La camarera II

Continúa mi aventura con Sonia. Agradezco comentarios y valoraciones aquí o en satiromaduro@hotmail.com Gracias

Habían pasado varias semanas desde nuestro encuentro en navidad y aunque cada vez que nos veíamos en bar de todos los días nos saludábamos y nos mirábamos a los ojos con aquella noche en la cabeza parecía que no hubiera sucedido nada. Estaba comenzando a descartar intentar acercarme de nuevo a ella dado su distanciamiento y dispuesto a catalogar aquella noche como una casualidad cósmica que me regalo un gran polvo. Hasta ese día.

Después de tomar el café como de costumbre me dirigí hacia Sonia con un billete en la mano para que cobrará las consumiciones. Su simple “gracias” no hizo sino confirmar mi teoría de la noche afortunada. Extendí la mano para recoger las vueltas. Guardé las monedas en el bolsillo y al ir a colocar el billete en la cartera vi un pequeño papel cuidadosamente doblado dentro. Levanté la vista y busqué a Sonia con la mirada. Ella me daba la espalda mientras atendía a otros clientes. Desdoble el papel. “quiero recuperar mi ropa interior”. Esa única frase me trajo todos los recuerdos de aquella noche a la mente y visualice el momento en que deslice la prenda por sus caderas, provocándome un hormigueo en el vientre. Pensé como responder, pero no quería dejar una nota que pudiera leer cualquiera.

Oye – dije al dueño- mañana he quedado aquí con un amigo a primera hora de la tarde para devolver una cosa, si preguntan por mí y no he llegado que me espere ¿vale?.

Lo dije en voz lo bastante alta para que ella pudiera oírme sin problema y supuse que me había entendido. Sabía que ella terminaba su turno después de las comidas y no quería que se fuera antes de tiempo.

Sin problema Luis- fue la respuesta.

Pasé el resto del día despistado y excitado entre el recuerdo y el deseo de volver a ver a Sonia. Mi vista se iba una y otra vez a la cómoda donde guardaba el tanga robado con mi propia ropa interior.

La mañana siguiente la pasé sintiendo la pequeña prenda en mi bolsillo, cosa que me excitaba sobremanera, y mirando el reloj deseando que fuera la hora de salir. Durante la pausa del café Sonia no dio ninguna muestra de haber entendido mi mensaje, ni siquiera nos atendió ella, y empecé a dudar de si había entendido mis intenciones el día anterior. El resto de la mañana transcurrió entre el trabajo habitual y las dudas que esa indiferencia me provocaba.

Cuando por fin entre nuevamente en el bar a las 4 de la tarde mi primer impulso fue buscar a Sonia al no verla en la barra. Sabía que podía estar en el comedor recogiendo o sirviendo a los clientes más tardíos.

No ha venido nadie – dijo el dueño

Eh...que¿?

Tu amigo, no ha venido nadie preguntando por ti – respondió mirándome como si fuera un cliente de esos a los que decide no servir porque ya han bebido bastante.

Ahhhh si, claro, perdona, me acaba de avisar que no podía venir, pero ya que estaba aquí me tomaré un café – respondí intentando parecer un poco menos idiota.

Sin responder, se dirigió a la cafetera.

Lo de dentro está, yo voy a cambiarme ya – me sorprendió una voz a mi izquierda que venía del comedor.

Vale, pero no hace falta que grites - respondió su jefe, porque obviamente era la voz de Sonia.

Mientras daba más vueltas de las necesarias a mi café no paraba de mirar de reojo a la puerta que daba acceso al resto del bar esperando a que saliera, hasta que me levanté haciendo saber al dueño que iba al servicio, que lógicamente se encogió de hombros con un gesto de “y a mí que”.

Miré a los lados al traspasar la puerta. La puerta de los servicios a la derecha, el comedor a la izquierda y al fondo el almacén, por cuya rendija inferior se percibía un leve resplandor. Sabía que los camareros se cambiaban ahí porque más de una vez se había quejado de no tener una habitación en condiciones.

Lentamente abrí la puerta sin llegar a traspasar el umbral.

Ya era hora – me saludó su voz

Es que no sabía si me habías entendido....-respondí tímidamente

Hombre...no había que ser muy lista ¿no? - contestó riendo.

Jajaja Cierto – admití mientras me acercaba a ella

Me detuve a unos centímetros. Su pelo estaba más largo, de hecho llevaba una coleta alta que despejaba su rostro dándole más luminosidad y haciendo destacar, más aún si era posible, sus espectaculares ojos. Llevaba una camiseta de tirantes y justo cuando entré estaba acomodándose una falda estampada por las rodillas rematada por un volante sencillo que la confería un aspecto hippy.

