La camara espia (1)

Las cosas que ocurren cuando no estas en casa...

LA CAMARA ESPÍA I

Con todo lo que había visto en televisión, respecto al maltrato que sufrían los niños al momento que los padres los dejaban al cuidado de niñeras, no me pareció mala la idea de adquirir una cámara espía y colocarla oculta en mi casa, para cuidar la seguridad de mi bebé.

A mi señora no le pareció una buena idea, pero al tomarme una semana de vacaciones, hablé con una persona experta en el tema e instalo en mi casa, una serie de cámaras en lugares estratégicos. Una en el cuarto del bebé, una en mi habitación y otra en el living de la casa. El sistema era muy fácil de usar y solo debía tener prendido el computador de la casa, para poder ver a través de Internet desde cualquier computador, las imágenes que estaban siendo trasmitidas desde mi casa. Además me permitía guardad hasta 7 horas de filmación continuas, o programables en secuencias de tiempo, alternar con las distintas cámaras, hacer zoom, etc.

Pensé en informarle a mi mujer del sistema instalado, pero después opté por guardarlo solo para mí. La idea principal del sistema era controlar a la niñera, pero después se me ocurrió que también serviría observar a mi señora, guardarla en fotos y videos cambiándose ropa, o grabar nuestras relaciones sexuales. Ella era muy ardiente en la cama, pero una vez que le planteé el tema de tomarnos algunas fotos de ese tipo, me trató poco menos que de depravado. Era la opción para hacerlo, disfrutar de su hermoso cuerpo, sin que ella se enterara y si llegaba hacerlo, obviamente no sabría como funcionaba y menos para los otros fines que yo había destinado el sistema, que entre paréntesis no me salió nada de barato, y que además como todas las conexiones había sido echas en el entre techo habían quedado completamente disimuladas.

Esa misma tarde programé el equipo para que se encendiera la cámara de la habitación a las 11 de la noche y se apagara a las 3 de la mañana. Esa noche busqué a mi mujer y aunque me costó un poco convencerla, ya que ella no estaba de vacaciones como yo y se levantaba muy temprano al otro día, terminamos haciéndolo fogosamente cerca de las 11:30 de la noche, con las luces encendidas como siempre. Al otro día, apenas se fue al trabajo, revise la filmación. Tal cual como lo había planeado, nuestro fogoso encuentro quedó grabado viendo como gozaba.

Yo acostado en la cama, ella dándose vueltas por la pieza. Luego se desnuda y se coloca su pijama, nada sensual por lo demás, pero grabarnos detenía en extremo excitado. Luego adelante la imagen hasta el momento en que nos comenzamos a besar. Le levante su pijama y le comencé a chupar las tetas suavemente como a ella le gusta. Luego la imagen mía sacándole todo su pijama y tocándola por todos lados, mientras ella me acariciaba aun por sobre mi pijama. Me terminé por desnudar yo mismo, y separándole las piernas, acostada de espalda se la comencé a chupar. Sus manos separadas, con sus ojos cerrados disfrutando mi lengua. Reconozco que en esa imagen medio un poco de risa al verme con todo el culo levantado metido entre las piernas de mi mujer. Nunca me había visto en esa pose y menos había mirado desde ese ángulo mi culo. Luego trate de cambiar de posé y dejarla en la mejor posición para grabarla mientras me chupaba la verga. NO era frecuente que lo hiciera, por mucho que se lo pedía, a ella realmente no le gustaba, y lo hacía solo por complacerme, o cuando estaba en extremo excitada, pero solo por un par de minutos. Me acosté de espalda acostado de forma horizontal en la cama para poder grabar como mi mujer se esmeraba en darme placer oral. La imagen de sus tetas colgando, moviéndose al compás de los movimientos de su mamada eran espectaculares. Mi señora tiene 35 años y posee un cuerpo espectacular. Llevamos mucho casado y aun me excita verla desnuda. Sus anchas caderas, sus piernas gruesas, una denotada cintura y un culo, divino, que por mucho que he tratado de hacerlo mió, hasta el momento no he podido, solamente me deja, y le excita que se lo toque, y que la penetre con mi dedo solo1cm, no mas. Tratamos un tiempo de hacerlo por ahí, pero siempre le dolió mucho y no pudimos concretar nada.

