La caída de Supergirl II: La iniciación
Derrotada, sin sus poderes, Supergirl aun tiene esperanzas de luchar contra sus enemigos. Tan solo tiene que recuperar algo de fuerzas. ¿Pero podrá la determinación de Supergirl hacer frente a la malvada Catwoman y al Dr. Rancor?
II.- La iniciación
A Supergirl la despertaron los pasos de sus guardias de prisión. Trató de mover sus extremidades y se percató de que había recuperado algo de su fuerza. A pesar de que había perdido sus superpoderes, aun poseía la fuerza de una mujer joven bien entrenada. Tal vez encontrase una posibilidad de escapar, pensó. Los aros que perforaban su piel ya no le causaban tanto dolor como al principio, pero aun la molestaban haciendo que sus pezones se mantuviesen erguidos.
Sus esperanzas de huir desaparecieron cuando vio a los guardias. Había seis de ellos y no había forma de que ella pudiese con todos. Mentalmente se regañó a sí misma por haber confiado en el pasado tanto en sus superpoderes. Si conseguía salir de aquí se propuso practicar kick boxing. Si tan solo pudiera salir de allí…
Veo que ya estás despierta. – habló el jefe de los guardias. – Vamos a prepararte para tu primer día. Ven aquí, Superputa, hazme una mamada. – continuó diciendo el hombre acercándose a ella y tomándola por la correa.
¡No! – reaccionó instintivamente Supergirl tratando de echarse atrás.
¡Bien! ¡Resistencia! ¡Me gusta! – dijo riendo el hombre. - ¡Hey, chicos, vamos a probar nuestros nuevos juguetes!
En ese momento Supergirl se dio cuenta de que cada uno de ellos sostenía en sus manos una vara de aproximadamente un metro y cuarto rematada en su extremo con una aguja de aproximadamente tres centímetros de largo.
- Sí. – le dijo el hombre a Supergirl levantando su vara apuntándola con ella. – La aguja está hecha de tu material favorito, solo que esta vez, la aleación está mucho más enriquecida en Kriptonita. ¿Quieres probarla?
Supergirl mantenía la mirada fija en la aguja, tratando de evitar su contacto, cuando uno de los guardias, a traición, clavó su vara en el muslo de la muchacha.
- ¡Auchh! – gritó sacudida por el dolor. Como había dicho el jefe de los guardias, dolía mucho más.
Cogiéndola desprevenida, el líder se acercó a ella y clavó su vara en su pecho derecho, arrancándole un grito aún más fuerte. Tratando de evitar un nuevo ataque, Supergirl se ladeó hacia la izquierda, momento en el cual un tercer hombre hirió su brazo izquierdo. A continuación, otro pinchazo acertó en su nalga derecha.
- ¡Ohhh! ¡Ahgggg! ¡Ahhhh! – gritaba histérica Supergirl. Sin apenas poderse mover, con sus movimientos limitados por la correa, lo único que podía hacer era mover sus esposadas manos arriba y abajo tratando de proteger sus delicados pechos y su sexo mientras los hombres aprovechaban para pincharla en los brazos, la espalda, los muslos y las nalgas.
De cuando en cuando, alguno de sus torturadores se las arreglaba para dar una estocada en sus pechos, acto que era seguido por los aplausos de todo el equipo y por los aullidos de agonía de la joven superheroína.
Finalmente, Supergirl no pudo soportarlo más y cayó al suelo, acurrucada como un bebé, con la cabeza entre sus brazos, sin parar de gemir y retorcerse mientras los hombres continuaban con su tormento.
¡Ah! ¡Ah! Ahhhh! ¡Por favor! ¡Paren! ¡Por favor!
Entonces, - dijo riendo el líder - ¿estás dispuesta a cooperar?
S… sí… - respondió débilmente la muchacha.
¡Sí, señor! – corrigió el hombre dándole énfasis a sus palabras con un golpe en el muslo de la chica.