Bueno, ¿me vas a devolver lo que es mio? - dijo clavándome los ojos.

No se...he cogido cariño a tu ropa interior....y además es un buen recuerdo de aquella noche.

¿así que necesitas un recuerdo de aquella noche? - respondió con voz divertida.

Por respuesta agarré su cintura y la atraje hacia mi buscando su boca, dándola un beso largo, acariciando sus labios con los míos mientras ella me rodeaba el cuello con los brazos. Mis manos bajaron por su espalda hasta acariciar su culo.

¿ves como necesito que me devuelvas el tanga? - susurro picara en mi oído mientras yo besaba su cuello – las chicas decentes no van por ahí sin ropa interior.

Miré su cara sorprendido mientras mis manos seguían recorriendo sus caderas y sus nalgas comprobando que efectivamente no había ningún tipo de ropa interior bajo la falda.

¿eres una chica decente? - respondí complacido por como estaba transcurriendo todo y excitándome por segundos – pues yo tenía la idea de que preferías no serlo.

Al menos no me empalmo cada vez que entro en un almacén – dijo mientas me agarraba la polla cada vez más dura para recalcarlo.

Será porque hasta ahora siempre había entrado con chicas decentes – rebatí, lanzándome a por su boca. Ella me devolvió el beso. Nuestras lenguas se acariciaron, recorrieron nuestros labios y mezclaron nuestras salivas, hasta que ella se retiró de improviso.

¿Entonces que, me devuelves mi tanga?

Lo he olvidado en casa – dije cambiando de idea en el último momento cuando estaba a punto de sacarlo del bolsillo – acompáñame y te lo llevas puesto.

Ese no era el trato – protestó

Ya...pero las chicas decentes llevan ropa interior, así que no te queda otra que acompañarme.

En cinco minutos al final de calle, chantajista- respondió fingiendo un gesto contrariado, pero con una sonrisa en los labios.

Sin decir nada asentí y al salir no puede evitar el impulso de dar un suave azote en su culo. - Eso por no ser decente – dije riendo al salir sin esperar respuesta

Espere un par de minutos en la calle hasta que apareció sonriente con una pequeña mochila al hombro.

  • ¿vives lejos? - preguntó

  • Un poco, será mejor que cojamos un autobús, además he venido sin coche – respondí

Ella me miró un poco extrañada, se encogió de hombros y asintió. Caminamos un par de calles hasta la parada del bus y esperamos a que llegará sin decir gran cosa. La verdad es que mi cabeza solo rondaba la idea de volver a estar con ella sin más contemplaciones y el jugueteo previo no había hecho sino aumentar ese deseo. Cuando por fin llegó el autobús nos sentamos en dos asientos en la parte posterior pese a que iba medio vacío.

  • bueno, cuéntame, que ha sido de tu vida estas últimas semanas?

  • Nada especial, bastante trabajo y poco más interesante que contar - respondí lacónico con la cabeza en otro sitio.

  • Dudo que no te haya pasado nada....tu compañeros comentan que sueles tener unos fines de semana interesantes....- comentó con un guiño.

  • bueno....no puedo quejar - respondí mientras la miraba saliendo de mi ensimismamiento.

  • Ya...seguro que has estado ocupado con otras y por eso no me has llamado no? - dijo con un tono que me hizo dudar si hablaba en serio o en broma

  • Yo....

  • No seas tonto, no tienes que darme explicaciones, pero me encantan las caras que pones - me interrumpió con una carcajada - además por tu reacción en el almacén parece que me has hechado de menos...o al menos parte de ti.

  • La verdad es que no estuvo mal - ahora me toco reír a mi al ver su cara de fingida indignación.

  • ¡No estuvo mal!!! - habrás tenido mejores polvos últimamente -respondió en voz alta, tanto que un señora 4 filas por delante se giró hacia nosotros con cara de reproche.

  • No seas escandalosa anda

  • Da gusto verte tan serio y resulta que luego eres un pervertido que va por allí follando en almacenes con jovencitas - volvió a reír

  • Definitivamente hoy estas disfrutando chinchándome no??? - dije intentando aparentar esa seriedad que me achacaba.

  • Un poco, aunque también puedo hacer otras cosas....-Mientras dejaba la frase en el aire su mano se deslizo por mi pantalón hasta que se posó en mi entrepierna y apretó levemente.

  • Ten cuidado a eso pueden jugar dos - amenacé

  • Ah si?, pues parece que tu amiguito quiere jugar - y recalcó la frase apretando mi cada vez más evidente erección.

