La buena madre

Incorporo de nuevo relato que publiqué hace tiempo y que luego retiré. Para los nuevos lectores...

Les contaré mi historia. Tengo una niña de 4 años y hace 3 años que me he separado de quien es el padre de mi hijo. La verdad es que lo más importante para mi ahora es mi hija María y es por la que vivo y por la que daría todo lo que fuera.

Vivimos las 2 solas en un pequeño piso que recientemente he podido comprar en un barrio a las afueras de la ciudad, donde aunque no vivimos de lujo, tampoco pasamos calamidades, eso si, privándonos de caprichos y excesos, dado que la cuota de la hipoteca se lleva gran parte de mi sueldo.

Por cierto, me llamo Marta y trabajo de recepcionista en un conocido hotel de la ciudad. Mi sueldo no es muy alto, pero valoro mucho la jornada laboral que me permite tener libre las tardes para ocuparme de María.

La relación con mi ex no es muy buena. Más bien podría decirse que es un infierno. Nunca llevó muy bien el tema de nuestra separación, pero yo no estuve dispuesta a perdonar su infidelidad. Fui yo quien pedí el divorcio y ello supuso también la venta del chalet que teníamos en común y  donde vivíamos, y con lo que me correspondió, pude dar la entrada para mi actual pisito.

A fecha actual, sigue haciéndome la vida imposible y sabe darme donde más me duele, en el tema de mi hija María.

Hasta ahora, el régimen de visitas de la niña venía siendo de un fin de semana con el padre cada 15 días, además de 1 mes de vacaciones en verano y otra semana en Navidad. A mi me cuesta mucho separarme de mi niña pero he de aceptar que tiene que ser así y cumplir la sentencia judicial de separación.

Sin embargo, hace unos meses la cosa se complicó aún más. Mi ex me sigue odiando y la verdad es que yo también a él, pero él sabe como hacerme daño.

Hace unos meses y coincidiendo con el fin de semana que le tocaba recoger a la niña, vino a buscarla a casa a las 6 de la tarde el viernes como era habitual. Yo me despedí de María y entregando a su padre la bolsa con su ropa para el fin de semana, se fueron los 2 y yo me quedé en casa, algo apenada por la marcha de mi niña como me ocurría siempre.

Decidí ponerme a leer y así olvidar algo mi pena y no había pasado ni una hora cuando volvió a sonar el timbre de la puerta. Miré por la mirilla y vi que era mi ex. Supuse que algo se me había olvidado en el equipaje de María y abrí la puerta, pero me sorprendió que no venía con María sino que venía solo.

-          ¿Dónde está María?, ¿ha pasado algo?.

-          No te preocupes, no ha pasado nada y María está bien, en casa de los abuelos. He venido porque quiero hablar contigo de algo importante.

Yo supuse que era algo relacionado con mi hija, así que le dije que pasara y muy friamente le indiqué que se sentará en el salón. Entonces comenzó hablar, como casi siempre con su mala educación y grosero lenguaje y a mi se me empezó a helar la sangre según iba oyendo lo que me decía.

-          Mira, pedazo de puta, desde que me abandonaste he venido estudiando como vengarme de ti y hacerte sufrir y creo que ha llegado el momento. He venido estudiando con mi equipo de abogados el caso y vamos a pedir que María venga a vivir conmigo.

-          Eres el mismo cabrón que siempre  has sido. Tu sabes perfectamente que la niña está mucho mejor atendida conmigo y que dispongo de más tiempo para ella, aquí está su colegio y sus amigas. Tu vives lejos y tu trabajo no te permite tiempo libre para atenderla.

-          Todo eso ya lo he tenido en cuenta ¿o crees que soy gilipollas?. Pero bueno, no he venido para hablar de eso contigo, solo para decirte que estoy dedicido a darte por culo y así vengarme de ti.

-          Eres imbécil, lárgate de mi casa ahora mismo.

-          Espera, aún no has escuchado mi propuesta. Como te he dicho, quiero darte por culo y te voy a dejar elegir entre 2 opciones: Opción 1, te voy a dar por culo psíquicamente, quitándote la custodia de María. Se que eso  te hará sufrir mucho, y opción 2: no pediré la custodia de la niña pero a cambio, quiero darte por culo físicamente y tendrá que ser ahora mismo, aquí y ahora, en tu casa. Se que eso también te hará sufrir mucho, dado que siempre te negaste.

-          ¿Quéeeee?.  No puedo creer lo que estoy oyendo. Márchate ahora mismo de mi casa.

-          Piensa lo que dices Marta.  Te aconsejo que elijas la opción segunda, y ahora mismo te bajes esos pantalones y tus braguitas y me dejes penetrar ese agujerito tuyo que nunca me dejaste perforar y yo digo a mis abogados que rompan todo el papeleo que tienen preparado para presentar al juzgado.

-          Vete de aquí o llamo a la policía.

-          Está bien, te arrepentirás, te lo aseguro.