¡Ay! S… sí, señor. – repitió una derrotada Supergirl.
Ahora ponte a gatas. ¡Aquí!
Con la cabeza gacha, Supergirl obedeció y se arrastró por el suelo hasta quedar frente a él. El hombre se abrió la cremallera y, sacándose la polla, la metió entre los barrotes de la celda.
- ¡Chupa, puta!
Al ver que ella dudaba, de inmediato levantó su vara.
¡No, por favor! – suplicó Supergirl. Vacilante, la joven abrió la boca e introdujo entre sus labios la cabeza de aquella enorme polla.
¡He dicho que chupes! – gritó el hombre agarrando la cabeza de la chica atrayéndola hacia él.
Supergirl dejó escapar un grito ahogado cuando la polla se abrió paso hasta el fondo de su boca, notando a continuación arcadas cuando ésta golpeó la parte trasera de su garganta. Esto no pareció importarle al hombre que solo se preocupaba de guiar la cabeza de la mujer hacia atrás y adelante cada vez más rápido, sin parar, en cada momento, de hacer comentarios groseros.
- Asegúrate de que te tragas cada gota, puta. – dijo con voz ronca mientras se acercaba a su orgasmo. - ¡O te juro que lo lamentarás!
Entonces, empujando su miembro hasta el fondo de la boca de la muchacha, sosteniéndole inmóvil la cabeza, el hombre comenzó a correrse en la garganta de Supergirl. Después de que la obediente chica se lo hubiese tragado todo, el hombre sacó su verga de la boca de ella y la limpió frotándola contra las mejillas de Supergirl.
La superheroína repitió el proceso con el resto de los guardias que, cuando acabaron, la sacaron de la celda. Volvieron a esposarle las manos a la espalda y tirando de la correa, la hicieron subir las escaleras hasta una habitación grande donde la esperaban Catwoman y el Dr. Rancor.
- Buenos días, mi mascota. – ronroneó Catwoman. – Veo que ya has desayunado. – bromeó al notar los restos resecos de semen en la cara de Supergirl.
Ver de nuevo a Catwoman hizo que Supergirl fuese incapaz de contener su rabia.
¿Q… qué es lo que quieres de mi? ¡Malvada!
Hmmmmm… ¡Me gusta! – ronroneó Catwoman mientras se acercaba a la prisionera.
Instintivamente, Supergirl dio un paso atrás pero fue inmediatamente sujetada por dos de los guardias.
- Así que aun sigues desafiándome… - dijo Catwoman mientras agarraba el pezón derecho de Supergirl. - ¡Así disfrutaré más cuando al final te rompas!
Y diciendo esto retorció cruelmente el pezón de la joven que hizo apareciese en su cara una mueca de dolor.
Te pones muuuuuuy sexy cuando te enfadas… - ronroneó de nuevo Catwoman. - ¡Y mucho más cuando padeces dolor!
¡Oooow! ¡Eso duele! – gritó Supergirl cuando la villana retorció y tiró de su pezón haciendo que su pecho adquiriese forma cónica. Finalmente lo soltó y el pecho volvió a su posición.
No te preocupes, putita mía. – dijo amenazadoramente. - ¡El día no ha hecho más que empezar!
Supergirl luchó débilmente mientras los hombres sujetaban sus esposadas manos a una cadena que colgaba del techo. Después de hacerlo, los guardias ajustaron la longitud de la cadena de tal forma que los pies de Supergirl colgaban ahora a medio metro del suelo. La muchacha podía notar como su peso tiraba de sus brazos. Horrorizada, sus ojos se abrieron de par en par cuando Catwoman tomó un largo y amenazante látigo.
- ¡Ah, se me olvida algo! – dijo riendo Catwoman y, tomando un dildo de unos veinticinco centímetros de largo, se acercó a Supergirl. Ésta trataba de resistirse, pero los guardias la sujetaron y le villana introdujo profundamente en el sexo de la superheroína que, observó Catwoman con una sonrisa, estaba ya húmedo. El dildo poseía dos pequeños enganches en su base que servían para sujetarlo a los anillos que Supergirl lucía en los labios de su coño.
