La buena, la mala y yo (capitulo 6)

"Caí rendida en sus brazos y dormí con una sonrisa de tranquilidad sobre su pecho. No me importo más por esa noche."

CAPITULO SEIS

Por la mañana, al fin se me pasó el coraje con Dom y era hora de hablar. Para mi mala suerte, salió a pasear con pelusa y no tenia hora de llegada. Me pudre que se la lleve sin avisar. Es nuestra hija pero que no me joda.

En cierto momento de nuestra vida juntas, creímos conveniente adoptar alguna mascota pero por tal o cual cosa, lo postergábamos demasiado. Una, no tenia tiempo o la otra, simplemente no tenia ganas. Para esto, un amigo de Tontín se mudaba de casa y necesitaba que alguien se quedara con su cachorra. Oportunidad perfecta para mí. Una cachorrita de cinco meses. En ese momento desconocía la raza pero me enamore a primera vista. La única condición era enviarle fotografías cada mes y avisarle si enfermaba o le aplicábamos vacunas. La lleve a casa y cuando Dom apareció, quedo encantada. A partir de ahí acordamos que ambas la cuidaríamos mejor que a nosotras mismas.

Llego justo cuando iba de salida.

-Necesito hablar contigo cuando regrese.

-¿Me vas a regañar? Escucha Pelusa, nos quiere regañar.

-No uses a mi niña para chantajearme. Ya vuelvo.

-Si no sales con tu… “novia”.-Saco la lengua en modo de burla. -Hasta me da asco decirlo. Ya me arruinaste el apetito.

-Vienes de comer.

Creo que la desconcerté un poco.

-¿Cómo sabes?

-Anuncias lo que comes. Tienes manchas en tu blusa y Pelusa tiene migajas en los bigotes.

Hace su característico gesto de molestia y se va a su habitación. Era fácil sacarla de sus casillas.

Arregle mis pendientes en el restaurante y llegue algo temprano a casa. Justo al cerrar la puerta, se escucha el timbre. Abro la puerta y era Tontín.

-¿Qué necesitas, Tontín?

-Sam, necesito un favor enorme. ¿Me puedo quedar contigo unos días?

-¿Qué hiciste? –El no se metía en problemas ni los causaba por lo que era muy raro.

-Discutí con Annie y con papá. Me corrió de casa -. Se quería reír pero aun así trataba de darme pena. Típico de el.

Manuel Alejandro Dibildox, mi hermanito menor. De la altura de mi padre (1.90), piel blanca en exceso, cabello profundamente negro, los mismos ojos azules de mamá, cuerpo marcado por el ejercicio y una incipiente barba que le daba un toque descuidado. Era la mezcla perfecta entre mis padres solo que con el carácter apacible de mi santa madre .

-Bienvenido al club.

Sale Dom de la habitación y de inmediato reconoce a Manuel.

-¡¡Alex!! Es muy tarde para que un niño como tu ande molestando en casas ajenas.

Se abrazaron y rieron juntos.

-Tu suegro me corrió de casa porque casi me agarro a golpes con Annie, es una pendeja y el la defiende.

Caí en cuenta de que Tontín estaba borracho y drogado. Quizá por eso se dio el problema.

-Si ya sabes como son, ¿Para que les sigues la corriente? Ambos están locos.

Me ignoraron completamente y entraron a la habitación de Dom. Que más da. Entre a la mía, tome una reconfortante ducha, cepille mis dientes y cuando salí, Dom estaba sobre mi cama.

-¿Qué se te perdió o qué te tengo aquí? Lárgate.

-Ni loca. Tu hermano de casi dos metros esta borracho y drogado en mi habitación. Sabes que me ama en secreto y no pienso estar junto a el ni un segundo. Lo adoro y es un amor pero ya sabes, ustedes tres son unas malditas bestias.

¿Debía agradecer el cumplido?

-Igual no te vas a quedar conmigo.

-Entonces saca toda tu basura de la tercera habitación y me voy a dormir para allá.

Touché. Tome algunas almohadas y comencé a colocarlas en el suelo.

-Tampoco dormirás en el suelo. No mames. Ven -. Hacía señas para que me acostara a su lado.

-Ni loca.

Tanto insistió que termine en la cama pero lo mas alejada posible. Dormía sobre un King size así que no tenia mucho problema. No tardo mucho en acercarse y abrazarme. Admito que era mucho más fuerte que yo y andaba en plan cachondo por lo que de inmediato me la quite de encima.

-Aléjate -. Sentencie.

-¿Qué me harás si no lo hago?

Me voltee para tenerla de frente. Era hipnótica. Esa mujer me hipnotizaba con su mirada. Mi corazón latía tan rápido que se saldría de mi pecho en cualquier momento. Sudaba en frio y ella solo permanecía ahí con su dulce sonrisa y una mirada de amor. Me seguía amando y eso me lastimaba.

De la nada, me planto un beso. No reaccione por lo que separo sus labios de los míos. Hizo un segundo, tercero, cuarto y quinto intento. La sexta era la vencida y por fin cedi a mis mas bajos impulsos y la bese con sentimiento y pasión, toda la jodida pasión que guarde durante todo este tiempo y que solo con ella podía sacar a flote. Era hermosa, mi hermosa Dom. Poco a poco cedi y nuestras manos comenzaron a recorrer nuestros cuerpos con desesperación. Con  mucha habilidad me coloco debajo de ella para tener todo mi cuerpo a su antojo. Su aliento húmedo me inundaba y me excitaba de sobremanera. Yo era su mujer y solo estaba reclamando lo que le pertenecía. Nuestras lenguas danzaban junto a nuestras manos.

-No lo resisto, hazlo ya – le susurre al oído.

Me beso profundamente y comenzó a bajar lentamente por mi pecho. Se detenía para besar cada rincón de mi cuerpo. Sufrí un buen rato ya que ella amaba mis pies. Estuvo mucho tiempo besando, lamiendo y mordiendo al tiempo que gemía descontrolada. Más tarde que temprano se decidió a ir al punto y me ofreció el más delicioso y enloquecedor sexo oral de mi vida. Seria complicado explicarlo ya que una vez que comienza, pierdo completamente el sentido y solo soy capaz de gemir como loca ante cada sensación que provoca en mí. Me hacia sentir viva, como nunca. Llegue al orgasmo mas intenso de mi vida. Tan intenso que grite y asuste a Pelusa.

Caí rendida en sus brazos y dormí con una sonrisa de tranquilidad sobre su pecho. No me importo más por esa noche.

Desperté sola y desnuda. Recordaba ligeramente lo que había sucedido anoche. Tenía la sensación conocida entre mis piernas y su olor impregnado en mi piel. Me lleve las manos a la cara en señal de arrepentimiento. Lo hecho, hecho esta. Oficialmente me había acostado con mi ardiente ex novia.

Mire mi celular. Marcaba tres llamadas perdidas de Lorena y un mensaje.

Se que probablemente estés muy cansada pero solo quería escuchar tu voz y desearte buenas noches. Te quiero.

Eso me hacia sentir la peor persona del mundo.

Hola, gracias de nuevo por seguir la historia. Admito que rei demasiado con este capitulo y no por que hubiese algo chistoso en el. En realidad no se como pude ser tan mala como para imaginar esto. Aunque la vida real se queda corta. A quienes comentan, muchas gracias por hacerlo y espero que les siga gustando. Nos vemos/leemos... eso.