La caída del amo

Con la visita sorpreciva de una ex-esclava, el amo vislumbra el infierno.

La caída del amo.

En el medio de una sesión con una nueva esclava sonó el timbre. Me enfureció ya que me gusta amoldar a mis nuevas esclavas con crueldad y sin interrupción. Y como a este lugar solo vienen mis esclavas me dirigí a la puerta furioso preparado para darle la golpiza de su vida a la perra miserable que allá venido sin que la llame.

Pero al abrir la puerta ciego de ira, un revolver me apuntaba a la cabeza, parado en seco sentí miedo por primera vez en mi vida. Al ver la figura detrás del revolver el miedo se incremento, yo el implacable domador de esclavas sentí la humillación de estar bajo el control de una mujer.

Un golpe certero en mi nariz con la culata del revolver me tiro al suelo, mientras veía mi sangre avanzar sobre el parquet sentí una como una sucia suela apretaba mi cara contra el suelo.

La puerta se cerro detrás de mí, y mis manos fueron esposadas a mi espalda.

_Ahora me voy a encargar de tu esclava._dijo la mujer detrás del revolver, y mi sangre se helo al reconocer la voz, desde mi posición en el suelo solo podía ver sus impecables botas de charol negro, pero no me cabía duda que esa voz era de una antigua esclava.

Mi mente se remonto atrás en el tiempo, vi la misma puerta que ahora estaba a mis espaldas hace cinco años, vi a la jovencita que pedía ser disciplinada. Algo en su interior la consumía necesitaba del dolor como del aire.

Me recuerdo aplicando los peores castigos imaginables, mi cara desfigurada por el sadismo viéndola retorcerse de dolor y placer, la recuerdo atada penetrada por todos sus agujeros, su cuerpo cubierto de semen, sus ojos bañados en lagrimas.

Recordé también la noche que pase el limite, grito su palabra de seguridad con un dolor que nunca había sentido, mi ser ardiendo de placer no detuvo la tortura, ella se desmayó.

Al otro día cuando desperté ya no estaba, nunca mas supe nada de ella.

Y ahora estaba allí, "Ahora me voy a encargar de tu esclava". Recordé a la novata, estaba atada a la cruz con los ojos vendados, esperando mi regreso.

De repente un grito corto el silencio de la casa. Una mano enguantada de cuero negro apretaba un pecho indefenso, con odio y satisfacción.

La esclava sintió miedo.

_Amo por favor pare.

_No soy tu amo._dijo la dama del revolver susurrando en su oído_ desde ahora soy tu ama, y conmigo descubrirás el verdadero dolor.

La piel de la esclava temblaba de miedo y excitación, totalmente expuesta y sin ver nada, solo sentía el tacto del cuero apretando con placer su pecho, de repente el dolor seso, la esclava se sintió frustrada quería mas, pero solo recibió el sonido de las botas alejándose de ella. Así, desnuda, atada y vendada quedo por horas intentando por todos los medios tocar o aunque sea rozar su vagina contra algo.

Después del grito el silencio reino de nuevo, me pregunte que estaría pasando en la sala de torturas, ¿qué le estaría haciendo esa perra a mi esclava nueva?.

En eso sentí que los pasos de las botas regresaban, las vi venir hacia mí, brillantes y hermosas, quedaron quietas frente a mis ojos y con odio una de ellas me golpeo la cara. Con la vista nublada sentí llegar sus palabras a mí confundido cerebro.

_¿Te acordas de mí, "amo"?_ el marcado tono burlón de la ultima palabra golpeo mi ego y quebró el orgullo que todo amo debe poseer. Nadie jamás se había atrevido a semejante falta de respeto.

_¡Claro perra!, seguís siendo la misma puta viciosa que dome hace años._ dije tratando de recuperar un poco de poder.

Ella se rió y se sentó tranquilamente en el sillón que estaba frente a mí, puso la suela de su bota sobre mi mejilla y se recostó en el con aire relajado, la sonrisa de satisfacción revelaba el placer que le producía tener el control.

En ese momento pude verla de cuerpo completo, seguía teniendo esa particular belleza que me encantaba someter, pero ahora tenia un aire mucho más perturbador, no solo por su vestimenta, botas de charol, un gran tapado de cuero, guantes también de cuero, toda de negro en contraste con su piel blanca y su cabellera rubia, tampoco era por el arma que apuntaba a mi cabeza. Era algo en su rostro y en su postura, algo en el tono de voz y en las palabras, hasta en su risa, se notaba a la legua que no era una mujer que se deje dominar, ahora emanaba un fuerza leonina, un aura dominante y perversa.

_Esa boca ya no ruge como antes._ me dijo burlona_ La piedad con que tratas a tus esclavas lo demuestra, te estas poniendo viejo.

Quise replicar pero tapo mi boca con su bota.

