La caliente consulta del médico
Las fantasías eróticas las realizan los que no sueñan con ellas.
Un hombre, con buen aspecto, aunque algo ridículo, está sentado sobre un mullido tresillo, justo en el centro, esperando su turno para que se abra la puerta que tiene enfrente, y el médico le reciba. Está solo, y tiene una revista en sus manos. Mira hacia varios lados y saca del bolsillo de su chaqueta un paquete de cigarrillos. Vuelve a mirar a su izquierda y a su derecha y saca un cigarro del paquete y se lo enciende. Justo en ese momento llaman a la puerta.
El hombre apaga apresuradamente el cigarro sobre el cenicero que hay sobre la mesa. La puerta de la consulta del médico se abre y sale una enfermera, una mujer bastante mayor, con un andar cansino que se dirige hacia un pasillo. El hombre escucha como se abre la puerta de entrada y luego se cierra. A continuación la vieja enfermera entra de nuevo en la sala de espera y abre la puerta de la consulta del médico. Entra dentro y cierra la puerta.
El hombre escucha un ruido de tacones que se aproximan y sigilosamente penetran en la sala de espera, primero una despampanante morena, que lleva una estrecha minifalda de cuero negro, y luego una no menos exuberante rubia, también con una ceñida minifalda.
Habiendo más asientos en la habitación, las dos chicas escogen sentarse a ambos lados del hombre. Él, que tiene una revista en las manos, dispara sus ojos a ambos lados, cómicamente. Ve a su izquierda unas estupendas piernas y a su derecha también. Entonces cierra los ojos.
El hombre abre los ojos. La chica de su izquierda, la morena se levanta del asiento y entonces comienza a sonar la música. Mira insinuantemente al caballero. Se desabotona los botones de su blusa muy lentamente. Se la quita mostrando su sujetador que cubre un par de poderosos senos. Con su dedo índice le pide al hombre que se levante. Éste mira boquiabierto. Entonces la mano de la rubia, que está a su derecha acaricia su pierna, la tela de su pantalón..
La morena bambolea sus caderas al ritmo de la música. Y comienza a desabrochar la cremallera de su falda de cuero. La rubia también se va desabotonando su blusa. Ésta en cambio no lleva ningún sujetador, dejando escapar sus espléndidos senos, que dejan asombrado y entontecido a su compañero. Éste vuelve a dirigir su mirada aL frente descubriendo que la morena termina de desabrochar su falda, habiéndose dado la vuelta y terminando por mostrar su estupendo trasero, tapado por unas braguitas.
Ante este espectáculo, el hombre saca un pañuelo de su bolsillo y lo pasea por su frente, con un rostro desencajado.
La chica morena, que sigue estando de espaldas, suelta con sus dedos el sujetador, mostrando su espalda desnuda.
La chica rubia también se levanta y le pide al hombre que tire de la cremallera de su falda hacia abajo. Éste agarra la cremallera de su falda de tela.
Mientras, la otra mujer, que ahora está frente a él, mostrando sus senos, por delante, se acaricia con sus manos por todo su cuerpo, pasándolas por sus curvas, sus caderas, sus piernas, apretujando sus senos; y la otra ya tiene la falda medio bajada. Ésta se gira y agachándose, agarra de la cabeza al hombre y le besa.
Mientras, la morena se ha tumbado en el suelo, sobre la alfombra y sigue acariciando todo su cuerpo. La rubia, lo levanta, tirando de su corbata y pega su cuerpo con el de él. Así le quita primero la chaqueta y luego la camisa, dejándolo sólo con los pantalones puestos. Finalmente ella, se da la vuelta y se baja del todo la falda de tela, enseñando sus carnosas nalgas, sólo tapadas por unas braguitas. Y al mismo tiempo, la mujer que está tumbada, se está quitando sus bragas muy lentamente. El hombre no puede ver su pubis tapado por las piernas. Éste, se levanta dejando a la otra, y se aproxima a la chica completamente desnuda. Él está desnudo de cintura para arriba y le tiende su mano para que ella se levante. Cuando, ésta lo hace, pegan su cuerpo y se besan. La morena pasea sus manos por el torso del hombre y la rubia, habiéndose quitado su falda, se acerca por detrás del hombre y lo atrapa, paseando también sus manos por el torso. Él, se encuentra atrapado entre las dos mujeres. En esta posición, la rubia, se baja sus braguitas, que terminan cayendo al suelo y justo en ese momento las dos agarran la tela de su pantalón.
El hombre abre los ojos, habiéndoselo imaginado todo. Sigue sentado sobre el tresillo flanqueado a su izquierda y a su derecha por las dos estupendas señoras. Sigue con una revista en sus manos.
Se abre la puerta de la consulta del médico y aparece la vieja enfermera que se dirige al caballero.
ENFERMERA: Lo siento mucho señor mío pero la consulta ha terminado...
CABALLERO: ¡Pero si llevo un buen rato esperando¡.
ENFERMERA: De veras que lo lamento. Venga usted mañana que se le atenderá a primera hora.
La enfermera se marcha por el pasillo de salida y se oye como abre la puerta de salida y cierra.
El hombre sigue sentado sin saber que hacer hasta que la puerta de la consulta se abre y aparece un fuerte y atractivo médico. Las dos chicas se levantan y lo agarran de ambos brazos muy cariñosamente dejando al señor paciente boquiabierto y anonadado. El médico levanta su dedo pulgar hacia arriba, mirando a su paciente de una forma muy jocosa.