La Caña Del Pescador

“Bueno... parece que pesqué una sirenita” dijo mientras se acomodaba la ropa. Yo de espaldas en la arena no podía ni moverme después de tal sesión de sexo, pero su comentario dibujó una sonrisa en mi boca... Me sentía realizada como mujer.

La Caña Del Pescador

Veraneaba en la costa. Mi familia había arrendado una casa a una cuadra del mar y yo, con 15 años recién cumplidos me aburría horrores.

Pasaba los días en la playa tomando sol y a la noche salíamos juntos a pasear por el centro de la ciudad pero yo no podía revelar mi interior femenino al estar permanentemente con mis padres.

Un día, estaba yo durmiendo cuando algo me despertó; era una moto que pasó por la calle haciendo ruido. Mire la hora y vi que eran apenas las 5 de la mañana; me levanté sin tener más sueño y comencé a deambular por la casa. ¿Qué hago a esta hora? Pensé, y como aún no amanecía decidí salir a caminar por la playa. Tomé una bikini que estaba colgada en la soga para secarse y me la puse. El corpiño con arco resaltaba mis senos de forma muy sugestiva formando un hermoso surco entre ambos; me puse zoquetes, zapatillas y un pulóver liviano con un elástico en su parte inferior que ajustaba mi cintura dejando a la vista mi cola y piernas.

Así fui a la playa intentando sentirme una mujer libre. Comencé a caminar por la arena mojada muy cerca del agua mirando hacia abajo y practicando un sensual contorneo de caderas al tiempo que caminaba lentamente cuando de repente escucho una voz:

"Nenaaa..." era un hombre de unos 55 o 60 años que pescaba desde la orilla con los pies en el agua.

Me sobresaltó su voz porque no imaginaba encontrar a alguien allí a esa hora, pero enseguida me repuse y le contesté

"¿Si...? ¿Me llamaba?

"Ehh... si... no... solo te vi pasar y te hablé..." evidentemente él esperaba que yo siguiera de largo ignorándolo y al encontrarse con una respuesta de mi parte no sabía como reaccionar, por lo que fui yo quien tomó la iniciativa.

"¿No es muy temprano para pescar? Le dije buscando un tema que el dominara para romper la tensión

"Nooo" respondió enseguida. "Esta es la mejor hora. ¿Vos no sabes pescar?

"No no, nunca agarré una caña como la suya"

"¿Querés que te enseñe?, es muy fácil, vení"

"Bueno ¿a ver?" me acerqué a él y noté que miraba mi cintura, mi ombligo y mis caderas sin disimulo.

"Mirá" dijo tendiéndome la caña "se agarra así" yo la tomé torpemente y el sonrió a la vez que decía: "No no, así mirá" y se colocó detrás mío rodeándome y guiando con sus manos sobre las mías sobre la caña.

"Es muy pesada" dije yo al tiempo que me arqueaba hacia adelante de manera tal que mi cola quedó en contacto con su bulto.

"Es porque estás mal parada, abrí un poco más las piernas y afirmate bien que yo te sostengo para que no te caigas" y me tomó de la cintura con firmeza.

"¿Está bien así? Pregunte ingenuamente

"Si si... así está perfecto" me respondió. Pasaron dos o tres segundos de silencio y noté que sus manos pasaban de sostenerme a acariciarme la cintura con cierta timidez. Respondí con un movimiento casual de mis caderas que acomodaron mejor su paquete entre mis nalgas, inmediatamente bajó una mano y comenzó a acariciar mi cola y la parte exterior de mi pierna.

Baje la cabeza con un suspiro y eso fue todo lo que él necesitó como aprobación a lo que intentaba hacer. La mano en mi cintura se coló por debajo de mi suéter y llegó a mis pechos pequeños pero resaltados por el corpiño con arco.

"Hmmm.... que rica estás... cuantos años tienes" me preguntó a lo que respondí "Trece" restándome un par de años para justificar mis senos pequeños.

"¿Y lo has hecho alguna vez?"

"¿Que cosa?" respondí con un tono ingenuo...

"Estar así con un hombre"

"No... muchas veces lo he soñado e imaginado pero nada más"

"Pues ahora sabrás de que se trata..." me hizo girar quedando frente a él y me besó con vehemencia mientras me acariciaba la espalda y la cola a lo que yo respondí con un gemido de placer. Me soltó apartándome un poco para desabrochar sus shorts y sacó su pene. Estaba totalmente erecto y duro, media entre 18 y 20 centímetros y era bastante grueso. Con una mano lo sostenía y con la otra me tomó del cuello presionando hacia abajo... hacia esa hermosa mole de carne. Tímidamente lo agarré con mis manos retrayendo la piel hasta dejar el glande al descubierto; le di un pequeño beso y le pasé la lengua por la punta.

