La cadete (02)

Abus; forced lesb, dom; enema; iniciación; instrucción

En: monimasata@gmail.com, recibo sugerencias y comentarios personalizados.

Contesto mensajes de todo tipo. Algunas sugerencias recibidas... ya aparecen en este relato. Gracias por ellas. Seguiré incluyendo lo que reciba.


Pasé muy mal la noche, pensando en haberme convertido en una puta para esos jerarcas.

Trataba de pensar medios para salir de la situación, pero necesitaba el dinero, y no encontré manera de solucionarlo.

Al día siguiente estaba cansadísima… pero debí concurrir a la oficina de todas maneras.

Otra vez allí, las sonrisas de los tipos y el desprecio de las mujeres, ya que todos sabían de mi sumisión sexual a los gerentes.

A poco de llegar me convocan de subgerencia de Higiene (departamento que organiza el trabajo de las limpiadoras y mucamas) cosa que me sorprendió, ya que yo estaba en Comercio Exterior… pero, obviamente, concurrí al llamado.

Me atendió una secretaria japonesa, que me informó que yo pasaba, desde ese momento, de Comercio Exterior a Higiene, en status de mucama.

Me sentí avergonzada: estaba siendo degradada.

Enrojecida de vergüenza, y al punto de las lágrimas, escuché que la imperturbable secretaria japonesa me asignaba un número de oficina, al que debía dirigirme, y esperar instrucciones que recibiría oportunamente.

La oficina resultó una pequeña habitación, aséptica, con baño privado, con un escritorio pequeño, con una terminal de computadora que, apenas entré, se activó: estaba recibiendo las instrucciones.

Allí se me indicaba mi nuevo perfil de empleada, y, me sorprendí, el salario se había incrementado en un 30 %.

Interactuó conmigo una severa mujer  japonesa, que hablaba muy bien el español, y me informó que yo era ahora empleada en Servicios Personales, y que sería requerida para usos corporales exclusivamente.

Debía estar preparada para atender a los minutos de ser requerida, por lo que siempre debía estar (y usó estas palabra) “limpia, por fuera y por dentro”. Entonces, me ordenó (sí: me ordenó!) que me hiciera una profunda limpieza interna… y me mostró las imágenes de los artículos que debía usar y encontraría en el baño de la habitación.

Me informó que tendría 45 minutos para hacerlo, y que, después me atenderían las depiladoras (!)

Me dijo que me pusiera a la tarea YA mismo… y cortó la comunicación.

Quise salir de la habitación, pero encontré la puerta cerrada… y volvió a prenderse la computadora, apareciendo la misma mujer japonesa, que me preguntó, enérgica, si yo no había entendido las órdenes. Respondí que no estaba muy conforme con el cambio de status… y ella me dijo que decidiera en ese momento si quería salir, no solo de la habitación, sino también del empleo.

Dicho esto, esperó mi respuesta, mirándome desde la pantalla del ordenador.

Le dije que me quedaría en la habitación. Y ella me indicó que, entonces, hiciera lo que se me había ordenado, que ya estaba atrasada en 5 minutos. Y volvió a cortar.

Encontré todos los artículos que me había indicado la japonesa en el cuarto de baño, y procedí como me había dicho.

La jeringa para enema la vacié toda en mi recto… y retuve los 15 minutos que debía…

Mientras, me volví a bañar, revisando mis uñas, mis dientes, mis orejas… avergonzadísima… pero con la clara certeza de que estaba siendo supervisada por alguna cámara que no alcanzaba a distinguir.

Luego de evacuar e higienizarme, me vestí con un albornoz blanco… y ya había terminado con las indicaciones recibidas… me senté frente a la computadora, esperando las novedades.

A los pocos minutos, se abre la puerta de la habitación y entran 2 mujeres, algo obesa una, bastante alta la otra, que casi ni hablaron conmigo, solo para indicarme como acceder a una cama, bastante amplia, que yo no había distinguido se rebatía desde una de las paredes.

Allí me hicieron acostar, y me revisaron cuidadosamente la piel, centimetro a centimetro, eliminando hasta el más pequeño vello que asomara.

Luego me dan vuelta, y la más gorda me avisa que harán una segunda y más profunda enema.

