La calentorra de mi hermana, cumple su promesa

Parecía que no llegaba el momento, pero llegó y mereció la pena. Mi hermana sabe sacar lo mejor de mi.

Jonás no durmió en toda la noche pensando en lo ocurrido aquella tarde. La imagen de su hermana Marta completamente desnuda acariciando los labios de su coño y magreándose las tetas lo ponía a cien, y provocaba que la erección no cesara en ningún momento y que la punta de su polla no dejara de estar húmeda. A media noche no pudo más y se masturbó a conciencia, pensando en lo que podría depararle el nuevo día. Nunca había pasado de darse un beso con alguna chica de su edad y tocar un pecho por encima de la ropa o acariciar una nalga por encima de las bragas ya era un premio pocas veces conquistado.

Además su hermana ya no era una de esas niñas, aunque no era mucho mayor que ellas, ya poseía un cuerpo de mujer, con unas grandes tetas, un culo exquisito y ahora un chochito con una pela muy apetecible.

Amaneció y Jonás madrugó, se fue a hacer un poco de deporte a la playa, quería bajar un poco su calentura y nada como correr por la mañana y un chapuzón en las aguas frías de una bonita playa del norte.

Cuando llegó a casa aun nadie se había levantado, era Sábado y todos aprovechaban para descansar más de lo habitual. Se dio una ducha y se puso ropa cómoda. Cuando salía de su habitación salía Marta de la suya camino al baño.

-Buenos días hermanito.-dijo con una sonrisa picarona.

-Buenos días Marta.

-Que madrugador ¿por algo en especial? - y cuando pasaba por su lado con la palma de su mano rozó su entrepierna, llegando a notar su polla.

-No tenía sueño y hace muy buen día.

Jonás siguió caminando, y le pareció oír una risilla de Marta. Evidentemente ya iba completamente empalmado. Menos mal que no había nadie en la cocina porque a lo mejor lo de la ropa cómoda no había sido buena, pensó que mejor sería ponerse unos vaqueros, para disimular sus continuas erecciones.

Cuando estaba desayunando llegaron sus padres y luego Marta. Como se había puesto la muy golfa, pantalón vaquero cortado por debajo del culo y camiseta de tirantes blanca, que realzaba sus grandes tetas y translucía el bikini naranja que llevaba por debajo.

Jonás no podía ni levantarse de la silla, se estaba poniendo enfermo, no podía ni mirar para ella.

-Y tú ¿a donde vas así?- preguntó su padre.

-Voy a la playa con las amigas

-Pues ya podías llevar algo que tapara más, que aun no estás en la playa.

-Venga papi, no seas antiguo, que ahora las chicas se visten así. Bueno me voy yendo que quiero volver pronto. Pasarlo bien y saludar a los tíos.

Los padres de Jonás tenían una comida en casa de un hermano y él había pensado que Marta se quedaría en casa, pero ya vio que lo había puesto cachondo pero que se iba y lo dejaba con el calentón.

Cuando Marta se fue, se le fue pasando y pudo abandonar la mesa sin tener que tapar nada.

Sus padres se fueron y él bajó hasta el pueblo a dar una vuelta. Se tomó algo y se fue a casa a la hora de comer.

Cuando llegó a casa ya estaba su hermana, que llevaba los mismos pantalones y la camiseta, pero sin el bikini, por lo que se le notaban de forma notable sus oscuros pezones.

-Hola hermanito ¿qué tal?

-Bien, vengo de tomar algo.- dijo casi tartamudeando.

-¿Que pasa hombre, has visto un fantasma?

-No te hagas la loca.

-¿Quién yo?

-Joder Marta me llevas provocando todo el día.

-Lo que pasa es que estas salido hermano. Tienes que relajarte. Venga vamos a hacer la comida que tengo prisa que he quedado.

-Te vas otra vez ¿a donde?

-Vamos a bajar de nuevo a la playa, hay que aprovechar estos días buenos que aquí ya sabes que no abundan.

-Si claro haces bien.-Jonás no sabía que decirle, habían quedado en pasarlo bien, aprovechando la ausencia de sus padres, ella parecía no recordarlo y él no quería insistir, acaba de llamarlo salido y no quería parecer que estaba desesperado.

Jonás ya no sabía si eran imaginaciones suyas o realmente Marta se estaba comportando como una calentorra. Mientras hacia la comida, cuando probaba se chupaba los dedos, se agachaba con su culo en pompa bien marcadito y se meneaba por toda la cocina. Mientras Jonás que leía una revista sentado a la mesa no se perdía detalle y su polla ya no cabía en su calzoncillo.

-Umm que buena está, me está quedando una salsa buenísima. ¿Quieres probar?- y puso un poco en la cuchara y se agachó para dar a probar a Jonás mostrando todo lo que podía las tetas.

