La cabaña

Unos días de fiesta con mi novio, su amigo y su nueva amiga junto con alguna situación inesperada nos hace vivir días apasionantes

LA CABAÑA

Cuando mi novio me propuso pasar unos días en la cabaña de Mario salté de alegría, además, podría conocer mejor a María, la nueva novia de Mario, solo hacía un mes que salían y la había visto un par de veces, la chica me parecía simpática y me apetecía compartir estos días con ella.

Nunca había estado en la cabaña pero por lo mucho que los dos me habían hablado del sitio tenía que ser espectacular, resulta que el padre de Mario heredó un trocito de montaña en pleno pirineo y se construyó una cabaña con sus propias manos.

Mario nos recogería a todos, yo fui la última, en el coche iban Pablo (mi novio) y Mario en los asientos delanteros y María en el trasero, me senté a su lado esperando poder hacer amistad durante el trayecto. Al entrar me di cuenta que había escogido una ropa mucho más sexy que la mía, su faldita corta tejana combinada con una blusa muy fina que dejaba trasparentar el sujetador contrastaba con mis pantalones tejanos y una vieja camiseta, esperé que nadie le importara esto.

Por el camino no paramos de hablar, especialmente María y yo, ella es bióloga y yo farmacéutica por lo que tenemos bastantes cosas en común, además, porque no decirlo, las dos somos muy guapas.

Después de cuatro horas de camino nos internamos por el bosque, pensé que el coche quedaría embarrancado pero no fue así, de repente se abrió un claro en la montaña y apareció un precioso prado verde cruzado por un riachuelo y justo en medio la famosa cabaña de Mario, era de postal, no faltaba nada, era el paraíso, inmediatamente me enamoré del sitio, bajamos del coche y respiramos el aire puro oyendo el silencio solo roto por el canto de algún pájaro, Tanto María como yo estábamos muy ilusionadas con aquello, se nos notaba en la cara la alegría.

Abrimos el maletero y descargamos lo que habíamos traído que no era solo ropa, también comida y especialmente bebida, Mario abrió la puerta y las dos quedamos alucinadas con el trabajo de su padre, estaba muy bien hecha, con gusto y encanto pero tenía un problemilla que no contaba y a juzgar por la cara de María ella tampoco, solo había una gran sala y la única parte cerrada era el lavabo, ello significaba que tendríamos que compartir el espacio los cuatro.

No era la primera vez que dormía en la misma habitación que Mario, tanto los tres solos como con alguna chica, pero se trataba de una sola noche, discretamente nos cambiábamos en el lavabo y con un pijama nos metíamos en la cama y evidentemente nada de sexo, pero estar una semana sin poder tener un poco de intimidad me parecía desilusionante y supuse que algo igual le parecía a María, opté por dejar que las cosas siguieran su curso, tampoco pasaba nada por estar una semana sin follar y si las ganas apretaban siempre estaba allí el bosque para escondernos y si esto fallaba, el lavabo para esconder actividades solitarias.

En uno de los viajes al coche coincidí con María, me preguntó si ya sabía que no había una habitación para cada uno, le confesé que era la primera vez y que mi extrañeza era igual que la suya, también le dije que habría que utilizar el bosque para según qué actividades, riéndonos ambas del cometario, los chicos preguntaron qué pasaba pero no quisimos decírselo.

Cuando lo tuvimos todo colocado Mario nos dijo que la manera de dormir sería una tarima de unos cuatro metros de largo por dos de ancho, allí los cuatro, sacó unas colchonetas que cubrió con una especie de enorme sábana, si teníamos frio podríamos dormir dentro de los sacos y si no, encima de las colchonetas sin más.

Aquello acababa de confirmarnos a María y a mí que sería una semana sin sexo pero ya empezábamos a asumirlo.

A pesar de ser hacia las siete de la tarde, el sol todavía estaba muy fuerte y nos dirigimos al riachuelo, Maro nos dijo que había un sitio para bañarnos así que encerrados en el lavabo uno a uno nos pusimos los bañadores, el bikini amarillo de María resaltaba con su bronceada piel, suerte que yo tenía una arma para contrarrestarlo, el mío blanco.

Después del baño en el rio y una reconfortante ducha con agua fría me puse un tanga y una camiseta larga y salí dejando el turno a los otros tres, María aplaudió mi elección y vi como abría sus cosas para buscar algo parecido.