La cautiva gruñó, molesta, cuando el dildo entró en ella, pero sabía que ese era el menor de sus problemas. Levantando la cabeza, se percató de que Catwoman, látigo en mano, ya estaba en posición, en pie ante ella.
- ¡Ahora, toma esto, Superputa! – gritó Catwoman lanzando hacia adelante el látigo.
El látigo restalló con fuerza al impactar de lleno en el estómago de Supergirl. Ésta se mordió el labio inferior, dispuesta a no gritar, decidida a no conceder a Catwoman la victoria final. Pero, cuando el látigo la golpeó por quinta vez, no pudo contenerse más y dejó escapar un grito.
- ¡Ahhhhh! – gritó cuando el látigo acarició sus grandes y firmes pechos.
Animada por el grito, Catwoman repitió su asalto, golpeando los pechos de la superheroína una y otra vez, más y más fuerte.
Manipulando hábilmente el látigo, Catwoman trabajó alrededor de todo el cuerpo de Supergirl, marcando tanto su espalda como su torso. Se aseguró de que ninguna parte del atlético cuerpo de la joven superheroína, desde sus pechos hasta los muslos, desde sus muslos a su culo, quedase sin marcar. Supergirl gritó y luchó con todas sus fuerzas, pero lo único que conseguía era que su cuerpo girase en el aire, colgado de la cadena, haciendo sufrir aun más a sus brazos y dando al látigo de Catwoman, incluso, un mejor acceso a su indefenso cuerpo.
Pronto los gritos se convirtieron en aullidos que, finalmente, se apagaron convertidos en débiles gemidos.
¡Oh, por favor! – suplicó cuando Catwoman hizo una pausa. - ¡No me azotes de nuevo, por favor!
¿Y dejarlo aquí? Tsk, tsk… - bromeó Catwoman. - ¡Ahora que estaba empezando a disfrutar!
P… por favor… - rogó Supergirl jadeando. - ¡Me duele mucho!
A Catwoman el cuerpo de la cautiva le parecía ahora absolutamente delicioso. Su piel estaba cruzada por infinidad de enrojecidas líneas cubiertas por una delgada capa de sudor, su cara sonrojada y su pelo, enmarañado, pegado al rostro. La villana se relamió los labios, con gesto goloso, mientras miraba los palpitantes pechos de Supergirl.
- Entonces, ¿estás ya lista para comenzar con tu entrenamiento como esclava sexual, puta?
Catwoman casi se echó a reír al ver en los ojos de Supergirl la lucha que se desarrollaba en el interior de la joven. Sin sus superpoderes, Supergirl no era más que otra joven ordinaria. De hecho, quizás fuese incluso más débil que la media ya que nunca antes había probado el sabor del dolor y la derrota. Esa sensación de vulnerabilidad ante la pérdida de su poder señalaba que no se necesitaba mucho para terminar de quebrar su espíritu. La confianza había desaparecido de sus ojos. En su lugar, primero asomó la rabia y, a continuación el miedo cuando Catwoman levantó el brazo para golpear de nuevo.
¡Swiiiissshhh!
¡Ooooooww! – aulló Supergirl sacudiendo la cabeza con renovada agonía cuando el látigo acarició de nuevo sus maltratados pechos. - ¡No! ¡P… por favor!
¡Respóndeme entonces!
S… sí… - respondió Supergirl, mordiéndose el labio y cerrando los ojos, con una voz apenas audible.
¿Cómo? ¡No te oigo! – la villana hizo restallar el látigo y golpeó otra vez.
¡Awwww! Oh… oh… ¡Sí! ¡Dije que sí! – contestó esta vez más fuerte, pero con voz temblorosa, Supergirl.
