La calentorra de mi hermana, cumple su promesa II

Por fin Jonas pierda la visrginidad con su hermana

Jonás estaba en una nube desde la noche que estuvo con Marta a solas, compartiendo los mayores placeres que hasta ese momento conocía su cuerpo.

Habían pasado un par de días y lo único que había ocurrido era que Jonás ya no espiaba a su hermana en el baño, la observaba con descaro mientras ella disfrutaba mostrando a su hermano lo que este quería ver, había una complicidad para la cual no era necesario mediar palabras, cuando Jonás se asomaba Marta se mostraba como a él le gustaba verla y también hay que decir como a ella le gustaba mostrarse.

Un día que Jonás se asomó a la ventana esperando ver a su hermana, su sorpresa fue mayúscula cuando vio que era su madre la que comenzaba a desnudarse. La primera reacción fue esconderse y volver a entrar en casa, pero la curiosidad y el morbo hicieron que volviera a asomarse con mucho cuidado de no verse sorprendido porque las consecuencias podrían ser fatales.

Jonás descubrió  a su madre en ropa interior cepillándose los dientes antes de darse un baño. Su madre tenía casi 45 años y él jamás se había fijado en ella como mujer, era su madre, y no tenía ningún otro tipo de concepto sobre ella. Ya ver a Marta como algo más que una hermana había sido difícil de asimilar, pero su madre, eso ya era demasiado pedir.

Pero allí seguía Jonás, viendo a su madre de lado en ropa interior, y la verdad era una mujer que se conservaba muy bien, trabajaba demasiado y eso hacía que se conservara en forma y no entrada en carnes como las madres de sus amigos.

Cuando se quitó el sujetador, Jonás comprendió el porque de las tetas de Marta, su madre tenía unos melones espectaculares, más grandes que los de su hija y con unos pezones mucho más marcados y oscuros, la gravedad empezaba a notarse algo, y comenzaban a colgar aunque eran lo suficientemente firmes para parecerle  maravillosos. Jonás cuando se dio cuenta se había empalmado viendo los pechos de su madre, y cuando esta se quitó las bragas blancas que llevaba no pudo resistir el meter una mano bajo su calzoncillo. Un espléndido culo y un coño con una generosa mata de pelo negro eran ahora el objetivo de su mirada indiscreta. Cuando su madre entró en la ducha Jonás no tentó más a la suerte y se fue para su habitación.

Camino de la misma se cruzó con su hermana.

-¿A donde vas tan deprisa? ¿Has visto un fantasma?

-Voy para mi habitación.

-Pero, pero... jaja ¿qué llevas ahí en el medio de las piernas? Como te mire mamá va a ver que andas empalmado, ¿no te llega con que te la vea una vez? Se te nota todo, o cambias de pantalones cortos o intenta no empalmarte a todas horas.

-No es para tanto.

-Que va, vasta cruzarse contigo para notarlo, pero tu mismo.Umm, me gusta que me espíes. Pero eres muy sigiloso, hoy ni he oído cuando has abierto la puerta.

-No te pases, que no te he estado espiando.

-¿Entonces a que se debe esa alegría?

-A nada, estoy en la edad y punto.

-Pues lo dicho, cambia de ropa que van a creer que eres un salido.

Jonás se fue para su habitación pero ya se le había bajado el calentón, aunque pensar de nuevo en su madre lo ponía cachondo. No sabía si era la mezcla del morbo con el miedo a ser descubierto, pero deseaba ver de nuevo a su madre. Bajó rápidamente de nuevo a la ventana pero era demasiado tarde, su madre ya estaba vestida. Pero ahora ya tenía un nuevo aliciente en su caluroso verano y estaba deseando ver de nuevo el cuerpo desnudo de su madre, una madurita de lo más hermosa.

Al día siguiente la ventana estaba cerrada, pero el próximo Jonás disfrutó de nuevo de su hermana aunque ya no era como al principio, la rutina había conseguido que ya no llegara a masturbarse, necesitaba algo más y ese algo era su madre que entró en el baño cuando su hermana salía. Era su día de suerte. Su madre se desnudó antes de preparar el baño, por lo que anduvo a sus anchas completamente desnuda ante los ojos de su hijo.

Cuando se agachaba sus enormes melones eran aun más apetitosos y cuando reguló el agua Jonás comía con los ojos su culo y su coño con unos grandes labios colorados en todo su esplendor, Jonás no aguantó y se la machacó más fuerte hasta conseguir eyacular. Se acababa de masturbar viendo a su madre, pero estaba deliciosa, menudas dos mujeres tenía en su casa, ya no se sentía indeciso estaba contento de poder disfrutarlas a su manera al menos.

