La buena, la mala y yo (capitulo 8)

Annie es como una piedra en el zapato.

CAPITULO OCHO

Todo se fue tranquilito hasta junio. No volvimos a tocar el tema de aquella noche de pasión aunque se enteró de lo que sucedió en la fiesta y lo bien que se porto Lorena con ella así que cada vez se veía mas arrepentida.

Annie cumplía años y obviamente que haría un desmadre y todos estaban invitados.

-Así que ya sabes. Puedes llevar a quien quieras menos a Noriega. A esa perra no la quiero en mi fiesta y no me importa lo que pienses acerca de eso. Es mi noche y no la vas a arruinar -. Defendía mi hermana muy enojada en mi oficina.

-Nadie la va a invitar. ¿Invitaste a Tontín?

-Lo invite o no, se que ira. Solo a el se lo ocurre guardar rencor por tanto tiempo. ¿Cómo se porta?

-No tengo quejas. Se encarga de sus cosas y pasa la mayor parte del tiempo en la facultad.

Se quedo a comer conmigo y después se fue a la escuela. No terminaba de sorprenderme la inmadurez de esa mujer.

Una semana antes del cumpleaños de Annie, acompañe a Lorena a un evento que tenia con la banda. A su vez celebrábamos nuestro séptimo aniversario por lo que me dedico algunas canciones, bebimos mucho y acabamos en su apartamento.

-Ya sabes donde esta la habitación. Dame un momento y ahora te alcanzo.

Mi vestido era incomodo al igual que los zapatos por lo que los mande a volar y me quede únicamente en ropa interior. Camine por el pequeño pasillo que separaba las únicas dos habitaciones y el baño. Lorena cambiaba de habitación como de ropa interior por lo que ya no sabia ni en cual tenia que entrar así que simplemente abrí la primera que encontré. Mujer esbelta, rubia, desnuda sobre un hombre igual de blanco pero enorme y de cabello muy negro. La mujer cabalgaba despreocupada. Cerré de inmediato la puerta y corrí a la otra habitación. Estaba ebria pero no era estúpida. Esa mujer era Annie y se la estaba montando de lo lindo con algún tipo. ¿Qué hacia ella aquí y quien era el? No me sorprendería que eso pasara en mi casa pero esta es la de Lorena. Son amigas pero no creo que haya tanta confianza.

Mi mujer entra a la habitación, lanza una mirada lasciva y se me echa encima.

-Espera, espera, espera, espera -. Detenía sus besos -¿Quién esta en la otra habitación?

-¿Entraste por error? Anuar no aviso que pasaría aquí la noche.

-¿Anuar?

-Mi primo. Esta de visita todo este mes, ¿no te lo había mencionado?

-No y te digo porque me pareció ver a Annie montándosela de lo lindo con el.

-Anuar tiene novia.

-Annie no es celosa.

Reímos y seguimos en lo nuestro hasta que los gemidos y gritos de los vecinos nos obligaron a parar por las risas que nos provocaban.

Por la mañana siguiente desperté con la sensación de no saber donde estaba. Sentí el suelo en mi rostro, estaba recostada sobre mis tacones y tenia una resaca de muerte. Me levante y entre de inmediato a tomar una ducha. Salí ya más fresca y dispuesta a vestirme pero recordé que llevaba vestido corto y se me quitaron las ganas.

-¿Te han dicho lo sensual y espectacular que te ves solo con una toalla encima?

Creo que estaba súper sonrojada.

-Algunas veces, si -. Mentira.

-Muy bien, quien te lo dijo tiene toda la maldita razón.

Busque algún cambio en su closet y por suerte aun estaba el cambio de ropa que había dejado hace meses. No era precisamente elegante pero no podía quejarme. Jeans deslavados, blusa a cuadros azul, unas botas cortas Levi´s de color café y mis características gafas para sol por eso de la resaca.

Lorena y yo bebíamos café en la cocina cuando apareció el primo. Era mi novia con cabello corto y negro, unos diez centímetros más alto y musculoso.

-Buenos días -. Se veía tan fresco.

Contestamos ambas al mismo tiempo.

-¿Con quien pasaste la noche?

-Una hermosa rubia de diez. Aun esta en el baño. Una diosa en la cama.

Se me queda viendo y sonríe.

-Anuar Melo, ¿Te conozco de algún lado?

-No creo -. Estrecho la mano que me tendió. –Samantha Dibildox.

-¿Dibildox?

-Es mi novia, pedazo de imbécil -. Decía Lorena mientras bebía café y le entregaba una taza igual.

Annie al fin se asomo con ropa.

-¡Tu! -. Me vio, señalo y grito.

-Te presento a las hermanas Dibildox  -. Anuncio mi mujer con voz de presentador.

El tipo mira hacia ambos lados y se queda pasmado.

-No se parecen mucho pero si miras bien… la rubia esta mas buena.

Era lo de siempre. Annie tenia mejor sonrisa, era mas sociable, era mas alta que yo, nuestros cabellos eran de colores opuestos, sus ojos eran azules y los míos de color verde, ella no usaba gafas de pasta, ella tenia curvas aunque ambas éramos delgadas pero sus caderas (ausentes en mi), le daban mas tono al igual que sus grandes pechos (también ausentes en mi). De esas veces que te ven al lado de tu hermana y ella es la que se lleva las palmas solo por estar buena.

-Ella es una especie de Katy Perry rubia y tú… algo así como… sin pechos.

-Gracias -. Eso me hacia enojar pero al menos era sincero.

-¿Qué haces aquí, Sam?

-En casa de mi novia, ¿Qué no es obvio? Supuse que sabias al menos donde te encontrabas -. Mire a Lorena bastante molesta -¿No la trajiste aquí para tirártela en alguna ocasión?

Los primos sacaron el café por la nariz ante mi pregunta. Annie enfureció, tomo su bolso y se fue.

-No… nunca la traje -. Tosía demasiado y aguantaba las carcajadas.

-¿Comimos del mismo plato? -. Cuestionaba un  Anuar confuso.

-Salimos un par de veces pero no paso mucho. Cariño, deberías pensar en lo que dices.

-El también.

Se prolongo el silencio incomodo durante el desayuno y me retire del lugar sin decir mas.

De nuevo me quedo un poco corto por lo que pido disculpas. Esta parte de la historia da paso al conflicto central del relato. Hasta comence a sentir lastima por algunos personajes a este punto. Muchas gracias por leer y espero que les siga gustando capitulo a capitulo. Nos leemos despues.