Estaba llena de ira. No podía creerme lo que había pasado. Aquel hijo de puta me estaba proponiendo que le entregara mi cuerpo, que me dejara penetrar por atrás, cosa que no había hecho nunca en toda mi vida, chantajeándome con arrebatarme a mi niña.

Le eché de mi casa a empujones, cerrando la puerta de un portazo.

Reconozco que estaba algo preocupada, pero sabía que aunque ese cabrón solicitara la custodia de María, tenía pocas posibilidades de que un juez determinara que se fuera a vivir con él, así que pronto me olvidé del asunto y pensé que se había tratado de una nueva putada de ese ser con el que había compartido 5 años de matrimonio.

Habían pasado 3 meses de aquello y estaba en casa arreglándome para salir de compras. A pesar de que ya no era una niña, con mis 30 años aún tengo buen tipo y me gusta cuidarme, sigo estando tan delgadita como fui toda mi vida y estaba alisándome mi  melena color castaño cuando sonó el timbre.

Acudí a abrir y era el cartero. Nerviosa abría la carta y era una notificación del Juzgado para una vista sobre la custodia de la niña. Aquel cabrón había cumplido su amenaza.

Mi primera reacción fue de ira, y luego de llanto, pero pronto logré tranquilizarme y pensar que aquello no podía salirle bien, ese desgraciado no tenía ninguna posibilidad de arrebatarme a mi hija, aunque sabía que como era una persona influyente y de buena posición económica, lo cual me preocupaba.

Aquella misma tarde visité a mi abogado y le conté la situación. El también me tranquilizó y me hizo ver también que era muy difícil que el juez decretara que la niña se fuera a vivir con el padre.

Aunque era lo que yo pensaba, necesitaba oir eso de la boca de mi abogado y me tranquilizó bastante oirlo.

Y llegó el día del juicio. Aquel fue el peor día de mi vida. Tuve que oir acusaciones contra mi de que era una mala madre, calumnias y mentiras, apoyadas en testimonios y testigos completamente falsos, incluso me dolió mucho oir esas mentiras en boca de algunas personas que consideraba amigas y que desconozco los motivos por los que se prestaron a esa farsa, aunque supongo que el dinero (que a mi ex le sobraba) algo tendría que ver en el asunto.

A los ojos del juez yo quedé como una puta, una mala madre sin recursos e irresponsable. Yo solo acertaba a llorar y gritar que todo era mentira.

Por otro lado, el presentó papeles sobre el colegio de élite al cual iría María, lo bien que estaría en su enorme mansión, e incluso presentó papeles sobre la reducción de horarios en el trabajo que había conseguido.

El asunto quedó visto y en unos días el juez decidiría con quien viviría la niña a partir de ahora.

La verdad es que yo salí del Juzgado derrotada psicológicamente. Todo lo que allí se había dicho era mentira. Yo jamás le había engañado durante mi matrimonio y desde la separación hacía ya más de 3 años, no había tenido relación sentimental ni sexual con nadie. Con falsos testigos me habían hecho quedar como una puta. Todo habían sido mentiras.

Tampoco jamás había dejado sola a la niña en casa, ni la había maltratado.

La verdad es que desde que había nacido María, yo vivía solo para ella, para que no le faltara de nada y jamás la había hecho daño. María era el centro de mi vida y sin ella me moriría. Ese cabrón sabía muy bien como hacerme daño.

Mi abogado me dijo que aquello no había salido como esperábamos, pero que de todas maneras, había que esperar la sentencia y que no estaba todo perdido como yo creía.

Habían pasado 2 semanas cuando mi abogado me llamó y me pidió que fuera a su despacho. Yo percibí que algo malo había ocurrido y así fue. Enseguida me comunicó que el juez había decidido que María estaría mucho mejor con su padre y dictaba sentencia que permitía a aquel hijo de puta reclamar que la niña fuera a vivir con él en cuanto lo quisiera.

Me entró un ataque de nervios y el mundo se me vino encima. Estaba a punto de perder a la persona que más quería y se iría a vivir con aquel monstruo.

Volví destrozada y llorando a casa y nada más llegar allí sonó el teléfono. Era el y burlonamente me decía:

-          Hola cariñito, ¿ya te has enterado de la buena noticia verdad?

-          Eres un auténtico hijo de puta.

-          Shhhhh,  Marta no creo que te convenga insultarme en estas circunstancias. Puedo ir mañana mismo a por María y llevármela ¿recuerdas?. Por cierto, ¿recuerdas aquella propuesta que rechazaste, aquella opcion 2?

-          ¿Qué quieres de mi?

-          Sólo quiero saber si estas dispuesta a estudiar aquella propuesta de nuevo, pero eso si. Quiero ahora mismo una respuesta, un si o un no. De lo contrario, mañana o a lo sumo el fin de semana, iré a por la pequeña y a por sus cosas para trasladarla a mi casa.

-          Por favor, no me hagas esto, por favor, sabes lo que esto supone para mi y tu en realidad no quieres ocuparte todos los días de María, sería un estorbo para ti, por favor piénsalo bien.