_Si queres hablar primero vas a tener que lamer.

Mis ojos le dijeron que eso nunca iba a pasar. Se rió y con su bota empujo mi cara antes de sacarla de mi boca y volverla a posar sobre mi mejilla.

_Si quisiera te pondría a lamer mis botas hasta que se te gaste la lengua. Pero ya habrá tiempo para domesticarte, y créeme que lo haré con gusto.

Pero primero me parece importante que sepas porque estoy aquí, y porque voy a convertir tu vida en un infierno.

Hasta que te encontré mi vida carecía de sentido, sentía un vació enorme adentro mío que no podía llenar con nada. El sexo me resultaba insípido, todo era tan pulcro y delicado. En las noches me auto-flagelaba y me masturbaba imaginando a alguien que llegaba y me violaba, con violencia y sin compasión.

Después de un tiempo necesitaba cada vez mas dolor para llegar al orgasmo.

Empecé a vender mi cuerpo, no porque lo necesitara, solo para sentirme usada, algunos clientes me golpeaban y era con ellos con los únicos que llegaba a tener algún orgasmo.

Así estuve varios años, pero no me sentía totalmente satisfecha, necesitaba algo más.

Después de algunas investigaciones por fin di con tu dirección. Me presente en esta casa, sin saber como eras, con algunas vagas referencias de lo que hacías, pero ya completamente entregada.

Cuando después de horas de sesión, me encontré toda dolorida y sintiéndome totalmente vejada, sentía que era la cosa mas baja del mundo, me sentía nada. Y te veía tan imponente, tan superior. En ese momento me enamore. Y te considere la persona más importante del mundo por mucho tiempo.

En mi cabeza nuestra relación era única, yo era tu esclava y jamás se me hubiera cruzado por la cabeza desobedecerte, estaba orgullosa de ser tu esclava, y me sentía protegida por serlo.

Pero para vos yo no era nada, mi devoción hacia ti no significaba nada.

Lo comprobé aquella noche, tus latigazos me habían dejado maltrecha, con la espalda en carne viva, yo lloraba de dolor, y vos sonreías. Tiraste sal sobre mi espalda, y mientras me penetrabas y me cortabas con tu navaja. Grite mi palabra de seguridad, pero me tapaste la boca y luego comenzaste a ahorcarme, con desesperación sentí que el mundo desaparecía.

Al otro día me encontré bajo tu cuerpo, en tu cara dormida se veía una sonrisa de león sádico. Con cuidado me escabullí por debajo tuyo y escape.

Mientras me alejaba de la casa sentía mi corazón quebrarse, y un dolor como nunca había sentido rompía mi alma.

Nunca volví a ser la misma.

No pudiendo volver a mi casa, empecé con la prostitucion de nuevo, pero si antes era por la sensación de ser usada ahora era solo por la plata, me daba asco ser poseída de esa forma, y sentirme solo un objeto.

Hasta que un día un pequeño hombrecito solicito mis servicios, con la apatía habitual fuimos a un motel donde empezó la rutina de siempre, pero cuando el hombrecito estaba por acabar me tomo del cuello y empezó a estrangularme. En ese momento todo el odio que tenia acumulado afloro, el odio hacia vos por tu traición, el odio hacia cada uno de mis clientes y el odio a esa piltrafa que pretendía ahorcarme.

Le golpe la cara con todas mis fuerzas tirandolo al suelo, me arroje sobre él con una furia ciega y comencé a ahorcarlo, lo vi ponerse violeta, y suplicar con la voz ahogada, lo solté a ultimo momento, sin darle tiempo a que se reponga lo ate a la cama.

Me puse sobre él, tome uno de mis zapatos y lo golpee en la cara con el.

_¡ASÍ QUE EL PEQUEÑO HOMBRECITO ME QUERIA AHORCAR!.

Le grite con una furia desconocida y lo golpe nuevamente.

_¡EL PATETICO HOMBRECITO QUERIA SENTIRCE HOMBRE!

Dos golpes mas con el zapato desprendieron lagrimas de sus ojos. Esto lejos de inspirarme piedad me motivo aun más.

_¡AHORA EL HOMBRECITO VA A RECIBIR SU CASTIGO!

Tres golpes y la sangre llenó su cara. ¡El hijo de puta tenia la cara deshecha pero estaba empalmado!, así que lo cabalgué mientras golpeaba su cara sin piedad. Sus llantos me producían un extraño placer, y verlo tan desprotegido me daba una exquisita sensación de poder.

Con cada lamento, con cada golpe la excitación fue creciendo, un orgasmo bestial invadió mi cuerpo, llenando mi ser, curando mi alma.

Cuando el orgasmo ceso dejando mi cuerpo purificado, ya no era la misma.