Ya más relajado, siguió observándola y esperó a que saliera de la ducha, que mujer más hermosa pensó y seguro que muy poco aprovechada por su padre, que no le tenía mucha pinta de dar placer a su mujer. Pero se quitó el pensamiento de la cabeza, haber visto aquello ya era suficiente y ahora su próximo paso era follarse a su hermana, verla bailar desnuda ya no era suficiente, ella había dado los primeros pasos esta vez le tocaba a el mover ficha.

Esperaría al día siguiente a que sus padres se fueran. Se despertó muy temprano y esperó a oír salir el coche de su padre, eran las nueve de la mañana y Marta dormía plácidamente cuando entró sin hacer ruido en su habitación.

Allí estaba tumbada, tapada con la sabana, ajena a la presencia de Jonás, estaba preciosa dormida, pero Jonás no podía esperar más, la deseaba demasiado. Separó la sabana y comenzó a acariciar sus piernas, Marta se despertaba, y cuando vio a su hermano se sobresaltó.

-Pero..¿que haces tu aquí?

-No grites. Vengo a que termines lo que has empezado hace tiempo.

-Oye esto de venir aquí sin mi permiso ¿que te crees?

-No me creo nada, en su día fuiste tú a mi habitación e hiciste conmigo lo que quisiste. Y prometiste más, y hoy vengo yo aquí a por lo que me prometiste.

-Pero... no sé, creo que me entendiste mal. ¿No te llega con pajearte mientras me ves en el baño?

-No, no me llega, y a ti seguro que tampoco. Papá y mamá ya se han ido así que no te hagas la inocente.

Jonás metió una mano por debajo del pantalón corto del pijama y palpó el coño de su hermana por encima de las bragas, y luego la separó un poco y notó su carne tibia en la palma de su mano. Marta no hizo nada por retirarla, por lo que todo marchaba bien.

Jonás estaba más seguro que nunca y agarró a su herma por la cintura y le quitó la parte de abajo de su ropa.

-Quítate la camiseta quiero verte esas tetazas ricas.

-Tranquilito, no me agobies.

-Tranquilito nada, estoy muy caliente y quiero verte en pelotas ya, verte en el baño poniéndome caliente y no poder tocarte me mata.

-Está bien, ven aquí, túmbate a mi lado.

-¿Me desnudo?

-Si claro, yo también quiero poder disfrutar de las vistas. Y tienes razón, te mereces lo que has venido a buscar.

Jonás que ya estaba cachondo notó como su polla daba el último estirón y al sacarse el calzoncillo saltó como un resorte. Ver la cara de su hermana cuando se asomó aun lo puso más cachondo porque ella no pudo disimular su gusto al ver el pollón de su hermano.

Jonás se tumbó y su hermana comenzó a besarlo con ternura primero y luego con pasión, nunca había metido así la lengua en la boca de una mujer, su torpeza poco a poco fue mejorando y luego ya era pura pasión y sexo.

Las manos de ambos empezaron a moverse por sus cuerpos, eran dos hermanos completamente entregados  a la lujuria y el deseo.

Marta se puso encima y Jonás agarró sus nalgas con fuerza, mientras besaba su boca alternándolo con su cuello, hasta que bajó a sus tetas.

Volteó a su hermana y comenzó a lamerle los pechos como un poseso, y a tirar de sus pezones. Marta comenzaba a gemir, que su hermano la poseyera era algo que la ponía muy cachonda y la sensibilidad de sus pezones era algo contra lo que no podía luchar, ni quería hacerlo.

Poco a poco fue bajando de los pechos, pasando por su vientre hasta que empezó a besar su coño y cuando metió su lengua sintió que su hermana ya empezaba a estar húmeda, ese rico sabor lo hizo sentirse todavía mas seguro de que lo que hacia era bueno. Comía su coño y agarraba todo lo que podía, sus tetas , sus nalgas ... ambos gozaban.

-Tócame el clítoris.

-¿como..?

-Justo en la parte de arriba, es como un pequeño botón. Venga chúpame y tócame a la vez

-¿Así, esta bien?

-Si justo ahí, umm, lo haces muy bien, sigue sigue.

Jonás disfrutaba dando placer a su hermana, y por fin Marta comenzó  a gemir mas fuerte y a agarrarse con fuerza a las sábanas soltando la cabeza de Jonás, hasta que comenzó a convulsionar mientras Jonás sintió una corrida en su boca.