-          Lo tengo todo bien pensado cariñito y lo que más deseo es hacerte daño. Te voy a repetir la pregunta por última vez y, si no me das una respuesta, en un par de días María estará a mi lado. ¿Aceptas aquella opción 2 ?

-          Sabes que haría cualquier cosa para no separarme de mi hija

-          ¿Eso es un si?, ¿aceptas la segunda opción?. Solo quiero un si o un no por respuesta.

-          ¿Y si digo que si que ocurrirá con la sentencia?.

-          Si eliges la opcion 2 me daré por satisfecho con tu humillación y desistiré de la custodia de la niña. Como tu bien dices, sería algo de estorbo para mi

-          ¿Cómo se que cumplirás con el trato?

-          Cumpliré mi palabra. De todas formas, no estás en condiciones de negociar y tendrás que confiar en mi. Bueno, ya hemos hablado bastante. Aceptas la opción 2 ¿si o no?

-          Sabes que si. Eres un hijo de puta.

-          De acuerdo, mañana te escribiré un e-mail y te cuento. Un besito mi amor, jejeje.

Aquel monstruo se había salido con la suya. Iba a tener que entregarle mi cuerpo. Pero no tenía más remedio y por mi hija estaba dispuesta a dejarme hacer incluso cosas que siempre le había negado durante el matrimonio, como el sexo anal que pretendía hacerme.

Al día siguiente tenía en mi correo electrónico el siguiente e-mail.

From Alfonso

To Marta

“ Hola cariñito.

Supongo que ya estas disfrutando solo de pensar en nuestra opción 2.

He pensado alguna variación pero seguro que te gustará mucho también.

Las instrucciones son las siguientes: mañana viernes a las 6 de la tarde iré a tu casa.

Tu tienes que recibirme vestida solo con ropa interior.

Llamaré y cuando me abras la puerta, quiero verte solo con tu braguita y tu sujetador, nada más.

Si no cumples lo indicado, si llevas encima algo más, aunque solo sea un calcetín, me iré y habrás perdido el trato.

No lo olvides.

Hasta mañana amorcito. “

Cada vez odiaba más a este monstruo. Estaba decidido a humillarme desde el primer momento. Conocía lo vergonzosa que era y quería hacérmelo pasar mal.

Aquella noche no dormí nada pensando en lo que me esperaba al día siguiente. Miraba a María durmiendo en su cama y cuanto la echaría de menos si la perdiera, así que eso me daba fuerzas para hacer lo que fuera.

Ya era viernes, las 5 de la tarde y sali de casa con María de la mano rumbo a casa de mis padres. Iba a dejar allí a la niña mientras cumplía aquel asqueroso trato. Comenté a mis padres que tenía que acompañar a una amiga al médico y me despedí de María con un enorme abrazo y lágrimas en los ojos.

Llegué de nuevo a casa y continué llorando. Eran las 6 menos diez y recordé las condiciones impuestas. Me quité la blusa y también los pantalones, las medias, los zapatos..... únicamente tenía ya las bragas y el sujetador que aquella misma mañana me había comprado. Eran blancos y tupidos, sin transparencias, muy poco sexys. Acostumbraba a llevar tanga o braguita pequeña, pero había preferido comprar una de algodón y más grande de las que solía usar. Desde luego no era una situación para lucirse ni disfrutar.

Faltaban 2 minutos para las 6 y me vi allí así, medio desnuda y no pude aguantar y me puse una bata por encima.

A las 6 en punto sonó el timbre de la puerta.

Miré por la mirilla y no había duda, era aquel cabrón que venía a la cita. Dude mucho, pero me acordé de lo tajante que había sido en su correo, asi que me quité la bata y quedándome solo con la ropa interior puesta.

El timbre volvió a sonar y abrí la puerta unos centímetros, escondiéndome detrás de ella para evitar que si salía algún vecino al pasillo pudiera verme en aquellas condiciones.

Enseguida empujó la puerta y tras la misma vi como se iba abriendo e iba entrando aquel ser despreciable.

Cuando hubo entrado del todo, se giró a su izquierda, me miró, vió que estaba como me había pedido y sonrió. Entonces sucedió lo inesperado.

Tras él, entraron otros dos hombres que habían permanecido ocultos en la escalera y entrando apresuradamente, cerraron la puerta.

Inmediatamente me puse a gritar histérica y me giré contra la pared para tratar de ocultarme, pero mi ex esposo agarrándome por atrás, se apresuró a taparme la boca con su mano, mientras me decía:

-          Marta, o te callas o el trato queda anulado y nos vamos ahora mismo. Tu eliges.

Traté de calmarme algo y dijé aún muy alterada y llorando.

-          Maldito cabrón, eso no era lo que habíamos hablado.

-          Te dije que había modificado algo la opcion 2, ahora bien, si no estás de acuerdo nos marchamos. Además, ya conoces a  Jorge y a Daniel y no creo que sea tan grave que te vean en bragas.