Fue agradable cenar vestida de aquella forma, la camiseta de María era algo más corta que la mía por lo que tenía que tener mucho cuidado en no enseñarnos el tanga, se pasó la velada intentando estirar aquella prenda.

Comimos pero especialmente bebimos mucho, a medida que avanzaba la noche la conversación era más animada, sin duda el alcohol nos daba cierta desinhibición sin que ello supusiera que ninguno nos pasáramos. Total, que hacia las tres de la madrugada nos echamos en la cama, ninguno cogió el saco de dormir, las dos mujeres quedamos en medio y al otro lado teníamos a nuestras parejas, me quedé completamente dormida hasta que unos rayos de luz me despertaron, había dormido como un bebé toda la noche, me incorporé y vi que seguían fritos, sin hacer ruido me bajé de la cama, miré el reloj y eran las 10, dirigí de nuevo la mirada a la cama, Mario tenía a Maria abrazada pero a esta se la había subido la camiseta enseñando completamente el tanga rojo, claro que mejor sería decir que enseñaba el culo ya que del tanga solo se veía la goma, pensé que cuando Pablo se despertara si tenía la suerte de hacerlo antes que María tendría una preciosa vista.

Sin hacer ruido abrí la puerta y salí, la preciosa mañana me cautivó, el riachuelo me atraía, pensé que un baño a aquellas horas tenía que ser una experiencia digna de vivirla y aprovechando que dormían y allí no había nadie, ¿ por qué no bañarme desnuda?, me puse a la orilla, me saqué la blusa y el tanga y me zambullí en las gélidas aguas del riachuelo, inmediatamente sentí una sensación de bienestar como nunca, me sumergía, nadaba lo que el trocito me permitía, desconecté totalmente de lo que pasaba a mi alrededor hasta que oigo una voz que dice:

  • Buenos días

Era Mario que con cara de sueño estaba mirando cómo me bañaba en pelotas, no tenía ni idea del tiempo que hacía que estaba allí ni de lo que había podido ver pero inmediatamente me tapé con las manos, se puso a reír y me dijo que si quería salir se daría la vuelta, le pedí que lo hiciera y caballerosamente se giró, me sequé tan rápido como pude y me puse el tanga y la camiseta diciéndole que ya podía girarse, primero estaba algo cortada pero al ver su naturalidad me tranquilicé.

  • Pablo y María siguen durmiendo?
  • Si, y parece que profundamente
  • Espero que hayas tapado un poco a tu novia, le dije riendo
  • Jajaja, no creo que Pablo se asuste por eso.
  • No piensas bañarte?
  • Me encantaría, pero hacerlo como tu
  • Me giraré, dije riendo

Se levantó y se sacó la camiseta, después si me giré y supongo que acabó de desnudarse, oí como saltaba al agua, momento en el que volví a girarme, al chapurrear pude ver varias veces su culo e incluso una mancha oscura entre sus piernas de la polla y los huevos. Cuando salió volvía a girarme dejándole tiempo que se pusiera los pantalones.

Volvimos a la cabaña, Pablo y María continuaban durmiendo, ella seguía con la camiseta enrollada y enseñando el tanga, abrimos las ventanas para que se despertaran y poder aprovechar el día, vimos como los dos hacían los típicos estiramientos matutinos hasta que mi novio se dio cuenta de la gran parte de anatomía que enseñaba María, esta estaba ajena a ello hasta que Mario le dijo:

  • Tápate un poco o provocarás un problema a Pablo

Inmediatamente y muy avergonzada estiró la camiseta ante la risa de todos.

Mientras desayunábamos les cometamos lo de nuestro baño matinal y mi sorpresa al aparecer Mario, temía que alguno se lo tomara mal pero fue todo lo contrario, es más, mi novio bromeaba con su amigo acerca de si me había podido ver desnuda y María lo hacía con migo del equipamiento de su novio.

Decidimos hacer senderismo, Mario, buen conocedor del lugar, nos propuso una ruta hasta la cima de una montaña que resultó ser preciosa, también llegamos a un lago de aguas transparente, María propuso darnos un baño pero como no llevábamos el bikini lo acabamos haciendo todos en ropa interior, las que más mostrábamos éramos nosotros ya que estos diminutos tangas esconden poca cosa, sin duda ellos apreciaron que les enseñáramos tanto, y más al salir ya que trasparentaban bastante y tanto María como yo tuvimos que medio escondernos para que no nos vieran demasiado.