¿Sí qué? ¡Vamos, dilo!
-Oh, Dios…
- ¡Dilo! ¿Estás lista para tu entrenamiento como esclava sexual?
Luchando por contener las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos, Supergirl pronunció las humillantes palabras.
S… sí… Y… yo estoy li… lista para mi entrenamiento como es… esclava sexual…
¿A qué viene esa tartamudez? – le espetó Catwoman. - ¿Acaso te has olvidado de cómo hablar correctamente? ¡Dilo de nuevo! ¡Y más fuerte!
Supergirl ya no pudo contener más el llanto. Dos lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas mientras repetía su respuesta.
¡Estoy lista para ser entrenada como esclava sexual!
Hmmmm… mejor. – dijo una sonriente Catwoman. - ¿Qué piensa usted, doctor?
No está mal. – respondió sonriendo el Dr. Rancor. – Pero no sé por qué el término “esclava sexual” no termina de convencerme.
¿En serio? – durante unos instantes Catwoman adoptó una pose pensativa. - ¿Y qué tal “juguete sexual”? ¿Le parece mejor? – preguntó sin poder evitar soltar una carcajada.
Hmmmm… Sí, mucho mejor. – contestó el doctor.
Supergirl no daba crédito a lo que oía. Se sentía humillada, degradada mientras los oía referirse a ella como si fuese un objeto.
Vale, puta, empecemos de nuevo. – dijo alegremente Catwoman. – Ya ni siquiera eres una esclava sexual, ahora eres un juguete sexual ¡Dilo!
¡Por favor! – protestó Supergirl. - ¿Acaso no me habéis humillado ya suficiente…? ¡Ooooow! ¡Ah!
Sus protestas se convirtieron en gritos de dolor cuando Catwoman la golpeo de nuevo otras dos veces más con el látigo.
¡Oh! ¡Oh! – jadeó la muchacha cuando Catwoman se detuvo, su cuerpo temblando por el dolor.
Por favor, ¡para! ¡Diré lo que quieras! – dijo entre sollozos. - ¡Lo estoy! ¡Estoy lista para ser entrenada como juguete sexual! ¡Sólo deja de pegarme, por favor!
Avergonzada, Supergirl agachó la cabeza al oír como todos en la sala se reían al escuchar su declaración. Finalmente Catwoman ordenó que la descolgasen. Aun sollozando, no ofreció ninguna resistencia cuando los secuaces de Catwoman la colocaron a cuatro patas sobre el suelo y, obedientemente, permaneció en esa posición. Así colocada, solo dejó escapar un gruñido mientras le retiraban el dildo que invadía sus entrañas. Cuando se lo acercaron a la boca, separó a regañadientes los labios para lamer sus propios fluidos.
- Ahora, puta. – dijo Catwoman agitando el látigo en el aire. – Dime para qué sirve un juguete sexual.
Supergirl dio un respingo al oír el sonido del látigo.
Sirve p… para… ¡Ay! – gritó cuando el látigo acarició su culo.
Si no respondes correctamente voy a tener que castigarte.
Oh, oh, lo siento…
¡Respóndeme!
Un juguete sexual sirve para que se lo f… para que se lo follen. – respondió mansamente Supergirl.
Aun no te expresas muy bien, pero supongo que por ahora nos vale la respuesta. – dijo Catwoman caminando alrededor de la muchacha. – Y si eso es lo que eres, ¿qué te parecen que deben hacer ahora mis muchachos?
Hacía rato que Supergirl había dejado de llorar, pero, de nuevo, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Sabía muy bien que tenía en mente Catwoman, lo que quería que ella dijese, y no había nada que ella pudiese hacer salvo obedecer.
Ellos… ellos deberían fo… follarme. – dijo finalmente tras vacilar durante unos segundos.
¿Es eso lo que piensas, puta?
S… sí…
Entonces, ¿por qué no se lo pides tu misma? Por cierto, es mejor que lo hagas amablemente si no quieres recibir más azotes. ¡Vamos, pídeselo a ellos!
