me indicó los horarios de los niños y los teléfonos de contacto por si tenía algún problema. Después subió a su cuarto a terminar de arreglarse y Alejandro me llevó a conocer a los niños.
Eran dos niños preciosos, Nuria de 2 años y Pablo de 4. Eran unos niños muy guapos, rubios con los ojos claros y eran muy simpáticos. Vinieron a recibirme y siguieron jugando con sus juguetes.
Después Alejandro me empezó a enseñar la casa para que la conociera mejor. Sus palabras eran suaves y sus gestos me ponían a cien. Llegamos a la azotea donde había un jacuzzi y una cama enorme, Me dijo que si me apetecía usar el jacuzzi que lo podía hacer cuando los niños estuvieran durmiendo y me guiñó un ojo.
Mis bragas se empaparon del todo y mis pezones se pusieron muy duros. Le dije que lo haría y le sonreí viciosamente. Se dirigió hacia la puerta de entrada a la azotea y la cerró con llave. Me cogió con fuerza y me subió sobre sus caderas. Besó mis labios y tocó mis bragas húmedas presionando sobre mi coño. Me dijo que me follaría aquí mismo y le dije que lo hiciera porque lo estaba deseando desde que me había abierto la puerta.
Sacó su polla dura y me retiró la braguitas a un lado. Me la metió de golpe y mi garganta lanzó un gemido. Sus manos agarraban mi culo con fuerza y contra la pared me follaba sin parar. Bajó los tirantes de mi vestido y empezó a lamer mis tetas que tenían los pezones muy cachondos. Mis gemidos eran cada vez más intensos y tuvo que tapar mi boca con una mano para que su mujer no nos escuchara. Estábamos muy cachondos y excitados. Sus gemidos se unían a los míos y me agaché a la altura de su sexo. Le cogí la polla y me la metí en la boca. La chupé con vicio, estaba muy excitado y eso me ponía muy cachonda a mí.
Noté un impulso en mi boca y su semen caliente rebosaba por mis labios, estaba delicioso. Me lo bebí y le sonreí. Nos vestimos y bajamos hasta el salón donde estaba su mujer. Me dijeron que irían a cenar y que después tomarían unas copas por ahí. Les dije que no se preocuparan y que lo pasaran bien. Me quedé jugando con los niños y ellos se marcharon.
No podía parar de pensar en el polvo que acabábamos de echar y mi cuerpo empezó a reaccionar, estaba muy cachonda y sólo pensaba en su polla dura dentro de mi coño mojado.
Les dí la cena a los niños y los metí en cama. Me pidieron un cuento y antes de terminarlo estaban dormidos como angelitos. Eran las 10 y todavía tardarían en llegar a casa. Cené algo y me puse cómoda en el sofá de la sala que había al lado de la habitación de los niños. Me quedé dormida y empecé a soñar .
Mis manos tocaban mi sexo que estaba encharcado de placer. Me desperté entre gemidos y estaba muy excitada. Necesitaba follar pero no tenía a nadie en la casa. Miré el reloj y eran las 12 de la noche. Me lavé la cara para calmar mis sofocos producidos por la excitación y escuché que alguien entraba en la casa.
Miré a los niños que dormían tranquilos y bajé hasta el salón. Ya no estaba sola. Alejandro había llegado y estaba solo. Me miraba con cara de vicioso y vino a mi lado. Me dijo que llevaba toda la noche pensando en mi y que había inventado una excusa para venir a verme. Me cogió de la mano y le seguí. Subimos hasta la azotea donde estaba el jacuzzi y me tumbó sobre la cama. Me miraba mientras se desnudaba y yo le sonreía.
Me arrancó el vestido y desabrochó mi sujetador. Chupó mis tetas y abrió mis piernas con fuerza. Bajó su cabeza y empezó a lamerme el coño con muchas ganas. Su lengua viciosa recorría todo mi sexo y lamía con placer mi clítoris excitado. Sus manos aplastaban con fuerza mi culo mientras las mías cogían su cabeza para obtener mas placer dirigiéndola a mi antojo.
Me dio la vuelta y me puso a cuatro patas sobre la enorme cama de la azotea. Su lengua lamía mi culo mientras introducía un dedo por el. Mi cuerpo se estremecía y mis suspiros se convertían en gemidos de placer.
Cogió su polla y poco a poco me la metió por el culo que previamente había preparado para follarlo. No nos conocíamos a penas pero este hombre sabía muy bien como follarme. Me estaba volviendo loca. Su polla estaba completamente dentro de mi culo y sus impulsos hacían que mi cuerpo se llenara de orgasmo tras orgasmo.
Estábamos como locos follándome por el culo. Nos lo estábamos pasando en grande. Me estaba follando con muchas ganas, como nunca me lo habían echo antes. De repente me dio la vuelta y me tumbó en la cama. Pude notar su semen escurriéndose por mis tetas. Caliente, espeso se derramaba por mi cuerpo. Me dijo que me metiera en el jacuzzi y que lo disfrutara, que en una par de horas volvería con su mujer. Me dio un beso en los labios y se marchó de nuevo.