Luego ella se montó sobre mi y mientras me besaba, levantaba todo su culo mostrándoselo a la cama, mientras yo se lo tocaba y le separaba las nalgas para que todo su monumental culo quedase grabado en la filmación.

Me costó que se diera vuelta. Ella sabe lo mucho que me gusta verle su culo mientras se entierra mi verga, pero esa noche no era esa mí intención, si no grabar su cara mientras era penetrada. A si lo hizo. La imagen mostraba sus grandes tetas saltando de arriba abajo y su rostro de gozo mientras su marido se la enterraba hasta el fondo. Hasta que sin poder aguantar más me comienza a gritar que se estaba corriendo y quería toda mi leche en su interior. Me encanto verla alcanzar su orgasmo, imagen que vi una y otra vez, incluso masturbándome recordando con las imágenes lo vivido.

Me encantó el sistema, valía cada peso que pagué por el y me excitó mucho vernos follando. Esa misma noche nuevamente tuve la suerte de volver a grabarnos.

Esa semana, la niñera al estar yo de vacaciones no había ido, pero al volver el lunes yo al trabajo, llegó muy temprano como de costumbre, antes de que nosotros nos marcháramos. Pensé en decirle que no me apagara el computador, pero al estar con la pantalla apagada, jamás se hubiese imaginado que estaba prendido, además que con nivel social, desconocía completamente lo que era un computador y menos meterse a meterle mano, con esfuerzo logramos enseñarle a usar el microondas y como colocarle películas de niños a mi bebé en el DVD.

Me conecté y la vi mientras hacía el aseo. La bebé aun dormía, a si que me dediqué a mi trabajo, viendo de vez en cuando lo que en mi casa ocurría. Cerca de las 11 de la mañana, veo que aparece con la bebé por nuestro cuarto, con ella en brazos, siendo muy cariñosa, acostándola en nuestra cama, y jugando con ella. Me gustó mucho verla en esa actitud, sentí un gran alivio y me sentí un poco mal incluso en dudar de ella. Pero de todas formas, descubrí que le encantaban los perfumes de mi mujer, llevándose una pequeña muestra en una botellita. De todas formas Berta, aparentaba ser una buena chica. De muy escasos recursos, con 18 años, morena, algo gordita, no muy alta, muy humilde y servicial, había estado con nosotros por casi siete meses, siempre todo ordenado, muy respetuosa, y nunca se había perdido nada, salvo este pequeño detalle descubierto por mi sistema de control, que no era nada, así que se lo dejaría pasar por alto.

Pasó casi toda la semana, y llegando el jueves, me llevé una gran sorpresa. La bebé dormía en su cuarto, Berta, nuestra niñera, entra a nuestra alcoba y se acuesta en la cama, aun sin hacer, a ver televisión

No me gustó para nada que se tomara esas atribuciones. Relajadamente cambiaba de canal con el control remoto. Me daban ganas de llamarla, pero obviamente no podía hacer nada. Sin embargo, eso medió una nueva idea. Una morbosa y excelente idea. ¿Que pasaría si yo dejara una película porno a su alcance?, ¿Cómo reaccionaría mi niñera al ver imágenes de carácter sexual?. La idea me pareció fabulosa, pero como hacerlo para que ella la encontrara, sin que se diera cuenta la mojigata de mi mujer.

Eso era lo de menos, a la hora de almuerzo, baje al centro y compré en estos puesto de vendedores ambulantes unas películas de ese tipo, aun costo baratísimo, eligiendo unos 4 cd de material altamente pornográfico. Busque muchos lugares donde ocultarlas y que ella las encontrara, decidiéndome que el mejor lugar, era en mi velador. La idea era simple, dejaría los CD ahí, dejaría abierto el cajón y al momento que ella hiciera la habitación indudablemente cerraría el cajón, encontrándose con el material para mi investigación.