Luego cuando comía los espagueti, otro espectáculo más, que sí lengua por aquí y por allá. No había duda Marta se estaba comportando como una calientapollas, y Jonás tampoco quería perder eso, pero necesitaba más, ese día no podía ser un día más.

Acabaron de comer y una vez limpio todo, Marta dijo que se iba a cambiar para ir a la playa. Se fue a la habitación y dejó la puerta abierta. Cuando oyó que se acercaba Jonás camino de su habitación, se sacó la camiseta dejando sus melones libres y luego poco a poco se sacó el resto de la ropa, cuando se iba a dar la vuelta Jonás ya había pasado.

-Hermanito ven aquí-gritó.

-No quiero que me llames hermanito, lo sabes muy bien.

-Ven aquí hombrecito, venga no me hagas esperar.

Cuando Jonás llegó se la encontró de frente completamente desnuda. La erección no se hizo esperar, y se quedó boquiabierto.

-Bueno, te iba a preguntar que tal, pero veo que ya no hace falta, jajaja Pero dime ¿qué te parezco?

-Joder, estás buenísima.

-Hombre, podías ser un poco más preciso ¿no? No tan vulgar. A ver vamos por partes ¿qué tal esto? - Y se agarró las tetas con las dos manos

-Preciosas, tienes unas tetas increíbles, grandes, muy firmes y con unos pezones enormes, me encantan.

-Bien, vas mejorando. ¿Y que tal mi culo? - preguntó mientras se ponía de espaldas y se agachaba.

-Igual o mejor que las tetas, me pongo enfermo con mirarlo, que redondito y duro, y me encanta verte el chocho desde atrás..

-No te adelantes fierecilla- y se sentó en la cama y separó un poco sus labios con los dedos. Ahora si ya puedes opinar, ¿qué te parece?

-Buff, nunca he visto uno tan cerca, pero se ve precioso y bastante grande, ¿puedo tocarlo?

-Ahora no que tengo prisa, pero no desesperes que si llego pronto de la playa igual dejo que lo toques un poquito.

Marta salió desnuda de la habitación y al pasar al lado de Jonás le  acarició el bulto de la polla y le pasó un dedo por la mejilla. Ni hay que decir lo que tardó Jonás en irse al baño y machacársela a gusto hasta estallar en una corrida la mar de placentera. Pero necesitaba algo más, Marta estaba jugando con él.

No es que no le gustara, es más de lo que podría haber imaginado nunca, y no podía arriesgarse a perder eso, menos era nada. Hacía semanas que ni la había visto desnuda y eso era todavía mejor que la ventana.

Pasó la tarde haciendo cosas para que el tiempo pasara lo más rápido posible, cortó la hierba, quitó malas hierbas del huerto, podó los setos, vamos que sus padres sin saberlo iban a agradecer el calentón de sus hijos.

Cuando ya no podía más se tomó un refresco y se fue a duchar.

Cuando se estaba secando oyó que la puerta de casa se abría, no se puso nada, era su turno de mostrar a Marta todo su armamento,  y salió a su encuentro, ya con la polla empinada, como no podía ser de otra forma.

Cual fue su sorpresa cuando se encuentra de frente con su madre, completamente desnudo y empalmado, su madre se lo quedó mirando, inmóvil, evidentemente no se esperaba la escena.

-Pe..pe..pero tú a donde vas así, anda pasa para tu cuarto.

-Perdón, mamá no sabía que hubiera nadie en casa, imaginé que tardaríais más.- llegó a decir Jonás, rojo como un tomate y ya con la polla más flácida del susto.

El pobre chaval no sabía donde meterse, menuda situación. Ahora si que se le había pasado de golpe el calentón pensando en lo que le diría su padre, le quitaba hasta las ganas de cenar a pesar de lo que había trabajado.

Su madre avisó para la cena y cuando llegó a la cocina su padre lo llamó. Ya estaba el problema a la vista.

-Ya me lo ha contado tu madre.

-Bueno, ... no sé, ....... perdón ....

-¿Pero de que hablas chaval? Muy buen trabajo, has dejado el jardín como todo un profesional.

-Ah, si claro,... gracias papá.

Su madre lo miró y le sonrió, menudo mal rato había pasado.

-Mamá a mi me contó otra cosa- le dijo Marta al oído mientras le sonreía maliciosamente. Te faltaba regar para andar con la manguera por casa.

La cena transcurrió con normalidad y poco a poco la gente se fue yendo para su habitación. Jonás estaba desvelado, demasiadas emociones y sustos para un sólo día.

Ya habían pasado un par de horas cuando la puerta de su habitación se abrió, cuando se giró vio que era Marta.

-¿Tu que haces aquí, quieres que me maten?

-Oye, oye, ¿porqué van a matarte? Somos dos hermanos que van a hablar, ¿por que eres tan cagado? Además papá y mamá duermen abajo, ni se enteran de lo que ocurre arriba. Pero bueno, si molesto me voy, buenas noches

-No mujer, no, no te vayas ¿qué querías?