Entonces giré la cabeza atrás y me di cuenta que allí estaban Jorge y Daniel, dos de sus amigos con los que a veces habíamos salido por ahí, al cine, de viajes, a la piscina. Desde la separación hace ya 3 años, no los había vuelto a ver. En aquellos años, con Daniel siempre tuve un buen trato, sin embargo Jorge nunca me había caido bien, siempre me miraba como con deseo y, aunque estuviera delante Alfonso, ( por aquel entonces mi marido) , no se cortaba en absoluto y me miraba a veces de arriba abajo, haciéndome sentir mal.

-          ¿No vas a saludar a nuestros amigos?.  Acércate ahora mismo a dales un par de besos,  Marta no seas antipática.

Mira, no te lo voy a decir más veces. A partir de ahora, o haces lo que te vaya diciendo, o nos vamos y ya sabes las consecuencias.

Con todo el dolor de mi corazón y con gran vergüenza, me di la vuelta, caminé 3 pasos hacia ellos y les dije hola mientras les daba dos besos de saludo en sus mejillas.

Luego di un par de pasos atrás y me quedé allí inmóvil junto a la pared del salón de mi casa, mirando al suelo para evitar sus miradas y mientras me cubría con las manos mi sujetador.

Enfrente había un amplio sofá azul que recientemente había comprado y enseguida los 3 se sentaron allí, enfrente de mi, sin decir nada. Yo no los miraba pero sabía que me estaban mirando. Sentía sus ojos observando mis piernas, mis bragas, mi cuerpo casi desnudo.

Pasaron unos segundos, un minuto quizás y Alfonso habló:

-          Que decepción Marta.  Con la ropa interior tan bonita que usabas antes y hoy que han venido a verte estos amigos, llevas esa ropa tan poco sexy. Bueno, de todas maneras quita tus manos de ahí y déjanos ver tu sujetador.

Decidí obedecer y baje mis manos, colocándolas ahora unidas delante de mis braguitas.

-          No, no, no. No seas mala chica Marta.  Cariñito, esas manitas tienes que ponerlas siempre sobre tu cabeza. Siempre sobre tu cabeza ¿te acordarás?

También obedecí y evitando mirarles, coloqué mis manos encima de mi cabeza.

De pronto vi que se me acercaba aquel cabrón. Acercó su cabeza a la mía y me dio un largo beso en la boca. Yo traté de permanecer impasible. Luego comenzó a tocarme y por encima del sujetador, me toqueteó mis pechos, y  luego, por encima de mi braga, también me tocó el culo y mi sexo.

Sentí algo de alivio cuando vi que se alejaba y se sentaba de nuevo en el sofá. Aunque me había hecho la fuerte, tener que soportar las manos de aquel individuo tocándome 3 años después me había resultado muy duro.

Pero entonces se levantó Jorge y se aproximó a mi. Enseguida adiviné que las intenciones eran las mismas y hablé:

-          Por favor Alfonso, no me hagas esto. Te prometo que haremos los 2 lo que tu quieras pero esto no, por favor. Haz que se vayan ellos, por favor. Solo tu y yo.... por favor.

Sin acabar de terminar el último por favor, Jorge había puesto ya sus manos en mi pecho y, al igual que antes había hecho Alfonso, fue tocándome todas mis partes.

-          Joder Marta, lo que había deseado yo hacer esto que ahora estoy haciendo. Siempre sentí mucha envidia de Alfonso por tener este cuerpo para el solito y ahora mira..... también es mio, jajaja. Muchas gracias Alfonso por todo esto, eres un buen amigo.

Y dicho eso, y después de tocar bien todo lo que quiso, también me dio un beso en la boca, intentando meterme la lengua, cosa que pude evitar.

Luego fue el turno de Daniel. Se acercó a mi, le miré con lágrimas en los ojos como suplicándole ayuda, y me dio un besito cariñoso en la mejilla. Pero al igual que los otros anteriores, no tuvo ninguna compasión de mi. No me esperaba eso de él, pero enseguida puso sus 2 manos sobre mi sujetador, agarrándome mis pechos y luego el culo y luego.... hasta que se cansó y volvió a sentarse junto a los demás.

Yo permanecí alli de pie, con mi sujetador y bragas blancas que tan feos les habían parecido y con mis manos sobre la cabeza como me habían ordenado. Entonces volvió a oirse la voz de Alfonso:

-          Ahora Marta, quiero que les enseñes a nuestros amigos tus tetitas, esas tetitas tan pequeñitas y blanquitas que tantas veces te he comido, con esos pezones chiquititos,  rosaditos y duritos. ummmmm

Sabía que este momento iba a llegar, lo presentía, pero no por eso me impresionó menos. Aquel cabrón se acordaba aún perfectamente de cómo era mi pecho y quería compartirlo con sus amigos.

-          Vamos cariñito, enséñaselo, quítate ese horrible sujetador, vamos, vamos, ¿te suena de algo este nombre?. M A R I A, jajajaja, venga  ¡¡¡ fuera ese sostén !!!

Sólo escuchar el nombre de mi hija, hizo que brotaran aún más lágrimas de mis ojos e instintivamente, mis manos se fueron a la espalda, desabrochando el sujetador. Cerrando los ojos, me lo quité, lo arrojé al suelo y cubrí mis pechos con mis manos.