Al otro día, mientras mi mujer se pintaba en el baño, deje solo un cd en el cajón, con la carátula hacia arriba, dejándolo muy abierto, mientras Berta que ya había llegado, comenzaba a lavar las tasas y platos del desayuno. Apenas llegue a mi oficina, encendí mi computadora y preste mucha atención a la cámara de la alcoba. Mientras trataba de avanzar algo en mi trabajo, pero era muy poco lo que me podía concentrar, con la expectación de ver a mi protagonista.

Veo con gran entusiasmo que Berta entra al cuarto, recoge unos vasos que habíamos dejado la noche anterior y los lleva a la cocina. Luego se pone a tender la cama y cuando se acerca a mi lado cierra el cajón encontrándose con mi CD. Lo tomó en sus manos, lo vio detenidamente y luego lo deja en el cajón, cerrándolo. Mi plan había fracasado. Sale del cuarto, la veo entrar a echar un vistazo a la niña, que aun dormía, luego se me perdió, hasta que aparece por el living de la casa con una bolsa de basura. Demoró mucho rato en volver a entrar, supuse que se había puesto a conversar con alguna vecina hasta que entra nuevamente a la casa y se va a nuestro dormitorio. Abre el cajón saca el cd y lo coloca en el DVD, para acostarse a mi lado de la cama. Mi plan estaba dando resultados positivos.

Mi teléfono no dejaba de sonar, y mientras atendía a mis clientes, veía como se acostaba a mi lado de la cama. Luego opté por descolgar el teléfono y ver tranquilamente que hacía nuestra niñera al ver el material pornográfico que había comprado exclusivamente para ella. Mis plegarias fueron escuchadas. Al poco rato de estar viendo la película, una de sus manos se va a la entrepierna y se comienza a tocar. Poco apoco fue aumentando sus movimientos hasta que veo que su mano completa se pierde bajo su pantalón y tocándose directamente hasta que alcanza su orgasmo. Después de eso se queda unos10 minutos mas con la mano metida entre sus piernas acariciándose lentamente hasta que suena el teléfono, lo contesta de la misma cama, y se coloca a conversar por mucho rato, haciendo que mi espectáculo terminara. Después de eso, guarda el Cd en mi cajón y ya se dedico de lleno a la casa, mi hija despertó y por más que observé nada mas ocurrió. Pero supe que mi plan había dado resultado y lo experimentaría obviamente al otro día.

Llego a mi oficina al otro día, siguiendo el mismo ritual de la mañana anterior. Berta usando su típico pantalón de buzo, entra a mi cuarto y antes que nada, se dirige al cajón encontrándose no solo con la película del día anterior, si no que con dos películas mas. Ya desde ese momento, con las películas en su mano y con una suave caricia a su entrepierna, me alertó que tendríamos un buen espectáculo ese día.

Tal cual como el día anterior fue a sacar la basura, antes que pasara el camión recolector, le dio una mirada a mi bebe, cerciorándose que dormía y se fue a nuestro cuarto, seleccionando una de las películas que había dejado, instalándose en mi cama para ver el material. Apenas comenzó las películas su mano bajo y se comenzó a tocar muy suavemente. Inevitablemente al verla tocarse, mi mano me acariciaba mi verga aun dentro del pantalón. Luego de un rato se la metió al pantalón y después de pocos minutos, rápidamente se los sacó, quedando en unos pequeños calzones de color verde. Su masturbación fue en aumento, mientras yo con mi teléfono descolgado, con la oficina cerrada con llave me tocaba mirando el espectáculo que me daba mi niñera. Al poco rato se desprendió de su prenda intima, tan rápidamente como se había sacado los pantalones, quedando ante mis ojos una abundante y en extremo poblada mata de pelos. Sus piernas eran deliciosa, y su sexo, para que decir. Sus dedos se movían suaves en un principio, hasta que desnudándose completamente se comenzó a masturbar afanosamente, tocándose ella misma las nalgas, apretándose sus pechos, que no eran para nada despreciables, alcanzando luego de unos 15 minutos un ardiente orgasmo, levantando su pelvis como si la estuviesen follando.