Le vi una expresión de placer, que me pareció perverso y sádico… pero ya estaba sintiendo que la otra mujer me estaba insertando un plug, inexpulsable, a través del cual había un conducto que permitió pasar el líquido limpiador.

Sentí que me inflaba, literalmente, por la cantidad de líquido que me introducían. Les pedí que se detuvieran, pero no conseguí ni una palabra en respuesta. Solo conversaban entre ellas, en japonés, y percibí un tono jocoso en su charla… y algunas risas.

Quise moverme, pero entre ambas me inmovilizaron hábilmente. Entendí que no era la primera vez que sometían a alguna chica a estas vejaciones. Y confirmé mi certeza de que disfrutaban vejándome.

Una se me acerca al rostro y me dice:

-Nena: el plug es inexpulsable… así que por más que grites, gimas, llores… vas a tener el culo tapado hasta que te dejemos que lo saques. Pero… gritá, gemí y llorá… que hace mucho más interesante nuestro trabajo de preparar putitas.-

… y se rieron ambas, frente a mi desesperación.

-¿Sabes que nos vas a agradecer que te limpiemos a fondo, nena?- insistió la otra.

-... cuando tengas que hacer ass-to-mouth... te sentirás agradecida!-

No entendí en el momento qué me estaban diciendo.

Solo quería que me liberaran para correr al baño y desalojar todo el líquido que llenaba mi intestino… pero no fue tan pronto.

Cuando por fin me liberaron, pude correr al inodoro.

Y ahí me encontré con otra dificultad: el plug inexpulsable… que yo no sabía cómo quitármelo.

Tuve que humillarme más aún, y rogarles que alguna me ayudara… y no lo hicieron rápido.

Finalmente, la mas alta me dijo:

-OK, te ayudaré… pero antes… me mamas las tetas!- y se río junto con la gorda, mientras se abría el delantal, y exponía sus amplios pechos, culminados en oscuras areolas… las que apuntó hacia mi rostro.

-A lo tuyo, pequeña… o quieres sacartelo sola?-

Me acerqué… y comencé a lamer los grandes pezones… sintiendo la mirada de mis don violadoras, ardiendo sobre mí.

Afortunadamente, desde la computadora llegó la voz de la severa japonesa que gritó algo… y las dos mujeres se apresuraron a liberarme del plug… con lo cual.. vergonzosamente, quedé sin poder hacer otra cosa que descargar una hedionda mezcla de agua y heces…

Sin duda, esta segunda enema había llegado mas profunda que la que había hecho yo.

Ante la visión de la mezcla.. las mujeres se miraron, sonrientes… para luego mirarme a mi, y decirme:

-Aún necesitas otra enema, chiquita… ven con las tías… que te haremos otra inserción…-

Yo lloraba y rogaba… sabiendo que mis ruegos eran completamente inútiles.

Pasé otro buen rato boca abajo, con el plug inexpulsable, conteniendo los litros de líquido con que otra vez me llenaron el intestino…

Esta vez, me liberaron sin mucho juego…. y el líquido salió aceptablemente límpido.

-Estás lista, pequeña. Ahora te podrán usar el culito sin problemas higiénicos antiestéticos… ja ja jaa!- y se fueron riendo obscenamente.

Me dejaron sola… pero desde la computadora, mi supervisora japonesa me conminó a mirar unos tutoriales sobre posturas y usos de ropas (el albornoz)

Y debí practicar bajo su electrónica mirada.

Para terminar, me dijo:

-Ya vienen a buscarte. Recuerda: quitate el albornoz, y arrodíllate donde está indicado que lo hagas. Baja la vista, humildemente… y luego… haz todo lo que te ordenen. Considera cada cosa que te digan una orden… y cumplela! Tendrás menos problemas así.-

Escuché que abrían la puerta. Era una chica que no había visto. Joven… pero algo mayor que yo. Me dijo que la siguiera.

La seguí… pensando en que la japonesa de la pantalla había dicho: “ordenen…” “digan...” ¿Por qué plural? ¿El gerente estaría con otro hombre?

La idea me espantó… ya estábamos subiendo por un ascensor interno...

(cont...)