La cama
Lo que se utiliza con regularidad hay que mantenerlos en buen estado.
LA CAMA
A las seis de la mañana, llamaron a la puerta. Él ya sabía quien era y a qué venía antes de abrir. Se había pasado toda la noche tirando y su vieja cama era demasiado estrepitosa. El timbre sonaba con insistencia y resultaba obvio que no podía simular que no estaba allí. Abrió la puerta y ahí estaba la ancianita del piso de abajo.
- Mire, joven - le dijo ella sin dejarle hablar -, la próxima vez que vaya a echar un polvo, le ruego que me avise para subir, que ya que tengo que oir, déjeme también ver, que una no es de piedra.
Desde entonces, la anciana estaba presente cada vez que tiraba con su mujer. Tras las primeras veces, decidió cobrarle entrada y, con el dinero que reunió, pudo comprarse una cama nueva y mandar a hacer gárgaras a la jodida anciana.