-          Ohhhhh, tu esposa ha olvidado que debe poner las manos sobre la cabeza, dijo sarcásticamente Jorge.

-          ¿No has oido a Jorge cariñito?. Si te tengo que recordar esto otra vez.... lo lamentarás.

Dubitativa y temblorosamente, fui quitando las manos de mi pecho y las coloqué donde me habían indicado, dejando a la vista de los 3 monstruos mis pequeños pechos.

  • Joder que buena está, vaya par de tetas, pequeñitas pero bien puestas, dijo Jorge,  a la vez que se levantó rápidamente.

Se acercó a mi y comenzó a tocármelas, .... y luego Daniel, ... y luego Alfonso..... Yo permanecía con los ojos cerrados, sintiendo aquello como lo peor vivido nunca. Uno tras otro se iban turnando y  tocaban y tocaban mi pecho, a veces sentía como me lo chupaban, a veces como me pellizcaban los pezones, a veces como me daban mordisquitos en ellos.... de vez en cuando sus manos bajaban y ponían sus dedos sobre mi braguita encima de mi sexo.

Yo no quería abrir los ojos, no sabía quien era en cada momento quien me estaba tocando, pero eso me daba igual. Parecía que con los ojos cerrados me ausentaba de aquel infierno, aunque no era asi.

De repente abrí un poco mis ojos y los vi. Durante aquel manoseo que duraba ya bastantes minutos, se habían despojado de su ropa, y estaban totalmente desnudos. Vi sus penes completamente erectos y..... decidí volver a cerrar los ojos.

Después note como me tiraban del pelo hacia abajo, obligándome a doblarme y caí de rodillas. Alguien volvió a colocar mis manos sobre mi cabeza y .... enseguida llegó lo esperado.

Con mis ojos cerrados pronto noté como una masa de carne caliente intentaba abrirse paso entre mis labios, mientras yo oponía resistencia, pero un brusco tirón de pelo me hizo cambiar la actitud y mi boca abrió paso a aquel pene erecto.

El pene entraba y salía de mi boca, mientras yo permanecía con los ojos cerrados. No veía quien era el dueño de aquel instrumento, prefería no verlo, pero sabía quien era. Reconocí aquellos movimientos y su forma de apoyar su mano en mi nuca.

Tras un par de minutos aprovechándose de mi indefensa boca, eyaculó dentro de ella. No lo escupí, quizás por miedo, pero tampoco me lo tragué.

Amablemente alguien puso un pañuelo en mis manos y yo descargué en él, aquel semen que habían depositado en mi boca.

Y enseguida un segundo pene estaba ya tocando mis labios. Volvió a colocar mis manos sobre mi cabeza. Tampoco miré, esta vez las acometidas eran más violentas, más profundas y casi me provocan el vómito, dada la violencia con que estaba siendo tratada y aunque no abrí los ojos, sabía que era Jorge quien estaba violando mi boca. Más rápidamente que el anterior, también eyaculó dentro de mi boca, y el mismo pañuelo me sirvió para repetir la operación.

Y llegó el tercero,  mismo procedimiento, quizás el que me trató con más suavidad de los tres. No habían pasado ni 30 segundos cuando sentí que se corría en mi boca.

Esta vez no me dieron el pañuelo.

Enseguida sentí como alguien me obligaba a ponerme de pie agarrándome con cierta brusquedad. Abrí los ojos y era Alfonso quien agarrándome por la axila me decía.

-          ¿Ves que bien lo has hecho cariñito?. Los 3 lo hemos pasado muy bien y nos has hecho la mejor mamada de nuestra vida. Venga, como premio ya puedes irte al cuarto de aseo,  lavarte la boca y darte una ducha si lo deseas. Nosotros tomaremos una cerveza antes de irnos, ¿tienes cervezas en el frigorífico verdad?.

Si tenía cervezas, pero nada respondí. Me apresuré a meterme en el cuarto de baño, cerrar la puerta con cerrojo y empezar a llorar en soledad como una loca.

Me lave los dientes, me enjuagué la boca con colutorio una y mil veces hasta quitar ese odioso sabor, me apetecía darme una ducha y quedar limpia de todo aquello, pero preferí esperar unos minutos y hacerlo más tarde cuando ya estuviera sola.

Entonces me miré al espejo. No me sentía orgullosa por lo que había hecho, pero si aliviada. Espero que ahora este hijo de puta cumpla su trato, pensaba.

También trataba de consolarme y pensaba:  no ha sido tanto, me han visto las tetas, si, me han manoseado, si, he tenido que chupar sus asquerosas pollas.....Pero nada más. Momentos antes cuando les vi desnudos, pensé que iban a violarme, sin embargo, no ha ocurrido. Ha sido buena idea no oponerme a chupársela, les ha gustado y han quedado asi satisfechos , ¡¡¡ no ha sido nada Marta !!!!, me decía para animarme, ¡¡¡ no ha sido nada !!!. Ni siquiera me han bajado las bragas, ¡¡¡ no ha sido nada, ya pasó !!!.