He de reconocer que empezaba a estar algo calentita con todo lo que pasaba pero no encontraba la manera de separarnos de nuestros amigos y poderme follar a Pablo, acabé pensando que tendría que masturbarme en el lavabo.

De regreso a la cabaña y después de una reconfortante ducha donde a punto estuve de masturbarme pero no lo hice para que no pensaran que estaba demasiado tiempo cerrada, las chicas nos pusimos una blusa larga como la noche anterior y ellos pantaloncito corto sin camiseta ya que el calor apretaba a pesar de estar en alta montaña. La cena resultó tan divertida como la anterior, con aquella pareja había un filing especial que hacía que los cuatro nos sintiéramos muy bien.

Ya bastante avanzada la noche nos pusimos a dormir muy cargados de alcohol, noté enseguida que Pablo tenía ganas de juerga pero decidí separarle las manos, no era cuestión de que nuestros amigos nos vieran u oyeran, además algo me hizo pensar que nuestros amigos les pasó algo parecido ya que entre sombras me pareció ver que Mario tenía una mano en las tetas de María y otra debajo la camiseta en el coño pero esta la sacaba y le decía algo al oído, pero con este forcejeo si pude adivinar que Mario había conseguido sacarle el tanga a su novia y no se lo quería devolver.

A la mañana siguiente me desperté y vi dos cosas, el culo desnudo de María con la blusa enrollada y que Mario estaba despierto, me izo señales que nos levantáramos y le siguiera, salimos de la cabaña y me propuso:

  • Nos vamos a bañar al riachuelo?
  • Está bien, pero no pienso hacerlo desnuda.
  • No pasa nada, mira, nos sacamos la ropa sin mirarnos y nos arrojamos al agua, dentro no se ve nada.

No me pareció mala idea, y más recordando que el día anterior ni María ni Pablo parecieron molestos, tenía un cierto grado de morbo y como iba calentita acepté, pero le dije:

  • No tendrías que tapar el culo de tu novia?
  • Déjalo, así Pablo se dará otra alegría matinal.

Nos reímos y nos fuimos al riachuelo, se puso de espaldas a mí y se sacó el pantalón sin darme tiempo a girarme por lo que me obsequió con una espléndida vista de su trasero, algo que dado mi estado no me convenía en absoluto, se tiró al agua sin darse la vuelta. Yo me saqué la camiseta y el tanga con la seguridad de que no miraba y me arrojé al agua, lo cierto es que para él le resultaba bastante fácil ver mis tetas con la transparencia del agua, además mis pezones son muy oscuros y resaltaban claramente, es más, pude ver con relativa nitidez su polla, pero ambos hicimos como si no pasara nada y nos movíamos por el agua sin problemas, eso sí, los culos se salieron varias veces del agua al nadar y al igual que miraba el suyo él hacía lo mismo con el mío, estaba tan caliente que tenía muy claro lo que haría aquella mañana cuando pudiera cerrarme en el lavabo.

Al salir del agua lo hizo sin importarle en absoluto que viera su culo, eso sí, muy caballerosamente estuvo todo el rato de espaldas a mi hasta que me puse la camiseta, lo que no me molesté en ponerme es el tanga.

Al entrar en la cabaña los encontramos a los dos dormidos, cuando abrimos las ventanas María se puso boca arriba mostrándonos su pubis e incluso abrió un poco las piernas por lo que desde mi posición le vi claramente la rajita, por cierto, todo completamente depilado, Pablo no se perdió detalle hasta que se lo hice ver y se tapó, no pude por menos que decir que no entendía como se había ido a dormir con tanga y despertado sin él, ante la risa de los cuatro.

Desayunamos, sin problemas les contamos lo que habíamos hecho aquella mañana mientras dormían, María dijo que más tarde podríamos repetirlo los cuatro, nos pareció perfecto, así que después del desayuno nos fuimos al riachuelo, los hombres se sacaron los pantalones de espaldas a nosotras sin importarles lo más mínimo que les viéramos el culo, nosotros si les pedimos que se giraran, se arrojaron al agua y cuando estuvieron de espaldas nos sacamos la camiseta, pude ver las tetas de María que eran tan firmes como aparentaban debajo de la ropa, estuvimos un momento mirándonos la una a la otra hasta que nos lanzamos al agua, los hombres no dejaban de mirar lo que se podía ver por la transparente agua que era mucho, yo ya había pasado la primera fase con Mario aquella mañana pero María al principio se sentía algo más cortada, claro que poco a poco se le fue pasando y al final ya no teníamos ningún problema de que las tetas o el culo se nos salieran del agua y los chicos las vieran, claro que fugazmente, ellos peor, creo que lo hacían a propósito de enseñarnos las pollas que mirábamos disimuladamente.