-Nada, comentar que me ha dicho mamá que andabas con la polla en todo su esplendor por ahí suelta  jaja, ya te vale. Estás jamao.

-Pensé... bueno es igual.

-No hombre, dime, ¿querías darme una sorpresa?

-Pues si, quería, llevas todo el día poniéndome burro. Y pensaba que eras tú la que había llegado.

-Umm, entonces habrá que remediarlo ¿no?

-Eso llevo esperando desde ayer, pero tú pasas de mí.

Marta se quitó la camisola que llevaba quedándose en bragas

-Venga, dame esa mano, que lo estás deseando- y cogió la mano de Jonás llevándosela a un pecho, y moviéndola.

-Bueno creo que ya sabes tu solito ¿no?

-Sí claro.

-Pues venga todita para ti, que te lo mereces.

-Me encanta tocarte, que piel más suave tienes.

-Vamos sóbame también la otra.

-Sii, me encantan tus tetas ¿puedo tirar de tus pezones?

-Claro, me encanta que se pongan duros.

-¿Te gusta lo que hace tu "hermanito"?-Jonás empezaba a coger confianza. No había estado así con mujeres pero de lo oído a los chicos mayores, cuando contaban sus historias, sabía más o menos que hacer.

-Claro, hermanito sóbame bien las tetas.

Jonás magreaba encantado las hermosas y grandes tetas de su hermana, una mano no llegaba para abarcarla, pero las apretaba y recorría sin parar.

-Quiero chupártelas ¿puedo?.

-Deja de pedir todo y toca todo lo que desees, hoy este cuerpo es para ti.- Marta se tumbó en cama a la merced de su hermano.

Jonás sobaba sus tetas y comenzó a tirar de los pezones que se iban poniendo duros. Empezó a chuparlos y tirar con su boca y a sentir lo largos que se ponían en sus labios.

Marta se empezó a bajar las bragas y cogió una mano de Jonás que puso sobre su vello púbico.

-Venga, ¿a qué nunca le has tocado el chochito a tus amigas?

Jonás ni contesto y empezó a tocarlo con sus dedos sintiendo la  humedad de Marta, que empezaba a gemir de gusto.

Después de un rato Marta empezó a temblar y a morderse el labio inferior de su boca entreabierta, para no gritar del placer que le estaba dando su hermano. Terminando su orgasmo con un bufido de placer.

-Vamos es tu turno, saca esa polla, que no sólo se la vas a mostrar a mamá, ahora yo soy tu mami y quiero agarrar tu pija

Jonás no tardó en sacar su polla completamente tiesa y Marta se apresuró a agarrarla con su mano derecha, y empezó a bombear arriba y abajo, mientras con la izquierda masajeaba sus huevos.

Tumbado no podía más que jadear y repetir que le encantaba.

No tardó más de un minuto en convulsionar y correrse de nuevo como si fuera la primera del día.

-Caramba hermanito, cuanta leche, y no creo que sea la primera del día. Estás hecho un campeón.

-Quería durar más, lo siento, pero es  que .....

-No te preocupes, que mami, sabe como conseguir más leche fresca.

Marta se la limpió un poco y se la metió en la boca. En poco tiempo la polla de Jonás volvía a dar señales de vida y comenzaba a crecer de nuevo.

Mientras le comía la polla, sobaba sus huevos y sus nalgas, eso hacía que Jonás enloqueciera.

-Ummm, que polla más rica tienes, me encanta que recuperes tan rápido, eres una fiera hermanito.

-Es que lo haces muy bien, ¿no es  la primera vez verdad?

-Jajaja, claro que no, creo que tienes un concepto equivocado de tu hermanita. Alguna más he chupado

Pero he de reconocer que es de las buenas, tienes una polla muy grande y muy rica. Tus amiguitas lo van a pasar muy bien, y yo por supuesto que también. Te voy a enseñar muchas cosas de utilidad.

Jonás con esto ya no pudo más y volvió a correrse, esta vez con menos intensidad.

-Esto es genial, que maravilla. Gracias Marta.

-De nada hombre, esto no ha hecho más que empezar, vigila tu puerta,  cualquier día entro de nuevo y ya no sé que podría hacerte. Ve pensando tu algo. Y le dio un beso en la frente.

Marta se marchó y Jonás tardó en dormirse, no podía olvidar todo lo que había sucedido.

Era difícil hacerlo, incluso le salió una media sonrisa cuando recordó la escena con su madre, pero eso ahora ya era una mera anecdota. Se sentía el hombre mas afortunado del mundo, que placer le había dado su hermana. Iba a ser difícil la convivencia con la atracción que sentía hacia ella, pero merecía la pena esforzarse por disimular sus calenturas si luego obtenía una compensación.

Ahora tocaba esperar.