Que ganas me dieron de ir rápidamente a mi casa y entrar a mi cuarto sorprendiendo a mi niñera en esa situación, pero solo me quedó la opción descargarme al mismo tiempo que ella, mientras me masturbaba de pie, botando mi semen sobre mi escritorio, en un documento que ya no me servía.

La escena se repitió el miércoles y el jueves, siempre desnudándose completamente, metiéndose mi almohada entre las piernas, dejándomela pasada a sexo, olor que deliciosamente yo sentía en las noches buscando el lugar exacto donde esa tela había estado, tocándose fuertemente, con una repetición de lo mismo en la tarde, mientras mi bebé dormía la siesta.

Ya no pensaba otra cosa que en follarme a mi joven niñera, fuera como fuera. No era una mujer atractiva, pero verla así, me produjo un deseo irrefrenable de ser yo el que calmara sus calenturas matutinas. Pensé como dije en llegar a la casa de improviso, pero por mi horario me era muy difícil salir de la oficina aparte que mi casa quedaba demasiado lejos y al llegar ya todo seguramente habría pasado.

Tenía que planear algo para conseguir cumplir mi objetivo. Y después de mucho pensarlo se me ocurrió otro brillante plan. Ese día viernes, por lo general me juntaba con mis amigos a jugar billar. Por lo general Berta se iba una hora después que nosotros llegábamos, nos servía algo de comer, lavaba los platos y ya no aparecía hasta el lunes. Muchas veces había ido a dejar a la muchacha a su humilde barrio, por lo general cuando en invierno se oscurecía temprano o se ponía a llover. Ese día no dejé ninguna película, sin embargo deje bajo el velador un billete de $ 20.000 pesos que a propósito ensucié como si estuviese ahí por mucho tiempo olvidado. También derrame un poco de líquido, cosa que obligadamente Berta tuviese que secar y encontrarse con el billete.

Veo como la muchacha entra a mi cuarto, abre el cajón y no encuentra su dosis diaria de sexo, pero si percatándose del líquido en el piso. Luego veo como llega con un cubo a secar, corriendo el velador y encontrándose con el despreciado billete. Al encontrarlo la vi que se sentó en la cama con el billete en la mano, limpiándolo y estirándolo, pensando si yo sabría de la existencia de este, hasta que lo tomó y lo echo a su bolsillo. Mi plan nuevamente había dado resultado, era demasiada la tentación para la pobre muchacha que no sabía que su hurto, había quedado registrado por mi infalible sistema de espionaje.

Ya había oscurecido cuando llegamos con mi mujer a la casa. Ya en el trayecto le había comentado que me juntaría con mis amigos, cosa que después de 15 años de matrimonio, no le pareció nada de mal. Berta nos sirve de comer y mientras lavaba los platos, me arreglo para salir como si fuese a jugar con mis amigos. Le ofrecí llevarla y aunque al principio no quiso, termino por aceptar. Se notaba nerviosa, y bueno, aunque siempre había sido muy callada conmigo, esa noche estaba mucho mas silenciosa que de costumbre.

En el camino, me desvié un poco metiéndome por un camino muy poco transitado, que luego me conduciría a un terreno baldío. Ella me hizo el comentario de por que nos desviábamos y le dije que quería conversar un tema con ella, sin que nadie nos molestara. Se notaba en extremo nerviosa y ni siquiera puso alguna objeción cuando me salí del camino estacionándome en ese desolado terreno, donde ninguna luz se divisaba, solo la de la luna.

Una vez estacionado, fui completamente directo y le dije que sabía que ella nos estaba robando. Ella se puso muy nerviosa, y me lo negó en todo momento, hasta que le comenté que yo tenía mis dudas y que apropósito hoy había dejado un billete escondido tras mi velador y que hoy, al ir a ver ya no estaba. Trato de negármelo, pero fui muy duro con ella hasta que llorando me terminó confesando que ella lo había tomado.