Cando María y yo salimos del agua no nos importó en absoluto que nos vieran desnudas de espaldas, es más, ni tan solo les pedimos que se giraran, aquello estaba provocando un morbo ambiental total, y más cuando ellos salieron de caras a nosotras que por desgracia no me atreví a mirar y supongo que a María le pasó lo mismo.

Ellos con los pantalones y nostras con las blusas volvimos a la cabaña para ponernos ropa adecuada e iniciar otra ruta, en ningún momento hablamos de lo sucedido pero en el ambiente flotaba algo que no podría explicar pero sabíamos que aquello avanzaría y que si no al día siguiente si en un par acabaríamos viéndonos desnudos.

Cuando regresamos y antes de ducharnos María me dijo al oído con una sonrisa que no pensaba ponerse tanga, le dije que haría igual, ambas estábamos actuando para levantar el morbo.

No sé si ellos se dieron cuenta o María se lo dijo a Mario y este a Pablo, lo cierto es que lo supieron enseguida e intentaban por todos los medios vernos, y más con las camisetas cortas que nos pusimos.

Aquella noche fue mucho más animada que las anteriores, cuando decidimos ir a la cama tenía muchas ganas de que Pablo quisiera tener sexo, estaba decidida a hacerlo a pesar de que nos pudieran oír pero por desgracia bebió más de la cuenta y cuando se estiró en la cama se quedó frito, decidí esperar un rato y cuando estuvieran dormidos masturbarme pero empecé a oír unos ruiditos que me hicieron pensar que nuestros amigos si hacían algo, y cuando mis ojos se acostumbraron a la poca luz de la luna que entraba por las rendijas vi a Marta desnuda entre las piernas de Mario haciéndole una mamada, si antes estaba caliente ahora más, disimuladamente me giré para verlo mejor, y cuanto más pasaba el tiempo mis ojos se iban acostumbrando y mejor vista tenía, podía distinguir perfectamente como la dura polla de Mario entraba y salía de la boca de María, y yo sobrecalentándome, sin darme casi cuenta puse la mano en mi coño por debajo la camiseta y empecé a acariciármelo, no sé cómo pero María parece que se dio cuenta ya que dejó un momento de chuparle la polla y me dirigió una sonrisa y a continuación lo hizo de manera que tuviera perfecta visión del trabajo, mientras seguía acariciándome y me costó poco correrme, eso sí, en total silencio, pero no tenía suficiente con uno, Maria seguía chupando y yo tocándome.

Ella quería algo más que una simple mamada, dejó la polla de Mario y de horcajadas se sentó encima, pude ver claramente sus labios vaginales depilados y como la polla iba introduciéndose en ellos, además, de vez en cuando me miraba y me lanzaba una sonrisa que se la devolvía entre mis caras de placer, Mario le tocaba las tetas, María cabalgaba sin freno, pude observar claramente como se tensaba el cuerpo de Mario junto al de María, sin duda un perfecto orgasmo simultaneo que obtuvieron en silencio.

En todo esto yo seguía acariciándome, ya me había corrido tres veces y quería más, María se bajó de Mario y se cayó a mi lado, él se quedó frito, María tenía la cara a pocos centímetros de la mía, me expuso el cuerpo desnudo para que pudiera masturbarme mirándola pero no le bastó con ello, su mano se acercó a mi cara y me la acarició, me hizo estremecer de fuerte placer, al ver que no la rehusaba, más bien todo lo contrarío, fue bajándola hasta llegar a mi pecho!!!!!, nunca una mujer me había acariciado las tetas pero he de confesar que nunca un hombre me lo había hecho con tanta suavidad y pasión a la vez, hizo que me sacara la camiseta y repitió lo mismo pero esta vez el contacto era directo, yo seguía jugando con el clítoris mientras que mi amiga me tocaba las tetas, los pezones, la cara, el vientre, el pubis con un tacto que jamás había notado en un hombre, iba corriéndome una y otra vez, ella ponía cara de felicidad mientras lo hacía, al final me acariciaba el clítoris con una mano y el resto del cuerpo con la otra, necesitaba tocar su cuerpo y tímidamente lo hice, lo recibió con agrado, nunca había tocado una mujer ni sentido deseos de hacerlo pero aquello me gustaba, puse un dedo en el clítoris de María que lo recibió duro, jugando con él empezó a medio gemir en silencio pero a medida que ambas íbamos tocándonos la notaba mas excitada, puse un dedo en su cueva que estaba llena de la leche que su novio acababa de descargar, cuando se corrió cerró tanto el coño que casi atrapó mi dedo allí dentro.

