La cafetería del hospital

No subestimes el poder de una mirada

La cafetería del hospital estaba llena de gente , yo había ido a una consulta con el hematólogo, pero como había pedido el día en el trabajo no tenía prisa. Pedí un café con leche bien cargado y unas tostas de jamón con tomate aceite de oliva. Mientras esperaba que me prepararan el desayuno vi a un grupo de enfermeras que reían tres mesas más allá a mi izquierda, una de ellas me llamó fuertemente la atención, era de piel morena con el pelo largo, liso y oscuro, unos ojos grandes y negros.

Estaba sentada pero no me parecía una mujer alta, diría que sobre 40 años, era realmente guapa. Intentaba buscar su mirada pero ella estaba a lo suyo con sus amigas.

Un señor bastante enfadado pidió casi a gritos un café, ese desagradable señor hizo que el grupo de enfermeras pusieran el foco de atención justo detrás de mí, no dejé pasar la oportunidad y volví a mirarla, ahora sí, nuestras miradas se cruzaron,  la miré fijamente y una leve sonrisa se me dibujó en la cara, cogí mi desayuno y me senté en la mesa de al lado. Al sentarme y acomodar todo volví a mirarla inconscientemente, esta vez ella era la que me estaba mirando, ahora más cerca, clavé mis ojos en los suyos y no los aparté, ella seguía mirándome y casi se convirtió en un reto de a ver quien perdía.

Después de varios segundos, me reí mirándola y bajé la vista a mi café, las miradas iban y venían por ambas partes hasta que se levantaron de su mesa y se marchaban  hacia la puerta. Ella era la última, como estaba en la mesa de al lado, se acercó a la mía, se inclinó un poco y me dijo en voz baja:

  • nadie me aguanta la mirada más de 2 segundos . Yo, descolocado por su comentario, no supe muy bien como reaccionar, pero salí airoso de la situación.

  • tranquila, te dejé ganar está vez. Le dije mientras le guiñaba  el ojo derecho.

Una risa fue su contestación, antes de verla irse con sus compañeras, se giró y volvió a mirarme, me guiñó un ojo a modo de despedida y la perdí de vista .

Tardé unos segundos en reaccionar, salí tras esa misteriosa chica dejando el desayuno entero en la mesa. En el pasillo pude ver cómo seguían hablando al fondo, ella se dirigió hacia el ascensor y yo aceleré el paso para no perderme ese ascensor, la vi entrar y antes de que cerraran las puertas logré meterme .

  • puf, casi no llego

  • subes o bajas ?

  • contigo al lado espero subir, hasta el cielo si es posible.

  • anda! pero me salió poeta! ya te gustaría subir al cielo conmigo.

Estiré mi brazo y lo pasé al lado de su cabeza apoyando mi mano en la pared del ascensor, nuestras caras estaban muy juntas.

-la verdad es que me encantaría llegar contigo y al cielo también .

Nos miramos unos segundos a los ojos fijamente, hasta que ella bajó la mirada con una sonrisa en su boca.

  • vaya, que fué de la chica a la que nadie le aguantaba la mirada?

Se rió tímidamente y luego se acercó más a mi boca, pasó su mano derecha por mi cintura y me apretó contra ella chocando nuestros sexos, volvió a mirarme y sin decir nada más, nos besamos con pasión, lástima, la campanilla del ascensor avisaba que habíamos llegado a la planta superior .

Se separó rápido de mí y al abrirse las puertas salió y yo la seguí .

  • estaría bien que nos viéramos fuera del hospital ,no crees?

  • si, estaría bien, hoy es martes, pero mañana tengo la tarde libre ya que mi exmarido se queda con el niño.

  • separada?

  • divorciada, desde  hace unos meses.

Me pidió mi tlf y mientras me anotaba su número me miraba con cara de descontenta

  • eres atrevido para todo ?

  • cómo?

  • sii, llegas ,me sigues ,haces que nos besemos y... te marchas contento con un número de teléfono?

