LA CALENTURA DE MI HIJA PREÑADA capítulo 3

El parto orgiástico

La calentura de mi hija preñada 3 (el parto)

Recordatorio de personajes de esta serie:

Mariana.- 64 años

Isa.- hija de Mariana.- 33 años

Pedro.- marido de Isa.- 33 años

Pepe.- hijo de Mariana, hermano de Isa.- 36 años

Juan.- primo de Pedro.- 37 años

Diana.- novia de Juan.- 28 años

Llegó el día de parir el segundo hijo de mi hija Isa. Como siempre mi hija y mi yerno todo lo tienen planificado, y para este parto habían preparado un parto sexual en una clínica privada en la que trabaja Juan, el primo ginecólogo de mi yerno.

A ella íbamos a asistir mi hijo Pepe, Juan, Diana, Pedro, yo y por supuesto la parturienta, la cual nos tenía reservado un capricho para el final.

El viernes por la mañana Isa expulsó el tapón mucoso y empezó a tener pequeñas contracciones. Todos nos fuimos rápidamente a la clínica.

En cuanto la ingresaron le pusieron a Isa una bata verde, típica de los hospitales, pero al revés, es decir abierta por delante de forma que todos los presentes podíamos ver su panzón y sus tetazas hinchadas.

Enseguida aparición el médico Juan. El Dr. empezó a preguntarle por los síntomas mientras la exploraba abriéndole el coño y metiéndole los dedos expertos sin utilizar guantes. Isa suspiró en cuanto lo sintió.

Isa.- Que bien los mete doctor!

El médico le dijo que ya había expulsado el tapón pero que aun no había dilatado nada y que como se le habían pasado las contracciones no estaba de parto. Pero que lo estaría en pocas horas por lo que la iba a dejar ingresada.

Mientras le decía esto seguía metiéndole mano, y digo mano porque le introdujo el puño entero en su coño peludo que no dejaba de lubricar flujos. Isa gemía pidiéndole que siguiera.

Juan.- es conveniente que de vez en cuando vosotros le hagáis esto para que dilate al máximo su vagina.

Esto nos lo dijo el médico a todos los presentes. Luego se inclinó para chuparle un pecho.

Juan.- veo que tienes ya mucha leche Isa.

Mariana.- Si doctor, ya lleva un mes que cuando se las chupo le sale bastante

El futuro padre se puso al otro lado para mamarle a su mujer su otra teta.

Isa.- mira mamá, vas a ver otra vez el pedazo de nabo del médico.

Le sacó a Juan el cipote gigante to tieso por la portañuela del pantalón y se lo llevó a la boca.

Me quede boquiabierta viendo la escena sin participar. Isa en la cama con las piernas abiertas gimiendo como una guarra mientras el doctor le ponía el cipote en su apetecible boca y le metía y sacaba un puño de su caldoso chocho haciendo muchos ruidos.

Me puse al otro lado a mamarle el pezón negro libre.

Isa aceleró las manos de la polla mientras le pasaba la lengua por el glande  al médico. En seguida se corrió mi hija y el doctor le echó una gran lechada en toda la cara.

Yo aproveché para lamerle todo el semen a mi hija mientras el médico me tocaba el culo por debajo de mi falda.

Viernes tarde:

Por la tarde llegó la enfermera Diana ya vestida con su uniforme sexy. Era una bata blanca abierta por delante , abotonada y muy ceñida que le llegaba poco más abajo del descomunal culazo. Con un escote generoso para enseñar parte de sus tetas sin sostén. Llevaba medias blancas dejando ver buena parte de sus muslazos. Y una cofia y liguero rojos.

Nos quedamos de piedra al ver a aquella chica tan guapa y tan buena.

Lo primero que dijo es que había que depilar a la parturienta. Se acercó a Isa que estaba espatarrada en la cama y le rasuró el velludo conejo negro de mi hija.

Cuando terminó Diana dijo que era el momento de limpiar las tripitas. En primer lugar tumbó a Isa y le puso una lavativa de dos litros nada menos. La guarra de mi hija se excitaba con ello tocándose el chocho rasurado.

Diana la hizo esperar aguantando el líquido en sus entrañas mientras en la otra cama que había en la habitación me puso a mí a cuatro patas y me inyectó otra lavativa de un litro.

Isa no aguantó más y pidió que le acercaran la palangana para echar chigates de líquido mezclado con caca. Como estaba tan caliente, mientras lo expulsaba se corrió frotándose su pipa.