Ya más calmadas y después de innumerables orgasmos de ambas acercó sus labios a los míos y me dio un beso que recibí con agrado, no solo porque me apetecía, quería con él darle las gracias del placer recibido.

Total, que acabamos durmiéndonos las dos abrazadas y desnudas, y así estuvimos toda la noche, nos despertaron nuestras parejas que nos vieron así, nosotras nos separamos y nos reímos, ellos dijeron y nos preguntaron de todas las maneras posibles si había pasado algo de debieran saber, las respuestas fueron totalmente ambiguas, el tono era de lo más jocoso, por cierto, que no nos importó para nada levantarnos desnudas que ambos se recrearan con la visión completa de la novia de su amigo en pelotas, les dijimos de ir a darnos un baño, cosa que aceptaron inmediatamente, pero les exigimos que se desnudaran, mejor dicho, los desnudamos, yo a mi novio y María al suyo, mirábamos sin disimulo las pollas que por cierto estaban muy duras igual que Mario miraba mis oscuros pezones o mi pubis recortado y Pablo las firmes tetas de María y su pubis sin un solo pelito.

Aquella mañana no hicimos nada más que bañarnos y tomar el sol desnudos, los hombres estaban tan calientes como nosotras, lo que pasaba es que en ellos era más evidente, pero nosotras teníamos un secretito que ellos desconocían.

Decidimos comer al borde del rio sin vestirnos, parece que todos nos sentíamos bien desnudos, pero la conversación fue tomando unos derroteros muy subidos de tono, hablábamos de nuestras vidas sexuales con total naturalidad, María y Mario tenían pocos días de relación y se estaban conociendo en lo sexual, ella nos explicó que una de las cosas que le da más placer es la posición del perro, cosa que Mario no sabía, nos dijo que así se sentía más penetrada, especialmente si estaba con un hombre que la tenía grande (como era el caso de Mario, aclaró a pesar de no hacer falta, estaba a la vista de todos), yo conté que desde que estaba con Pablo lo habíamos hecho varias veces por el culo, cosa que nunca había hecho con otras parejas, Mario y Pablo coincidieron en que una de las cosas que más placer les daba era correrse en la boca, en esto también coincidimos María y yo, ninguna de las dos se lo hacíamos ya que nos daba asco solo de pensarlo.

Poco a poco los cuerpos de María y Mario se iban acercando, Pablo y yo les imitábamos, era evidente que los cuatro deseábamos lo mismo, se hizo un silencio, vi como la boca de María se acercaba a la de su novio, Pablo acercó la suya a mis labios, nos estábamos morreando con pasión cuando vimos que nuestros amigos se levantaban y se iban hacia la cabaña, pero ellos no tenían más ganas de follar que nosotros, y como no nos importaba hacerlo al aire libre me agache y cogiéndole la polla la puse entre mis labios carnosos dándole el placer que solo se dar yo, cuando noté que si continuaba se me correría, me estiré en el prado con las piernas abiertas para recibir en justa compensación a tal trabajo, y Pablo me dio todo lo que quería, varios orgasmos con su hábil lengua lamiéndome el clítoris y sus deditos pellizcándome los pezones, pero quería sentir dentro del coño algo largo y duro, y mi novio la tenía así, hice que se estirara y me puse encima suyo, la pasión de ambos era tal que cabalgábamos abrazados, yo me iba corriendo hasta que él no pudo más, noté como unos chorros potentes de leche inundaban mi interior, lo que hizo que explotara en un último y espléndido orgasmo.

He de reconocer que necesitaba aquello, después de que mi última relación fuera con una mujer, cosa que nunca antes había hecho, me dejó muy satisfecha pero también muy caliente y con deseo de lo único que no podía darme, una polla en el coño.

