La caída de Supergirl y IV: La transformación
Perdida toda esperanza, resignada ya a su destino, Supergirl asiste sorprendida a un nuevo giro que sus captores dan a su cautiverio.
Concluímos aquí, mis queridos lectores, esta original saga sobre las desventuras de Supergirl obra de Citizen Bane aparecida originalmente en inglés bajo el título de " Supergirl fallen " en la web BDSM Library allá por el año 2000. Gracias a todos por los comentarios y las valoraciones que han logrado, entre otras cosas, que dentro de un tiempo, aparezca en TODORELATOS una secuela de esta serie en la que veremos a una preocupada Batgirl tratando de conocer el destino de la desaparecida Supergirl.
IV. – La transformación
A Supergirl la dejaron descansar hasta el mediodía del día después de la maratoniana gang-bang en la que participaron todos los secuaces de Catwoman. Aun estaba muy débil cuando fue trasladada al laboratorio del Dr. Rancor.
¿Cómo está hoy nuestra Superputa? – saludo alegremente el doctor mientras la ataba a la mesa de pruebas.
B… bien, señor. – respondió sumisamente la joven heroína.
¡Bien! ¡Perfecto para la parte final de tu entrenamiento!
¿Parte final? Supergirl se asustó al oír esas palabras, pero no se atrevió a preguntarle nada al doctor. Como era ya costumbre, éste sujetó una batería de electrodos a sus pezones y labios vaginales. Normalmente también conectaba un electrodo a su clítoris, y entonces el doctor liberaba una serie de pulsos eléctricos para estimularla y comprobar su respuesta. Sin embargo, hoy era un extraño instrumento en forma de tubo lo que el doctor sujetó a su clítoris. Para asustarla aun más, el doctor le colocó una mordaza sobre la boca. “¿Va a dolerme esto?”, se preguntó aterrorizada.
¿Está lista? – preguntó Catwoman.
Sí, acércate a verlo. – respondió el Dr. Rancor.
Supergirl observaba con temor como el doctor encendía sus instrumentos. Inmediatamente comenzó a sentir como impulsos de placer recorrían sus pezones y su coño, pero éstos no eran nada comparado con lo que sentía ahora en su clítoris. Era una sensación de placer mil veces más intensa que cualquier otro placer sexual experimentado antes, y la sensación no hacía más que aumentar. Parecía como si su clítoris se expandiese, como si aumentase de tamaño. En cuestión de segundos la muchacha se corrió, y tras este intenso orgasmo siguió corriéndose hasta delirar, literalmente, de placer.
- ¡Mmmmmmmmmm! – gritaba tras su mordaza antes de perder la consciencia.
La muchacha comenzó, entonces, a tener un extraño sueño. Soñó que se había convertido en un hombre. No, no era eso… En su sueño le había crecido una polla, una polla como la de los hombres, una polla como la que ellos usaban para violarla día tras día. En su sueño, ella jugaba con la polla, acariciándola más y más rápido hasta que la cabeza de esa polla estallaba liberando su semen. Cuanto más semen disparaba, más y más crecía su polla. Entonces, para su horror, Supergirl veía que la polla, que medía ya varios metros de largo, se transformaba en una serpiente que la envolvía tratando de darle un beso…
Supergirl despertó, temblando y empapada de un sudor frío. Inmediatamente echó un vistazo a su entrepierna, dejando escapar un suspiro de alivio y, casi, una risita al comprobar que no había allí ninguna polla. Mientras se recuperaba del susto, oyó como se abría la puerta y entraban por ella Catwoman y sus secuaces.
Ah, veo que nuestra Superputa ya está preparada. – ronroneó Catwoman.
Me has estado vigilando, ¿verdad? Por eso sabías que ya estaba despierta. – dijo Supergirl.
¡Oh, wow, nuestra Superputa se ha dado cuenta de eso! – bromeó Catwoman. – Bueno, vamos a ver si también eres lo suficientemente inteligente para imaginar lo que está por suceder. ¡Preparadla!
Al oír estas palabras, dos guardias sacaron a Supergirl de su celda tirando de la correa. Después, la despojaron de ella, del collar y de los grilletes y la sujetaron, de pie, por los brazos.
Y dime, ¿cómo se siente nuestra Superputa después de su gran gang-bang? – preguntó Catwoman mientras jugaba con uno de los anillos que adornaban los pezones de Supergirl.
Estoy… estoy bien, señora. – respondió tímidamente Supergirl recordando su castigo por la insolencia de ayer.
Bueno, entonces estoy segura de que estarás lista para esto.