Vi la cara del desgraciado hinchada y llena de sangre, me dio gusto saber que yo lo había lastimado. Sonreí y me senté en su cara, sentía como se retorcía por respirar. Viendo que tenia su vida en mis manos la sensación de poder se incremento, orine su cara y me levante, ¿podes creer que seguía empalmado?. Con toda la tranquilidad del mundo, me bañe y me vestí, tome toda la plata que había en su billetera y cuando estaba por irme y dejarlo ahí atado.

_Por favor, no te vayas._ su voz apagada y triste me hizo sonreír.

_¿Queres que te siga pegando imbecil?_ le dije burlona.

_Hace lo que quieras, solo déjame servirte, estar con vos, ser tu esclavo._ahora su voz era clara y firme, como haciendo un pedido muy importante, pero con un tono de suplica.

En mi cabeza se desato una tormenta, sentía las sensaciones que recién había experimentado, atacarme e invitarme. La palabra esclavo resonaba trayendo imágenes de tus vejaciones, me vi como un ama, poderosa e implacable, como tu. Y vi a esta puerco bajo mi poder, sufriendo lo inimaginable, como yo.

Me vi golpeándolo y cabalgándolo como recién, me vi humillándolo.

Mi corazón y mi alma me decían que eso era lo que necesitaba, que eso era lo que yo era.

Esa noche, hace dos años, en un mugroso cuarto de motel, me convertí en lo que ahora soy.

El hombrecito me llevo a su casa, y desde ese día soy la dueña de su vida.

Redecore la casa según mi nuevo ser, oscuro y perverso, ahora es mi reino, y todo el que allí entra se debe arrodillar ante mí.

El hombrecito es ingeniero y por ordenes mías pidió a su empresa que lo dejen trabajar en casa.

Vive desnudo y jamás sale, una capucha de cuero cubre su cabeza, solo se ven sus ojos, una correa en el cuello, grilletes mantienen unidos sus manos y pies.

Desde que asumí mi papel como su dueña procuro hacer cada día de su vida un infierno. La casa parece un gran calabozo, sin luz natural, piedra y hierro por doquier.

El hombrecito vive asustado porque sabe que no me importa su vida, se desvive por cumplir cada capricho y aun así lo castigo severamente cada vez que me place.

Soy una sombra tirana que cubre su vida.

En estos años e ido mas lejos de lo que jamás imagine.

Además de entrenarme todos los días en diferentes estilos de combate y mantener mi cuerpo en perfecta forma, e refinado mis habilidades de tortura hasta convertirlas en un arte exquisito. Te aseguro que nadie puede hacerte sufrir más que yo. También desarrollé un fetiche por la ropa de cuero, adoro lo poderosa que me hace sentir, y como obnubila a los hombres cuando me ven.

_Lo que me trae aquí. No vine solo para vengarme como podrías pensar.

Eres el amo más duro, jamás nadie se atrevió a desafiarte. Y no solo entre tus esclavas, incluso las amas mas duras te temen y los amos te respetan.

Vine a quebrarte, a convertirte en el más sumiso de los esclavos. Voy a exhibirte como un trofeo, con una cadena sujetando tu cuello, arrastrándote para besar mis botas, suplicando mi misericordia._ hizo una larga pausa, sus ojos brillaban mirando el infinito._ Ahora voy a soltarte, como veras el arma no esta cargada._ dijo mientras me mostraba el cargador vació._ Así que supongo que me iras a atacar._ menciono estas palabras con una enorme sonrisa en el rostro.

Dejo las llaves de las esposas en mi mano y me observo parada a unos metros como me liberaba.

Me pare sintiendo la furia recorrer mi cuerpo, esta perra iba a recibir la paliza de su vida. Yo era un hombre de un metro noventa, y ella una mujer de un metro setenta, se iba a arrepentir durante toda su triste vida.

Me abalance sobre ella decidido a terminar esto pronto, pero ágilmente me esquivo y golpeo mi nuca con su codo. El golpe fue potente y me mareo por un momento. Me di vuelta y le lancé un puñetazo con todas mis fuerzas al rostro, ella lo paro sin problemas y me dio dos golpes, rápidos y contundentes, en la nariz, provocando que volviera a sangrar.

Estaba aturdido, no podía pensar con claridad, ella era muy rápida y estaba jugando con migo.

Desesperado comencé a lanzar golpes, pero ella los esquivaba y me golpeaba.

Con la vista completamente nublada, me sentía desorientado, escuchaba su risa y sus comentarios burlones. De repente, sin saber de donde venia una patada se clavo en mi estomago.

Caí pesadamente en el suelo, la vi avanzar sobre mí y poner su bota sobre mi cara.

_Lame mi bota y no te golpeare mas por hoy._ su voz serena me puso la piel de gallina, y la satisfacción que emanaba de su cara completo la humillación. Me vi vencido, física y mentalmente esta mujer me había vencido, logro que perdiera el control de la situación, me dio esperaza y seguridad para luego arrebatármelas violentamente.

