La caída de Jano

Una atractiva espía industrial comete un robo, pero las cosas empiezan a irle mal enseguida... Es mi primer relato, espero que os guste.

Por fin había llegado el viernes por la tarde y el personal de Dynamic Systems, una empresa desarrolladora de software, se disponía a iniciar el merecido descanso del fin de semana.

-Eh, Laura, ¿te vienes a tomar algo al pub?

-Hoy no, gracias, tengo que llegar pronto a casa.

-¡Vale, que pases buen finde!

Laura observó cómo sus compañeras salían de la oficina y se dirigió al pasillo. Una vez allí, comprobando que no quedaba nadie, se metió en los baños; se introdujo en un aseo y cerró la puerta. Ya sólo quedaba esperar.

Llevaba en la empresa pocos meses, recabando información, esperando su oportunidad. Su identidad falsa había pasado todos los controles y, mientras se ganaba la confianza de sus superiores, había ido averiguando todo lo que necesitaba saber. Normalmente, su trabajo no requería desplazarse: con los conocimientos suficientes, todo podía obtenerse online. Sin embargo, la presa que Laura pensaba cobrar esta vez se encontraba en un servidor desconectado de la red, y por más que intentó dar con algún fallo en la seguridad (algún desarrollador descuidado que se llevara trabajo a casa, por ejemplo), no encontró nada. El nuevo algoritmo que estaba desarrollando Dynamic Systems, una versión mejorada del que les había dado millones, estaba a buen recaudo en el servidor de la empresa. Así que no había más remedio que hacerlo a la vieja usanza: infiltrándose en la oficina y copiando los datos en una unidad externa. Para el ladrón y hacker informático conocido como Jano, aquello representaba sólo un pequeño contratiempo. En poco tiempo se había ganado una reputación en los oscuros círculos del espionaje industrial gracias a unos cuantos robos sonados; nadie, por supuesto conocía su identidad. Laura sonrió para sus adentros, preguntándose qué pensarían clientes y víctimas si supieran que Jano era una mujer a punto de cumplir la treintena.

El vigilante de seguridad hizo su ronda de costumbre; ella sabía que no miraba los aseos uno por uno, y así fue. Media hora después las luces se apagaron; Jano esperó una hora más hasta ponerse en marcha. Nadie podía saber que se encontraba allí; se las había ingeniado para fichar su salida de manera remota.

Levantó la plancha del falso techo y recogió la bolsa de deportes que había depositado allí semanas antes. Sacó un mono negro y se cambió de ropa. El mono se le ajustaba como un guante a su figura, revelando cada una de las curvas de las que se sentía tan orgullosa. De caderas amplias y generoso pecho, quizá lo único que hubiera deseado tener era un poco de más altura, pues era bastante menuda. Se subió la cremallera que tenía el mono por delante y se colocó un pasamontañas que ocultó su oscura melena rizada. Sacó unos cuantos aparatos electrónicos, una linterna, una unidad externa de memoria... Ya estaba lista.

Conocía un camino seguro al servidor, a salvo de las cámaras y sensores de movimiento que previamente había desactivado. Finalmente llegó a la campana de cristal que lo protegía. Con una tarjeta clonada abrió la puerta, que se deslizó hacia un lado con un leve siseo. Sigilosamente se dirigió hacia la consola de control. La activó y buscó entre los archivos aquel que le interesaba... Sí, allí estaba...

De pronto, una luz cegadora estalló en su cerebro, la oleada de dolor que llegó un milisegundo más tarde la dejó paralizada.

-UNNNGGGHH!!!

Sólo existían aquella luz que le cegaba y el dolor que le impedía reaccionar... Jirones de su pensamiento vagaban inconexos... ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? ¿Qué estaba haciendo de rodillas? Cuando oyó que una voz lejana le llamaba "zorra", supo que le habían atacado...

Él había disfrutado cada segundo de la caza. La muy estúpida, absorta en robar el algoritmo, no se había percatado de su presencia, ni siquiera cuando levantó la porra para asestarle aquel brutal golpe en la nuca. Complacido, vio cómo la mujer se estremecía de la cabeza a los pies, a la vez que emitía un grito apagado que encontró muy sensual. Casi instantáneamente cayó de rodillas... pero no quedó inconsciente. Se quedó arrodillada, balanceando lentamente el tronco y los brazos, intentando mantener el equilibrio, mientras su cabeza caía hacia atras pese a sus intentos por sostenerla... sus ojos se movían rapidamente, intentando enfocar algo; su boca entreabierta emitía débiles sonidos ininteligibles.

