La cabaña (1: contada por ella)
Una pareja nos cuenta su fin de semana caliente en una cabaña rodeados de nieve...
Anoche me convenció para venir hoy a nuestro refugio, tampoco tuvo que
insistir demasiado, a pesar del mal tiempo le dije que me recogiera a las cuatro, no me sorprendió escuchar el timbre de mi casa diez minutos antes, sabía que se adelantaría, y le esperé preparada.
Al entrar en mi casa me miró con aprobación y me dio un beso tan intenso que me encendió al instante. Le encanta verme excitada y deseosa, después de besarme se separó de mí y dijo que teníamos que marcharnos ya porque había riesgo de nevada.
Metimos en el maletero del coche un par de bolsas de mano, una con mi ropa y la otra con algunos alimentos para cenar, porque su cabaña está a más de 30 km. del pueblo más cercano, así nos evitaríamos tener que salir a comprar nada. Al ver la bolsa de la comida, él sonrió y me dijo: "nena, estás en todo"
En el interior del auto puso mi cd favorito, uno de Norah Jones que sabe que me encanta. Sentí arder mis mejillas, él pensó que tenía frio, pero yo estaba tan caliente que ni siquiera lo noté, entretanto Norah cantaba
Mientras me siento a salvo entre tus brazos Así que todo lo que te pido Es que vengas conmigo en la noche
Ven conmigo
La música me envolvía y me calentaba, sus ojos me recorrían cada vez que podía apartarlos de la carretera, me estaba quemando con su mirada, yo miraba sus manos sujetando el volante mientras recordaba como me acariciaba con ellas. Él debió adivinar mi pensamiento y posó su mano derecha en mi rodilla , comenzó a ascender por mi muslo, le pregunté que si se había vuelto loco, le dije que se centrara en la carretera, intentando frenar su deseo, y él dijo: "quiero acariciarte y tú deseas que lo haga".
Esas palabras eliminaron toda mi resistencia, y desabrochando mi pantalón le dejé hacer, al instante sentí sus dedos sobre mi sexo depilado, empezó a acariciar mi clítoris en círculos con el dedo pulgar mientras me metía los dedos corazón e índice bien dentro, me hacía gemir cada vez que se introducía en mí, me volvía loca su experta caricia así que tuve rapidamente un orgasmo delicioso y quise recompensarle de inmediato, mi mano voló a su entrepierna, la dureza que noté bajo la tela del pantalón me enloqueció.
Desabroché su pantalón y saqué su pene duro y erecto, lo acaricié con suavidad, con veneración, pensando el placer que me regalaba siempre, suavemente lamí la punta, mientras sentí que él aparcaba al borde de la carretera, pensé, que cualquier camión de los que pasaban me vería comerle la polla y eso me excitó más aún, así que girándome un poco en mi asiento empecé a chupársela, dando vueltas con mi lengua sobre su capullo, mientras mis labios lo abrazaban cada vez que me lo metía hasta la base, le sentía a punto de correrse, así que me detuve y le besé.
La fuerza de sus besos me hizo enloquecer y nuevamente me coloqué para que volviera a masturbarme con sus hábiles dedos, mientras me acariciaba, volví a engullir su polla, masajeando sus huevos al tiempo, explotó dentro de mi boca, sentí su chorro caliente en mi garganta y lo trague explotando en un nuevo orgasmo yo también, nos quedamos un ratito quietos, abrazados, esperando que nuestra respiración y nuestros corazones recuperasen su ritmo, después nos arreglamos lo mejor que pudimos y continuamos el camino.