La caída de Laura
Hola mi nombre es Laura Fernández, y os voy a contar cómo mi entrada en la universidad, fue el principio de mi perversión.
Me presento me llamo Laura Fernández, tengo 19 años y todo comenzo cuándo mi ex novio Juan compartió vídeos y fotos íntimas mías.
Era un 15 de mayo, me desperté en mi cama y la sorpresa llegó cuando miré mi móvil y allí estaba un mensaje de WhatsApp, cuya foto de perfil, era yo con mis tetas expuestas.
Solo un único mensaje de un número que desconocía:
- "Si no quieres que todo el mundo vea tus intimidades, te esperamos a las 8 en la calle Sorbona 7"
Sabía perfectamente quien vivía allí, era Marcos, un compañero de la universidad.
Marcos era el típico chico guapo, alto, de buena familia, pero también un chulito.
Sin muchas opciones, me preparé para esa tarde, imaginaba que quería aprovecharse de mí, algo que no me hacía gracia, pero no era la peor opción.
Me puse un vestido primaveral y me calcé mis Converse, decidida a hablar con él. Debajo de mi vestido llevaba un conjunto de braguita y sujetador blanco con dibujos, no muy sugerente, pero que me quedaba muy bien.
Había pasado todo el día pensando en esa tarde, en ese momento que iba a llegar faltaban dos minutos para la hora y yo estaba en la puerta.
Llamé, me abrió el servicio:
Laura: ¡Hola soy Laura!
Sirvienta: buenas tardes, la están esperando pase.
Aquel plural, me hizo pensar, cuántos chicos lo sabían? La sirvienta me llevo a la casita anexa a la piscina.
Allí había una nota encima:
"Hola Laura, conocemos tus secretos y si no quieres que todo el mundo los conozca, haz y obedece lo que te mandamos."
Debajo de la nota un iPad y una venda negra, cogí el iPad, y estaba desbloqueado, allí vi lo peor que me esperaba, no sólo tenían fotos mías, sino también vídeos donde salía follando con mi ex novio. En esos vídeos los cuales conocía practicábamos de todo, así que ellos ya sabían lo sexualmente activa que era.
Pensé durante unos instantes y me puse la venda, se hizo la oscuridad, mi corazón se aceleró, pasaron minutos que parecieron horas, entonces la puerta sonó y alguien entró, no sé si eran 2, 3 o más, pero más de uno.
- Hola Laurita.
Era la voz de Marcos.
- Marcos: sabía que vendrías, bonito vestido por cierto, todo lo que pase aquí será bajo tu consentimiento, debes de ser sumisa sino quieres que todo el mundo vea la afición que tienes por las pollas
Risas, muchas risas.
De mi boca temblorosa solo salió un simple: de acuerdo, pero con cuidado por favor.
Marcos: estate quieta mientras nuestro amigo te quita el vestido, ¿No querrás que se te manche?,
Dos minutos más tarde, allí estaba en ropa interior, escuchaba varias voces por lo menos 4 y casi los tenía reconocidos, eran Alex, Pablo, Leo y el propio Marcos, todos amigos de la misma pandilla.
Alex: vaya braguitas de niña, con el vicio que tiene va de santa.
Leo: espera que ha llegado la hora de marcarla.
No sabía a lo que se refería pero entonces me quitaron la venda y allí estaban ellos, había acertado.
Leo llevaba una pintura de cera se acercó y escribió en mi frente, y cerca de la boca.
Justo cuando él se quitó, hubo muchas risas, pero lo peor lo tenía Pablo, un móvil, haciendo fotos.
Estaba completamente humillada, y todavía no había empezado lo peor.
Marcos: hora de bautizar a la cerdita, decía mientras se quedaba en ropa interior.
Todos sus amigos hicieron lo mismo, me rodearon y yo misma me puse de rodillas, sabía lo que me tocaba.
Uno tras otro fue lamiendo y masturbando sus pollas, mientras me habían despojado del sujetador, decir que no tenía mucho pecho, pero si bien colocado.
-Leo: joder, no voy a poder aguantar más
-Pablo: jajaja, ya sabes lo que hay que hacer.
-Marcos: sigue con el plan, vamos estrenalá.
Acto seguido acercó su polla hasta mi cara, y masturbándose cada vez más rápido, termino por correrse sobre mi cara, era abundante, casi sin tiempo de reacción, se acercó Alex y se corrió sobre mí, esta vez acertó de lleno en mis labios, los cuales apretaba, no quería darles el gusto.
Marcos miró a Pablo y se sonreían uno por cada lado terminaron de correrse encima mío, llenándome pelo, cara y tetas con su lefa.
El propio Pablo con su polla semierecta, me dijo: sonríe cerdita, mientras sacaba fotos.
-Marcos: vaya álbum la estás haciendo.
Risas, más risas.
En ese momento hablé yo.
-Laura: ¿Ya tenéis lo que queréis? Dejadme lavarme y marcharme por favor.
-Marcos: no te equivoques Laurita, esto no ha hecho más que empezar.
Dicho esto me cogió y me sacó al jardín, ellos desnudos y yo todavía con mis braguitas de dibujos.
-Pablo: ponte ahí cerdita, dijo señalando justo en la ducha de la piscina, ¿quieres ducha?
El mismo cogió su polla y apuntándome empezó a mearme, sus amigos se acercaron y a continuación todos ellos empezaron a hacer lo mismo. Una vez terminaron me dijeron, duchate y al agua.
Aquí termina la primera parte de esta historia, espero que os guste. Me encantaría recibir opiniones así como ideas para seguir con la caída de Laurita
Un saludo