Después Diana les puso a mi yerno y a mi hijo con los culos en pompa y con una pera en cada mano les insertó sendas lavativas.

Yo me tuve que ir corriendo al baño y sentándome en el váter empecé a pedear expulsando la lavativa.

Diana se vino hacia mí, estaba caliente. Vio como yo me pajeaba sentada en el váter y levantó una de sus tremendas piernas ofreciéndome  un chocho gordo y sin pelos que le comí con ganas.

Los dos machos se acercaron y mi hijo cogió una pera, la llenó y mientras Diana llegaba al orgasmo se la metió en el ojete inyectándole un litro de lavativa.

Yo me corrí también. Mi yerno se apresuró a meterme la mano en mi gran coñazo

Viernes noche:

A las once de la noche el médico vino otra vez a reconocer a la preñada y dijo que la cosa iba lenta , que no tenía contracciones ni había dilatado.

Para pasar el tiempo los seis organizamos una orgía.

Isa lo pasó de putamadre, en pelotas por toda la habitación (había calefacción) con el barrigón al aire se corría como una burra.

El médico demostró ser un atleta sexual, tenía un cuerpazo escultural que desnudo marcaba sus músculos y un pollón tieso y enorme.

Pero más tiesa y dura era la de mi hijo  que con su gran potencia se folló a las tres mujeres dos veces cada una.

Diana seguía vestida con su uniforme de enfermera viciosa y yo llevaba un body fino y ceñido

Pero el que más disfrutó fue mi yerno que se quedó exhausto a las cinco de la madrugada.

Hicimos de todo entre nosotros, donde cabe destacar:

  • Isa a cuatro patas comiéndome el coño mientras Diana le ponía otra lavativa a la vez que mi yerno le dilataba el coño a su mujer con el puño. Se corrió como una loca mordiéndome mis largos labios vulvares, expulsando a chorros la lavativa y poniendo la pared y el suelo hechos un asquito. Diana se encargó de limpiarlo todo.
  • Al mi hijo le gustó bastante la enfermera pues estuvo casi toda la noche metiéndole mano y polla sobre todo le encantaba  comerle el culazo y follarsela por ahí.
  • Pero vaya, que mi coño estuvo más atendido todavía. Los tres tíos y la enfermera me lo comieron y me follaron llenadme de semen las entrañas. Mi yerno y mi hijo hicieron una prueba y consiguieron meterme los dos a la vez en mi coño una mano cada uno. El coño se me quedó muy abierto lo que aprovechó mi hija para meterme su pie entero.
  • Diana les hizo una mamada impresionante a mi hijo y a su novio simultáneamente tragándose  las pollas hasta la garganta, babeando como una mocosa. Mi yerno se vació en su garganta mientras le magreaba sus nalgas jamonas.
  • Al final hubo una escena un poco dura. Isa en pelotas en cuclillas en el suelo y yo abriéndome el coño le solté una meada larga y caliente en toda la boca, cara y tetas, que bebió un buen trago. A continuación el médico la tumbó a mi hija en el suelo y le regó con su manguera morcillona el gran panzón, de esta forma se corrió la preñá mientras Diana le chupaba leche de una teta y mi yerno de otra.

Después Diana volvió a dejarlo todo limpio y nos duchamos. El médico y la enfermera se fueron y a las cinco de la mañana no dispusimos a dormir.

Isa se acostó con su hermano en una cama y yo con mi yerno en la otra. No sé si mis hijos hicieron algo, pero yo con Pedro lo pasamos fenomenal. Nos acostamos al revés, él magreando y chupando mis pies y piernas y mi chocho que no dejaba de echar leche; y yo comiéndome su polla y metiéndole uno o dos dedos en el ojete.

Sábado tarde:

Viene de nuevo Diana con su uniforme sexy y el muslamen al aire. Es hora de una nueva lavativa. Se la pone a Isa con mucho gusto estando esta vez a cuatro pata con su gran panza colgando y las tetas goteando leche.

Mi hija cuanto más caliente se pone más leche expulsa. Diana dice que es frecuente que al llegar el parto cuando una mujer se excita expulse leche. Nosotros aprovechamos para dar unos buenos tragos de abundante lechita calentita. La preñada se corrió meandose en el suelo.