De pronto oí la voz de Alfonso que decía:

-          Marta, ¿no sales a despedir a tus invitados?

No tenía otra ropa, así que me puse mi albornoz rosa de baño que allí tenía y salí, dispuesta a despedirme seria y con dignidad. No quería que pensaran que habían destrozado mi autoestima. Les daría 2 besos y adiós, adiós para siempre.

Esperaba encontrarles en la puerta de salida, esperándome. Sin embargo cuando llegué al salón les encontré sentados de nuevo en el sofá y..... aún completamente desnudos.

-          ¿Te ha dicho alguién que te vistieras?. Me dijo Alfonso algo alterado.

-          ¿No habeis tenido ya bastante?, por favor, dejadme en paz. Os he hecho lo que habeis querido, vestiros ya y dejadme, por favor.

-          ¿Crees que María vale tan poco? ¿sólo una mamada a cambio de una niña tan guapa?.

-          Por favor Alfonso, ya se que me odias y quieres hacerme daño. Te aseguro que ya me lo has hecho y mucho, por favor, déjame ya, por favor, iros ya de aquí.

Sin hacer caso a mis palabras, enseguida me dijo:

-          Tienes exactamente 1 minuto para quitarte eso y quedarte como estabas hace 15 minutos. Si no lo haces, nos iremos de aquí como tu deseas, pero mañana estaré aquí a por María.

La pesadilla continuaba. Que tonta había sido pensando que todo había terminado, muy tonta.

Alfonso conocía lo vergonzosa que yo era. Sabía lo mal que lo había pasado una vez, hace ya años, en que por una tontería en una fiesta en nuestra casa, todos los que estábamos decidimos bañarnos en la piscina del chalet desnudos. Por no ser la única en negarme, lo había hecho, pero luego cuando todo terminó le dije que jamás, jamás, jamás, me obligara a desnudarme delante de nadie.

Aquel recuerdo vino ahora a mi mente y sabía que también pasaba ahora por la cabeza de aquel cabrón.

Sabía lo que iba a hacer. Me iba a obligar a quedarme totalmente desnuda delante de sus amigos.

-          Te quedan 20 segundos cariñito.

No tenía alternativa, desabroché mi albornoz y me lo quité. De nuevo estaba allí, delante de los 3 monstruos, con mis pechos al descubierto y solo vestida con mis bragas blancas.

-          ¿Y esas manos donde hay que ponerlas?. Dijo Jorge que ahora me daba también órdenes como si de mi ex se tratara.

Era mejor no discutir, asi que puse mis manos sobre mi cabeza.

Enseguida Alfonso se acercó a mi. Me agarró por los hombros y me hizo girar, dejándome de espaldas a los 3.

-          Ahora vais a ver un buen culo.

Y sin acabar de pronunciar la frase, tiró de mis bragas hacia abajo, bajándolas hasta la mitad de mis muslos.

Yo apreté los labios y me moría de rabia por tener mis nalgas a la vista de aquellos 3. Ahora esperaba que se levantaran a tocar mi trasero, pero no lo hicieron.

Ahí permanecí, de espaldas a ellos, exhibiendo mi trasero durante algo más de un interminable minuto. De pronto, extrañamente Alfonso volvió a agarrar mis bragas y me las subió volviéndome a vestir. Otra vez me agarró y me giró, volviéndome a colocar de frente a ellos, mientras mis manos permanecían sobre mi cabeza.

Ya no me fiaba mucho, pero ¿se habría compadecido de mi y no me iba a obligar a enseñar lo que más vergüenza me daba mostrar?, ¿se habría conformado con humillarme enseñando mi culo y ya me dejaba?.

-          Bueno, ¿qué os parecido la exhibición?. Ya os dije antes que tenía uno de los mejores culos que habeis visto en vuestra vida.

-          La verdad, - dijo Daniel que hablaba por primera vez -, nunca pensé que Marta tuviera ese culo. Intuía que estaba bien pero es que....es perfecto, redondito, firme, blanquito, sin ni siquiera un lunar.

-          Pues ¿sabeis que os digo?, - dijo Alfonso -, que en todo el tiempo que estuve con ella, no me dejó metérsela por ese culo perfecto.

No podía ser verdad lo que estaba oyendo. Me puse roja como un tomaté mientras los 3 me miraban y se reían a carcajadas. Pero, ¿cómo ese hijo de puta podía estar contando esas intimidades mías?. Entonces aquel cabrón volvió a hablar y lo que oí me tranquilizó.

-          Bueno chicos, y hasta aquí ha durado la fiesta. ¿No os he defraudado verdad?. Striptes y bebida gratis y en primera fila, jajaja.

-          Jooooo, que poco dura lo bueno tío. La próxima en mi casa, dijo Jorge, jajaja.

Mis anteriores pensamientos eran ciertos. Aquel hijo de puta no lo era tanto, y no me iba a obligar a mostrar mi parte más íntima a sus amigos. Aunque a pesar de eso, ya me había humillado bastante, tanto físicamente como de palabra.

