La buena, la mala y yo (capitulo 9)

-Es hora de que sepas en que trabajo realmente. Por obvias razones no le puedes decir a nadie. Yo

CAPITULO NUEVE

La bendita fiesta te Annie no pudo ser mejor. Se le ocurrió invitar casi a media ciudad y el lugar no tenia ni pies ni cabeza. Obviamente que todos fuimos con excepción de Dom. Lorena toco con su banda y eso animo bastante más el evento. Como siempre, el grupito de mis amigos completamente ajenos a los de mi hermana. La mujer estaba alcoholizada a mas no poder, hablaba y se besaba con todos y todas, gente iba y venia, nosotros solo observábamos y yo sentía pena ajena.

Las cosas estaban tremendamente geniales pero ya que la desgracia me persigue y no me deja ni un minuto a solas, Dom se presento bastante drogada. Iba en plan agresivo y comenzó a discutir con Annie. No estaba sola, le acompañaban un tipo enorme y una mujer con cara de pocos amigos pero ellos se quedaron haciendo guardia en la puerta. Ya los había visto antes, fueron a preguntar por Dom en una ocasión a casa.

-¿De quien es hija tu ex o por que trae seguridad? -. Me susurraba Lorena.

-Nunca conocí a sus padres, solo hablaba con ellos por teléfono o recados y jamás supe donde vivía. Solía compartir departamento con otros tres chicos cerca del campus pero ni idea -. Preferí no decirle más. - ¿Estas segura de que son guardaespaldas?

-Solo mira donde se quedaron y como observan hacia todos lados.

De la nada, Dom le tiro un puñetazo a mi hermana en el rostro y Annie se le fue encima a jalarle los cabellos y arañarle donde sea que alcanzara. Reaccionamos rápidamente Manuel y yo para separarlas. Era complicado porque Dom estaba extremadamente enojada y no quería soltarse. Intervinieron las dos personas empujando a mi hermano y a mí hacia atrás. Tomaron a Annie de los brazos y de alguna forma que no alcance a percibir, la desmayaron. A Dom solo se la llevaron cargada pero cuando vieron a la policía afuera, la dejaron a un lado y se acercaron para hablar con los oficiales para evitar más problemas.

Me levante del suelo y Dom se me acerca. Lorena estaba atendiendo a Annie.

-Sácame de aquí pero ya -. Estaba aun muy enojada.

No dije nada, tome su mano y salimos por una puerta alterna del lugar. Afortunadamente traía mi auto por lo que subimos y nos largamos de ahí.

-¿Qué sucedió? -. Yo si que estaba asustada.

Respiro un par de veces y se tranquilizo. Al parecer, lo que sea que se haya metido, ya le estaba dando bajón.

-Tú rubia y hueca hermana. Estaciónate por ahí y te cuento todo.

Me detuve en medio de la nada. El lugar donde hizo la fiesta estaba casi a las afueras de la ciudad. Mi teléfono comenzó a sonar. Lo tomo y apago.

-Me fui… te abandone por culpa de Annette. Me tendió una trampa y mi padre me saco de la ciudad hasta que se calmaran las cosas.

Nunca jamás en la vida conocí a los padres de Dom. Únicamente sabia que Vivian en una zona exclusiva de la ciudad pero no me tome la molestia de siquiera investigar. Don Noriega (no se ni como se llama su padre), tiene una empresa que administra varias cadenas de suministros por todo el estado. Conocía las oficinas y junto ahí pregunte durante mi búsqueda pero el hombre nunca dio la cara. Siempre me recibía su secretaria o algún encargado de seguridad. Se supone que ella trabajaba con Don Noriega pero tampoco sabía en que y era demasiado confiada como para preguntar. Nadie conocía nada de esta mujer mas que lo que ella quiera que supieras y también era relativamente ningún dato.

- Es hora de que sepas en que trabajo realmente. Por obvias razones no le puedes decir a nadie. Yo… -. Aun se notaba enojada pero los nervios le ganaban. –Trafico drogas.