A continuación Isa tuvo una sesión de dilatación. Uno a uno fuimos metiéndole los puños en su gordete chocho a la parturienta. Todos, empezando por la enfermera y terminando por mí que no me conformé con follarle el coño sino que también la jodí metiéndole la mano entera en el culo. La hice correr de nuevo salpicando jugos en la cara de mi hijo que estaba delante.

Le dejamos el coño tan abierto como un bebedero de patos. Isa exhausta se quedó dormida en la cama. Los demás estábamos calientes. Las mujeres nos ofrecimos a darles unos masajes a los hombres. Diana se lió con mi hijo dándole un largo masaje por todo el cuerpo con sus manos y luego con su boca, con la que le chupó todito el cuerpo, los pies, el culo, las manos,…

Mientras yo masajeaba a mi yerno dejándole la picha más tiesa que la de un burro.

Luego cambiamos y nosotras recibimos masajes de ellos. Mi yerno a Diana masajeándole sus apetecibles carnes y comiéndose todo su enorme humanidad. Se entretuvo un rato chupándole los pies gordetes y acabó follandosela por la boca mientras le comía el chumino.

Pepe, como no, después de masajear las carnes fofas y celulíticas de su madre, me comió el coño tragándose su ración de flujos y luego me echó un polvo poniéndose encima.

Rompiendo aguas:

Por la noche mi hijo se acostó con mi hija ambos en pelotas y mi yerno conmigo. Nos dormimos prontito no sin antes habernos magreado a gusto. Pepe se durmió abrazado a su hermana cogiéndole el panzón que pronto explotaría y sintiendo los movimientos del bebé.

A eso de las 4,30 de la madrugada me desperté oyendo ruidos. Con la luz de penumbra puede ver como Isa se movía rozando su culo con la polla de su hermano. Además se frotaba el coño.

Isa: “Ay, estoy teniendo contracciones mas fuertes pero cuando se me pasan me sube un calentón que no veas. Creo que pronto voy a parir Pepe, pero necesito que me eches el último polvo antes, por favor hermano”

Mi hija levantó una pierna ofreciendo sus agujeros. Pepe le tocó, estaba chorreando. Mi hijo , tumbado le mojó con sus propios jugos del coño el culo porque no quería metérsela en la vagina para no hacer daño al bebé. Se la ensartó en el ojete y se la estuvo jodiendo por ahí un rato. Isa se corrió y mi hijo siguió dándole por culo.

De nuevo la calentó. Isa se incorporó y sin hacer caso a su hermano se puso a horcajadas sobre él hincándose la polla en su dilatado higo.

Pepe: No, que te vas a hacer daño!

Isa: no, necesito una polla en el coño, me ha venido una contracción muy fuerte y me puesto cachonda perdida. Córrete en mis entrañas, que lo primero que vea mi niño al salir sea semen. Ay, que digo, que caliente estoy Pepe. Follame guarro.

Mi hijo se dejó llevar por la calentura y su hermana lo cabalgaba muy fuerte mientras su marido y yo observábamos la escena porno.

Al rato Isa dio un gemido enorme y se levantó sacándose la polla de su hermano.

Isa: Joder, creo que me estoy meando sin correrme.

Vimos como de su coño abierto brotaba como un grifo chorros de líquido. Pepe la cogió por las piernas y se puso debajo para que le echara todo encima de su pecho y cara.

Pepe: Quieta Isa, estás rompiendo fuentes, déjame recibir todo tu líquido amniótico.

Isa: Ay hermano, que guarro eres!

Pepe se duchó en aquel líquido caliente y viscoso. Olía como a sexo, parecía esperma. Lo dejó empapadito.

Mi hija se excito aun más y le puso el coño en la boca.

Isa: Cómetelo puerco.

Mi hijo guarro le chupó la almeja hasta que se corrió su hermana. Mi yerno fue a avisar al médico.

Cuando éste llegó ya se habían duchado mis hijos y se puso a reconocer a Isa.

Mi hija tenía contracciones cada 5 minutos. El doctor dijo que aun no había dilatado apenas pero que ya estaba de parto.

Isa: Doctor, ¿qué me pasa que cada vez que tengo una contracción y se me pasa el dolor me pongo como una burra?

Mariana: Es verdad, está caliente perdida, pirad que tiesa y gorda tiene la pipa.