Yo continuaba alli, de pie con las manos arriba, con mis bragas puestas, mientras los 3 cabrones se levantaban ya de su asiento, aún desnudos, e iban a por sus ropas.

Por fin todo había terminado.

-          ¿Y de verdad no nos vas a mostrar más partes de tu ex, pedazo cabronazo?, dijo Jorge.

-          Por lo menos enséñanosla desnuda del todo,  - dijo Daniel.

Aquellas 2 frases me hicieron temer lo peor. Además no me esperaba eso de Daniel.

-          No, dejadla ya. Es muy vergonzosa. ¿Sabeis?. Un día hicimos una fiesta en casa y por una tontería de esas, decidimos que todos nos bañáramos completamente desnudos en la piscina. Eramos unos 20 y ..... bla,bla,bla....

De nuevo no podía creer que les estuviera contando esas cosas de mi intimidad. Y continuaba hablando...

-          ...... pues le costó un montón quedarse desnuda. La verdad es que todos la miraban y estaban deseando verla sin ropa. Luego cuando se fueron me dijo que había pasado una vergüenza horrible y que enseñar su “cosita” era lo peor que le podía pasar, jajajaja.

-          Joder Alfonso, no nos hagas eso !!!!. Que nos enseñe su cositaaaaa !!!!

-          Si Alfonso, después de contar esto, no puedes dejarnos asi.

-          ¿De verdad no podeis aguantar sin ver su coño?, - dijo Alfonso

-          ¿Tu que crees?. Dijo Jorge mientras se señalaba su pene que se había vuelto a poner enorme.

Entonces Alfonso se giró hacia mi y me dijo:

-          Lo siento cariñito. Yo no quería pero..... vas a tener que enseñar tu cosita.

-          Por favor Alfonso, por favor. Te lo ruego, déjame ya. Ya me has humillado bastante, me has hecho mucho daño te lo aseguro.

-          Sentaros otra vez en el sofá muchachos. Vamos a ver esa cosita-  dijo Alfonso.

Los 3 se sentaron de nuevo en el sofá y los 3 volvían a tener sus penes erectos. Entonces, volvió a hablarme Alfonso.

-          Ahora cariñito, muy despacito, vas a bajar tu manos de la cabeza y muy lentamente, vas a ir tirando de tus braguitas hacia abajo, lentamente, lentamente.

-          No por favor Alfonso, no me hagas hacerlo, por favor.

-          ¿Prefieres que vaya yo a bajártelas?, ¿te da menos vergüenza si te las bajo yo?, ¿o prefieres que te baje las bragas Jorge?

Entonces Jorge enseguida intervino:

-          Si por favor Alfonso, déjame a mi bajárselas, me encantaría.

-          Venga, es toda tuya, - dijo el cabrón de mi ex.  En cuanto a ti, dijo dirigiéndose a mi, estate ahí quietecita y las manos donde las tienes, pegaditas a tu cabeza. No quiero tener que recordarte un nombre de niña  de cinco letras.

Jorge se acercó y delante de mi se rió burlonamente y me dijo:

-          Solo de pensar lo que voy a hacerte Marta, mira como se me ha puesto mi polla.

Aquello era el colmo de mi humillación. No solo me iban a ver mi sexo que tanto apuro me provocaba, sino que además iba a ser Jorge quien me iba a bajar las bragas.

Y comenzó a hacerlo. Agarró con sus dos manos el elástico de mi braguita por ambos lados de mis caderas y empezó muy lentamente a bajarlas.

En una última esperanza, yo miré con ojos suplicantes a Alfonso, quien al verme, le provocó una sonrisa.

Jorge continuó tirando hacia debajo de mis bragas y a la vez, yo apreté los labios y cerré los ojos. Ya tenían mi sexo a la vista, pero continuó tirando de mis bragas hasta dejarlas en los tobillos, y agachándose, me las sacó por los pies.

Ahora estaba allí. De pie, con mis manos en la cabeza, mis ojos cerrados y completamente desnuda delante de los tres. Estaba muerta de vergüenza en tal situación.

Enseguida una mano se posó sobre mi vello púbico y noté otra en mi trasero y luego otras en mi pecho. Los 3 se habían abalanzado sobre mi y estaban sobeteando todo mi cuerpo. Aunque intentaba mantener las piernas todo lo juntas que podía, un ligero empujón me hizo perder el equilibrio, cosa que enseguida aprovechó Jorge para meter su mano entre mis piernas y a partir de ahí la situación se me fue de todo control.

Bajé mis manos de la cabeza e intenté defenderme, pero enseguida Alfonso me agarró una mano por la muñeca y Daniel la otra por mi otra muñeca y de esta forma quedé indefensa.

Suplicaba que me dejaran, lloraba y volvía a suplicar, pero aquellos toqueteos iban a más. Mis pechos empezaban a estar enrojecidos y doloridos por tanto pellizco y también mi trasero. La mano que me acariciaba mi sexo, lo hacía a veces con tanta fuerza que me provocaba dolor y a la vez, me agarraba mi vello púbico y tiraba de él.