Por favor, s… señores. – empezó a decir Supergirl mirando al grupo de hombres. – P… por favor, f… fóllenme…
¿Ah, sí? ¿Y cómo? – preguntó medio en broma uno de ellos mientras se quitaba la ropa.
¿Q… qué? ¡Ayyyy! – gritó sorprendida Supergirl cuando un nuevo azote, ahora en la espalda, cayó sobre ella.
¡Responde a la pregunta, coño estúpido! – la reprendió Catwoman.
Supergirl no era tonta y sabía lo que debía responder, pero no se atrevía a decirlo. Entonces, Catwoman comenzó a levantar de nuevo el brazo.
- Por favor, señor. – dijo mansamente Supergirl. – Por favor, fó… fólleme de la forma que usted quiera.
Los guardias rieron al oírla y ella volvió a sonrojarse.
¿En serio? – preguntó otro.
S… sí…
Repítelo otra vez.
¡Por favor, por favor, fólleme de cualquier forma que quiera!
El rostro de la mujer se puso más rojo aun que su bien azotado cuerpo cuando repitió su súplica.
- ¡Bien, muchachos, ya la habéis oído!
Tal y como ordenó Catwoman, dos hombres se arrodillaron de inmediato junto a Supergirl. El primero, con una profunda estocada, penetró el húmedo coño de la mujer mientras que el segundo, tras frotar su polla un par de veces contra las mejillas, humedecidas por las lágrimas, de Supergirl entró rápidamente en la boca de la joven. Catwoman se arrodilló a un lado de la chica y comenzó a indicarle cómo debía chupar la polla del hombre o cómo debía mover su cuerpo para satisfacer las embestidas del otro hombre. Pasando una de sus manos bajo el cuerpo de Supergirl, Catwoman se apoderó de uno de sus pezones. La villana lo acariciaba suavemente cuando Supergirl seguía sus indicaciones y lo pellizcaba cruelmente cuando la joven no obedecía.
Supergirl, por su parte, hacía todo lo posible por seguir las instrucciones de Catwoman al pie de la letra, en parte por miedo al dolor, pero, en parte también, a causa de su propia excitación. Para su vergüenza, sintió que iba a correrse. En ese instante, el hombre que ocupaba su boca se corrió y ella, tal como ya le habían dicho con anterioridad, hizo todo lo posible por tragar todo su semen.
Oh… oh… oh… - comenzó inmediatamente a gemir después de que el hombre abandonó su boca.
¿Te vas a correr, puta? – preguntó Catwoman.
¿Q… qué?
¡Pregunté que si te vas acorrer!
Oh, oh, s… sí… oh…
¡Dilo!
Yo… oh… oh… me estoy… ¡me estoy corriendo! Ya… ya… ¡Oh! ¡Ohhhh! – perdidas sus inhibiciones, Supergirl gritaba cada vez más fuerte mientras llegaba al orgasmo, acompañada por el hombre que estallaba también llenando su coño de semen.
Una vez el hombre se retiró de ella, Supergirl fue obligada a permanecer a cuatro patas.
- Ahora contéstame a esto, puta. – dijo Catwoman acariciando la espalda de Supergirl. - ¿Te han dado alguna vez por culo?
Sabiendo que no le convenía desobedecer, Supergirl respondió dócilmente.
N… no.
Bien, Dr. Rancor, ¿le gustaría hacer los honores? – preguntó Catwoman mientras introducía dos dedos en el coño de Supergirl. Ésta se puso rígida cuando Catwoman sacó los dedos, lubricados de sus jugos, y los metía en el culo de la joven.
Oh, no… - suplicó la muchacha.
¡Perra estúpida! – le reprendió Catwoman mientras le propinaba a Supergirl un sonoro azote. - ¡Ahora solo eres un juguete sexual, y un juguete sexual puede usarse de cualquier forma posible! ¡Ahora suplícale al doctor que te dé por culo o juro que te follo con una barra de Kriptonita! ¡Vamos, dilo!