Supergirl jadeó de placer cuando Catwoman comenzó a acariciar sus pechos. Instantes después, una de las manos de Catwoman se abría paso hacia el coño de la superheroína. Supergirl cerró los ojos y se estremeció cuando Catwoman pasó suavemente la yema de sus dedos por sus anillados labios y lanzó un gemido cuando Catwoman encontró su clítoris y empezó a jugar con él.
Oh… oh… oh… - gemía cada vez más fuerte Supergirl. Sin embargo, una señal de alarma se encendió en su cabeza cuando sintió la misma sensación que había tenido antes en la mesa de examen, cuando sentía que su clítoris se expandía y se alargaba. Abriendo de nuevo los ojos, vio como su clítoris se alargaba.
¡Oh, Dios, nooooooooo! – gritó con horror al ver como su clítoris se hacía cada vez más y más grande en la mano de Catwoman.
El apéndice siguió creciendo hasta alcanzar unos veinte centímetros de longitud y más de dos centímetros y medio de diámetro. Su forma era exactamente igual a la de una polla de verdad, con una cabeza bien diferenciada y un pequeño orificio sobre ella.
- ¡Oh, no! – gritó consternada Supergirl. Su pesadilla se estaba haciendo realidad.
El clítoris gigantesco de Supergirl no solo creció en tamaño, sino que, en la misma proporción, su sensibilidad también había aumentado considerablemente. Ahora, cada toque de Catwoman se hacía casi insoportable.
Dime, ¿te gusta tu nuevo juguete? – preguntó Catwoman riendo. – El Dr. Rancor ha encontrado la forma de manipular el protoplasma de tu cuerpo. – explicó. – Y hemos decidido convertirte en el juguete sexual perfecto. Ya ves, ahora ya no necesitarás colocarte un arnés, ¿no es genial?
¡Oh, no, oh, no! – fue todo lo que Supergirl pudo decir en su actual estado de shock. Ansiaba liberarse, pero la debilidad se apoderó de ella cuando Catwoman continuó jugando con su “polla”.
¡Venga, veamos que puedes hacer con eso! – dijo Catwoman, y tras decir eso apretó la polla de Supergirl que lanzó un grito cuando alcanzó, al fin, un poderoso orgasmo.
¡Aaaaaaaaaah! –gritó cuando chorros de sus jugos salieron disparados de la cabeza de su pene, rociando el guante de Catwoman.
¡Sucia puta! – la regaño Catwoman riendo triunfalmente.
Supergirl seguía temblando tras el poderoso orgasmo alcanzado. Estaba demasiado débil para resistirse cuando los dos guardias que la sujetaban le echaron la cabeza hacia abajo y ella, obediente, lamió los jugos que manchaban el guante de Catwoman.
La muchacha comenzó a sollozar mientras lamía. Se sentía totalmente humillada. Se había convertido en una esclava sexual total, un juguete sexual real cuya única finalidad era la de dar y recibir placer, la de ser usada por cualquier persona y de cualquier forma que deseasen. ¿Cómo podría volver a ser una luchadora contra el crimen otra vez aunque se le ofreciese la oportunidad?
- ¿No estás contenta? – bromeó Catwoman. – No te preocupes, putita mía, voy a enseñarte un truco estupendo. Vamos chicos, echadle una mano a la puta.
Supergirl no tenía ni idea de lo que estaban haciendo cuando la sentaron en el suelo. No se resistió ni protestó. Estaba demasiado avergonzada para hablar. Sujetándola de los tobillos, dos hombres le separaron las piernas manteniéndoselas extendidas. Catwoman se acercó a ella y se arrodilló delante de ella. A continuación sujetó la polla de Supergirl con una mano y agarró la cabeza con la otra.
- ¡Noooooooo! – gritó Supergirl al darse cuenta de lo que pretendía Catwoman, pero los hombres la sujetaban con fuerza y no había nada que ella pudiese hacer para evitarlo. Con la ayuda de otro guardia, Catwoman logró doblar a Supergirl hacia delante hasta que los labios de la muchacha rozaron su propia polla.
Rápidamente, otros dos guardias se acercaron a ella y sujetaron una cadena a su cuello. Luego bajaron la cadena por su cuerpo, la pasaron entre sus piernas hasta la espalda y allí la sujetaron a las esposas que unían sus muñecas, obligando a Supergirl a mantener la postura.
¡No! ¡No lo haré! ¡No! – gritó Supergirl sacudiendo violentamente la cabeza. Sin embargo, su voz se debilitó cuando Catwoman comenzó a acariciar su pene suavemente. La sensación era abrumadora. - ¡Oh, no, por favor! – suplicó, pero incluso la sensación de su aliento sobre la cabeza de su ultrasensible clítoris-pene era demasiado para ella.
¡Chúpalo, puta! – dijo Catwoman dejando de acariciar su polla y tomando, en su lugar, su pecho derecho apretándolo con crueldad.