Sin pensarlo mucho la rodeé por la cintura con mi brazo y la senté de lado sobre mis piernas mientras se la escapaba una pequeña exclamación de sorpresa aunque sin oponer resistencia.

  • Lo ves? - dije mientras mi mano acariciaba primero su rodilla y desaparecía bajo su falda siguiendo sus muslos suaves.

  • Sabes que me gusta jugar - respondía mientras se la escapaba un pequeño suspiró y apoyaba su espalda en mi pecho.

Afortunadamente no había nadie en los asientos de la fila contigua porque hubiera tenido la visión de como Sonia separaba levemente las piernas, dándome acceso a sus muslos a la vez que metía su mano entre nuestros cuerpos y volvía a agarrar mi polla ahora claramente dura.

Tenía la piel tibia, muy suave y mi mano se recreo subiendo y bajando por sus muslos llegando a rozar sus ingles consciente de que no llevaba ropa interior mientras ella se apañaba para bajarme la cremallera del pantalón y empezar a acariciar mi polla arriba y abajo firmemente.

  • Parece que no se te da mal - susurré en su oído

  • Te piensa que soy una niñita inocente - respondió - y te voy a demostrar lo equivocado que estás.

Se removió sobre mis piernas hasta sentarte a horcajadas en mis rodillas y recostando su espalda en mi pecho comenzó a mover las caderas en círculos, aplastando mi polla con sus nalgas. Tras el primer instante de sorpresa reaccioné subiendo su falda lo justo para poder acariciar el final de sus muslos. Noté el calor que desprendía su piel y pasé suavemente un dedo sobre los labios de su coñito, encontrándoles hinchados por segundos. Dió un pequeño respingo al sentir la yema de mi dedo apretar su clítoris

  • Vaya...parece que mi amiguito ha encontrado con quien jugar

Ella soltó una pequeña risa pero no respondió. En cambio si consiguió liberar mi polla y sacarla de mis pantalones ocultándola con su propio cuerpo. Esta vez me tocó a mi suspirar bajo sus caricias cada vez mas profundas y fuertes. Decidí dejar de jugar y mi dedo se deslizó entre los labios de su coñito, profundizando mientras lo movía arriba y abajo y ella se acomodaba para facilitarme la tarea. Dí un suave mordisco en el hombro que dejaba al descubierto la camiseta.

  • Me alegro de que no te pusieras ropa interior....hubiera sido muy incomodo ir con ella mojada no? - comenté cuando sentí la humedad que se extendía bajo mis dedos.

  • Puede....pero yo al menos puedo disimular - respondió retadora - a ver donde escondes tu lo que tengo en la mano.

  • Tengo el sitio perfecto - respondí - ¿quieres saberlo? - pregunté mientras aumentaba el ritmo y la intensidad de mis caricias

Ella asintió

  • ¿Estás segura? -insistí

  • ¿Dónde? – preguntó

Sin decir palabra la incorporé levemente y me agarré la polla con la mano, guiándola directamente dentro de ella mientras empujaba su cuerpo hacía abajo.

Suspiró y se dejó hacer, conteniendo la respiración mientras mi polla entraba en ella y cuando por fin se sentó sobre mis muslos no pudo evitar un pequeño gemido que le granjeó una nueva mirada de desaprobación de la señora que justo en ese momento abandonaba el vehículo.

-¿Es buen sitio verdad? - susurré divertido en su oído

-El mejor...- apoyó mi observación mientras comenzó nuevamente a mover las caderas.

Sentía como su coñito atrapaba mi polla y como sus músculos jugaban con ella mientras se movía en círculos.

-Mira – dije señalando la parte delantera del autobús y luego el exterior, donde coches y paseantes continuaban su quehacer– tu aquí follándome con toda esa gente cerca...y dices que eres una chica decente.

-Muy bien....seré decente

Sin darme tiempo a reaccionar se levantó y se sentó en el asiento al otro lado del pasillo. Mi cara debió ser un poema porque ella soltó una carcajada, sobre todo cuando intenté esconder mi polla, dura como una piedra y mojada por sus flujos, como pude dentro del pantalón. En ese momento me fije en que estábamos a punto de llegar a la parada. Me quité la chaqueta y me puse de pie con ella en la mano para tapar lo evidente.

-Vienes?

Ella asintió y me siguió dócilmente No dijimos nada en los escasos 100 metros hasta mi portal. Abrí la puerta y me aparté para que pasara. Cuando la puerta se cerró a mi espalda ella estaba frente al ascensor. Sin hablar todavía cogí su mano y tiré de ella hacia las escaleras ignorando sus protestas.