La polla del Dr. Rancor amenazaba con romper sus pantalones mientras éste miraba a Supergirl. A cuatro patas, apoyada sobre sus manos y rodillas, ella lo miró suplicante, con los ojos llenos de lágrimas, la boca temblorosa. Tras una larga pausa, la una vez orgullosa superheroína comenzó a suplicar.
P… por favor, doctor. Por favor, deme… deme por culo…
Perdona, ¿qué has dicho? – preguntó él riendo mientras bajaba su cremallera.
Po… por favor, deme por culo…
Bueno, ya que me lo pides tan educadamente…
El Dr. Rancor rió mientras se colocaba detrás de Supergirl. Podía sentir como todo el cuerpo de la muchacha se tensó cuando la punta de su polla tocó el estrecho y rosado esfínter. Lentamente empezó a abrirse paso a través del apretado conducto consiguiendo arrancarle un gruñido a la joven. Poco a poco, el Dr. Rancor empujó hasta penetrar totalmente aquel culo virgen, luego se quedó inmóvil. Notaba como el cuerpo de Supergirl temblaba ligeramente. Agarrando sus muslos, el doctor comenzó a bombear lentamente. Al principio, Supergirl permaneció muda, pero cuando Catwoman encontró su clítoris y comenzó a jugar con él, la muchacha no pudo evitar empezar a retorcerse y gemir.
¿Estás disfrutando, mi pequeña putita? – susurró Catwoman.
Oh… ohh… oohhhhh… - Supergirl gemía por toda respuesta.
¡Dime que te gusta! – volvió a susurrar la villana.
M… me… me gusta…
¡Dime que te gusta que te den por culo!
¡M… me gusta que me den por culo!
¡Más alto!
¡Me gusta que me den por culo! ¡Ah! ¡Ah! – gritó Supergirl cuando notó que se acercaba otro orgasmo. Se retorció violentamente, tratando de continuar frotando su clítoris contra los dedos de Catwoman.
El Dr. Rancor también aumentó su ritmo, follándosela cada vez más y más fuerte. Pronto se encontró derramando chorros de caliente esperma en el culo de Supergirl mientras ésta continuaba follándose locamente contra los dedos de Catwoman, señalando una serie de espasmos que ella también se había corrido.
Supergirl se derrumbó en el suelo una vez el Dr. Rancor se retiró de ella. Sin embargo, su terrible experiencia estaba lejos de terminar. De inmediato, otros dos hombres volvieron a follarse su coño y su boca. Cuando estos acabaron, fueron sustituidos por otros tres. Juntos, colocaron a la muchacha de espaldas y separaron sus piernas. Uno de ellos entró rápidamente en su sexo.
Supergirl dejó escapar un grito de sorpresa cuando sintió otra polla presionando sobre la entrada de su culo, pero antes de que pudiese protestar, el hombre ya se abría paso dentro de ella. Pronto comenzó a gemir en voz alta mientras era follada por aquellos dos hombres, pero sus gemidos fueron ahogados de inmediato por la polla del tercer hombre.
La visión de Supergirl follada por tres hombres a la vez resucitó a la polla del Dr. Rancor, que de inmediato tomó su posición entre los pechos de la chica. Agarrando sus pechos llenos y firmes, los apretó sobre su polla y comenzó a joderlos.
Supergirl gemía y se retorcía bajo el peso de los cuatro hombres. Nunca había imaginado que algo así le podía suceder, que un día sería follada por cuatro hombres a la vez, ¡cuatro criminales! Pero de alguna manera, a pesar de lo que pensaba, esta idea solo parecía excitarla más. Se corrió una y otra vez, tan fuerte que el doctor pensó que iban a salirse todos de ella y agarró sus pechos aun más fuerte. En ese momento él también se corrió disparando su semen sobre el cuello de la chica.