Doctor: es un síndrome que a veces tienen las parturientas. Hasta que no paren no se quedan satisfechas y se corren varias veces durante la dilatación e incluso durante el expulsivo. Pero lo tuyo es único Isa, cada vez que tienes una contracción echas leche sin tocarte por la vagina y por las tetas.

Todo eso lo decía el médico mientras le movía la mano que tenía dentro de su coño chorreante. Isa alcanzó a su hermano que tenía al lado y se puso a comerle la picha mientras se corría de nuevo.

El doctor se fue y dejó al cargo a Diana. Todos nos aprovechamos de la situación. En pelotas nos pusimos mi yerno y yo a mamar sus tetas hinchadas y Diana de cerca vigilaba el estado de dilatación. Tan de cerca que se puso a comerle la concha jugosa.

Eran las seis de la mañana . Estuvo dilatando así durante cuatro horas en la habitación. Diana la reconocía de vez en cuando metiéndole toda la mano. Mientras los demás no dejábamos de magrearla. Pepe y su marido se corrieron en su boca y ella tragó golosamente sus lechadas.

Yo me pegué una pechada de  beber leche de las ubres de mi hija y una vez me corrí en su boca dándole de beber mis flujos abundantes.

El expulsivo:

A las diez de la mañana del domingo Diana dijo que ya estaba de 7 cms de dilatación, que la íbamos a trasladar a la sala de parto. Isa estaba exhausta. No hablaba, solo suspiraba y gemía. No había parado de correrse entre contracción y contracción y estaba agotada.

Nos fuimos todos con ella a la sala de parto . Todos con la bata verde pero sin nada de ropa debajo. Allí nos esperaba Juan, el médico primo de mi yerno.

Pusieron a Isa en una cama de parto con las piernas separadas e incorporada de tal manera que su coño y su culo quedaban al aire

Cada vez tenía las contracciones más fuertes y seguidas. Gritaba e dolor como una posesa pero la tía seguía corriéndose de vez en cuando. – “Nunca había visto algo así”. Dijo el médico

Juan y Diana estaban entre sus piernas trasteando sus bajos. Mi hijo y mi yerno a su lado derecho besándola y yo seguía prendida a uno de sus pezones lechosos magreandole los pechos.

En uno de sus empujes Isa dijo:

Isa: Quitaos que me meo!

Al contrario , el médico se amorró al chorro de orina que lanzaba mi hija bebiéndoselo todo. Estaba empalmado e hizo a su novia, la enfermera, que se agachara y se tragara su enorme cipotón hasta que se vació en la boca de la maciza Diana.

Isa: Ahgg, que me duele, pero me gusta!

Juan: Empuja, que ya estas de 12 cms de dilatación

Isa: Agua, quiero agua.

Juan: lo siento, ya no puedes beber pero estos dos caballeros pueden darte leche si son tan amables.

Sobre las once empezó a abrírsele el coño, pero por el ano se le estaban saliendo los pliegues que provocarían almorranas.

Juan: Pepe, es el momento, tapónale el culo ya!

Mi hijo se puso debajo de la cama de parto tendido en una camilla baja y con su polla gorda se la clavó en el ojete a su hermana. Empezando un movimiento lento.

Pedro y yo nos pusimos delante para ver el espectáculo. Fue alucinante. Isa empujaba y gritaba sobándose sus tetas que no paraban de echar leche.

Delante, el doctor le abría la vulva con las dos manos mientras la enfermera se echaba sobre la panza empujando hacia abajo.

Pepe no paraba de follarle el culo a su hermana. Veíamos perfectamente cómo su pollón entraba y salía del ojete mientras el coño se ponía cada vez más grande.

Juan: “Empuja, empuja, ya sale!

El marido de la parturienta de nuevo empalmado viendo como paria su mujer se puso detrás de mí y me la metió por el culo follandome mientras me sobaba mi chorreante conejo.

Isa dio un grito de miedo y empezó a lanzar chorros de líquidos poniéndonos a todos mojados y llenando las paredes de la sala. Aquello fue un orgasmo tremendo provocado por la expulsión de su nueva hija. El doctor se la sacó y mi hija se quedó sin sentido. En esos momentos mi hijo se vaciaba en su recto.

Diana mientras ayudaba, se masturbaba y yo y mi yerno nos corrimos viendo la dura escena.

Enseguida reanimaron a Isa dándole a su hija que se puso a mamarle rápidamente los sobados pezones echando leches.

Mientras la enfermera y el doctor le arreglaban el coño y el ano llenos de sangre.