Curiosamente, y visto en perspectiva, nunca tuve remordimientos de no habérselo explicado en aquel momento, ni tampoco el sentimiento de haberle sido infiel, seguro que haciendo lo mismo con un hombre me hubiese sentido mal, las veces que teniendo pareja he tenido algún tipo de relación con otro hombre, incluso si no pasan de simples caricias, acabo sintiéndome mal y en este caso no era así.

Me tendí en la hierba con las piernas abiertas, salía del coño la leche que Pablo había depositado y no era poca, mientras nuestros amigos estaban desaparecidos dentro de la cabaña nos pareció oír algún gemido de María.

No tardaron en llegar, lo que había pasado era tan evidente que nadie se escondió de nada, es más, pude ver como entre las piernas de María regalimaba la leche, cosa que comenté a los demás y nos reímos.

Un último baño sirvió para sacarnos el sudor y algo más, volvimos a la cabaña los cuatro con la amistad más sellada que nunca y un sentimiento de compenetración total.

Decidimos acercarnos al pueblo, nos vestimos, ya ninguno se encerró en el lavabo para hacerlo, era también curioso abrocharme el sujetador o subirme el tanga delante de dos hombres y una mujer, las chicas nos pusimos un vestido que nos llegaba a la rodilla, no queríamos dar la nota con minifaldas ni nada extremado, en el coche y en el pueblo nos lo pasamos muy bien, cenamos en una taberna y lo reconozco, bebí bastante más de la cuenta y eso me hace desinhibir, en el camino de regreso no paraba de decir tonterías, mi novio dijo que dejara de comportarme como una cría o tendría que castigarme como tal, yo, en acto de chulería le dije:

  • Castígame si te atreves
  • Eso me encanta, dijo María, yo le haría desnudar y que estuviera sí el camino de regreso

Todos nos quedamos parados con el comentario, pero yo, más chula que nadie dije:

  • Si me desnudas tú, no hay problema.

Inmediatamente y en vistas de que aquello prometía un buen momento, pararon el coche, Maria desabrochó uno a uno los botones del vestido y me lo sacó, los chicos miraban como me iba desnudando, puso los dedos en los corchetes del sujetador y de un tirón dejó libres las tetas, Mario y Pablo alucinaban de cómo me dejaba hacer y de cómo María hacia, esta puso los dedos en la goma del tanga y tiró de él sin contemplaciones dejándome en pelotas.

  • Castigo cumplido, dijo

Pude ver que en los pantalones de ambos hombres se les había formado un bulto importante, me senté y até el cinturón completamente desnuda y les dije que siguieran, Mario puso de nuevo en marcha el coche y seguimos camino, la oscuridad impedía que la gente y coches que nos cruzábamos me vieran en pelotas, entonces noté que una mano se ponía en mi pierna, evidentemente era María, la miré y mientras le dirigía una sonrisa abrí las piernas para darle mejor acceso, poco a poco subió la mano hasta el coño, estuve a punto de dejarme ir pero temía la reacción de Pablo así que, a pesar de disfrutarlo, no quise que las caricias me hicieran correr, ella bajó la mirada para que me fijara que también había abierto las piernas, puse mi mano allí dentro y separando el tanga le toqué el conejito que estaba encharcado, sin duda optó por hacer lo mismo que yo, disfrutar de las caricias sin correrse

Y cuando llegamos a la cabaña bajé del coche desnuda y lo único que recuerdo es que me quedé tirada encima de la cama dormida.

Abrí los ojos hacia las 10, seguía completamente desnuda, miré a mi alrededor, todos estaban tal como vinieron al mundo, María con una pierna entrelazada a las de su novio y Pablo completamente frito, me incorporé e inmediatamente Mario hizo lo mismo, sabía lo que quería, nos fuimos al rio y nos echamos al agua, tiene un morbo especial estar nadando desnuda con un amigo mientras tu novio y su novia están desnudos en la misma cama, y si este amigo notas que su polla está erguida todavía más, pero ni pasó nada ni se insinuó en ningún momento.

Estuve atenta para ver si mi novio nos espiaba y, o bien lo hacía mejor que el día anterior o no fue así.

Una horita más tarde vemos que ambos se acercan, querían compartir el baño matinal.

Después de un copioso desayuno nos vestimos para hacer senderismo, el sitio ocultaba paisajes de postal, fue preciosa la excursión de la que regresamos bastante tarde, casi oscurecía.