¡Aahhh…! ¡Aahhhh…! – gritó Supergirl mientras Catwoman seguía maltratando su pecho.
Al ver que Supergirl aun se resistía, Catwoman sacó una aguja hecha con aleación de Kriptonita y, poco a poco, empezó a clavarla en, la ahora magullada, mama de Supergirl.
¡Oooooohhh…! – gritó Supergirl ante ese dolor insoportable. - ¡Para! ¡Por favor! ¡Aaaaaargh! – suplicó.
¡Entonces hazlo! ¡Chúpatela, juguete sexual!
¡Ah… Ah…! ¡S… sí…! – aceptó Supergirl finalmente.
La muchacha aun seguía temblando de dolor después de que Catwoman le quitase la aguja. Sollozando y derrotada, sacó la lengua tímidamente. Cuando ésta toco la punta de su polla, todo su cuerpo tembló ante lo que sintió.
Hmmmm… - Supergirl no pudo evitar que se le escapase un gruñido de placer.
¡Sí, así se hace, puta! ¡Hazlo otra vez! – dijo Catwoman y Supergirl obedeció, lamiendo de nuevo su polla, pero esta vez dejando que la lengua recorriese toda su cabeza. La sensación era increíble.
Ahora ya no podía contenerse. Sin que Catwoman se lo ordenase, volvió a lamer de nuevo su polla, una y otra vez, pasando su lengua a lo largo de toda su longitud. No pasó mucho tiempo antes de que sintiese que estaba a punto de correrse y comenzó a lamer cada vez más rápido. Estaba totalmente ausente, ajena a la gente que la observaba, solo quería correrse. Y en cuestión de segundos se corrió, rociando toda su cara con sus fluidos.
Agotada, tras el poderoso orgasmo, Supergirl se dejó caer en el suelo sin aliento una vez que la desataron. Su clítoris se había reducido de nuevo a su tamaño normal. Al comprobar que ya estaba completamente domesticada, los guardias la dejaron en su celda sin esposar, solo encadenando su cuello a los barrotes.
- Descansa un poco, puta. – dijo Catwoman inclinándose hacia adelante y besando los labios, manchados de jugos, de Supergirl. – Mis chicos y yo vamos a visitar esta noche el Museo de Arte Metropolitano y te necesitaremos más tarde para la celebración. – añadió mientras se marchaba.
Supergirl quiso llorar de nuevo, pero estaba demasiado cansada para eso y, pronto, se quedó dormida.
Cuando despertó, su reloj biológico le indicó que ya era hora de cenar. Su cuerpo se anticipaba a la gang-bang que, usualmente, ocurría a esa hora. Empezó a moverse, a dar vueltas sobre el suelo de su celda. Para su vergüenza, deseaba en secreto que los secuaces de Catwoman la estuviesen monitorizando, se percatasen de que ya estaba despierta y viniesen a buscarla. Pero ni Catwoman ni sus secuaces aparecían por ningún lado. “Seguramente aun estarán robando en el museo de arte”, pensó Supergirl presa de la impaciencia.
Sin ser consciente de ello, sus manos se deslizaron hasta sus pechos y comenzó a masajearlos suavemente. Se avergonzaba de lo que estaba haciendo, de sus propias acciones, pero no podía controlar los dictados de su cuerpo. Apretó sus pechos cada vez con más fuerza, jugando también con los anillos de sus pezones.
- Oh… oh… - empezó a gemir suavemente.
Una de sus manos se deslizó por su cuerpo hasta su coño. Resistiendo la tentación de jugar con su clítoris, se contentó con rozar sus húmedos labios. Pero mientras los frotaba, cada vez más rápido, sentía a su palpitante clítoris pidiendo ser liberado. Al fin no pudo contenerse más y comenzó a acariciar suavemente su clítoris. Éste, inmediatamente se hizo visible y comenzó a crecer.
Jadeando, Supergirl observó su clítoris. “Está para dar todo tipo de placer”, las palabras de Catwoman resonaron en su mente. “Este es mi clítoris, el clítoris de un juguete sexual”, pensó Supergirl.
- ¡Soy un juguete sexual! – gritó para sí misma.
Cerrando los ojos, la muchacha se abandonó al placer y, agachándose, tomó la punta de la polla en su boca.
Inmediatamente, todo su cuerpo se estremeció ante las sensaciones que la recorrían. Poco a poco, Supergirl comenzó a mover la cabeza de arriba abajo mientras se chupaba su propia polla.
El Dr. Rancor sonrió mientras observaba la escena desde un monitor. “Espero que Catwoman vuelva pronto”, pensó. “Esta noche va a ser divertida…”