Genial, una ex novia traficante. La cereza del pastel en mi vida.

-Supongo que Annie tiene algo que ver con eso y no me sorprende.

-Exacto. No se como pero alguien le dijo lo que hacia y se atrevió a amenazarme. Comenzó quitándome poca mercancía a cambio de su silencio contigo pero creo que no le basto y se fue a lo grande. Teníamos un cargamento enorme en puerta y ella aviso cuando y donde lo recibiríamos porque me negué a darle parte de mis ganancias. No era justo que me arriesgara todos los días y también te arriesgara para que tu caprichosa hermanita se llevara parte de todo lo que entraba a mi bolsillo. Trate de negociar con ella pero era casi imposible. La única alternativa que tenía era resignarme y entregar mi encargo, enfrentar las consecuencias con mi padre o eliminarla. Obviamente que no mataría a mi cuñada por mucho que la odiara así que entregue todo a los contrarios pero de todos modos tu hermana me jugo una mala pasada y me agarraron. Ya no te pude decir nada porque no era justo para ti. No podías cargar con el peso de mis acciones. Mi padre arreglo para que no pisara prisión y para que ni siquiera levantaran un acta ni nada con la condición de que me largara del estado por un buen tiempo. Mejor idea no tuvo y me mando con unos amigos suyos al sur. Todo este tiempo estuve viviendo allá. La nota que apareció en la puerta, yo la mande. Era preferible que doblara las manos y que me odiaras a que te hicieran algo. Amenazaron con ponerle precio a tu hermosa cabeza de maceta si no me iba. Tampoco podía avisarte y solo me fui con lo que traía puesto. ¿Ahora ya me entiendes? Todo lo hice por amor y por estúpida. Debía conseguir un trabajo de verdad y no esto. No espero que me perdones de inmediato ni que…

No tenia que decirle por lo que me arroje a sus brazos llorando como niña pequeña. La verdad me destrozaba pero al menos ya la sabía. Ahora todo tenia sentido y la culpa de todo lo que sufrí durante este tiempo era de Annie. Odiaba a todos y no sabia como reaccionar.

Lloramos juntas por mucho tiempo hasta que el sol nos saludo con sus primeros rayos. No quería regresar a casa ni quería ir a trabajar. Lo único que me apuraba era mi bebé.

-Creo que tenemos que regresar a casa. Pelusa debe estar hambrienta -. Sugerí.

-Regresemos.

Puse en marcha el auto y conduje relativamente lento hasta casa.

Al entrar mi perra se puso a llorar y saltaba para que le hiciéramos caso. Me hinque, la abrace y llore aun más. Sentí unos brazos en mi espalda. Era Lorena. Al parecer se quedo aquí. No vi a Dom por ningún lado así que me puse de pie y ahora lloraba en los brazos de mi novia. Me calme un poco y nos sentamos en el sofá.

-¿Dónde se metieron? Las buscamos toda la noche pero nada. Hasta tus padres se enteraron de lo que paso.

-¿Cómo esta Annie?

-Bien, solo se desmayo pero no fue nada grave. ¿Dónde estaban?

-No insistas. No paso nada pero tampoco te puedo decir lo que hablamos.

-¿Interfiere con nosotras?

-No. Annie.

La deje en la sala y me fui a dormir.

Supuse que tenia que irse a trabajar y yo no tenía humor para nada. Dormí hasta pasado el mediodía y desperté con dolor de cabeza.

A partir de este punto, Annie no volvió a dirigirme la palabra más que para lo estrictamente necesario. La vida regreso a la normalidad y preferí no decirle nada a nadie. Lorena se cansaba de preguntar pero jamás solté ni una sola palabra. Dom se sumió completamente en el alcohol. Cada día al llegar era verla tirada en el sofá con una botella de tal o cual bebida pero siempre en completo estado de ebriedad. Comencé a aborrecerla pero Lorena quiso hacer algo bueno por ella y la metimos a recuperación. Tardo bastante en entrar en razón pero lo hizo y dejo la bebida con nuestra ayuda y mucha fuerza de voluntad.