-Nnnggghhhaaa...haaaggghhaa...

"Desde luego, esta zorra tiene la cabeza dura", pensó. Ver a aquella mujercita indefensa y comportándose de aquella manera tan patética le puso la polla dura de inmediato.

Laura trataba con todas sus fuerzas mantenerse consciente; las palabras "golpe", "descubierta", "escapar", volaban libres en su anonadada mente... poco a poco recuperó la vista, aunque borrosa; y su cuerpo le obedecía muy débilmente... la voz volvió a sonar, esta vez más cercana:

-Vaya, vaya, vaya... la ladronzuela creía que robar nuestro algoritmo iba a ser fácil, ¿verdad? Soy el Jefe de Seguridad y llevo un par de meses muy interesado en tí... -le cogía la cara por la barbilla y le daba pequeñas bofetadas, más humillantes que dolorosas... La pobre Laura sólo podía protestar debilmente... -Lo tenías todo bien pensado, ¿eh, estúpida?, vas a lamentar el meter tus narices donde no te llaman...- sin que la chica pudiera evitarlo, le quitó el pasamontañas y su melena se desparramó libre- La verdad es que eres una mujer muy bella... mucho...- Su pulgar se paseó por los labios de Laura, que volvió a retorcerse y protestar; luego, sus manos fueron a sus pechos... los manoseó groseramente por encima del ceñido mono negro... -bufff, menudas ubres tienes putita...

Laura, alarmada por la agresión y su debilidad, logró decir:

-N-nnnnnooo.... cccaab-brónnnn...

-Jajajaja, ¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? Estoy pensando que nadie sabe que estás aquí... bien podría divertirme un poquito con la zorra tetona que tengo aquí arrodillada...

-N-nnnnhhhh?

Por toda respuesta, el jefe de Seguridad cogió el tirador de la cremallera y comenzó a bajarla lentamente... cuando llegó al pecho, sus tetazas, libres en parte de la presión, se expandieron hacia los lados formando un apetecible escote... El pánico ayudó a que Laura pudiera centrar su mente y recuperar parte de la consciencia, pero seguía sin poder controlar su cuerpo. El hombre siguió bajando, recreándose con la visión, hasta que el sujetador quedó completamente a la vista. La chica sólo pudo decir "por favor, no" cuando finalmente sus pechos quedaron expuestos al aire... y a la vista de aquel cabrón depravado.

-Guau, qué oscuras tienes las areolas, me encantan las tetonas como tú - y comenzó a amasarlas, botarlas, a pellizcar los pezones... y finalmente a succionarlos... Laura manoteaba, intentando apartar a ese cerdo, pero sus brazos se limitaban a coger debilmente su cabeza y brazos... Su indefensión, la facilidad con la que había sido neutralizada y humillada, la paralizó.. y eso le dio al hombre el tiempo justo.

Laura tenía los pezones muy sensibles... demasiado en realidad.

Demasiado tarde entendió que su mareo iba desapareciendo... sustituido por una creciente excitación. El muy cabrón sabía como tratar unas tetas como las suyas. Succionaba con fuerza un pezón, amasando la teta, como si la exprimiera; Laura se sintió muy avergonzada al sentir un familiar cosquilleo en las tripas... el jefe siguió succionando sus pezones alternativamente, y era obvio que lo estaba disfrutando... La ladrona estaba muy confusa, "debería tratar de escapar y no dejarme magrear así... ¿Qué... coño... me... pasa??"

-Mmmhhhh... oooooh... para, c-cabrrronnnnn...

Una de las manos del jefe se introdujo por la cremallera, alcanzando directamente sus bragas... que encontró un poco mojadas.