Nos duchamos, los chicos propusieron una cena nudista, pero María tuvo mejor idea:

  • Porque no lo hacemos nostras en tanga y vosotros en calzoncillos?, es más sugerente

Y todos estuvimos de acuerdo, claro que cuando vimos el tanga de María lo entendimos, era simplemente un hilo, nada más, se metía dentro de los labios vaginales y de la raja, por desgracia no tenía nada parecido, el mío era más convencional, la parte delantera era un triangulito. Pablo se puso unos calzoncillos bóxer mientras que Mario unos eslips ajustadísimos.

Empezamos a cenar con un ambiente muy morboso pero lo que pasó cuando María y yo estábamos recogiendo los platos no me dejó indiferente, más bien todo lo contrario, me dijo al oído:

  • Tienes unas tetas preciosas, me muero de ganas de comértelas, habrá que hacer algo.

Incluso Pablo se dio cuenta de que me había puesto colorada y estaba algo nerviosa, al contrarío que María que estaba más alegre que nunca.

Y llegó la hora de los postres, fresas con nata, un plato de por sí solo inocente pero que hizo que todo hiciera un giro, os cuento:

Estaba repartiendo los platos, Mario repartía las fresas y María era la encargada de poner la nata en los platos y como quien no quiere la cosa dijo:

  • Hay una manera más divertida de comer esto.

Evidentemente ninguno de los tres entendí nada, le preguntamos cómo y nos dijo:

  • Os lo enseño.

Apartó todo lo que había en el centro de la mesa dejándola libre en toda su longitud y entre el asombro de todos me dijo:

  • Por favor, súbete a la mesa y estírate encima.

No tenía ni idea de que pasaría, miré a mi novio que no mostró ningún impedimento, tímidamente me subí encima y me estiré, mis piernas colgaban de la mesa, podéis imaginaros el efecto, yo, casi desnuda estirada sobre la mesa, entonces María cogió el espray de nata y lo acercó a uno de mis pezones, apretó el surtidor y depositó allí un poco de nata, la suficiente para que se cubriera el pezón, inmediatamente lo entendí todo, esto ligaba con el comentario anterior pero no estaba muy segura de que a mi novio le gustara ver como María me comía el pezón, automáticamente dirigí la mirada hacia él y me lanzó una sonrisa, en aquel momento vi que no solo no se disgustaría si no todo lo contrario y ya liberada de este problema empecé a ponerme muy caliente, María, muy despacito, como queriendo que todos disfrutáramos del momento se inclinó sobre mí, los labios cada vez estaban más cerca de mi pezón cubierto de nata y en el momento que abiertos tocaron mi piel sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo de arriba abajo, ella los cerró arrastrando la nata pero también mi puntiagudo y duro pezón haciéndome sentir un gran placer.

  • Que os ha parecido?, dijo María, no es mejor que comerla en el plato?
  • Ya lo creo, dijo Pablo

Creo que el único que no se atrevía a decir nada era Mario, María volvió a llenarme le pezón de nata, suponíamos que lo preparara para Pablo pero también hizo lo mismo con mi otro pezón, serían los dos para Pablo o lo compartiría con Mario?, no tardé en saberlo.

  • Chicos, ya tenéis nata, un pezón para cada uno.

Uf!, permitiría mi novio que su amigo me comiera el pezón?, si, lo permitió, Mario no se atrevía a acercarse, Pablo casi tenía la boca en el pezón y como veía que su amigo no se atrevía le dijo:

  • Venga tío, que se te calentará la nata.

Con el permiso de mi novio se acercó a mí, pude ver las dos boquitas que se acercaban una a cada uno de mis pezones, el contacto fue simultaneo y a diferencia de María no se limitaron a comer la nata, me estaban mamando los pezones, yo, que siempre he sentido gran placer en ellos empecé a gemir y me movía disfrutando de aquellos labios que tiraban de mis pezones, pero noté que unas manos me sacaban el tanga, no podía ser otras que las de María pero no me preocupaba, estas mismas manos me separaron las piernas y noté como ponía nata en el coño y una lengua se disponía a comerla, Mario y Pablo, sin dejar de lamerme los pezones miraban como María me comía el coño y pudieron oír y notar cómo me corrí violentamente.