-No me apetece subir escaleras – dijo

-A mi si – respondí sin soltar su mano.

En el descansillo del primer piso la arrinconé entre mi cuerpo y la pared y me lance a comer su boca con ansia, ella no dudo y me devolvió el beso mientras mis manos recorrían su cuerpo. Mi lengua buscaba la suya, mordí su labio inferior y mis manos apretaban sus pechos bajo la camiseta. Tiré de ella hasta que apareció el sujetador y lo aparté para descubrir su pecho. Un instante después mi boca jugaba con su pezón, chupándolo con fuerza, atrapándolo y tirando levemente con mis dientes mientras ella apoyaba las manos en mi cabeza.

-No me gusta que seas decente – dije en una pausa mientras miraba directamente a sus ojos.

-Ni a mi serlo siempre...- respondió mientras me desabrochaba nuevamente el pantalón.

Puse las manos en sus hombros y la empujé hacía abajo. Ella no dudo y agarró mi polla acercándola lentamente a su boca entreabierta. Su lengua envolvió mi capullo mientras la mano masajeaba el tronco aun húmedo por la reciente penetración y lentamente fue introduciéndolo en su boca, entre sus labios apretados a la vez que su lengua recorría cada una de las hinchadas venas. Aumentó un poco el ritmo. Yo cerré los ojos y me dejé llevar, centrándome en el placer que me daba. Sus labios envolvían mi polla, su lengua acariciaba mi capullo y su saliva lo mojaba todo. Volvió a aumentar el ritmo. Mis manos se acompasaron y mi polla comenzó a entrar y salir de su boca más rápidamente mientras una de sus manos masajeaba mis testículos. Un hilo de saliva escurrió por la comisura de sus labios. Lo recogí con un dedo y extendí por mi polla.

-Uf....se te da muy bien sabes?

-A que sí? Respondió con una sonrisa picara- lo que no sé es cuanto podrás aguantar.

-Lo haces bien....pero no tanto como para que me corra ahora mismo.

Mi miró sin decir nada y volvió a meterse mi polla en la boca, hasta el fondo, en un solo movimiento y empezó a engullirla sin parar, una y otra vez. Tuve que concentrarme para no correrme en ese preciso momento, más por cómo me miraba de rodillas frente a mí que por cómo estaba devorando mi polla. Agarré su coleta y acompañé el movimiento de su cabeza cada vez más intenso y profundo, una pequeña arcada sacudió su cuerpo y sentí mi polla atrapada por su garganta. Sin soltar su pelo saqué mi polla de su boca y recorrí su cara con ella.

-Te gusta fuerte no? - pregunté

Ella solo asintió, aun jadeando sin aire. Agarré mi polla y di un cachete en su mejilla.

-Más? - volví a preguntar.

Un nuevo asentimiento. Esta vez el cachete fue más fuerte y acto seguido volví a meter la polla en su boca, abriéndome paso entre sus labios y empecé a sacudir su cabeza, follando su boca tan profundamente como podía. Observé como su mano derecha se levantaba la falda y empezaba a acariciarse moviendo las caderas al ritmo de mis embestidas en su boca. Esa imagen fue demasiado para mí. La puse de pie y la levante en el aire, se agarró a mi cuello para no caer y yo busqué su coño deseoso de volver a sentirme dentro de ella otra vez. Un espasmo sacudió su cuerpo. El primero de sus orgasmos. Sonreí y seguí moviéndome Su espalda golpeaba la pared y mi polla entraba y salía sin parar. Ella hundió la cara entre mi hombro y mi cuello y me mordió. Di un respingo, pero no paré. Al contrarió ese estímulo me excitó más todavía y aumenté el ritmo de mis embestidas tanto como me permitía esa posición.

Sus gemidos llegaban a mi oído Sentía las contracciones de su vagina cada vez que la sacudía un orgasmo. Había recordado muchas veces esa sensación y estaba disfrutando como un loco de volver a sentir sus orgasmos encadenados uno tras otro.

-Vamos a casa- dije casi sin aliento.

-Vale...pero yo no pienso andar

Esta vez fui yo quien rió. Comencé a subir las escaleras mientras ella me rodeaba con brazos y piernas, con mi polla dentro de ella. Cada paso me lo recordaba y disfrutaba cada segundo.

Abrí la puerta de casa como pude y entramos a trompicones. Fui hasta el salón y la senté en la mesa de comedor, para poder relajar los brazos.