Saque mi lengua lentamente y la posé sobre la sucia suela de su bota.

_¡Eso es mi perrito!. ¡Muy bien!._dijo con una sonrisa perversa.

Cada vez que mi lengua limpiaba una parte de su bota, sus ojos brillaban con malicia y placer. Esas miradas me hicieron temer mi futuro, revelaban que ella no era mas una mujer, era una criatura, parecida a un vampiro, pero en lugar de sangre, se alimentaba de dolor y humillación.

Después de tenerme un rato lamiendo su bota la retiro de mi cara y se encamino hacia la sala de torturas.

_¡Sígueme!_ me ordeno.

Ni siquiera volteo a ver si la obedecía, solo siguió caminando, y yo, fui tras ella.

Cuando llegue a la puerta, me tomo de los pelos y me arrojo violentamente al suelo.

Vi a mi esclava atada en la cruz, todavía retorciéndose por el fugas contacto con la dama.

_¿Amo esta ahí?, ¿que pasa?.

Al oír esto la dama camino furiosa hasta la cruz, le quito la venda de los ojos y tomo su cara violentamente.

_¡Ese!._ le dijo gritando y señalándome a mí_ Era el amo que te iba a esclavizar, pero ahora él es mi esclavo. ¡Mira su cara!, ¡¿ves la sangre?!, es la misma que hay en mis puños.

La esclava temblaba de miedo, sus ojos iban desde mi figura humillada en el suelo, hasta el puño de cuero manchado de sangre que la temible dama sostenía frente a su cara.

_¡No me hagas daño, por favor!._ susurro la esclava.

_¿No viniste precisamente a eso?.

_Solo quiero irme._ las lagrimas corrían por sus mejillas, miraba con terror el rostro de la dama. Esta se acerco lo suficiente para que su tapado de cuero rozara los pechos de su victima. Los pezones respondieron a la caricia poniéndose duros, el cuerpo de la esclava se estremeció. Con sus bocas separadas por pocos centímetros, sus cuerpos distanciados por el cuero, las dos mujeres quedaron suspendidas en el tiempo, perdida cada una en el rostro de la otra.

Yo veía la escena desde el suelo, las dos estaban absortas, era mi oportunidad de volver a tomar el control.

Lentamente me arrastre hacia ellas sigilosamente. En el momento en que me estoy parando, listo para dar un golpe demoledor, ya saboreando la victoria. La esclava grita "¡cuidado!", cuando levanto la vista, me encuentro con los temibles ojos de la dama brillando de furia.

Un golpe en la nuca me devuelve al suelo, inmediatamente siento un implacable taco golpear mi hombro, la bota sube y baja con violencia. Mis alaridos llenan la casa, la mujer sospecha algún hueso roto y se detiene.

_La primer lección que debes aprender. Nunca intentes revelarte._ me dijo con voz serena, ya habiendo descargado su ira sobre mi hombro.

Desde los bolsillos de su tapado saco su revolver y un cuchillo.

_Esta será tu única oportunidad de escapar. Elegí, o morís ahora._ dijo cargando el arma y apuntándola a mi cabeza_ o corto un dedo de tu mano.

Mi cuerpo temblaba, lagrimas corrieron por mis mejillas hasta mi boca semi-abierta.

Ella me miraba con placer, una sonrisa en sus labios que decía todo.

De haber sabido lo que me esperaba hubiera elegido el arma.

Guardo el revolver y escupió mi cara riendo.

Agarro mi dedo índice derecho, y comenzó a cortar la piel del nudillo lentamente. Con mi mano libre traté de detenerla, pero en un rápido movimiento cruzo mi cara con un tajo.

Aullando de dolor, revolcándome en el suelo, vi entre mi vista teñida de rojo, como me cortaba un dedo. Escuche la risa psicotica de la mujer que helaba mi sangre y ensombrecía mi corazón.

La vi erguirse, poderosa, sosteniendo mi dedo en su mano. Lo arrojo frente a mí y con su hermosa bota lo aplasto frente a mis ojos. Así se sello mi entrada al infierno.

Mientras mi dolor llenaba la casa de lamentos, la imponente dama, dueña absoluta de mi ser, se dirigió a la cruz, donde una impaciente esclava esperaba el regreso de la mujer de la que se había enamorado.

El suelo empapado de sangre, un hombre caído que llora su desgracia, una chica desnuda atada a la cruz, fundiéndose en un beso apasionado con la dama vestida de cuero.

Agradezco a los que comentaron mis anteriores relatos. Pido disculpas por la demora en volver a escribir y por no continuar con la serie "Crónicas".

Espero mas comentarios y criticas.

Gracias. Saverio.