De repente noté como un dedo intentaba abrirse camino por mi ano y a la vez, otro dedo lo hacía por mi vagina. Intenté tirarme al suelo para evitarlo, pero las manos de Alfonso y Daniel que continuaban agarrando mis muñecas me lo impidieron.

Con gran dolor no pude evitar que aquellos dedos entraran en mis agujeros. Dos dedos de Jorge entraban y salían rápidamente de mi vagina, mientras un dedo de Alfonso perforaba torpemente mi ano.

Entonces ocurrió. Vi como Jorge intentaba acomodar su pene entre mis piernas y buscaba la entrada a mi sexo. Notaba ya como la punta de aquella cosa empezaba a abrirse camino dentro de mi y con fuerza pude moverme un poco de mi posición, consiguiendo liberarme del pene de Jorge, pero a los pocos segundos Jorge volvía a intentarlo y esta vez con más ahínco. Sujetando con sus manos mis caderas, volvió a colocar su pene a la entrada de mi vagina y haciendo presión, está vez no falló.

De pie, sujetada por mi ex y por Daniel,  Jorge me estaba violando, mientras solamente oía risas, jadeos y obscenidades que prefiero no recordarlas.

Después de un buen rato de entrar y salir de mi, me dio 4 acometidas bruscas con las que me penetró a fondo y, haciendo mucho daño, eyaculó dentro de mi.

Sin esperar, Jorge y Daniel intercambiaron sus posiciones. Esta vez era Daniel quien iba a violarme y, bien porque ya apenas me quedaban fuerzas o bien porque había aprendido la posición a adoptar de Jorge, consiguió introducírmela al primer intento.

De nuevo entraban y salían de mi, de nuevo dolor, de nuevo humillación y de nuevo volvía a sentir el calor de aquel asqueroso semen dentro de mi cuerpo.

-          Bueno chicos, - dijo Alfonso a sus amigos.  No podreis quejaros de lo bien que lo habeis pasado. Ahora me toca a mi. Quiero probar ese culo que me tiene loco. Sujetadla.

Al oir que tenía intención de penetrarme por atrás, no se de donde pude sacar fuerzas pero me solté de las manos que me agarraban y comencé a soltar manotazos a un lado y otro, pero pronto consiguieron agarrarme de nuevo. Entre Jorge y Daniel, inmovilizaron mis manos y agarrándome la cabeza por el cuello, bajo el brazo de Jorge, me obligaron a doblarme.

Detrás de mi se había situado ya el cabrón de mi ex y, así como estaba, inmovilizada, doblada hacia delante y con mi culo en pompa, no tuvo dificultad en acercar su pene a la entrada de mi ano. Cuando sentí aquella cosa caliente a la entrada de mi orificio, sentí morirme e intenté una súplica más.

-          Por favor Alfonso, no lo hagas, por favor, por favor, te lo pido por nuestra hija, por favor, no me hagas esto, por favor.

-          Efectivamente Marta, te lo hago por nuestra hija, jajaja.  Sabes lo que siempre he deseado metértela por el culo y ahora es mi oportunidad.

No hubo más palabras, sentí una presión intentando abrir mi ano, pero tampoco era una labor fácil para aquel cabrón.  Yo intentaba cerrar mi orificio con toda la fuerza que podía acumular y dado que nunca había sido penetrado, era demasiado estrecho.

Noté como se escupía en la mano y untaba con saliva la entrada y volvía a intentarlo. Ahora si había conseguido introducir la punta de su asqueroso pene, a la vez que un alarido salía de mi garganta.

-          ¿Sufres pedazo de puta?. Pues esto no es nada para lo que aún te espera.

Y dicho esto, apretó su polla contra mi con gran fuerza, consiguiendo meterla casi totalmente dentro de mi culo. Yo noté como mi culo se había desgarrado. Desde mi posición con la cabeza agachada como me tenían retenida, también pude ver como unos hilillos de sangre me caían a lo largo de mis mis piernas hasta llegar a mis pies.

Yo gritaba y gritaba, no podía aguantar semejante dolor y estuve a punto de perder el conocimiento, pero por desgracia para mi, no lo perdí.

Fui consciente y sufrí la totalidad de aquellos interminables minutos en que aquel hijo de puta me estaba violando.

-          ¿Duele? ¿Lo pasas bien?, toma más, toma más, toma más, - repetía una y otra vez simultáneamente a que entraba y salía de mi culo.

Cuando pensé que ya no aguantaría más y que moriría de dolor, sentí unas cuantas acometidas más espaciadas y fuertes y terminó. Sin duda había eyaculado dentro de mi ano, pero esta vez ni siquiera percibí el calor de su semen.

Me soltaron y, como un saco de paja, caí al suelo.

Comenzaron a vestirse mientras contemplaban mi cuerpo desnudo, roto, vejado, humillado y ultrajado tirado sobre el suelo.

-          Tendrás a María, de momento. Quizás más adelante mis amigos quieran también probar ese culito.

Y diciendo eso los 3 salieron de mi casa, cerrando la puerta.