  • no sé muy bien a donde quieres llegar.

  • anda que vamos... te lo hay que dar todo masticado hijo, sígueme anda .

Empezó a caminar hacia un lateral por un pasillo interminable de la planta, desde mi posición no podía parar de mirar su espalda y su caminar ,esa bata blanca sin abrochar le hacía un vuelo que resultaba de lo más sexy. Abrió una puerta y nos metimos en una habitación con estanterías a los laterales llena diversas cosas, parecía que era la habitación de los tratos viejos del hospital.  Al cerrar la puerta ella se giró abalanzándose sobre mí, comenzó a besarme de nuevo, parecía que estaba poseída. Sus manos recorrían todo mi cuerpo, las bajó hasta la altura de mi cintura y con destreza me saco el cinturón y desabrochó mis pantalones, noté como su mano se deslizaba por dentro de mí boxer hasta llegar a mi polla, la cogió con gran fuerza, incluso me causó dolor de tanto que la apretó, comenzó a masturbarme a la vez que nos besábamos.

Sin saber muy bien como, logré darle media vuelta y la empotré contra la puerta, seguimos besándonos  a la vez que seguía con su mano en mi paquete, metí las manos por dentro de su camiseta negra básica que llevaba puesta y comencé a tocarle los pechos, enseguida noté como sus manos apartaban las mías y medio confuso las separé con rapidez, ella sacó sus pechos por fuera del sujetador y se subió la camiseta  dejándome ver sus encantadoras tetas .

  • creo que así lo tienes más fácil.

  • la verdad es que si. Mientras con mi mano sostenía su pecho, acerqué mi boca y pasé mi lengua por su pezón para luego succionarlo, con las dos manos los junté y los presionaba con firmeza a la vez que los chupaba, luego me separé de ella:

  • bájate los pantalones, me muero de ganas de metértela. Mientras ella se bajaba los pantalones, agarré mi polla y me masturbé mirándola, era preciosa y excitante toda aquella situación.

No se sacó ni los tenis blancos planos que llevaba, bajó los pantalones hasta los tobillos  y me miró queriéndome decir soy tuya hazme lo que quieras,  y así fue, le di media vuelta e hice que apoyara sus manos en la puerta, tiré un poco de su cintura hacia mi separándola, con la punta de los dedos acaricieé sus piernas por detrás de los muslos hasta llegar a su culo. Mientras que con una mano intentaba abrir sus nalgas, con la otra empecé a acariciar sus labios ya empapados de fluídos, mi dedos se deslizaban desde su clítoris hasta su ano a la velocidad de la luz. Me arrodillé e introduje mi cabeza entre sus nalgas, su olor a deseo y excitación hacían que me volviera loco. Con mis manos volví a separarla un poco más de la puerta haciendo que su posición fuera un poco más baja y agachada, saqué mi lengua y sus labios se abrían según iba subiendo por su vagina, metí varias veces mi lengua hasta donde pude dentro de ella, su olor me fascinaba y su sabor era  salado y ácido, me encantaba. Después de unos segundos succionándola  me levanté, ella soltó las manos de la puerta y cogió sus nalgas abriéndolas para mi, no tardé en incorporarme, agarré mi polla y la froté contra ella, llenándola de sus fluídos mezclados con mi saliva, la coloqué en posición y de un leve empujón entró toda mi polla dentro, me aguanté las ganas de no moverme más y estuve dentro de ella un buen rato a la vez que la agarraba del pelo y tiraba de ella hacia mi.

-fóllame cabrón, dame fuerte.

Al oír sus palabras un escalofrío recorrió mi espalda, no podía ser, quería correrme ya en ese momento, no podía permitirlo, quería más de ese momento. Me separé de ella y volví a arrodillarme, volví a meter su vagina en mi boca, sus gemidos aumentaron bruscamente.

  • no pares, no pares, sigue así. Ohh si! Cómeme toda!! Siii!!