"¡¡¡Ohhh!!!" resopló "No no... sin las manos... solo con la boca" y retiró mi mano de su pito para luego tomarme de la nuca y comenzar a manejar mi cabeza hacia atrás y adelante.

"¡¡¡Chupá hija de puta!!!" exclamó "y pasale bien la lengua" lo cual comencé a hacer obedientemente. Sus dedos se enredaban en mis cabellos y jalaba con fuerza y cada vez más rápido mientras yo sentía que era manejada sin tener dominio de mis movimientos. Me atraía hacia él y su inmensa verga llenaba mi boca ahogándome, quería decirle que parara, que lo hiciera más despacio, pero imposibilitada de hablar solo salían de mi garganta gemidos ahogados. De pronto aulló y comenzó a acabar en mi boca... el primer chorro de semen impactó con fuerza en mi garganta produciéndome arcadas, sus manos habían aflojado la presión en mi cuello y cabellos y pude echarme hacia atrás sacándome de la boca ese inmenso trozo de carne que latía, pero aún no había terminado de acabar por lo que recibí tres chorros más en mi cara... mis labios, mis ojos, mi nariz quedaron bañados por su jugo.

"¡Huuu mi amor! Hace mucho tiempo que no me calentaba y acababa así... mirá... todavía está bien parada y quiere más..." yo aún estaba de rodillas ante él y vi como se agachaba tomándome de los hombros hasta tirarme de espaldas a la arena mientras él caía sobre mi. Levantó mi suéter y comenzó a amasar mis pechitos y a besarme.

"Sacate la bombacha" me ordenó

"No" dije yo. "Si viene alguien no voy a tener tiempo de ponérmela nuevamente, la corro para un costado"

No del todo convencido pero muy caliente, no puso objeciones. Con las piernas abiertas como una puta y el sobre mi, maniobré corriéndome la bombacha y ocultando mi pequeñín guiando su pene hacia la puerta e mi cola.

"Despacio" le dije, "recuerda que soy virgen"

"Humm... no se si creer eso... ya vamos a ver..." respondió y empezó a introducirme. A pesar de haberme lubricado un poco con su esperma su gran pene no entraba con facilidad en mi ano quinceañero.

"Ahhh... siiii" exclamó cuando comenzó a deslizarse dentro mío. "Realmente eres virgen o muy estrechita". Mi excitación no tenía límites... lo estaba haciendo otra vez con un hombre que estaba convencido de que yo era una mujer de verdad y él gozaba conmigo. en seguida mi cola se lubricó y el bombeo se hizo más fluido y agradable, sentía mis jugos y los de él dentro y fuera de mi cola. El acto se prolongó gracias a que él ya había acabado copiosamente en mi boca; me asombraba que un hombre mayor tuviera tanto aguante y estado. Yo me retorcía y contorsionaba intentando que todo ese hermoso pedazo entrara en mí.

"Por favor... metemela toda amor, pero despacito que me duele mucho" le dije a lo que el respondió con movimientos suaves pero contundentes afirmándose de mis hombros para entrar totalmente en mí.

El dolor me hacía lagrimear, pero el placer me hacía seguir hasta que finalmente sentí que estaba totalmente adentro mío y escuchaba el golpeteo de sus bolas y su cuerpo contra el mío. Esto provocó una mayor excitación en mi ocasional compañero, su miembro creció más aún y con un fuerte y último empujón me empaló totalmente al tiempo que acababa nuevamente. Cerré mi cola todo lo que pude, mi esfínter aprisionó la base de su tronco con fuerza... creí que iba a romperse pero eso no sucedió.

Se quedó dentro mío unos instantes hasta que su erección amainó, agradecí eso ya que no creo haber podido soportar que me la sacara estando parada, seguramente me habría desgarrado.

La sacó y quedó a horcajadas sobre mí, se deslizó hasta ubicarse sobre mi pecho donde se sentó y sin decir ni una sola palabra, me tomo de los cabellos levantándome la cabeza para poner su pene en mi boca; estaba ya flácido pero aún así era grande, jugué con el en mi boca hasta que me lo sacó.

"Bueno... parece que pesqué una sirenita" dijo mientras se acomodaba la ropa. Yo de espaldas en la arena no podía ni moverme después de tal sesión de sexo, pero su comentario dibujó una sonrisa en mi boca... Me sentía realizada como mujer.