Satisfecho, se puso en pié y continuó observando como los tres hombres follaban a Supergirl. El siguiente en correrse fue el matón que ocupaba la boca de la mujer. Antes de hacerlo, sacó su verga y comenzó a restregarla sobre los labios y mejillas de la joven hasta que disparó su carga sobre ella. Supergirl dejó escapar un grito de consternación cuando el matón roció con semen su cara, pero, sin embargo, el grito de consternación fue reemplazado rápidamente por otro de placer cuando ella se corrió violentamente al tiempo que los dos hombres restantes inundaban de lefa el interior de su coño y de su culo.
Supergirl no tuvo tiempo para descansar. Inmediatamente, otros tres hombres tomaron el relevo ocupando sus orificios. Aun cansada como estaba, la excitación de la joven creció de nuevo y se corrió tres veces más antes de que, al unísono, se retiraran de ella.
Luego, todos los hombres, de pie sobre ella, comenzaron a masturbarse. Supergirl era consciente de lo que iba a suceder a continuación. Estaba en el suelo, jadeando, con las piernas abiertas. Cerró los ojos, cansada, incapaz de evitar la humillación final. De pronto, el primero de los captores se corrió, disparando la mayor parte de su semen sobre la entreabierta boca de la muchacha. A él se unieron el resto de los hombres que rociaron de lefa los pechos de la chica.
- ¡Encantador! – exclamó Catwoman. - ¡Vamos, levantad a esa puta!
Sujetando de los brazos a Supergirl, los hombres la pusieron en pie. Luego, a empellones, la llevaron frente un espejo.
- ¡Mírate, puta! – espetó Catwoman sujetando de la barbilla a Supergirl.
Ésta obedeció y comprobó que se veía peor de lo que pensaba. Su cuerpo estaba lleno de marcas rojas entrelazadas y sus pechos estaban recubiertos de semen. También había restos de corridas en su cara y en su frente que le llegaban hasta la barbilla. De su cuello también goteaba semen, y todo aquel esperma que había sido incapaz de tragar goteaba de la comisura de sus labios. Por sus muslos se deslizaba también una mezcla de sus jugos y semen que rezumaba de su sexo y su culo.
Cariño, estás hecha una mierda. – dijo Catwoman humillándola aun más. – Pero así es como debe estar un juguete sexual como tú, ¿no es cierto? ¡Vamos, respóndeme! – exigió la villana mientras agarraba el anillo que coronaba uno de los pezones recubiertos de semen de Supergirl y lo retorcía cruelmente.
¡Oh, oh, sí, sí! – respondió Supergirl con una mueca de dolor.
Sí, ¿qué?
¡Qué, qué así es como un ju… juguete sexual como yo debe estar!
Hmmmm, creo que aun no has aprendido a hablar correctamente. Pero voy a ser buena y hoy te lo perdonaré. Ahora llevad a limpiar a esta zorra y mandadla de vuelta a su celda.
Al igual que el día anterior, Supergirl fue aseada con la manguera y llevada de nuevo a su celda. Una vez más esposaron sus manos delante de ella y sujetaron la correa a la barra de metal dispuesta para tal fin. Pero esta vez no se quedó sola. Los hombres que no fueron seleccionados para la sesión de la mañana, fueron a visitarla por la tarde, cuando acabaron sus turnos, unas veces solos otras en grupo. Supergirl se corrió tantas veces que perdió la cuenta. Era como si estuviese en un orgasmo continuo.
No importaba lo rudamente que fuese usada, no importaba lo agotada que quedaba tras cada orgasmo, su cuerpo no dejaba de responder tan pronto como una polla penetraba en su coño. Cuando los guardias fueron a buscarla, al acabar la tarde, la encontraron tendida en el suelo, cubierta de semen, respirando con dificultad, con los ojos cerrados, rezumando lefa de su boca y un chaco de semen entre sus piernas.