Marta se dejó llevar y se relajó.

-Te ha gustado, para ser la primera vez que lo hago en serio no está mal ¿verdad?

-Siii, me ha encantado, tienes mucho futuro.

-Es tu turno, chúpame la polla que quiero follarte.

-No tan deprisa, que vas muy lanzado.

-De hoy no pasa Marta, hoy te voy a follar. Te deseo y no puedo esperar más, y seguro que tú también lo quieres, no me digas que no.

-Chupartela ya me parece suficiente ¿no crees?

-No, no lo es, espero ...

-Está bien, pero espera (Marta buscó en el cajón de su mesilla y le dio a Jonás un preservativo). Imagino que no sabrás ponértelo, pero tranquilo que luego te lo pongo yo.

Jonás agarró a su hermana y puso su cabeza en su entrepierna. Marta empezó a chupar con fuerza, estaba excitada viendo que su hermano la dominaba, pero no podía admitirlo, aunque le encantaba ser su zorra.

-Vamos chupa, chúpamela guarra.

-Si dímelo, me gusta que me lo digan.

-Claro que te gusta, porque  eres una guarrilla y le estás comiendo la polla a tu hermano. Venga guarra chúpamela y tócame los huevos, quiero sentirme sobado por una zorra como tú.

-Ummm, siiii.- Marta se excitaba cada vez más, ver a su hermano así, nunca lo había imaginado y lo deseaba.

-Ponme el condón que quiero follarte antes de correrme.

Marta le puso el condón rápidamente.

-Caramba que práctica tienes, creo que no sé muchas cosas de ti, y que me gustaría que me contaras.

-Algo si que he ido aprendiendo- contestó Marta.

Jonás se tumbó en la cama y Marta se sentó sobre su polla erguida, un grito ahogado de placer escapó de su garganta.

-Caramba que larga la tienes, que arriba me llegas.

-¿Te gusta mi polla?

-Si, si, me encanta.

Marta empezó a moverse sobre la polla de su hermano que gozaba de cada segundo. El casi no hacía nada, y ella le llevó las manos a las tetas, que Jonás magreó con deseo.

-Vuelve a tocarme como hiciste antes.

Jonás pasó sus manos al coño de Marta y aprovechando el vaivén de su cuerpo puso el dedo pulgar de su mano derecha en el clítoris. Marta se movía hasta que se quedó medio parada y comenzó a morderse el labio inferior, de repente volvió a menearse más rápidamente y a chillar de placer.

Cuando su segundo orgasmo había concluido, se tumbo y abrió bien las piernas.

-Ven aquí machote, es tu turno, saca toda tu leche dentro de mi..

Jonás comenzó a bombear pero poco le duraron las embestidas porque comenzó a sentir que su leche subía. Ya era incontrolable y con unas breves sacudidas comenzó a correrse y gemir como una bestia, hasta que toda su leche terminó de salir.

Marta lo ayudó a salir con cuidado y le sacó el condón. Estaba mucho más relajado y ella lo limpió un poco y lo tumbo sobre su pecho, como a un cachorro dócil.

-¿Que, te ha gustado? - preguntó Marta

-Sí muchísimo.

-¿Era como pensabas?

-Mejor todavía, muchas gracias.

-De nada hombre, ¿para que están los hermanos?

-¿Y a ti te ha gustado?

-Mucho, tienes una buena polla, y te mueves bastante bien, tienes futuro jaja

-Ahora ya no me siento tan eufórico, perdona si he dicho algo que te molestara o si he sido muy brusco.

-No digas eso, cuando se está caliente y en acción se dicen y hacen cosas que luego no se comentan, ni se pide disculpas, son cosas de se momento y punto, se disfrutan a tope. Me encanta que me llamen zorra cuando follo, pero no pienso hablar más de ello, como decía son cosas que surgen.

Siguieron un buen rato abrazados,Jonás casi se queda dormido mientras su hermana le acariciaba la cabeza.

-Jonás.

-¿Si, dime?

-¿Que te ha parecido mamá?

Jonás saltó como un resorte y miró mitad asustado mitad avergonzado a Marta.

-¿Que dices? ¿me estabas espiando?

-No.

-Entonces ¿como lo sabes?, si, si me estabas espiando.

-No eres tan cuidadoso como crees.

-No sé que quieres decir.

-Me lo ha dicho ella.

-Mientes no puede ser.

-Me dijo que te había dado unas muy buenas vistas de su cuerpo, y que le gustaría saber que te había parecido.

Jonás estaba sin palabras, pero eso es otra historia.