Cuando cesó mi largo orgasmo las tres bocas se separaron, se hizo un silencio, no sabía si debía levantarme ya, pero María dijo:

  • En este momento necesita algo más.

Y tenía mucha razón, se acercó a su novio y le bajó los calzoncillos, ladeando la cabeza pude ver la polla de Mario como apuntaba al techo, lo colocó entre mis piernas, la polla quedaba a la altura perfecta para encajar en mi coño pero que fuera Mario y no mi novio quien estaba a punto de penetrar mi coño me intranquilizaba por Pablo, este acercó su boca a la mía, me dio un beso y me dijo:

  • Disfrútalo cariño

Cogió fuerte mi mano y me miraba, enseguida noté el contacto de la polla de Mario en la entrada de mi cuevecita, poco a poco se iba introduciendo, mi coño mojado y poco antes lamido por María facilitaba la labor, entre tanto mi novio seguía cogiéndome fuertemente la mano y mirándome con una sonrisa, cuando los huevos hicieron tope me sentí llena completamente, la polla de Mario era bastante más grande que la de Pablo, María se vino a mi otro lado y me cogió la mano que tenía libre, Mario empezó un movimiento lento de entrar y salir la polla que me enloquecía, pero mi nueva amiga no se limitó a tomar una actitud pasiva, sin dejar mi mano me empezó a acariciar las tetas, invitando a mi novio que hiciera lo mismo, todas mis zonas erógenas estaban siendo estimuladas simultáneamente y empecé a correrme sin parar, Mario tampoco se paraba, cuando María me acarició el clítoris unido a los toqueteos de las tetas que me hacía mi novio y ella y la penetración de Mario obtuve el que hasta hoy han sido los mejores orgasmos de mi vida. Cuando Mario estaba a punto de correrse preguntó si era prudente hacerlo dentro del coño, solo pude decir entre gemidos:

  • Si la sacar ahora te mato, dispáralo todo dentro

Y así lo hizo, noté como la leche me entraba más profundamente que nunca, él sudaba entre el calor y la acción, cuando acabó todos vieron que era capaz de seguir recibiendo placer, María cogió a mi novio y le sacó los calzoncillos, le cogió la polla con la mano y la apuntó a mi coño, no sabía que sentiría él al entrar la polla en el coño de su novia que estaba lleno de leche del amigo pero al parecer le importó poco, Mario ocupó el lugar que había dejado libre y así repetimos con la diferencia que el clítoris me lo acariciaban a dos manos, la de María y la de Mario.

Pablo no tardó mucho en correrse, al parecer todo lo que había pasado le calentó tanto que fue incapaz de aguantar pero no me importó, en este tiempo tuve los suficientes orgasmos como para quedar completamente satisfecha.

Me levanté, mi coño era como un manantial, rebosaba la leche por todas partes. La única que no se había corrido era María y no quería que la autora de todo aquello quedara sin premio, intuí que me necesitaba más a mí que a un hombre, la hice sentar en un sillón y ante la atenta mirada de los dos hombres coloqué la cara entre sus piernas y le hice una comida de coño que, a pesar de ser la primera de mi vida, le gustó mucho ya que no paraba de jadear y correrse.

Después de todo aquello nos quedamos dormidos.

Como era ya habitual me desperté y Mario me esperaba para ir a tomar un baño matinal, no sabía si pretendería follarme, realmente me apetecía tener una sesión de sexo a solas con él pero cuando en el agua se me acercó le dije:

  • Tengo muchas ganas de follarte, pero querría que primero María se haya follado a Pablo
  • Seguramente lo estarán haciendo ahora
  • Es lo más probable, pero ayer nosotros ya follamos y ella no, quiero estar segura.

Lo entendió, estuvimos mucho rato solos, si no salían es que realmente se habían despertado y se dedicaban al sexo, cuando al fin vinieron nos confirmaron que si, habían follado, en este momento le dije a Mario:

  • Ahora sí, fóllame

Y al lado de nuestras parejas me montó, follamos con pasión durante mucho rato, ellos dos no nos hacían ni caso, se pasaron el rato entre tumbados en la hierba y el agua, y es que a partir de aquel día las vacaciones fueron así, si alguno tenía ganas de follar lo hacía con la que tenía más ganas, fuera o no su pareja, y evidentemente algunas noches lo hacíamos a tres y a cuatro.

Pero por desgracia las vacaciones se acabaron y todo volvió a la normalidad.