-Luego te enseño la casa y te devuelvo tu tanga...ahora quiero ver si de verdad no te apetece ser decente...

Agarré su garganta con la mano y la eché hacia atrás tumbándola en la mesa. Mientras la miraba me quité la camisa y el pantalón sin salir de ella. Ella me imitó y se quitó la camiseta y el sujetador. Sus pechos subían y bajaban rápidamente con la respiración agitada. Los acaricié. Apreté. Retorcí sus pezones duros buscando sus gemidos que no tardaron en llegar.

-¿quieres más? - pregunté

-No sé si serás capaz....te lo dije la primera vez

Su respuesta pese a estar pronunciada en broma no dejaba de tener ese tono desafiante que tanto me excitaba de ella. Coloqué las manos en su cintura y lentamente moví mis caderas saliendo de ella casi del todo... para un segundo después volver a entrar de golpe tan profundamente como podía. Repetí el movimiento tres o cuatro veces más. Ella quiso incorporarse, pero volví a colocar mi mano en su garganta y la sujeté con la espalda en la mesa. Aumenté el ritmo de las embestidas. Sus manos se agarraron al borde de la mesa. Todo su cuerpo se sacudía cada vez que la penetraba con todas mis fuerzas. Sus orgasmos venían uno tras otro, parecían no tener fin y eso sacaba mi instinto más animal. Quería más y más.

Su coño chorreaba, mojaba sus muslos y los míos y sin pensar saqué mi polla y me arrodillé, hundiendo la cara entre sus muslos. Chupé con ansia, besaba y lamia sin cesar cada rincón, recogía cada gota de flujo y metía mi lengua tan dentro de ella como podía. Ella me agarro del pelo y levantó las caderas sacudiéndolas, restregando su coño empapado por mi cara mientras yo lamía intentando no desperdiciar cada movimiento, cada oportunidad de sentir como explotaba en mi boca. No existía nada más para mi en ese momento que ese limitado espacio entre sus muslos y los orgasmos que me transmitía Sonia con todo su cuerpo.

-¿Esto es más? - pregunto entre jadeos – vamos, fóllame de una vez, quiero tu polla ahora mismo.

Me levanté sin hablar y agarré su cintura con ambas manos. Ella se preparó para recibir mi polla, pero en su lugar giré su cuerpo, tumbándola bocabajo sobre la mesa, con las piernas apoyadas en el suelo. Acaricie su culo con mi polla, pasándola entre sus nalgas hasta que mi capullo se colocó justo en la entrada de su coño totalmente abierto, hinchado y brillante por los flujos.

Me incliné hacia adelante.

Quiero follarte sin parar, no sabes cómo lo he deseado todo este tiempo – susurré en su oído

-A qué esperas???? - respondió impaciente – fóllame vamos

Tiré de su cuerpo con las manos en sus caderas haciendo que mi polla entrará hasta el fondo. Jadeó. La posición de sus piernas separadas y la altura de la mesa que dejaban su culito en pompa eran perfectas para facilitarme embestidas fuertes y profundas, echando todo mi cuerpo hacia adelante, como si toda mi fuerza introdujera mi polla en su coño. Agarré su coleta una vez más y tiré para levantar su cara y ver sus gestos cada vez que se corría con mi polla dentro. Estaba totalmente desatado. Quería que cada pollazo hiciera que se corriera, que se estremeciera y gritará. Azoté su culo con la mano libre. Grito e intentó revolverse, pero continué follándola sin parar, alternando los azotes en sus nalgas que empezaron a enrojecerse.

-Me voy a correr – gruñí más que hablé

-Vamos, lléname, dámelo todo córrete para mi – dijo con voz ansiosa.

Redoblé mis esfuerzos, la intensidad de mi penetración, sentía su coño envolviendo mi polla cada vez que entraba y salía, intentado llegar hasta lo más profundo de su cuerpo. Seguía tirando de su coleta. Veía su cara los labios entreabiertos, como se los mordía cada vez que se corría y me miraba.

-Me corro - Fue lo único que puede decir antes de explotar en su interior y desplomarme sobre su espalda jadeando. Sentí los latidos de su coño mientras mi polla chorreaba leche en su interior acompañados de un profundo suspiro que Sonia dejó escapar.

-No creo que ahora pueda ponerme ese tanga...al menos debería ducharme – comentó divertida

-Por supuesto, mi baño es tu baño, y además tengo que enseñarte la casa. Y si dejas de chincharme quizás hasta te invite a cenar – respondí divertido.

-Cenar? No he traído nada – contestó con fingido azoramiento

-No te preocupes...ya pensaré como puedes compensarme después de comer....