-¡Pero bueno! ¡Si resulta que además de ladrona eres un pedazo de puta! Te gusta que un macho tenga el control, ¿eh? -su mano se introdujo  bajo sus bragas blancas de encaje y alcanzó los labios, la entrada de la vagina, el clítoris... Laura trataba de resistir, pero no podía pensar en otra cosa que en la verguenza de verse descubierta, humillada y manoseada sin su consentimiento... y esa idea... era muy extraño, pero a una parte de su ser parecía gustarle... Aquellas manos eran muy hábiles... y ella no podía defenderse, la nuca todavía le dolía... Una idea le martilleaba en la cabeza, "estúpida... soy una estúpida... me he dejado atrapar..." Encontró un raro placer en llamarse estúpida a sí misma... y más cuando vio que movía sus caderas al ritmo de las caricias del hombre... Acabó repiténdolo en voz alta.

-Jajajaja, tienes toda la razón, querida, eres una estúpida que se creía una gran ladrona y no es más que una puerca que se pone en celo con sólo un par de chupetones...

Nadie se había atrevido nunca a hablarle así... y aquellas palabras le hicieron segregar vergonzosamente todavía más flujos en la mano del jefe... ¿Tendría razón? ¿era realmente una zorra sumisa? Acabó gimiendo audiblemente, culeando, manchando la mano del hombre con sus flujos, sus tetas temblando, no podía dejar de verse a sí misma, de rodillas en medio de aquella oficina, con el mono abierto y masturbada contra su voluntad... era realmente vergonzoso y humillante... y esa idea humillación acabó con su resistencia, arrasó lo que le quedaba de dignidad: comenzó a correrse con pequeños espasmos, gimiendo ahogadamente; una corrida extraña pero enormemente placentera, sintiéndose estúpida y enormemente excitada en brazos de aquel extraño que la había golpeado...

-Mira lo que has hecho, puta... Me has dejado la mano pringada de tus jugos, jajaja...

Acercó los dedos a su boca, y Laura, anonadada por el golpe y la reciente corrida, comenzó a lamerlos en cuanto él le dijo "límpiamelos, cerda". Las lágrimas brotaron mientras saboreaba el gusto de su propio coño. Después de todo, sí que era una puta, pensó mientras él violentaba su boca con la mano y ella disfrutaba aquel ataque a su dignidad.

-De.... Déjame.... Ir.... -logró decir.

-¡Pero qué estás diciendo! Una cerda salida como tú está para disfrutarla durante muuucho tiempo...

Perdida en sus pensamientos de humillación y derrota, con la cabeza gacha, de rodillas, expuesta y sollozando, Laura no vio los preparativos del hombre. De pronto, un trapo impregnado en algun liquido tapó su nariz y boca... No podía ser.... ¡Cloroformo! ¡NO!

-MMMMFFFFFF!!!! MMMMMFFFFF!!!

El jefe apretó el paño con fuerza, aquella ladronzuela se debatía, sus ojos abiertos de par en par, sus manos intentando arañar y separar sus fuertes brazos... Vio con satisfacción que sus tetazas subían y bajaban rapidamente: estaba en pánico y eso le haría aspirar la sustancia más rápido.

-MMMMFFFFF!!!

-Tranquila, zorrita, tranquila... Has tenido un mal día, ahora descansa... Respira hondo... Así, tontita, así...

-MMMMMFFFF!!!

-No te resistas... Es inútil... A dormir, niñita... A dormir...

-mmmmfff...

Laura comenzó a poner los ojos en blanco. La visión se le nublaba, oía pitidos extraños... Notó cómo aquel cerdo le seguía manoseando las tetas... Tenía que resistir... Una gran tranquilidad se adueñó de ella... Se sintió dulce y humillantemente vencida... Caía en la oscuridad, en manos de un pervertido que... Que...

-mmmffff... Fffff... Hhhhh...

Finalmente cayó inconsciente en los brazos de su captor, que la depositó en el suelo boca arriba, con los brazos y piernas abiertos en cruz... Su cabello revuelto, sus pechos al aire, la boca abierta... Se veía muy frágil e indefensa... Sin poderlo evitar él comenzó a masturbarse furiosamente, y muy poco tardó en embadurnar los pechos de Laura con un escupitajo tras otro de ardiente y viscosa leche... Todavía jadeando, dijo:

-Ahora, puta, te llevaré al sitio de donde nunca escaparás.

CONTINUARÁ?