Allí me quedé yo, metida en el jacuzzi, desnuda y disfrutando del momento. Pensando en lo bien que lo acababa de pasar. Terminé mi baño al cabo de una hora y me vestí. Fui a ver a los niños que seguían durmiendo y me senté a esperar a que vinieran los papás.
No tardaron mucho y cuando llegaron me preguntaron si todo estaba bien. Les dije que si y Alejandro se ofreció a llevarme a casa pues era muy tarde y no quería que fuera sola a casa. Me despedí de Elena y me dijo que nos volveríamos a ver la próxima vez que necesitaran una canguro.
Salimos de la casa y nos subimos en su coche. Era un coche deportivo de alta gama. Le pregunté que tal lo habían pasado y paró el coche en una calle oscura.
Metió la mano por debajo de mi vestido y empezó a acariciar mi coño que se estaba empezando a excitar. Le dije que me follara y salimos del coche. Me empotró contra el capó del coche y me abrió las piernas. Noté como sus dedos penetraban en mi coño que estaba excitado de placer. Le gritaba que me follara y se puso muy cachondo. Me metió la polla por el coño agarrándome por las caderas. Me puso como una moto y por sus movimientos diría que el estaba excitadísimo.
Me decía que le gustaba follar conmigo porque mi coño le daba mucho placer y eso a mi me excitó mucho. Lo apoyé sobre el coche y le empecé a chupar la polla como nunca se la habían chupado antes. Sus gemidos de placer me incitaban a chupársela mas y mas.
Estábamos locos de placer. Mi boca se llenó de semen que tragué con gusto. Alejandro me levantó y me dijo que le encantaba que me bebiera su semen y me besó los pechos.
Nos arreglamos la ropa y me llevó a casa. Lo había pasado genial. Habíamos follado con mucho vicio obteniendo un gran placer y me dijo que le gustaría volver a follar conmigo. Le dije que si y le dí mi número de teléfono. Nos despedimos y entré en casa.
Al día siguiente fui a la playa a pasar la tarde y me metí en el agua. No había mucha gente, pues es una cala pequeñita y se practica nudismo. Así estaba yo, desnuda en el agua y disfrutando de las olas que mojaban todo mi cuerpo desnudo.
Salí del agua y me tumbé en la toalla a tomar el sol. Cerré los ojos y noté que alguien me tapaba el sol. Abrí los ojos y era Alejandro. Estaba desnudo y tumbó su toalla junto a la mía. "Estás preciosa" me dijo y me besó.
Mis pezones empezaron a reaccionar al igual que mi coño que empezaba a mojarse. También noté que la polla de Alejandro estaba ya preparada y le invité a venir al agua conmigo. Nuestros cuerpos mojados se rozaban bajo las olas bajo la mirada de algún vicioso que se excitaba con nuestros juegos.
Me abracé a su cuerpo y el me agarró por el culo. Pude notar dentro de mí su increíble polla que me vuelve loca y mi cuerpo empezó a moverse al ritmo de las olas. Mi cuerpo se estremecía sintiendo su polla dura y mis espasmos eran cada vez más rápidos. Pude saborear el sexo en plena playa a la luz del día. Era excitante y placentero. Noté su líquido caliente dentro de mí y me volví loca de placer. Agradecí tomar la píldora y haber podido disfrutar ese momento que tanto me gustó.
Salimos de la playa y nos tumbamos en la toalla. Nuestros cuerpos estaban exhaustos de tanto sexo y nos relajamos un poco.
Yo estaba pletórica y aunque acabábamos de follar en el agua sentía muchas ganas de volver a tener su polla dentro de mi coño. Estábamos solos en la cala y estaba anocheciendo. Alejandro estaba tumbado con los ojos cerrados y cogí su polla con mis manos. La empecé a chupar suavemente y se puso dura y lista para follarme.
Me toqué el coño excitado y le dije que si el no hacía nada que lo tendría que hacer yo y me sonrió. Me puse de espaldas a el y me senté sobre su polla. Mi cuerpo estaba desbocado y no podía parar. Mi excitación estaba al borde de la locura. El se excitó muchísimo y me metió la polla por el culo. Con tanta fuerza que mis gemidos se convirtieron en gritos, en gritos de placer.
Me agarraba los pechos y me follaba por el culo. La excitación era máxima. Le pedía más y me daba mas y mas. Su cuerpo golpeaba mi cuerpo y su polla me mataba de placer. Me tumbó sobre la arena de la playa y derramó su semen sobre mis tetas. Había mucho líquido y con sus manos lo extendió por todo mi pecho.
Fue un polvo para no olvidar. Nos vestimos y me llevó a casa. Me dijo que marchaba al día siguiente y que volvería alguna vez. Le dije que cuando volviera que me llamara porque había sido un placer trabajar y follar con el ..