Cierta vez, antes de que entrara a rehabilitación, me la encontré precisamente en un bar que casi no frecuentaba, ahogada en alcohol. Solo estábamos Eliza y yo. La estaban sacando a rastras del lugar para dejarla tirada en una banca. De inmediato salimos, la subimos al auto y me la lleve a casa. En el camino, solo balbuceaba y lloraba. Cuando por fin la dejamos en el sofá, comenzó a hablar más entendible.

-Como es posible que haya perdido al amor de mi vida -. Se lamentaba.

-Son cosas que pasa, no tienes que afligirte -. La consolaba y abrazaba.

Vomito sobre mi hombro. Ahí fue cuando mi de cuenta de que esto no estaba bien y lo hable seriamente con mi mujer para que me apoyara. Yo era lo único que tenia. Su antigua vida se fue al carajo y su padre al parecer no le prestaba mucha atención. Su madre era un completo misterio.

Salió de rehabilitación dos semanas antes de navidad. Hicimos una pequeña fiesta animada solo con gaseosas y agua mineral. Estábamos solo amigos cercanos, es decir, Tontín, Lorena, Karla, Arturo, Eliza, Luis y Marla. Nos hablo de los nuevos amigos que hizo durante su estancia en la clínica, las historias de muchos de ellos, cuanto tuvo que sufrir para entender que su problema nos estaba ocasionando problemas serios y que todo tenía una solución. Fue una velada hermosa.

Una semana después, Lorena hablo seriamente conmigo respecto a otro tema importante.

-Cielo, se que va a ser duro dejar a Dom sola durante navidad pero mis padres quieren conocerte y este año te han invitado a pasar las fiestas con ellos. Se mueren de las ganas. ¿Aceptas la invitación?

No dude ni un segundo.

-Claro que si. El gusto será mío.

En mismo 24 de diciembre, empaque sus regalos y dos cambios de ropa que utilizaría durante la visita a sus padres. Estaba por demás nerviosa ya que era un momento importante. Teníamos un año de relación y a pesar de que por cuestiones de trabajo (viajes de ella), no pudimos hacer nada, merecía la pena tomarse un respiro y complacerla con la visita. Quedamos en que pasaría por mí a las 3 p.m. por lo que mi pequeña maleta permanecía junto a la puerta y yo esperaba en el sofá junto a Dom.

-Así que visitas a tu familia política.

-Eso creo. En realidad solo es para complacerla.

--Es una chica con mucha suerte. Tiene suerte de que estés a su lado -. Parecía que se lamentaba.

-Siento que soy yo la verdadera afortunada. Me ayudo cuando la necesitaba y ha estado conmigo para todo. Es un amor.

-Pero, ¿la amas?

Dude un momento.

-Claro, seria una tontería no hacerlo -.respondí.

-Aquella noche me dijo todo lo contrario.

-Fue un simple desliz. Quedamos en que no volvería a pasar y mira, no ha pasado.

Silencio.

-¿Eres feliz?

-Lo soy.

-¿Eres feliz con ella?

-Si.

-¿Mas que conmigo?

Golpe bajo.

-No pienso contestarte. No me atrevería a compararlas.

-Pues creo que en tu cabecita de maceta, lo estas haciendo. En este preciso momento nos comparas -. Ella tenía razón pero no lo iba a admitir.

-Estás completamente loca. Es una vil mentira.

Escuche el timbre y salte de mi asiento como tirada por un resorte.

-Nos vemos, Dom. Feliz navidad.

La abrace tibiamente no correspondió. Tome mi maleta y Salí al encuentro con mi novia.

Hola señoras, señores y señortias, ahora si el capitulo es mas largo y aclara algunos puntos. Muchas gracias por seguir la historia y nos leemos despues.