La canguro del abuelo (2)

La historia con Jaime sigue clandestinamente para los allegados pero disfrutamos como dos adolescentes del sexo fuera de la ciudad.

Tras la noche en la que nos conocimos (en todos los sentidos posibles), Jaime y yo nos vimos un par de veces en un hotel cercano a la universidad donde yo estudiaba, pasabamos la noche follando salvajemente, pero lo que mas me llevaba al extasis era el sexo oral con el, la forma en que su lengua entraba en mi era tan visceral que llegaba al orgasmo antes de que pudiera darme cuenta y tras eso el seguia jugando con mi coño totalmente depilado, tanto con la lengua como con los dedos, como llego a tener esa destreza es algo que le pregunté y solo me dijo que su mujer y el habian sido muy modernos y liberales a pesar de sus tiempos. Pero a mi aquello me parecia magia, empezaba su recogido con la lengua por mi ombligo e iba bajando hasta llegar a mi sexo para entonces ya estaba tan mojada que no me hacia falta ningun tipo de lubricación.

Por supuesto siempre le compense con una mamada, el me enseño exactamente como le gustaba, empezaba lentamente, lamiendo, despues aceleraba el ritmo con mi boca, llegando hasta la garganta, succionando y apretando con mis manos sus huevos, para cuando el estaba llegando al climax frenar un poco de nuevo para prolongar su placer, y despues acelerar de nuevo hasta que se corria en mi boca, me encanta tragarme su semen hasta que no quede ni gota.

Pero aquellas noches se nos hacian demasiado cortas, necesitabamos un poco mas, de manera que yo en casa me invente que me iba de viaje con unas compañeras de la facultad y el le dijo a su hija que se iba con un viaje de esos de mayores de una asociación. y nos fuimos a Madrid.

la capital era el sitio perfecto donde nadie te mira raro por ir con mayores/jovencitas, ni nadie nos podia conocer. Jaime cogio habitación en uno de los mejores hoteles, y pidio un asado de carne y una botella de champan para cenar. ¿celebramos algo? -le dije-, a lo que me contesto -te quiero pedir una cosa, dejame follarte por detras-. yo era virgen por el culo pero solo pensar en su habilidad me quitaba todo el miedo. nos olvidamos de la cena y empezamos a besarnos, nuestras lenguas parecen hechas la uno para la otra, me desnudo lentamente, acariciando mis pechos, entreteniendose con mis pezones. me llevó a la cama y alli me estimulo el ano con su lengua primero y despues con un dedo lleno de lubricante, hasta que me dijo -vamos nena es el momento de que te conviertas de verdad en una mujer experimentada-, aquella frase me puso a mil, mis ansias no hacian mas que lubricarme mas, -no te preocupes al principio te dolera pero enseguida sentiras placer-

Fue tal como lo dijo, me embistio hasta el fondo y espero dentro de mi hasta que ese dolor empezo a pasar y entonces comenzo a bombear, despacio, sin prisa, con su mano ademas estimulaba mi clitoris, cuando ya no podia mas subio su ritmo y nos corrimos juntos, a la vez, llegar al orgasmos mientras notaba la leche caliente de mi hombre en el culo fue una experiencia que jamas olvidaré.

Al dia siguiente no salimos de la habitación hasta la hora de la cena, nos tiramos todo el dia follando, por todos sitios, con nuestras lenguas, nuestras bocas, nuestras manos y nuestros sexos, fue algo mutuo.

Por la noche me puse un vestido muy provocador, a media pierna pero que resaltaba mi trasero y con un escote que no pasaria desapercibido para nadie.

Antes de llegar al restaurante le dije al oido -no llevo bragas-, su cara de asombro se reflejo tambien en el bulto de su pantalon que crecio en un momento. Cenamos comiendonos con la mirada como dos jovenes recien enamorados, en los postres junto su silla a la mia y comprobo con un agil dedo que lo que le habia dicho era cierto, rapidamente pagó la cuenta y salimos del restaurante para meternos en el coche. -conduce tu-, le mire extraña porque nunca habia llevado un coche tan grande y menos con el trafico de Madrid,pero con sus planes el no podria haber conducido, desde el asiento del copiloto me subio la falda y empezó a masturbarme con su mano hasta que no pude mas y tuve que parar el coche en el arcen porque un orgasmo de esa magnitud en marcha no hubiese sido buena idea.