Me pidió que por favor la perdonara, que era la primera vez que hacía eso, y yo sacándole en cara que ya me había fijado que sacaba los perfumes de mi mujer, había echo eso y que no me quedaba otra opción más que denunciarla a la policía. La muchacha se largó a llorar desconsoladamente, suplicándome que no lo hiciera.

Le dije que lo lamentaba, pero que de todas formas lo haría, mientras ella me imploraba perdón, ofreciéndome lo que fuera, trabajar gratis incluso un mes, pero que no se quería ir presa.

Traté que se calmara, y aunque me costó mucho, al fin lo conseguí. Le dije que su oferta no me importaba, ya que el dinero no era el problema para mi, si no que la confianza. Que ella la había perdido y que le costaría mucho recuperarla. Ella nuevamente me decía que haría cualquier cosa con tal que la perdonara. En ese instante le puse mi mano en sus gordas piernas y le dije que solo había una forma de que yo volviera a tener confianza en ella y que mi silencio se basaba en que ella se portara bien conmigo. No tuvo ni que preguntar a que me estaba refiriendo, ya que mi mano, subió por sus piernas hasta colocarse directamente en su sexo, acariciándolo suavemente por sobre la tela, sin encontrar ningún rechazo de su parte. Ella resignada sin decir nada, dejó que se lo tocara a mi antojo. Me acerque a ella, le bese el cuello, mientras mis manos ya se habían metido bajo su blusa y le apretaba degeneradamente uno de sus pechos, mientras ella muy nerviosa trataba de no moverse. Ella estaba quieta sintiendo como la manoseaba por todos lados. Le bajé su pantalón de buzo y sus calzones, encontrándome con los mismos que la había visto usar días antes. Su abundante mata de pelos fue un manjar entre mis dedos que la acariciaban suavemente, metiéndose en su sexo. Sentí un gesto de dolor al hacerlo y al preguntar el motivo y pedirle que se relajara, me encuentro con la sorpresa que mi querida niñera era virgen.

Era la primera mujer virgen de mi vida, ya que todas, incluyendo a mi mujer, ya habían debutado antes que yo. En ese momento se convertía en un tesoro más preciado aun y no lo desaprovecharía arrebatándole su ingenuidad en el asiento de un auto, se merecía que la llevara a otro lugar, donde pudiésemos estar más cómodos.

Le dije que el trato era que nos fuéramos a otro lugar, que ella me entregara su virginidad a cambio de mi silencio, o en caso contrario, la dejaría ahí y me iría inmediatamente a la policía a poner constancia del robo.

Berta se quedo en silencio, mientras que yo esperando su respuesta continuaba magreándole los pechos, explicándole que iríamos a otro lugar donde pudiésemos estar más cómodos.

Se quedó callada un rato, en extremo nerviosa y al ver que no tenía otra salida, accedió, con la única condición que tenía que llegar primero a su casa a avisar que saldría para que sus padres no se preocuparan.

Me puse en marcha y la dejé a una cuadra de su casa, ordenándole que no se demorara mucho. La muchacha se bajo del auto y caminó hasta su casa. En ese momento me bajó algo de miedo, pensando que quizás la muchacha podría decirle algo a su padre y que por el barrio donde vivía, se me ocurría que su progenitor incluso podría salir y enfrentarme violentamente al ver como estaba tratando de abusar de su hijita. Estaba en esos pensamientos, el tiempo pasaba, Berta se estaba demorando mas de la cuenta, ya estaba muy nervioso, incluso pensando en alejarme inmediatamente de ahí, y echar todo por la borda. Estaba a punto de poner en marcha mi auto, cuando veo a lo lejos, que la humilde reja de la casa se abre, y aparece Berta, caminando hacia mi, mirando de vez en cuando hacia atrás para ver que sus padres no sea asomaran para ver con quien salía.

CONTINUARA …..

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