Sentí como un calor invadía mi boca, un sabor más ácido corría por mi lengua, tragué saliva y seguí lamiendo. De reojo vi que había una silla de escritorio al fondo de la sala, me separé y fui a por ella.

  • sácate los tenis y pantalones.

Aún no acabara de decir la frase y ya los tenía fuera, como si me leyera la mente. Puse el respaldo de la silla contra la puerta y me senté en ella, me juntó las piernas y se sentó sobre mí. Con su mano izquierda colocó mi pene y bruscamente se sentó sobre él, empezó a subir y bajar frenéticamente, la rodeé con mis brazos y la abracé fuerte contra mí a la vez que ella seguía con su sube y baja, estaba tan pegada a mi que al sacar la lengua podía lamer sus pezones con cada embestida.

Sentía que mi momento se acercaba, sus jadeos en voz baja para que nadie sospechara eran cada vez más rápidos y cortos, noté el calor de su corrida en mi pene a la vez que un quejido suave al lado de mi oreja, le di un cachete en la nalga:

  • Levántate!

Con mis manos en su cintura le indique cómo quería que se colocara, dándome la espalda mientras seguía yo sentado en la silla, abrí mis piernas y ella volvió a sentarse sobre mi, comenzó de nuevo a moverse como si le fuera la vida en esos movimientos, con  la palma de mi mano en su espalda la presioné para que se agachara en esa misma posición, me coloqué  sentado en la punta de la silla y ella tocaba con sus manos el suelo a la vez que yo la penetraba. Subía y bajaba ahora más lento como queriendo disfrutar de esa postura, metí mi dedo gordo en la boca llenándolo de saliva y lo coloqué  directamente en su ano, lo masajeaba tímidamente mientras ella se movía, levemente lo iba introduciendo en ella. Mientras me cabalgaba mi dedo se introducía más en ella, volví a meter el dedo en mi boca buscando más lubricación, al volver a presionar sobre su ano se introdujo sin ningún tipo de barrera, otra vez sentí como un escalofrío recorrió toda mi espalda, mi respiración se aceleró y en ese camino de no retorno me dejé llevar, saqué mi pene justo antes de terminar y posándolo sobre sus ano sin apenas más movimientos, eyaculé sobre su espalda una generosa corrida. Cuando terminé, ella elevó un poco su culo y volvió a sentarse sobre mi polla.

  • me encanta este momento, quiero más.

Sin saber cómo, la cogí del pelo y le dije que se moviera, empezó otra vez a moverse, pero esta vez más lenta, después de un pequeño rato sintió como mi polla se debilitaba, se levantó y dándose la vuelva se arrodilló enfrente de mi, metió mi pene en su boca  y comenzó a chuparlo con fuerza a la vez que lo masturbaba, esto hizo que reaccionara  al instante y como un latigazo en la espalda. Me recosté sobre el respaldo de la silla y un grito de alivio salió de mi,  cuando volví a mirarla ya tenía la boca llena de semen, se separó un poco y escupió en el suelo todo mi corrida .

Como un resorte se levantó y me apresuro a vestirse, aún estaba subiendo los pantalones y ella ya estaba abrochando su pantalón. Colocamos todo más o menos como estaba en la habitación y salimos.

  • estuvo genial, fue excitante , ahora tienes mi número y...sabes que mañana tengo la tarde libre, lo mejoramos ?

  • estás de broma ? Mejorar ?

Se rió con sutileza

  • si, mejorar ...o esto es lo mejor que sabes hacer ?

  • bueno no estuvo mal no, pero claro que se puede mejorar ...

Mañana te escribo  y me vas diciendo cómo vas y eso, te parece ?

  • si, me parece muy bien. Vamos hablando .

Nos despedimos con dos besos  mientras esperaba al ascensor, esperó a que llegara y sin decir nada más, pulse el botón de planta baja y las puertas se cerraron  mientras nos despedimos con la mirada .